jueves, febrero 08, 2018

Roberto Álvarez Quiñones: ¿Es gratis la atención médica en Cuba?

 Canción que critica el sistema de salud cubano 
Que lleguen los doctores
*****************
Tomado de http://www.diariodecuba.com/

¿Es gratis la atención médica en Cuba?


Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
8 de Febrero de 2018

El "paquete" o mito de Cuba como potencia médica gracias a la revolución marxista, Fidel Castro lo vendió al mundo con una formidable envoltura: la gratuidad de los servicios médicos.

El mejor experto mundial en propaganda política de la segunda mitad del siglo XX le pasó por encima con éxito a tres grandes engaños: 1) la salud pública se financiaba con dinero de Moscú; 2) no existió nunca, ni existe, tal gratuidad; y 3) no hace falta una dictadura comunista para ofrecer servicios médicos públicos.

Por ejemplo, en Costa Rica, la democracia más antigua de Latinoamérica, todos los ciudadanos que no disponen de un seguro pagado reciben atención médica gratuita subsidiada por el Estado mediante la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). En Uruguay existe la atención gratuita a los sectores pobres desde el siglo XIX, según La República. Y lo mismo ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos.

Además, la gratuidad en rigor no existe. Y mucho menos en Cuba. Todo aquello en lo que interviene el trabajo humano tiene un costo y alguien tiene que pagarlo. En un país capitalista el Estado sufraga los servicios de salud con el dinero de los contribuyentes, pero el castrismo va más allá y se queda con parte del salario de la gente.

El Gobierno cubano no solo se apropia de la plusvalía (ganancia) creada por los trabajadores, que es el valor que el asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo, sino que se apodera también de parte de ese valor creado por el obrero para mantenerse a sí mismo y que recibe en forma de salario, para su alimentación, vivienda, transporte, y demás gastos de él y su familia.

La elite cívico-militar castrista no solo se queda con la ganancia, sino que le quita al obrero parte del valor creado por él para sí mismo (salario). O sea, en una "dictadura del proletariado" el trabajador es más explotado que en una sociedad burguesa. Esa ironía es una de las grandes desgracias del marxismo-leninismo.

Se explica así por qué en Cuba el salario promedio no llega a un dólar diario, considerado por la ONU como pobreza extrema. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el salario diario cubano medio hoy es de 93 centavos de dólar, es decir, 27.92 dólares mensuales (670 pesos). En Haití es más del doble (59 dólares).

Por otra parte, la dizque gratuidad de la salud pública en Cuba es cobrada con los altos precios de venta estatales, y los bajísimos que paga a los campesinos por sus cosechas. En las shopping (controladas por las Fuerzas Armadas), desde que en 1993 se legalizó el uso del dólar se estableció un impuesto del 240% a todos los productos. Hoy esa sobretasa es hasta de un 1.200% en algunos casos.

Un kilogramo de pechuga de pollo con piel y hueso tiene un precio que ha oscilado entre 3,60 y 4,50 dólares, y un kilogramo de picadillo de res, entre 4,75 y 5,95 dólares. Si el salario mensual es de 27,92 dólares, entonces para comer 2,2 libras de pechuga y 2,2 libras de picadillo en todo un mes, el cubano tiene que gastar hasta el 37% de su sueldo (10,45 dólares) de su salario mensual.

Para buscar un equivalente, imaginémonos que en EEUU alguien paga entre 1.000 y 4.000 dólares para comer dos libras de pechuga y dos de picadillo en un mes. Parece un chiste de Woody Allen, pero no lo es.

Ahora a los hospitalizados en la Isla a veces el régimen les entrega facturas simbólicas para que sepan los gastos que ellos implican. Pero nada dicen a los hospitalizados en el CIMEQ. Ese, el más avanzado hospital del país, con tecnología de punta, no atiende a los cubanos de a pie, sino únicamente a la crème de la crème de la dictadura, sus familiares, y a cuanto líder o presidente izquierdista se enferma en Latinoamérica. O sea, los trabajadores, que pagan esos servicios sofisticados con su salario no tienen acceso a ellos. Ese es el país del "poder obrero".

A decir verdad, la salud pública en Cuba es la más cara de Occidente. Sus ciudadanos la pagan con la falta de libertades fundamentales, pobreza extrema, hambre, desesperanza, marginación de la vida moderna, escasez de todo, abusos. 

¿Atraso médico antes de 1959?

Una de las mayores bajezas propagandísticas del castrismo ha sido haber hecho creer que antes de 1959 los servicios médicos en Cuba eran un desastre y que la medicina tenía un pobre desarrollo.

Embriagado con su narcisismo, Castro I confiaba en que su palabra era más creíble que las estadísticas de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que decían lo contrario. Y en buena medida lo consiguió. Aún hoy muchos en el mundo así lo creen y siguen alabando las maravillas de la salud pública logradas por la "revolución".

Pero las cifras tienen la fría testarudez de las matemáticas. Según la OMS, en 1958 Cuba tenía un médico por cada 980 habitantes, solo detrás de Argentina y Uruguay en Latinoamérica, con un médico por cada 760 y 860 habitantes, respectivamente.

Ese año la Isla tenía 35.000 camas de hospitales, una cama por cada 190 habitantes, cifra superior a la de los países del Primer Mundo, que registraban una cama por cada 200 habitantes. En 1953 Cuba ocupaba el número 22 en el mundo en médicos por habitantes, con 128,6 por cada 100.000. Ytenía un dentista por cada 2.978 habitantes.

El avance cubano en medicina tenía orígenes bien remotos. El rey Carlos V ya en 1522 ordenó la construcción en Santiago de Cuba de uno de los tres primeros hospitales de América, junto con el fundado en Santo Domingo en 1503 y otro en México en 1524, según el historiador Herbert Stern.

Cuba fue la primera nación de América Latina que aplicó anestesia con éter, en 1847. En 1881 fue un médico cubano, Carlos J. Finlay, el descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla. En 1907 se creó en La Habana el primer servicio de rayos X de Latinoamérica.

A fines de los años 50 Cuba era el segundo país de la región con más baja mortalidad infantil, con 33 por cada 1.000 nacidos vivos. Para que se tenga una idea de lo que eso significaba baste saber que en 1958 Italia tenía una tasa de 50 por cada 1.000, Francia, 34 por 1.000, y Japón 40 por 1.000, según la OMS.

La enseñanza de la medicina en Cuba comenzó en 1726, a cargo de la Orden de los Dominicos del Convento de San Juan de Letrán, y desde 1842 en la Universidad de La Habana. Muchos médicos cubanos estaban reconocidos entre los mejores del mundo en su especialidad. En 1900 se inauguró la Escuela de Estomatología en la Universidad de La Habana, una de las primeras del continente.

En fin, todo fue al revés de como reza la propaganda oficial. Los Castro hundieron la medicina en Cuba. No desarrollaron la economía para sustentarla, utilizaron dinero ajeno y cuando se acabó ese dinero, todo se vino abajo. Ahora no hay recursos, ni los habrá mientras haya socialismo.

Son despedidos miles de enfermeros y técnicos, se han cerrado 64 hospitales. Hay dengue, cólera, malaria, paludismo, tuberculosis y hasta lepra. Y zika y chikungunya, transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti, de plácemes en las aguas albañales que inundan calles, parques y patios. Y muchas otras enfermedades bacterianas y virales que remontan la Isla a los tiempos de la Colonia.

Es triste para un país que antes del diluvio castrista se ubicaba en la vanguardia de la medicina a nivel mundial.
****************
Tomado de http://baracuteycubano.blogspot.com.es

Demagogia y salud pública

************
Si las ONG recolectan medicamentos para enviarlos a la Isla, ¿cómo es que La Habana puede regalar hospitales a otros países?
**********

Por Manuel Díaz Martínez
Canarias
Mayo 7 de 2006


Uno de los ritornelos de la propaganda del castrismo es el de que en Cuba la salud pública es gratuita. O sea, que la paga el Estado. ¿Y de dónde saca el Estado el dinero para pagarla?

Ni los Estados ni los gobiernos generan riqueza. En todos los Estados y bajo todos los gobiernos, de izquierda o de derecha, revolucionarios o no, la riqueza la produce la gente con su trabajo.

En la Economía Política capitalista, a la riqueza creada por el trabajo se la llama plusvalía; en la socialista (comunista), plusvalor. En el sistema capitalista, el Estado se apropia de parte de la plusvalía mediante los impuestos; en el socialista (comunista), el Estado, único dueño de los medios de producción, se apropia de todo el plusvalor. Lo que hacen los Estados, en ambos sistemas, es administrar, según la filosofía o los intereses del partido gobernante, lo que reciben de la riqueza creada por el trabajo de la sociedad

De modo que, ni en el capitalismo ni en el socialismo, el Estado da nada gratis: la gente lo paga todo con su trabajo. Paga, incluso, el sueldo de los funcionarios y el boato de los jerarcas. Castro no le regala nada al pueblo cubano. El pueblo cubano lo paga todo y lo mantiene a él y mantiene su corte.
Claro está que entre el Estado democrático y el totalitario hay diferencias. Por ejemplo, el primero tiene que dar cuenta de sus gastos a los ciudadanos; el segundo, no. Ya sabemos —la prensa lo ha publicado— cuánto le costó al erario español la guerra de Irak; pero todavía, a casi veinte años de terminada, no se sabe, y quizás no se sepa nunca, cuánto le costó al erario cubano la de Angola.
Generosísima solidaridad

Tampoco sabe el pueblo cubano, víctima de una miseria endémica desde que el comunismo arruinó su economía, cuánto le está costando la generosísima solidaridad internacional de Castro en materia de salud pública. Porque, evidentemente, Castro no pagó de su bolsillo los 30 hospitales de campaña que ha regalado a Pakistán, ni la clínica oftalmológica con tecnología punta europea que acaba de regalar a Bolivia. Siempre tan desprendido a cuenta de otros y tan atento a su imagen pública de cara al exterior, Castro hace estos obsequios patriarcales cuando es más penosa la crisis que, desde el fin de la subvención soviética, atraviesa la salud pública cubana.

Resulta sorprendente que el gobierno cubano regale hospitales cuando a los de la Isla, según las denuncias que de allá nos llegan, los pacientes tienen que llevar desde ropa de cama y comida hasta hilo de sutura y anestésicos; cuando es habitual que las ambulancias no puedan moverse por falta de recambios o combustible; cuando en las farmacias del país (no las que venden en dólares) suele suceder que no haya ni aspirinas…

Se nos dice que estas calamidades se deben al "criminal bloqueo norteamericano", que obliga a tantas ONG e instituciones humanitarias del ancho mundo a recolectar medicamentos para enviarlos a Cuba. ¿Y, entonces, cómo es que Cuba puede regalar hospitales?
He aquí una aporía del siglo XXI.
******************
Nota del Bloguista  de Baracutey Cubano
Los éxitos antes de enero de 1959 de la salud pública cubanafueron alcanzados con el sudor y el esfuerzo  del  pueblo cubano, pues la Deuda Externa por habitante  de los cubanos en 1958 era solamente de 7 dólares o 7 pesos cubanos de la época. La Deuda Externa  de Cuba  por habitante era  de aproximadamente 5 000 dólares hasta  que Rusia le condonó el 90 % de la deuda que tenía la tiranía Castrista con la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS; no obstante dicha condonación,  la deuda externa percápita de los cubanos alcanzan aproximadamente los 2 000 dólares.

 El siguiente escrito es un fragmento de mi artículo Una Primera Aproximación a la República (1902-1958), escrito   en Cuba y publicado en el año 2002  en el número 49 de la revista Vitral del extinto Centro de Formación Cívica y Religiosa de ña Diócesis de Pinar del Río.

 Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
 
Salud
Al concluir la guerra, según plantea el Dr. Álvarez Sintes en su libro, los pueblos y ciudades del país estaban en la mayor insalubridad, no había prácticamente, ninguna organización de salud pública.

Entre 1898 y 1899 los muertos por enfermedades contagiosas fueron numerosos, alcanzando la cifra de 27 821; destacándose en particular, las cifras correspondientes a Tuberculosis (2 794), Malaria (1 907), Tifoidea (1 012), Fiebre Amarilla (136), etc.

Durante el período de ocupación norteamericana de 1899-1902 se llevaron a cabo fuertes acciones a favor de la salubridad e higienización del país, y en particular, en la lucha contra la Fiebre Amarilla, la cual asolaba al país. Esa indiscutible labor humanitaria ha sido cuestionada en ocasiones arguyendo que fue motivada por el interés del gobierno norteamericano por la salud de sus tropas en el país y de las ciudades y puertos norteamericanos cercanos a Cuba. En 1899 se fundó la primera Escuela de Enfermeras en el Hospital ¨Nuestra Señora de las Mercedes¨; en el 1900 se enriqueció el Plan de Estudios de Medicina y se fundó la Escuela de Cirugía Dental (Álvarez,2). La esperanza de vida a inicios del pasado siglo XX era aproximadamente de 33 años (Atlas Demográfico de Cuba, 57).

Al instaurarse la República en 1902, la labor de higienización continuó:
¨Los salubristas cubanos, bajo la dirección de Finlay (1902-1908), logran disminuir la mortalidad por tétanos infantil a partir de 1903; erradicar la fiebre amarilla definitivamente en 1908; establecer de manera permanente la vacunación contra la viruela; y elaborar una avanzada legislación en materia sanitaria. Más tarde, al discutirse una nueva ley sobre la estructura del poder ejecutivo en la Comisión Consultiva, se aprobó una Secretaría de Sanidad y Beneficencia, que unía a los departamentos nacionales de Sanidad y Beneficencia, y que entró en funciones el 28 de enero de 1909. Este fue el primer Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de Cuba, y del mundo. ¨(Álvarez, 2)

En las dos primeras décadas la labor con respecto a la salud pública fue tal que:
"El país es uno de los más sanos del mundo, como lo demuestran, los datos del último censo, que consignan la proporción de 14,2 de fallecimientos por cada 1 000 habitantes y los publicados por la Cámara de Comercio Americana de la Habana, en su folleto de fines de 1924, que consigna sólo el 12, 54" (Estos últimos años Tomo I, 410)

En 1931 la esperanza de vida de los habitantes de Cuba era de aproximadamente 42 años (Atlas Demográfico de Cuba, 57)

En 1958 había aproximadamente 97 unidades hospitalarias, de ellas, 47 prestaban servicios en zonas rurales (Abreu, 40), y 52 casas de socorro municipales además de alguna que otra instalación a cargo del estado y 242 clínicas mutualistas, de ellas 96 en la capital (Anuario Estadístico, 565 y 566 y Álvarez, 2). Las clínicas mutualistas, uno de los representantes de la salud rentada (la otra representante eran las consultas particulares o privadas), eran instituciones que por una módica mensualidad se tenía derecho a consulta, ingreso y cirugía así como a medicamentos; las había de poco más de 2 pesos mensuales, que eran la mayoría, hasta algunas de 10 pesos. En los años cincuenta, aproximadamente millón y medio de personas estaban asociados a las clínicas mutualistas:

¨ Desde la primera mitad del siglo XIX comienzan a fundarse casas de salud privadas y, en la segunda mitad, las asociaciones regionales españolas de ayuda mutua fundan, también, casas de salud mutualistas; ambas consolidan su labor en el presente siglo. Estos dos llamados sistemas de salud (privado y mutualista) tendrían a su cargo, con el SNS estatal (Sistema Nacional de Salud), la atención médica de la población cubana ..." (Álvarez,2)

La Salud en la República, al igual que la Educación, Sistema Judicial, Seguridad Social, Sistema Tributario, Sistema Electoral (salvo en las elecciones de 1901), Sindicalismo, etc., tuvieron siempre su identidad propia, diferenciándose mucho de sus homólogos norteamericanos, lo cual avala la identidad propia que tuvo la República cubana nacida en 1902. Es mi criterio personal que el antiguo Sistema de Salud cubano tenía algunas características muy superiores al Sistema de Salud norteamericano.

En 1958 la tasa bruta de mortalidad de la población era del 6,4 por cada mil habitantes (Zuaznábar, 1) pese a la situación política y de confrontación armada que existía en el país; en 1953 había sido de 6,3 por cada mil habitantes. Esa tasa ubicaba a Cuba entre los países de menor tasa de América Latina y con índices que solamente alcanzaron muchas de sus repúblicas hermanas iberoamericanas veinte años después (Anuario Estadístico de 1988,629 ). La esperanza de vida al nacer era de 58.8 años y la mortalidad infantil en menores de un año era de 32,5 por cada mil nacidos vivos, la cual desde principios de siglo seguía una tendencia decreciente (Zuaznábar, 1) pese al existente rechazo social al recurso del aborto, rechazo que existía hasta en casos en que se presentaran malformaciones fetales en el embarazo, y la no invención todavía en el mundo de algunas pruebas de análisis de laboratorio clínico o algunos instrumentos de la electromedicina(como es, por ejemplo, el equipo de ultrasonido) los cuales permiten detectar tempranamente problemas serios en el embarazo. La esperanza de vida de 58.8 años era superior en esa época a la de muchos países de América Latina y el Caribe, y mayor que las que alcanzaron veinte años después todos los países de África, salvo Argelia y Túnez (Anuario Estadístico 1988, 627). La cifra de mortalidad infantil cubana de 32,5 correspondiente a 1958 era todavía en la primera mitad de los años ochenta mejor que la de muchos países de Latinoamérica en esos años: Paraguay (45,0), Ecuador (69,5), Brasil (70,6), Méjico (53), Colombia (50), Bolivia (124,4), Honduras (82), Perú (98,6), Argentina (35,3), El Salvador (35,1) y Guyana (36,2) (Anuario Estadístico de 1988, 629). América Latina en su conjunto presentó aún en el año 2001 la cifra de 32 (Granma, 5). Cuba en estos dos últimos parámetros tenía índices pertenecientes al Primer Mundo de esos años según los datos de la UNICEF que aparecen en la Tabla de la página 16 del Material de Estudio Nro. 3 del Ministerio de Educación; los valores de Cuba en 1958 en estos dos parámetros con respecto de los Países en Desarrollo y Países menos Desarrollados fueron similares o mejores que los que ellos presentaron en 1992: En China y Vietnam la mortalidad infantil en 1996 era respectivamente de 34 y 40 por mil nacidos vivos (Robaina, 35).

La población cubana en 1958 era de aproximadamente 6 763 736 habitantes y había en el país 6 286 médicos ( sin incluir estomatólogos ) y un total de 32 501 camas y de ellas 28 536 de asistencia médica (Anuario Estadístico de 1988, 564 y 569). Del total de camas de servicio hospitalario 10 643 pertenecían al servicio estatal, servicio en el cual laboraban 1 125 médicos (Zuaznábar, 5). El 51% de las camas de los hospitales estaban situadas en la capital del país (Abreu, 40). Los números de habitantes por cama (237) y de habitantes por médico (1076) en 1958 eran mejores que los de la mayoría de los países latinoamericanos en esa época y más aún, que los que tuvieron esos países aproximadamente 20 años después como se puede comprobar observando la página 675 del Anuario Estadístico de 1988. Observando las cifras de aproximadamente el año 1980 diré, que solamente Puerto Rico (789), Argentina (521), Uruguay (533) y Venezuela (888) tuvieron mejores índices de habitantes por médico que el que tuvo Cuba en 1958; el resto lo tuvieron peor. Al comparar las cifras de aproximadamente el año 1980 con relación al número de habitantes por camas diré que solamente Argentina (176 ), Puerto Rico (229) y Guyana (215) tuvieron mejores índices que el que tuvo Cuba en 1958; el resto de los países latinoamericanos todavía en el año 1980 presentaron índices peores que el que presentó Cuba en 1958. En la Cuba de 1958 el número de camas de asistencia médica por cada 100 000 habitantes era de 422, En América Latina en su conjunto y en estos momentos es solamente de 220 camas (Granma, 5).

La prevalencia de la Lepra en 1958 era de 0,7 por cada mil habitantes (Informe Anual 1976, Anexo p. 46). Las tasas de morbilidad por cada 100 000 habitantes de muchas enfermedades en la Cuba de finales de los años cincuenta eran también mejores que las de muchos países latinoamericanos: Tuberculosis (18,2); Difteria (2,4); Escarlatina (0,1). No se habían presentado casos de Fiebre Amarilla, Tifoidea y Peste Bubónica; al comenzar la República, la Tifoidea, por ejemplo, había presentado una morbilidad de 5,1 por mil habitantes. Las cifras de morbilidad de Viruela, Tifus, Tosferina, Sarampión, Sífilis y Hidrofobia eran de las mejores en América Latina. Las siguientes tasas de muerte por 100 000 habitantes en el año 1958, salvo que se especifique otro año, apoyan lo anterior: Fiebre Tifoidea (0,4); Tétanos (3,0); Tuberculosis en 1959 (16,6); Poliomielitis aguda (0,1); Sarampión (0,4); Meningitis no meningococcica (2,1); Paludismo (0,4); Difteria en 1959 (0,9); suicidio o lesiones autoinfligidas (13,9); accidentes de vehiculo de motor y otros accidentes de transporte (7,2); defunciones maternas (125,3) y defunciones maternas por aborto (9,3). Las dos últimas tasas son por cada 100 000 nacidos vivos. (Informe Anual de 1976, Anexos 36-43). La tasa de mortalidad materna de Cuba en 1958 de 125,3 era mejor que las que aún aparecen en el año 1992 para Países en Desarrollo (350) y Países menos Desarrollados (590) en la Tabla mencionada del Material de Estudio del MINED..

Todo esto debemos de enmarcarlo en el desarrollo incipiente que existía de las vacunas y, en general, del desarrollo de las Ciencias Médicas en esa época a nivel mundial (por ejemplo, la vacuna antipoliomielítica que se aplica en Cuba desde hace cuatro décadas fue creada por Albert Sabin a principios de la década de los sesenta), aunque debo recordar que en esos años los niños de entonces recibimos de manera masiva y gratuita en las escuelas, yo era alumno de escuela pública, las vacunas contra el tétanos y el tifus. Existen cifras de una muy citada encuesta de 1957 de la Agrupación Católica Universitaria realizada a una muestra de 2 500 familias de obreros agrícolas que difieren mucho de esos índices (Pino, 119-120) y que a mí personalmente, me hacen cuestionar la representatividad de la muestra o la fiabilidad de las fuentes indirectas por mí consultadas sobre esa investigación, aunque conozca que en el ambiente rural las cifras de morbilidad y mortalidad de muchas enfermedades eran muy superiores a las que se presentaban en el entorno urbano. La prostitución, de la que se habla en el Análisis Globalizador, se había reducido extraordinariamente pese a la propaganda de algunas agencias de viajes extranjeras, publicadas también en algunas revistas extranjeras, que promocionaban a Cuba como el burdel de América. El bajo índice de enfermedades venéreas que presentaba el país y la información aparecida en el periódico El Mundo del 14 de febrero de 1958 que plantea, que aproximadamente 11 000 personas vivían de la prostitución, hablan del bajo índice de prostitución del país. Debo aclarar que en esa cifra se encuentran: los dueños de casas, burdeles y bares, las matronas, los proxenetas, el personal de servicio y limpieza, los policías corruptos, etc. y los llamados inversionistas, que eran los que echaban a andar el negocio (Abreu, 49). Esa actividad se llevaba a cabo generalmente en zonas muy específicas y era criticada y rechazada socialmente.

En 1958 los gastos del presupuesto del Estado para la salud pública fueron el 5,3% (18 millones) del total de gastos del presupuesto nacional para ese año (Zuaznábar, 107).

Los tres sistemas nacionales de salud (estatal, privado y mutualista) existentes al triunfo de la Revolución de 1959, no cubrían las zonas rurales más apartadas del país. En 1959 se inició la construcción acelerada de 50 hospitales rurales (Informe Anual 1976, 22). A finales de la década de los cincuenta, la muerte por enfermedades diarréicas agudas, muertes fácilmente evitables, ocupaba el tercer lugar entre las causas de muerte para todos los grupos de edades y en primer lugar para los menores de un año (Informe Anual 1976, 45); esta situación continuó hasta 1963 en que ocupó el quinto lugar con el 6,0% del total de defunciones del país. La corrupción administrativa en el sistema nacional de salud estatal provocaba que se dieran tristes situaciones como, por ejemplo, la del hospital psiquiátrico ubicado en la localidad de Mazorra; otra mácula en ese sistema de salud estatal es que frecuentemente se utilizó la asistencia médica (en particular los ingresos hospitalarios) con fines políticos dada la existencia de un sistema pluripartidista con elecciones periódicas y el oportunismo de algunas personas.
 
 ***********
Documental hecho por el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo que recoge testimonios de profesionales de la salud cubanos, de tres generaciones, que han ejercido en Cuba y en el extranjero, durante las cinco últimas décadas y que actualmente residen en la isla y en el extranjero.  El documental recoge testimonios de profesionales de la medicina
 
Documental Mito y Realidad de la Medicina en Cuba
 
 
************
 
 


1 Comments:

At 5:57 p. m., Anonymous Realpolitik said...

La pregunta es ociosa. Nada que cueste la libertad y los derechos humanos básicos puede considerarse gratis. Absolutamente nada.

 

Publicar un comentario

<< Home