miércoles, enero 03, 2018

Alejandro González Acosta: Fulgores de Fulgencio (VIII) Octavo de una serie

Tomado de https://www.cubaencuentro.com


Fulgores de Fulgencio (VIII)
Octavo de una serie

Por Alejandro González Acosta
Ciudad de México
02/01/2018


 Plaza Cívica José Martí en construcción (1957)

Tirano no: arquitecto de la nación

Como Menocal antes y Batista después, Machado quiso extender su paso por el poder de tal modo que le permitiera culminar su obra: los breves tiempos republicanos son implacables y crueles para los mandatarios constructores. A los Presidentes Arquitectos no les bastaban cuatro, seis u ocho años para lograr su propósito. De ahí sus deseos de prolongar sus períodos. Y es que La Gran Muralla de China, El Escorial y Versalles necesitaron muchos años para ser realidades... Para ello, Machado logró que reformaran la Constitución de 1901, pero también es cierto que, aunque en su segundo período de Gobierno fue un candidato único, porque ante su popularidad la oposición se retiró de la contienda (pero legalmente podía presentar candidatos), resultó elegido en 1928 con una masiva participación de la población. Machado es llevado como candidato único en las insólitas elecciones de 1928 por los tres partidos políticos entonces existentes: Liberal, Conservador y Popular.[1]

(Al centro Antonio Guiteras y Fulgencio Batista)

Con Machado terminó definitivamente el período del patriciado cubano que había comenzado con Céspedes y culminó quizá con Menocal. Don Gerardo fue el último general de la Independencia que fue Presidente; después vinieron coroneles, hijos de generales —de mentiritas— y sargentos. Hasta que llegó el Comandante y mandó no sólo a parar, sino ir hacia atrás. Es simbólico que el suceso bélico definitivo que le abrió las puertas al poder fue un tren descarrilado… Resultó toda una premonición: lo mismo iba a ocurrir con el país.

Lo que pretendieron realizar los mandatarios constructores, fue una idea de Cuba que feneció, al contacto con el mundo moderno. Como arrepentida con un sentido de culpa judeocristiana por el disfrute de sus primeras décadas exitosas, a pesar de todos los pesares, los cubanos, eternos conspiradores, comenzaron a confabularse contra ellos mismos, y alcanzaron en pocos años un éxito estruendoso: consiguieron su propósito de minar el país y al mismo tiempo cavar su propia tumba. Castro nació no con el 10 de marzo de 1952, sino con el 12 de agosto de 1933. Y “Castro” no fue tal, sino la condensación de ese sentimiento de autodestrucción de los cubanos, que quizá se sintieron muy culpables por ser tan felices: necesitaban aquel “mayoral” redentorista, el administrador severo que ajustara las cuentas del batey nacional, que pidió en su Diario a gritos asmáticos Lezama Lima desde su minúsculo departamento en el barrio de Colón. Lezama (como muchos más) coqueteó con los másculos Yarini y Pato Macho. Y al final, lo sodomizaron. Con mucha razón, Néstor Díaz de Villegas lo ha llamado el “San Juan Bautista de Fidel Castro”.

(Fulgencio Batista y José Eleuterio Pedraza su mano derecha para normalizar el país  de la desestablización producto de los grupos armados  y terroristas que proliferaron en Cuba en la década de los años 30 del pasado siglo XX. Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

Sobre Machado y Batista pesa un sino discriminatorio muy parecido, que ha tratado de descalificarlos por el origen familiar o su preparación cultural. Esto es tanto más significativo, puesto que las críticas y burlas parten de supuestos sectores “ilustrados y progresistas”, quienes dicen oponerse contra las posturas racistas y elitistas: los que más cruelmente los atacan por iletrados y groseros son aquellos que nacieron en una “cuna de oro”, envueltos por pañales de encajes.

Es al menos muy curiosa la inclinación que tienen ciertos líderes “progresistas” de origen privilegiado para descalificar a sus opositores, apelando a su extracción social o “falta de cultura”: tanto Machado como Batista tuvieron orígenes sumamente humildes, que son muy conocidos, pues tampoco los ocultaron, sino, todo lo contrario, hasta los enaltecieron como pruebas de su afán de superación y servicio. Partiendo de principios muy modestos, después, por su esfuerzo y talento, alcanzaron una posición social mucho mejor. Fueron los típicos selfmademen cubanos. Los personajes históricos inspiradores para Batista fueron Bonaparte y Lincoln, aunque en política siguió a San Martín. A Machado, sin embargo, un señorito de clase rica —y hasta aristocrática, pues su familia aceptaba la idea que provenían en línea materna de la casa real de Castilla, teniendo por uno de sus antepasados al Infante Don Juan Manuel, autor del Conde Lucanor— como Rubén Martínez Villena, lo llamó “el asno con garras”, y se burló de su falta de cultura (porque “no sabía qué era el comunismo”, pero él sí). Después este doncel criollo fue a tratarse en un sanatorio soviético para tuberculosos, donde lo desahuciaron, y regresó a su patria desdeñada, cuando lo atendieron mucho mejor de su mal ya entonces incurable. Y al parecer, el famoso asesinato de Julio Antonio Mella en México no fue ordenado por Machado, sino por Stalin, encargándolo al eficaz agente Vittorio Vidali, el James Bond de la KGB, quien de paso también liquidó a la única testigo molesta, a “la chica Bond”, Tina Modotti, provocándole un infarto dentro de un taxi “ruletero” mexicano. Años después, un antiguo camarada de Mella, el incontrolable Sandalio Junco, también caería eliminado por las balas de otros agentes estalinistas.

(El Presidente Laredo Brú y Fulgencio Batista)

Y al otro, su coterráneo holguinero que tuvo el privilegio de contar con un padre rico quien le pagó estudios en caras escuelas privadas hasta la universidad, le espetó el de “ignorante sanguinario” y de “sátrapa monstruoso”. Lo que este último ejecutó contra su propio país, ha dejado reducida a escala microscópica todo aquello que atribuyó a su antecesor. Y hasta se permitió, perturbadoramente amigable, recomendarle lecturas: en su biblioteca de Kuquine le deslizó sibilinamente que debía leer Técnica del golpe de Estado del fascista italiano Curzio Malaparte…

Tanto Rubén Martínez Villena como Fidel Castro Ruz disfrutaron del privilegio de ser “niños bien”, educados en buenos colegios, y contaron con el apoyo económico de sus familias, mientras Machado y Batista debieron hacerse ellos mismos, construirse un futuro y crearse una posición. Así, ambos eran mucho más proletarios que sus aristocráticos y privilegiados detractores de izquierda, quienes se arrogaron el derecho de hablar en exclusiva “por la clase obrera”, con la que no tenían otro contacto que para ordenarles sus deseos y caprichos…

(Fulgencio Batista Presidente Constitucional de 1940-1944)

Machado, cuando llega al poder por primera vez, ya tenía por sus méritos una posición económica sólida, y aunque su capital personal se calculó entonces en un millón de dólares de los de 1924, de joven fue carnicero, trabajo donde perdió dos dedos de la mano izquierda. Batista, cuando alcanza una posición política destacada, ya era propietario —junto con otro sargento— de una Academia de Taquigrafía, y poseía un modesto automóvil de los pocos que circulaban por las calles de La Habana en esa época. Mientras, sus detractores Villena y Castro nunca tuvieron manos callosas ni trabajo conocido, salvo pasantías en despachos de abogados. Ambos fueron sostenidos por sus padres, y sus lujosos y potentes coches eran obsequios de estos.

Machado puso fin al irresponsable relajo permisivo de Alfredo Zayas y al cínico robo descarado de José Miguel Gómez, con una mano severa, más que dura, muy necesaria en aquellos momentos difíciles cuando la recién nacida república amenazaba desintegrarse, confirmando todos los antiguos temores de una incapacidad congénita de los cubanos para gobernarse. Y le tocó en suerte además enfrentar los primeros golpes del comunismo internacional, que desde fecha muy temprana fijó su mirada ambiciosa en la estratégica isla. Suele olvidarse que uno de los primeros objetivos de la geopolítica soviética apenas triunfante, fue el control de la joven e inexperta república cubana, como útil trampolín para el continente americano. Ese interés geopolítico le costó la vida a Mella, entre otros.

(Batista en la madrugada del 10 de marzo de 1952  después de dar un golpe militar donde hubo en total 3 muertos)

Miré los muros de la patria mía…

Si de la Cuba actual se suprime lo que construyeron Machado y Batista (también Menocal), sólo quedarían El Morro y otras fortalezas… y algunos bohíos… El espantoso y decadente conjunto habitacional de Alamar resalta por su rotunda y precaria fealdad. Ni aún la Escuela de Arte de Cubanacán ha podido terminar el régimen cubano después de casi 60 años. A lo mejor deciden volverla a convertir en el campo de golf original para entregárselo a alguno de los “delfines castristas”.

Néstor Díaz de Villegas ha hablado con fundados argumentos del estilo batistiano de arquitectura, una combinación del neocolonial hispano, con toques californianos y algo de futurismo italiano y Bauhaus, con materiales autóctonos, como la cantera de Jaimanitas, y la inclusión de tinajones camagüeyanos, en una subespecie de eclecticismo caribeño, donde después Félix Cabarrocas integrará hasta elementos de las construcciones clásicas mayas y aztecas.
(Batista en campaña electoral para las elecciones pluripartidistas celebradas en noviembre de 1954, después del Golpe del 10 de marzo de 1952)

Hoy, la tan odiada Habana por Castro, es, a pesar suyo y de todo lo que ejecutó contra ella, el más admirable, aunque ruinoso, monumento del crecimiento y la pujanza que impulsó aquel militar constructor. Ese es su peor castigo. Durante toda su vida Fidel Castro no sólo debió transitar por las calles de una ciudad construida por su enemigo, sino que hasta vivió y trabajó en construcciones edificadas de acuerdo con el diseño de su detestado predecesor, como el conjunto de la Plaza Cívica de la República, luego bautizada alevosamente como “de la Revolución”.

Quizá la revolución cubana sea la única de las de su tipo en el mundo que no legó ninguna evidencia constructiva significativa ni de mérito artístico. Las Escuelas en el Campo, galpones monótonos y disfuncionales, fueron la expresión rural de una arquitectura que sólo tuvo algunos pálidos reflejos alentadores en el inusitadamente lujoso restaurante “Las Ruinas” (nombre de rara elocuencia) del Parque Lenin, donde también emplazó su monstruoso monumento al líder soviético, y las patéticas casas del “médico de la familia” de fugaz y muy precaria existencia, sin un concepto constructivo propio. En cambio, el mismo Batista impulsó tempranamente, además de las grandes edificaciones civiles y lujosas que mostraban una economía activa, la interesante experiencia de las Escuelas Rurales Cívico Militares (creadas el 27 de febrero de 1936).

(Fulgencio Batista en República Dominicana  en enero de 1959 después de dejar y traspasar el poder ante  la ofensiva revolucionaria, los pedidos de importante organizaciones de la Sociedad Civil cubana de que dejara el Poder, las conspiraciones y baja moral combativa de gran parte  del Ejército Constitucional y  el pedido por parte del Departamento de Estado de EE.UU. de que dejara el Poder y  el anuncio de que EE.UU. no  le daría ayuda alguna a su gobierno además de proseguir con el embargo de armas)

Todo el mundo se volcó contra Batista: tumbarlo a como diera lugar fue la consigna, en un asombroso gesto de irresponsable ceguera política y social. Quizá molestó demasiado su origen humilde a los encopetados, que prefirieron apoyar con todos sus recursos a un pepillo blanco de la clase rural adinerada, quien nunca había doblado el lomo. Dicen los árabes que uno debe pensar muy bien lo que pide a Dios, porque este puede concederlo. A los cubanos (al menos la mayoría entusiasta y gritona) se les hizo el espantoso “milagro”: se les dio exactamente lo que solicitaron y aún lo siguen pagando. Hoy muchos —incluso los que ni habían nacido— lo estamos pagando todavía.

Contra Batista se enfilaron todos los cañones de la crítica y la descalificación, se le negó el agua y el pan, y se calificó su legado como un baldón. Quizá por ahí provenga el odio iconoclasta de Castro quien, no pudiendo competir contra él en edificar, lo ha superado con creces para destruir. Con Batista, todos los males llevaron su nombre, y todos los dones se le atribuyeron graciosamente a su contrincante: A los cubanos nos salió el tiro por la culata y resultó exacta y cruelmente lo contrario de aquello que se pretendió.

[1] Ver: David Canela Piña, “Gerardo Machado: ¿fue realmente el Asno con Garras?” Cubanet, 23 de Junio de 2014.

© cubaencuentro.com

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Fotos y apuntes del Bloguista de Baracutey Cubano

 Gerardo Machado y Morales  en el Ejército Libertador 




















Gerardo Machado en su madurez



















Rubén Martínez Villena
Rubén Martínez Villena, hijo de un Ministro (¿Educación?) de uno de los primeros gobiernos de la República de Cuba, fue comunista y descaradmente le llamó ¨asno con garras¨a Machado mientras adoraba a Iosef Stalin  principal responsable de la muerte de  MILLONES de personas rusas, ucranianas, etc. Para colmo  pactó con Machado para poner fin a la huelga en contra  del gobierno de Gerardo Machado  a cambio de ciertos reconocimientos al partido comunista en Cuba pero dicha huelga (que no fue iniciada por los comunistas) continuó pese a ese llamado poe los propios comunistas  ¨el error de agosto¨ de  y del cual también fue responsable Blas Roca.por estar en la cúpula dirigente de dicho partido.

El historiador Francisco Escobar me aclaró: El padre de Ruben fue Luciano Rogelio Martínez Echemendía 1876-1954, Profesor de Metodología Pedagógica en la Escuela de Educación y de Filosofía y Letras, de la Universidad de La Habana. En 1935 Secretario de Educación y Secretario de Estado (interino). Luciano y Ruben se llevaban muy mal por sus ideas a pesar de ser su unico hijo varon. Luciano vinculado al ABC que los comunistas llamaban fascistas
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 Batista traspasó el poder y se fue de Cuba ante estas cuatro circunstancias: 1) Organizaciones poderosas de la sociedad civil, parte de la Iglesia Cubana y el Vaticano le habían pedido que se fuera del poder 2) El avance de la insurrección armada y la violencia en el país 3) Las traiciones dentro de los cuerpos armados como fueron las conspiraciones de ¨Los Puros¨(encabezada por el Coronel Barquín ), la que dió lugar al levantamiento de marineros en Cayo Loco en Cienfuegos el 5 de septiembre, la conspiración de Río Chaviano y finalmente la del propio Francisco Tabernilla al enviar, sin el conocimiento de Batista, a un alto oficial a conversar con Fidel Castro 4) La negación, por varias causas, de los norteamericanos a darle su apoyo y pedirle que cediera el poder ; el embargo de armas de EE.UU. a Batista, el recorte de la cuota azucarera y otras medidas fueron consecuencias, entre otras causas, por el daño que le hicieron a intereses de norteamericanos algunas medidas tomadas por el gobierno de Batista para desarrollar la industria nacional; algo parecido ya le había pasado a Machado por las misma causas y por la Ley Arancelaria de 1927. Más adelante daré  algunas de esas medidas que afectaron a intereses norteamericanos.

 (Última foto de Fulgencio Batista y Zaldivar)

 En República Dominicana Trujillo le pide a Batista le pide esos millones porque todavía no se le había pagado las pésimas carabinas San Cristobal y otros armamentos y por la cuenta del hospedaje. Por cierto: Batista rechazó la proposición de Trujillo de enviar miles de tropas dominicanas bien entrenadas para acabar con la insurrección en las montañas orientales, Batista no quiso que tropas extranjeras invadieran a Cuba; Trujillo era anticomunista y sabía de las intenciones comunistas de Fidel, Raúl Castro, etc. Batista no muere en la isla de Madeira, la cual pertenece a Portugal, si no en una población cercaba a  Marbella, España. Batista no organizó ningún golpe. A Batista le presentan tres conspiraciones y el sólo a último momento accede encabezar una de ellas, la cual tenía su génesis en partidarios militares de Eduardo Chibás, los cuales posteriormente se retiran de la conspiración pero ya los militares de Columbia, encabezados por García Tuñón, dijeron que ellos continuarían y es cuando se la proponen a Batista el cual inicialmente se niega y más tarde accede a encabezarla...

 Esas medidas norteamericanas  fueron producto del lobbysmo  en los EE.UU.en contra  del gobierno de Fulgencio Batista por este haber tomado medidas a favor del desarrollo de la economía en Cuba que afectaban a intereses norteamericanos como fueron:
  • El desarrollo de planes arroceros en Cuba, pues afectaba a los intereses de los arroceros norteamericanos de la cuenca del Mississippi. Cuba llegó a exportar arroz. El Paln de Alonso de Rojas, Pinar del Río, fue uno de ellos.
  •  La decisión de construir un molino de harina en Santiago de Cuba que le quitaba el monopolio al molino ubicado de La Habana, que era de propiedad norteamericana.
  •  El desarrollo en Cuba de la industria de aceites vegetales, pues afectaba a los exportadores norteamericanos de manteca o grasa de cerdo, la cual no era consumida por los norteamericanos.
  • Ventajaseconómicas  a una planta de Niquel, de la cual Batista era uno de sus accionistas, que perjudicaba a la otra planta que existía en el país, la cual era norteamericana.
  • Cuando se fue a renovar el parque de ferrocarriles, que estaban nacionalizados, las locomotoras se las compraron a los alemanes en lugar de comprárselas a la norteamericana  General Motors, 
  • La decisión de construir un molino de harina en Santiago de Cuba que le quitaba el monopolio al molino ubicado en  La Habana, que era  propiedad  norteamericana.
  • El papel de la prensa cubana se compraba a Estados Unidos, lo cual  fue afectado cuando  Cuba  instaló  varias papeleras que usaban bagazo de caña como materia prima.
  • Se iba a llevar a cabo una revisión de las tarifas proteccionistas que perjudicaría a los Estados Unidos.
  • Planes para producir materias en Cuba que hasta el momento eran compradas fundamentalmente a los Estados Unidos; uno de esos materiales  era  el cemento.   Dos marcas de cemento que recuerdo eran  Santa Teresa y El Morro.
  •  Una compañía norteamericana cuyo presidente era hermano del entonces Presidente de los Estados Unidos Dwight Einsehower hizo gestiones para que  la obra del túnel de la bahía de  La Habanase la adjudicaran a su compañía, pero Batista se opuso a esas gestiones y la puso en licitación para que el proyecto mejor y más barato  fuera el escogido. Una  compañía francesa se ganó la obra.
 El túnel de La Habana se enmarcaba dentro de un vasto plan de construcciones para desarrollar la infraestructura turística en el país. Muchas eran las construcciones que se habían construido y se estaba construyendo en el país con ese fin. Algunas de ellas fueron la Vía Blanca, incluyendo el puente de Bacunayagua,  y las carreteras del circuito norte de La Habana, Pinar del Río y Matanzas y otra por el sur del país que conectaba a Trinidad, Cienfuegos, etc.,. A estas obras se sumaban la construcción de fábricas de todos tipo para abastecer al país y a la creciente industria turística Estas obras se hicieron durante el régimen de Fulgencio Batista entre 1952 y 1958. El país estaba pasando de un país monoproductor y monoexportador a un país pluriproductor y pluriexportador donde la industria no azucarera había ya desplazado a la industria azucarera. El turismo había ya desplazado a la industria azucarera como la primera fuente de ingreso del país pese a estar el país en medio de cierta inestabilidad política por la lucha armada contra el régimen de Fulgencio Batista. El país estaba en transición a una economía de comercio y servicios.
Pero con las medidas norteamericanas  puramente económicas  contra el régimen de Fulgencio Batista  no se agotaron las medidas en contra de dicho régimen:  un EMBARGO DE ARMAS  al régimen de Fulgencio Batista, el cual estaba enfrascado en reprimir la subversión armada que existía en el país, fue una de las medidas más dañinas para el futuro de Cuba ... y el de  muchos otros países, incluyendo, en cierta medida  al de  los EE.UU., pese a que durante  la lucha contra  el régimen de Batista  el tirano Raúl Castro había secuestrado a civiles y militares norteamericanos (Operación Antiaérea) y dió ordenes de atacar el acueducto de Yateritas   que daba abasto de agua a la Base Naval de Guantánamo de los EE.UU. en Cuba.