miércoles, enero 03, 2018

Alberto Roteta Dorado, un ejemplo de que vale más ser sincero que falsamente modesto. La falsa modestia y la soberbia cierta


 Antes sincero que modesto
(título  añadido por el Bloguista de Baracutey Cubano)

Por Alberto Roteta Dorado
30 de diciembre de 2017

No importa que pueda parecer falta de modestia, si soy o no modesto a estas alturas no importa, y prefiero ser sincero - algo que he tratado de hacer durante toda mi vida y que me trajera grandes conflictos- que modesto. No obstante he decidido hacer pública la opinión de alguien que constituye un verdadero paradigma dentro del análisis político - está de más decir análisis político serio, por cuanto, un análisis político que carezca de seriedad no es un análisis político-, me refiero al doctor Eugenio Yañez quien me abriera las puertas de su excelente página Cubanálisis, el sitio que desde Estados Unidos publica semanalmente unos pocos escritos de corte analítico que a su juicio deben reunir los requisitos necesarios acordes a la altura de su página. Si esto es así, y mis escritos, una cantidad considerable ya, han estado apareciendo en su sección más importante: el Think-tank, es porque el destacado escritor y politólogo de origen cubano los considera dignos de aparecer en su "laboratorio de ideas", yo prefiero verlo como cantera del pensamiento u fuente de ideas ya que la traducción literal no nos da la medida del propósito de la sección. Es un honor para mi aparecer con regularidad en dicha sección, que incluye a autores de renombre como Diego Trinidad, el propio Eugenio Yañez, Pedro Pablo Arencibia, Antonio Arencibia, o Carlos Alberto Montaner, el maestro. De ahí que publique la opinión de su director, a quien agradezco su generosidad de incluirme a mi, alguien que trabaja desde la humildad y casi en el anonimato - me retiré de sitios espectaculares donde me ponían centenares de like y muchos comentarios; pero carentes de rigor y seriedad-, entre estos grandes maestros que han contribuido a que su "gran tanque de pensamiento" sea un símbolo dentro del análisis del pensamiento político actual.
 Dr. Alberto Roteta Dorado.
 Colaborador de medios, además del ya citado "Cubanálisis", como "Cuba democracia y vida", "Cuba libre digital", "Baracutey Cubano", "Patria de Martí", y "Triangulando", además de tener su página y su propio Blog en el sitio "Forofilo.net", donde comparte además de sus escritos de naturaleza política los de corte filosófico.

Opinión de Eugenio Yañez sobre mi escrito: "Cuando los dioses se quedan sin trabajo":
"Me parece un trabajo muy bueno y que logra describir perfectamente la figura del farsante Rafael Correa, que es algo que me interesaba mucho.

Have varias semanas escuché a ub boliviano que había sido ministro del gobierno antes de Evo Morales diciendo que Lenín Moreno hablaba pero que no había hech nada concreto. Yo no estuve de acuerdo con lo que decía, pero no me interesaba entrar a discutir en ese momento. Ahora con este trabajo tuyo queda claro todo el intento obstruccionista de Correa, y se ve que Moreno ha ido avanzando todo lo que puede, en un país tan peculiar que se confunden gobierno, instituciones y partidos políticos.

Te repito, me parece un trabajo excelente y de mucho valor. Te lo agradezco mucho.
Muchas felicidades, y disfruta tu estancia por España ahora a fin de año, que me imagino que cuando empiece el trabajo en serio no te va a sobrar el tiemp
o".
Eugenio.
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 Tomado de http://wordpress.danieltubau.com

La falsa modestia y la soberbia cierta

 Por neuer  
 10 marzo, 2017
A menudo se dice que alguien muestra una falsa modestia o una modestia estudiada.

En primer lugar, ¿no podríamos pensar también que la soberbia es igualmente estudiada? Solemos considerar que la soberbia es algo que surge de manera no tan calculada o hipócrita como la falsa modestia, pero hay ejemplos que demuestran que la soberbia puede ser también muy estudiada. Según cuentan los amigos de Dalí, cuando el pintor veía que los periodistas se habían ido, se bajaba los bigotes y decía algo así como: “Bueno, ahora que ya estamos solos, no hace falta seguir con el personaje”.

(“Cada mañana cuando me despierto, siento de nuevo un placer supremo, el de ser Salvador Dalí”)

Si quisiéramos ir más lejos, podríamos preguntar si cualquier presunción no sólo es estudiada, debido a que que el presuntuoso se examina a sí mismo con esmero para ver qué méritos suyos puede señalar a los demás, sino que, además, por paradójico que parezca, la presunción puede ser falsa. ¿Por qué? Porque la necesidad de presumir suele esconder una cierta desconfianza en uno mismo: puesto que no se espera que los demás admiren los méritos propios, el presuntuoso se ve obligado a insistir en ellos y resaltarlos.

Casi todos los que mi padre llamaba “papanatas” practican esa soberbia calculada, que a menudo esconde gran inseguridad. Es lo que  dice Mariel Hemingway, que se da cuenta en Manhhattan de lo que esconde la pedante Diane Keaton tras el primer encuentro: “Creo que estaba nerviosa e insegura”.

Por otra parte, ¿es bueno o malo eso de la estudiada modestia? ¿Sería preferible tener una modestia descuidada? ¿No disminuiría eso el mérito del modesto, que lo sería sin siquiera darse cuenta de que lo es, cuando la verdadera dificultad sería el tener razones o impulsos hacia la presunción y, sin embargo, ser modesto?

Por poner un ejemplo, Borges, a quien se acusa de practicar una estudiada modestia, se mostraba, en efecto, modesto muy  a menudo, a pesar de que tenía sobrados argumentos para presumir. Si su modestia no hubiese sido estudiada sería sin duda pura hipocresía, más falsa que la falsa modestia. Una modestia no estudiada en Borges haría dudar acerca del conocimiento de sí mismo , porque tenía muchas razones para decir aquello que dijo Villiers de L’Isle Adam: “Me estimo poco cuando me examino, mucho cuando me comparo”.

(Jorge Luis Borges)

Todo esto no impide que  se pueda ser modesto sin estar fingiendo. Por supuesto que sí, se puede ser modesto con verdadera convicción. Uno puede ser sinceramente modesto porque siente que no hay nada en lo que pueda destacar.

Lo que resulta más difícil es fingir que no adviertes que otros te miran como modesto o falso modesto, y el hecho de percibir eso influirá en tu comportamiento. Entonces serás un modesto que se da cuenta de que los demás no creen que debas mostrarte modesto, lo que, probablemente, te convierta, al menos en la relación social, en un falso modesto.

[Publicado el 4 de enero de 2008]