Roberto Álvarez Quiñones: Al Castrismo se le mueve el piso
Los expresidentes brasileños Dilma Rousseff y Luis Inacio Lula da Silva, Raúl Castro y el gobernante venezolano, Nicolás Maduro, durante los funerales de Fidel Castro. (GETTY)
Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
9 de Abril de 2018
Cuando faltan unos días para que Raúl Castro entregue la presidencia del país a un obediente administrador émulo de Osvaldo Dorticós, que todo indica será el ingeniero Miguel Díaz-Canel, al castrismo se le está moviendo el piso.
Encima de que el Estado cubano está quebrado financieramente, algo que el propio régimen agravó al dinamitar el "deshielo" con EEUU que le proporcionaba más turistas desde el norte, ahora otros factores revelan que se está produciendo el mayor retroceso político de la dictadura castrista en muchas décadas.
Lula da Silva está en la cárcel. La fiscal de Venezuela en el exilio, Luisa Ortega, reconocida por la comunidad internacional, ha pedido el arresto de Nicolás Maduro, igualmente por corrupto, en un juicio efectuado por los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en el exilio, también reconocidos internacionalmente.
Si bien Lula está preso y Maduro sigue robando y traficando drogas junto con la "primera combatiente" Cilia Flores, ya no tiene dinero estatal para ser dadivoso con su jefe Raúl Castro. El y su pandilla delincuencial chavista son apestados políticos a nivel mundial y buscados por la justicia internacional.
Lula, Maduro, y antes también Hugo Chávez, regalaron a la dictadura cubana más de 100.000 millones de dólares desde inicios del siglo, para un promedio de unos 5.550 millones de dólares anuales, cifra superior a los 3.700 millones como promedio anual enviados por la Unión Soviética entre 1960 y 1991.
El Foro de Sao Paulo languidece
Fidel Castro y Lula juntos crearon en 1990 el Foro de Sao Paulo, una especie de internacional comunista a lo Gramsci (por la vía electoral), no a lo Marx con una sublevación sangrienta. El objetivo era "cubanizar" a Latinoamérica y lograr por otras vías lo que no obtuvo el proyecto castroguevarista de los años 60.
Muy elocuente fue la frase de Lula el 7 de abril antes de entregarse a la policía para ser llevado a prisión: "La muerte de un combatiente no para la revolución". O sea, el exsindicalista habla de revolución, no de democracia.
La estrategia foropaulista fue abrazar el populismo demagógico para ganar elecciones y hacer la "revolución ciudadana", como la llamaba Rafael Correa, o el Socialismo del Siglo XXI, según Chávez.
Los aires populistas llegaron a Latinoamérica en el siglo XIX, pero hicieron eclosión luego de la crisis de 1929, cuando en Europa se instalaron regímenes fascistas en Italia, Alemania, España y Portugal. Se entronizó con fuerza precisamente en Brasil en 1930, con el Estado Novo de Getulio Vargas, inspirado en el fascismo de Mussolini y de Oliveira Salazar en Portugal, e ideas socializantes.
El regreso al populismo del siglo XX en el siglo XXI funcionó. Si se busca el Foro de Sao Paulo en Wikipedia se observa cómo casi toda América Latina en 2011 aparece en color rojo. Un total de 13 naciones estaban gobernadas por integrantes del Foro de Sao Paulo: Argentina, Brasil, Paraguay, Venezuela, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, Honduras, El Salvador, República Dominicana y Cuba.
Los Castro estaban felices. Además de los miles de millones que recibían de Caracas y Brasilia, gozaban de un respaldo fanático de Latinoamérica en los foros internacionales. Eso compensaba el fracaso décadas atrás de la lucha armada para la "liberación nacional" creando "dos, tres muchos Vietnam".
De los 13 gobiernos izquierdistas de 2011 hoy quedan cinco y pobres: Bolivia, Nicaragua, El Salvador, Cuba y Venezuela. Su fundador vivo, Lula, está preso por ladrón.
Para Lula, Orlando Zapata era un bandido
Y aquí es necesario recordar que Lula calificó de bandido al héroe cubano Orlando Zapata. El 9 de marzo de 2010, días después de la muerte de Zapata por hambre en su prisión política, y mientras Guillermo Fariñas se deterioraba en otra huelga de hambre el presidente brasileño defendió la atroz decisión de dejar morir a Zapata, y en entrevista con Associated Press remató: "Yo pienso que la huelga de hambre no puede ser usada como un pretexto de los derechos humanos para liberar a las personas. Imagínense qué sucedería si todos los bandidos que están presos en Sao Paulo entraran en huelga de hambre y pidieran su libertad".
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