lunes, julio 10, 2017

Dr. Alberto Roteta Dorado: A un año de la agresión y deportación de migrantes cubanos en Ecuador. Una historia poco conocida.


A un año de la agresión y deportación de migrantes cubanos en Ecuador. Una historia poco conocida.

Por Dr. Alberto Roteta Dorado
8 de julio de 2017

Naples. Estados Unidos. Miles de cubanos en los últimos años dejaron su patria en busca no solo del llamado sueño americano, sino con aspiraciones de encontrar una mejor vida con un mínimo de condiciones que garantizaran su sustento, aunque no fuera justamente en “el país de las oportunidades”. Tal es el caso de miles de cubanos que invadieron Ecuador, país al que se podía llegar con cierta facilidad – una vez pasada la ronda de preguntas rutinarias y las exigencias de las autoridades del aeropuerto Mariscal Sucre de su capital– toda vez que existía un convenio entre los gobiernos de Cuba y Ecuador, el que establecía un libre visado. 

Con esta opción se utilizaba al país andino como territorio de paso para continuar una larga y peligrosa travesía de cientos de kilómetros a través de las selvas americanas y del paso a través de sitios fronterizos; pero además en aquellos contrastantes parajes que unen los enormes Andes con las costas del pacífico se establecieron quienes no pudieron o no quisieron enfrentar un largo camino que le costó la vida a no pocos migrantes de la isla. 

Así las cosas, dispersos por todo el territorio ecuatoriano los cubanos han intentado sobrevivir en medio de la adversidad, la incomprensión,  la xenofobia y la discriminación de aquellos que inmersos en su ignorancia desconocen el sentido de aquella praxis latinoamericana tan tratada por el colosal héroe de Dos Ríos, a quien ellos desconocen a pesar de ser latinoamericanos. Tal vez resulte un tantoagresivo; pero lo expresado es el verdadero sentir de los cubanos, y es también lo vivido por quien redacta este escrito durante su estancia en la patria de Eloy Alfaro.

Cansados de ser rechazados al buscar trabajo, de ver anuncios que precisaban que no aceptaban cubanos, de ser señalados por su modo de vestir – siempre a la moda- y hasta de deambular – con cierto estilo que nos distingue-, además de haberse encontrado un socialismo, tal vez, menos severo que el practicado en Cuba, pero al fin de cuentas un sistema dictatorial,  un buen día una multitud determinó salir de la continuidad de la pobreza y de las garras del comunismo correísta.  

Gestiones, trámites, entrevistas, encuentros y desencuentros tuvieron lugar por aquellos días de mayo y junio de 2016. “Faciliten nuestra salida de Ecuador para llegar a Estados Unidos”, fue la petición de 1668 cubanos a José Serrano, Ministro del Interior del Gobierno de Ecuador. “Somos muchos los cubanos que quedamos varados en Ecuador (se calcula que más de 3000) y que a diario debemos soportar la discriminación, la falta de oportunidades, y las trabas para legalizarse u obtener trabajo debido a nuestra condición”, expresaron los migrantes. 

“Por eso, queremos tener la posibilidad de viajar a Estados Unidos. Lo único que pedimos, es poder ser tratados de la misma forma que muchos de nuestros compatriotas en Panamá y Costa Rica que gracias a tratados humanitarios están siendo acogidos en México para eventualmente llegar a Estados Unidos a salvo”, afirmaron. 

Pero al fallar todos los intentos por las formas más protocolares posibles, incluidos los pedidos a la embajada de México y la intervención de la Iglesia Católica a través de su conferencia episcopal, no les quedó otra opción que seguir las sugerencias de Sharp sobre la resistencia pacífica, y se dieron cita el  12 de junio de 2016, unos 750 migrantes en representación de la comunidad cubana en Ecuador para concentrarse en las cercanías de la embajada de México, en lo que constituyó el primer acto de manifestación pacífica protagonizado por los migrantes cubanos en América, y aunque este hecho no tuvo la difusión requerida de acuerdo a su connotación, sin duda, forma parte destacada de la historia del fenómeno migratorio cubano. 

Allí permanecieron en tiendas de campaña por varios días. Ni el intenso frío de Quito, ni las amenazas policiales y de autoridades del gobierno de Correa, ni los intentos de división ante las contradicciones de sus líderes, ni el personalismo por parte de quienes se creyeron héroes y luego traicionaron, o los que no hicieron todo lo que se debió hacer, laceraron el espíritu de rebeldía de aquellos cubanos que de manera anónima estaban siendo copartícipes de una verdadera hazaña de estos tiempos. 

Y si omito el nombre de los que ocuparon un protagonismo en las acciones, de movimientos y de organizaciones involucradas, es por considerar que los verdaderos protagonistas de aquellos trágicos días, cuyo primer aniversario estamos recordando durante este mes, son todos los migrantes que de una u otra forma asumieron su rol y sirvieron al propio tiempo de estímulo a las comunidades de cubanos en territorio panameño y colombiano.

En horas de la madrugada del 26 de junio fueron desalojados más de 400 cubanos. La policía antimotines arremetió con amenazas y golpes – patadas y bastonazos- contra los cubanos que por más de una semana esperaron por una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades mexicanas respecto a su objetivo de viajar a Estados Unidos. 

El 4 de julio alrededor de seiscientos manifestantes marchó rumbo a la sede de la Embajada Cubana en Ecuador como protesta ante la nota de prensa publicada por esta institución, donde se afirmó que los migrantes de la Isla en ese país no eran perseguidos políticos. Los cientos de cubanos - reunidos en 134 tiendas de campaña ubicados en el parque El Arbolito una vez que fueran desalojados de las cercanías de la embajada de México - decidieron unirse en son de protesta a lo que consideraron un acto inhumano.

A solo dos días fueron brutalmente agredidos por las fuerzas represivas del régimen dictatorial de Rafael Correa, quien a solo seis meses, de manera paradójica fuera condecorado con la Orden Iberoamericana de Justicia, y antes de despedirse del trono presidencial el régimen de La Habana lo premiaba con la Orden José Martí.  Al parecer la comunidad internacional desconocía de estos hechos o prefirió ignorarlos, no así en el caso de Cuba, con cuyo gobierno se acordó la deportación final

La historia terminó con el encarcelamiento y la deportación masiva de más de un centenar de cubanos bajo la justificación de su estado irregular desde el punto de vista migratorio – unos 50.000 cubanos ingresaron a Ecuador entre 2008 y 2015, de los cuales un 30 % no estaba regularizado–, aunque se sabe que fue como represalia por las acciones emprendidas por aquellos valientes seres que en un acto de rebeldía se enfrentaron a la injusticia y reclamaron sus derechos como migrantes.

2 Comments:

At 8:13 a. m., Anonymous Anónimo said...

https://colectivoatopia.wordpress.com/ muy buen blog del abogado de la causa Juan Pablo Alban

 
At 4:40 p. m., Blogger Francisco Ricardo Pérez said...

Causó mucho dolor la expulsión masiva de cubanos. Fue un tiro de gracia a la "revolución ciudadana" y a su pretendido respeto al principio de libre movilidad humana. Quedó demostrado que bajo las botas de Rafael Correa no había precisamente un régimen de derecho.

 

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