lunes, agosto 20, 2018

Videos. Libro El soviet caribeño: La otra historia de la Revolución Cubana (Caballo de fuego) , autor César Reynel Aguilera. El partido comunista de Cuba su verdadera historia, su relación con Fidel Castro y la traición, desde el origen, de Fidel Castro a la Revolución y al pueblo cubano

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano





 Salvador Díaz Versón

El periodista Salvador Díaz Versón quién había ocupado un alto cargo policial en uno de los gobiernos auténticos  tenía en su poder los expedientes de la Liga Anticomunista donde  estaban depositados muchos años de  investigación  sobre los comunistas en Cuba y fuera de Cuba. El expediente A-943 correspondía a Fidel Castro Ruz y en él se reflejaba que Fidel  Castro había comenzado a trabajar para la Unión Soviética  en 1943 y que en su reclutamiento y entrenamiento había desempeñado un importante  papel un diplomático supuestamente llamado Gomer Bashirov, En el expediente también habían fotos y documentos que  que evidenciaban su conexión con Moscú. Después del triunfo de la Revolución y concretamente tan cercano como el 23 de enero de 1959  se requisaron los archivos que estaban, si mal no recuerdo haber leido, en la casa de Salvador Díaz Versón en Cojimar.  También creo recordar que esa casa fue la primera casa oficial de Fidel Castro la cual era compartida con una habitación del  Hotel Havana Hilton, Una carta de Fidel Castro dirigida  a Abelardo Adán en Praga que fue interceptada por Salvador Díaz Versón decía: ¨ Nuestro amigo me dijo que me mantiene reservado para mayores esfuerzos  y que no debo quemarme  viajando ahora. Ellos tienen  un plan  en el cual yo seré  el eje que  se implementara muypronto. Es posible  que entonces volvamos a vernos sin temor al imperialismo yanqui¨.  La información de casi todo lo que está en este párrafo están en las páginas 777 y 778 del excelente libro (aunque no coincido en algunas interpretaciones que aparecen en él)  titulado La Verdadera República de Cuba , del Dr.Andrés Cao Mendiguren.

Tomado de http://cuban-exile.com/doc_326-350/doc0345.html

(fragmento)
Metro Dade County Police File
OCB file 49315-B

Biographical sketch on
SALVADOR DIAZ-VERSON
Cuban Journalist and Author

He was born in Havana, Cuba, in 1905.  He went to work as a cub reporter and rose rapidly to star police reporter.  He developed in Cuba sensationalism in crime reporting and the police editorial.  His newspaper work gave him a first hand knowledge of the atrocities of Dictator Gerardo Machado and the censorship on all publications provoked a conflict between Diaz Verson and the government.  He had to leave Cuba and found political asylum in Madrid, Spain, in 1933.

Returning to Cuba on the eve of the triumph of the revolution, he took an active part in the reorganization of the government.  He became Chief of the National Police while Fulgencio Batista took over as Chief of the Army.  He was able to see the local Communists in action and brought an end to mob rule with the fire hose.

An early break with Batista caused his resignation and return to journalism.  In 1948 he was Chief of the Army Counter-Spy Bureau and his job was to uncover and bring to trial the Communists in the island.  He was the officer who provoked the rupture of diplomatic relations between Cuba and the Soviet Union and who occupied and searched the Russian Embassy finding evidence of the Russian abuse of diplomatic immunity.

El gobierno de los EE.UU. ha  tenido infiltración comunista  en su Departamento de Estado  al menos desde finales de  los años 20 del siglo pasado. Eso se ha conocido sin duda alguna después de la caida  del  comunismo en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; llamada más brevemente en español  cómo la  URSS. Uno de esos agentes, que tempranamente  fue  identificado como comunista  por Rolando Masferrer,  ya que había pertenecido a la tropa  a la que pertenecía también Masferrer en la Guerra Civil Española,  fue  William Arthur Wieland (en Cuba Guillermo Arturo Montenegro Wieland) del cual se habla en este breve video  ya que  como jefe del Buró del Caribe del Departamento de Estado  contribuyó grandemente  en la ascensión del Fidel Castro y del comunismo en Cuba  recomendando múltiples sanciones al régimen de Fulgencio Batista; una de ellas fue el embargo de armas en plena insurrección armada contra Batista.

Coronel Roger Rojas Lavernia: Fidel Castro y el Comunismo Internacional



Para ampliar ciertos aspectos  del la historia del Partido Comunista en Cuba sugiero leer  un  libro  clásico e ineludible para conocerlos:    Historia del Partido Comunista Cubano  de Antonio Alonso Ávila y  Jorge García Montes, testigos de muchos de los hechos. Haciendo click en el títuo del libro en amarillo  pueden llegar a Amazon donde se vende;  identicamente para la versión Kindle del libro de  César Reynel Aguilera .

En la lucha por alcanzar el Poder, Fidel Castro se apoyó en personas que lucharon, se sacrificaron y hasta murieron por la plataforma de lucha que pregonaba Fidel Castro: recuerdo que en un fragmento de una entrevista filmada en la Sierra Maestra que se le hizo a Fidel Castro antes del triunfo, este dijo que su filosofía política era una Democracia Representativa con justicia social y una economía bien planificada; ese fragmento pueden verlo en el documental ¨Fidel ¨ de la norteamericana proCastrista Estela Bravo.

La bandera de lucha del M-26-7 comandado en la Sierra Maestra por Fidel Castro era la restitución de la Constitución de 1940, la cual nunca se restituyó después del triunfo revolucionario, y el restablecimiento de la normalidad y ritmo constitucional.

El Pacto de Caracas, firmado por Fidel en 1958, sustentaba un programa básico de tres puntos:
1) «Estrategia común de lucha para derrocar a la tiranía, mediante la insurrección armada.»
2) «Conducir al país, a la caída del tirano, mediante un breve gobierno provisional, a su normalidad, encauzándolo por el procedimiento constitucional y democrático.»
3) «Programa mínimo de gobierno que garantice el castigo de los culpables, los derechos de los trabajadores, el orden, la paz, la libertad, el cumplimiento de los compromisos internacionales y el progreso económico, social e institucional del pueblo cubano.»

¿ Cómo llamarle a esa ¨ intención de no hacer clara su tendencia ideológica¨ de Fidel Castro con respecto a aquellos que combatieron y hasta murieron pensando que lo hacían por ideas muy diferentes ? ¿ engaño, traición, estrategia, oportunismo, etc.?. Yo le llamo TRAICIÓN. Para colmo, Fidel Castro les llamó y llama traidores a aquellos que se enfrentaron a su dictadura al percatarse de que la Revolución después del triunfo siguió un rumbo comunista.


Las Mentirosas Verdades de Fidel Castro



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 Parte I
https://youtu.be/aOZ7En-Z-us



Parte II
https://youtu.be/llweudoDto0



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 El soviet caribeño: La otra historia de la Revolución Cubana (Caballo de fuego)  cuyo  autor  es  César Reynel Aguilera es la verdadera historia de la Revolución Cubana a partir de las relaciones ocultas, y durante mucho tiempo subestimadas, entre los hermanos Castro y el Partido Comunista de Cuba, relatada por César Reynel Aguilera, hijo de dos reconocidos combatientes de la lucha clandestina contra la tiranía de Fulgencio Batista.

El soviet caribeño describe la historia de la Revolución Cubana a partir de las relaciones ocultas, y durante mucho tiempo subestimadas, entre los hermanos Castro y el Partido Comunista de Cuba - Partido Socialista Popular (PCC-PSP). Para explicar esas relaciones, el autor se remonta a los orígenes del PCC-PSP y plantea, por primera vez en la historiografía cubana, la coexistencia de dos organizaciones paralelas: un partido político de corte tradicional y un núcleo central de inteligencia soviética (NCIS). A pesar de haber estado estrechamente relacionadas, esas dos organizaciones tuvieron, en marcadas ocasiones, objetivos que diferían radicalmente dentro del contexto cubano. Cada vez que eso sucedió se impuso, como una norma inviolable, la opinión del NCIS.

A fines de la década de los 40, el Partido, dañado en su popularidad y capacidad de liderazgo a consecuencia de sus errores -entre los que resalta su fallida alianza con el tirano Batista entre 1938 y 1944-, pero extraordinariamente bien posicionado dentro de las estructuras políticas y militares del Estado cubano de la época, decidió utilizar a Fidel Castro como el caballo de Troya de los comunistas cubanos. Para que esa utilización pudiera llegar a buen término, era necesario mantener la relación entre comunistas y castristas en el más alto secreto.

Es por eso que el vínculo entre Fidel Castro y el PCC-PSP nunca fue con el Partido como tal, sino con el NCIS. Esa dualidad explica, entre otras cosas, la aparente contradicción entre la proyección pública del Partido con respecto a Fidel Castro -en ocasiones crítica- y las acciones de un grupo relativamente reducido de hombres y mujeres que protegieron y asesoraron al castrismo desde sus inicios.

Después del triunfo de la revolución, fue el NCIS el encargado de organizar la seguridad personal de los hermanos Castro y los servicios de inteligencia del castrismo. Eso le permitió penetrar los puestos más importantes de la maquinaria del poder castrista y empezar, desde enero de 1959, el llamado proceso de radicalización revolucionaria. No es casual, entonces, que los miembros del NCIS aparezcan involucrados, siempre desde las sombras y a distancia, en eventos de la Revolución cubana tan importantes como la crisis de octubre, el juicio de Marquitos, la muerte del Che Guevara, el inicio de las aventuras africanas del castrismo y, eventualmente, la guerra en Angola.

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EL SOVIET CARIBEÑO, autor César Reynel Aguilera

Fragmento
A manera de prólogo
(sobre la historia de un gran engaño)

Por Juan Bautista Yofre

Hace poco menos de un lustro, cuando decidí escribir Fue Cuba como una forma de explicar a los lectores la desgracia argentina de los años 60 y 70, me sumergí en innumerables textos de autores muy reconocidos internacionalmente y con gran respaldo económico. Otros libros eran testimonios de diplomáticos sobre sus pasos por La Habana o simples observaciones sobre gestiones de personajes de la época pre y post dictadura de Fulgencio Batista Zaldívar. En la lista de libros observados tampoco faltaron los de varios que reflejaron un clima de época no del todo completo sobre la inevitabilidad de la llegada de Fidel Castro Ruz y el clandestino Partido Comunista al poder en Cuba (conocido como Partido Socialista Popular). También consulté los testimonios de algunos de los que acompañaron a Fidel Castro durante los días de la Sierra Maestra y más tarde, cuando vieron la luz de la verdad, lo abandonaron y fueron encarcelados por años o partieron al exilio. En escasas palabras, y sin ningún atisbo de vanidad, puedo decir que leí más de lo conveniente. Hasta de aquellos a los que considero cómplices de la tiranía castrista porque no contaron certeramente la verdad de la génesis del pensamiento de la revolución cubana, buscando un éxito editorial que en general nunca les faltó. Son los surfistas del progresismo, muchas veces acompañados por editoriales capitalistas. Fue cuando recordé a Eric Hobsbawn, que nos decía: “La historia tergiversada no es historia inofensiva. Es peligrosa”. A todos estos libros agregué los archivos secretos de la Inteligencia checoslovaca.

Fue en ese tiempo de gestación de mi libro sobre la responsabilidad cubana en la tragedia argentina (y latinoamericana) que comencé a prestar atención a detalles que venían del más allá, a miles de kilómetros de Buenos Aires, de Canadá, que me decían que en mi damero narrativo faltaban elementos informativos muy importantes y que, por lo general, nadie se atrevía a señalar y poner en su justo lugar. Observaciones que la Inteligencia estadounidense no tuvo en cuenta por simple estupidez o irresponsabilidad absoluta y que sí ilustraban el archivo de la Inteligencia checoslovaca en mi poder.

Esa voz que me venía de Canadá a través de relatos aislados —por el momento— sobre El soviet caribeño era la de César Reynel Aguilera, un joven médico y escritor cubano que nació cuando yo atravesaba los 17 años de mi existencia y faltaba un año (1964) para que una columna guerrillera entrara a la Argentina por el Norte para desafiar a los poderes constitucionales. La encabezaba un argentino amigo de Ernesto “Che” Guevara y contaba en su dotación con hombres forjados en la Sierra Maestra, algunos de los cuales llegarían a altos cargos en el gobierno cubano y el Partido Comunista de Cuba.

Con el paso de los días y las semanas, César Reynel Aguilera se convirtió en mi sherpa. Fue él quien me enseñó la importancia de personajes clave en la operación de apoderamiento comunista de la nación cubana, mientras muchos se distraían con los sones de Benny Moré. Al respecto, no faltó la ironía atribuida a Ernesto Guevara —y aceptada por Carlos Franqui— al decir que era “una revolución con pachanga”. Lastimosamente, cuando la pachanga —que es la expresión de la alegría— se apagó, Cuba cayó en la tristeza de la penumbra y llegaron los sonidos de las balalaikas.

(César Reynel Aguilera)

Es de los pocos autores que pusieron su lupa sobre la personalidad y el trabajo en las sombras del polaco comunista Fabio Grobart en Cuba. Así se llega a saber que Fidel Castro Ruz ya era comunista antes de entrar en La Habana el 8 de enero de 1959. No lo digo yo, lo afirmó el propio Castro a los dos años de estar en el poder y tras haber ahogado en el silencio todo atisbo de oposición en Cuba. Fue el 22 de diciembre de 1961 cuando se sacó la máscara y declaró al diario Revolución: “Desde luego, si nosotros nos paramos en el pico Turquino cuando éramos ‘cuatro gatos’ y decimos: somos marxistas-leninistas, desde el pico Turquino, posiblemente no hubiéramos podido bajar al llano. Así que nosotros nos denominábamos de otra manera, no abordábamos ese tema...”.1

Acentúo el desafío-franqueza de Castro porque es bueno que se sepa que los funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos, hasta ese momento, vivían en Babia: “No encontramos evidencia creíble que indicara que Castro tenía lazos con el Partido Comunista o, incluso, que sintiera mucha simpatía por ese partido”, dijo el secretario de Embajada en Cuba Wayne Smith años más tarde. Era el encargado de cerrar la embajada estadounidense en La Habana en 1960 y partió para asesorar a la Casa Blanca como especialista en cuestiones cubano-americanas y miembro del Buró de Inteligencia de Foggy Bottom. En los peores años de la década del 70, Smith fungió en Buenos Aires de consejero político de los embajadores John Davis Lodge y Robert Hill.

Todo el recorrido del relato de Reynel Aguilera es una revelación tras otra que él pudo tomar en su casa paterna (su padre fue un importante miembro del PSP) y del propio conocimiento de sus años de observación y estudio. Para aquellos que trabajan en la investigación periodística, su capítulo “El quinto mártir” es un espejo donde reflejarse.

No soy proclive a escribir prólogos, pero estimé necesario hacerlo en este caso por dos razones. La primera, porque el lector va a conocer de primera mano y con certezas absolutas cómo el comunismo se apoderó de Cuba ante la sorpresa generalizada de su sociedad. Luego, por una cuestión de reconocimiento —y agradecimiento—, porque sin César Reynel Aguilera no hubiera llegado a profundizar los pliegues de la gran estafa castrista que lleva más de medio siglo en el poder.

Con El soviet caribeño el lector habrá de sumergirse en un mundo secreto, impreciso, cargado de hipocresías y mentiras; un universo de miradas de hombres de buena fe que confiaron en el discurso público de Castro mientras se maceraba ya en el poder, a través de un gobierno en las sombras, la tragedia cubana que se pretendería, más tarde, llevar o exportar a toda América Latina. Es un libro necesario para comprender lo que sucedió en Cuba y lo que puede ocurrir cuando lo que se dice no es lo que se piensa.

1. El pico Turquino es el más alto de Cuba y está enclavado en la Sierra Maestra.
Capítulo I
Diamantes para el hombre nuevo

El cubano es un pueblo condenado a observar cómo otros cuentan su historia reciente. Poco importa si el tema es la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, la Crisis de Octubre, la muerte del “Che” Guevara o la guerra en Angola; en cada uno de ellos nos espera una lista de expertos extranjeros y de instituciones que yacen en las antípodas de nuestra cultura.

Cada vez que leo a alguno de esos sabedores de la historia de Cuba no puedo evitar el recuerdo de una frase de Isaiah Berlin en su ensayo Las ciencias y las humanidades: “¿Qué saben hoy los grandes estudiosos de Roma que no fuera del conocimiento de la criada de Cicerón? ¿Qué pueden añadir esos señores al acervo de esa muchacha?”.2

Por razones familiares crecí en una casa que, si bien nunca llegó a ser tan importante como la de Cicerón, sí fue un sitio de visita y tertulia por el que pasaron muchas de las ideas, y algunas de las personas, que conformaron la historia reciente de Cuba.

Soy hijo de dos militantes del viejo Partido Comunista de Cuba (PCC). Mi padre, César Antonio Gómez Pérez de Medina, fue desde inicios de 1957 hasta enero de 1959, el secretario general de la Juventud Comunista en la Universidad de La Habana; una institución que por su importancia estratégica era considerada por el PCC como la séptima provincia de Cuba.3 Mi madre, Thais Orquídea Aguilera Baqués, fue una de las pocas personas capaces de mostrar una doble militancia al triunfo de la revolución: en las células de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio (M26-7) y en la Juventud Comunista.

El comentario sobre la valentía física de mi madre fue lo primero que me acostumbré a escuchar cada vez que alguien, amigo o enemigo, me reconocía como hijo de ella. A pesar de esos elogios, ella siempre tuvo a bien reconocer que llegó viva al 1 de enero de 1959 gracias a la astucia conspirativa de mi padre. Creo que fue esa combinación de belleza y coraje físico, por el lado materno, y astucia e ideología, por el paterno, la que hizo de mi casa un sitio tan atractivo para el paso de los más disímiles personajes de la historia reciente de Cuba.

Llegaban, pedían café y se lanzaban a despachar sobre los temas más candentes de una política que creían conocer al dedillo. Los niños podíamos asistir, siempre que nos mantuviéramos callados. Y así crecimos, entre ideas y análisis que no solo estaban mucho más allá de los que expresaban las páginas del periódico Granma, sino que permitían entender una buena parte de lo que ese libelo insinuaba entrelíneas. Fue escuchando aquellas tertulias, o recordándolas después —gracias a mi hermana mayor y a mis tíos—, que pude descubrir algo que todavía hoy, cuando leo a la mayoría de los cubanólogos, me hace preguntarme si están hablando del país donde nací.

La inmensa mayoría de esos expertos describen la historia de la revolución cubana a partir de la figura de Fidel Castro y analizan esa historia como una cadena de hechos que se consideran aislados. Esas dos limitaciones son imprescindibles para crear el legado histórico que el castrismo pretende dejarle al mundo. Un cuento de hadas que reza más o menos así: un líder carismático y nacionalista desató una revuelta agraria, engañó a la alta burguesía y a los estadounidenses, derrotó militarmente al ejército regular de Batista, tomó el poder y se lo entregó, por razones de sobrevivencia económica, a unos viejitos comunistas y cobardes que siempre le estuvieron eternamente agradecidos.

La versión que yo crecí escuchando siempre incluyó esa mitología de profetas barbados y aguas partidas, pero le añadió un nivel de complejidad mucho más cercano a la realidad. Es una narrativa que parte de reconocer que a partir del año 1925 no hay un solo evento de .......

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3 Comments:

At 7:20 a. m., Blogger Unknown said...

Jonron con las bases llenas. El libro que andaba buscando.

 
At 7:21 a. m., Anonymous Anónimo said...

EL LIBRO QUE ANDABA BUSCANDO

 
At 9:36 a. m., Blogger PPAC said...

Rectifico que la casa en que vivió Fidel Castro en Cojimar en 1959 fue la casa del Dr. Agustín Cruz Vidal.

Miembros del Ejército Rebelde que cuidaban de Fidel Castro arruinaron el negocio de un español que le llamaban ¨El Curro¨, pues el negocio era una fonda donde los pescadores podían comer con dinero o sin dinero (fiao). Los rebeldes comían y no pagaron... testimonio dado por Ernesto Díaz Rodríguez en la entrevista que le dio a Voces de Cuba.

 

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