viernes, agosto 31, 2018

Zoé Valdés: Murió Carilda.

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Carilda Oliver Labra en un poema escrito hace años pidió que se le enterrara; ayer se anunció que será cremada ¿Cambió de opinión ?

El segundo wsposo de Zoé Valdés  fue  el famoso crítico de cine José Antonio González quien durante muchos años  fue el conductor del espacio televisivo Historia del Cine después del fallecimiento de su fundador: Mario Rodríguez Alemán; José Antonio murió, junto a casi un centenar de personas si mal no recuerdo,  en un supuesto accidente  de aviación al despegar del aeropuerto   José Martí  localizado en Rancho Boyeros. Se dice que José Antonio  perteneció al Departamento de Seguridad del Estado y que llevaba información del Ministro del Interior José Abrantes para Nicaragua, país  donde pocos días  después Zoé  fue secuestrada por  el Ministro del Interior de Nicaragua Tomás Borge, pasando por  una  muy traumática experiencia.
***************
 Carilda Oliver Labra



“Cuando vino mi abuela
trajo un poco de tierra española,
cuando se fue mi madre
llevó un poco de tierra cubana.
Yo no guardaré conmigo ningún poco de patria:
la quiero toda
sobre mi tumba.”
Carilda Oliver Labra
*******
"Y así me marcho, sonriendo a todos,
luminosa de gracia y desventura,
con el secreto horror hasta los codos
callándome en el verso y en la prosa
para que escriban en mi tierra dura:
esta mujer ha muerto de dichosa".
Carilda Oliver Labra. Cuba.

 
 ******************
Tomado de  https://zoevaldes.net/2


Murió Carilda.

Por Zoé Valdés
29 de agosto de 2018

Además de ser una figura representativa de la literatura cubana de los años 50, Carilda Oliver Labra fue la esposa del tío de mi segundo marido, Hugo Ania Mercier. Quien se suicidó por desamor. En innumerables ocasiones la visité en su casa de la calle Tirry 81, donde escribió toda su obra, y aquel poemario reciente, siempre tan reciente, ‘Desnuda y para siempre’.

La familia de Carilda se fue de Cuba al inicio del desastre, ella escribió otro poema echándoselo en cara. Yo seguía visitándola cuando todavía nadie la visitaba y en la época en la que vivía enamorada del lanzador de cuchillos. Tuve y sigo teniendo mucho afecto por su obra. Nunca la marginaron de manera explícita. Pero la olvidaron, la borraron durante bastante tiempo.

Recuerdo varios paseos por Matanzas en el auto ‘desconchinflao’ que conducía Pepe Antonio, hasta la casa de Sara, mi suegra, y su risa, y los ojazos saltarines tan azules, tan risueños y deseosos. A Carilda le encantaba la tacita de café con una cucharita de helado dentro, que yo había inventado, o al menos eso creía, y que había bautizado como “café glacé”.

Ya muy anciana intentaron rescatarla y ella con la vista bastante perdida se dejó, empezó a refrenarse y a retratarse con el tirano. Y eso que en los años ochenta, a finales, hubo un acto de represión en Matanzas, donde también Carilda leía, eso ocurrió durante la inauguración de una editorial independiente de poesía, y se armó una tan grande que hasta la poeta cogió patadas en el vientre, por parte de la policía; pero ya ven, semejante experiencia no le bastó…

Una tarde nos sentamos frente al mar matancero, junto a Pepe Antonio, cerca o en el mismo sitio desde donde se lanzó Hugo Ania Mercier. Y ella declamó entero el poema, sin pestañear, sin titubear:



“HUGO ANIA MERCIER: YO TE QUERÍA

I

Hugo Ania Mercier: yo te quería.
A tu cuerpo de hombre agonizante
que irradiaba dolor como un diamante,
a tu paso que insiste todavía,

a tu lengua -clavel de la ironía-
que aún esconde callada sed punzante;
a tu mano, nerviosa, azul, de amante
cuya noche del tiempo siempre es mía;

a tu verso que llora aunque me cante,
a tu pila de huesos, insultante,
a tu alma cayéndose de fría

que compuso la muerte en un instante:
¿qué les puedo decir, cicatrizante
de esa augusta verdad que te envolvía?

II

Entre libros te guardo casi seco,
mi animal luminoso, mi demente,
y tu voz que está viva sigue ausente,
mi juguete sin cuerda, mi tareco.

En la paz misteriosa de unos nichos
sin querer ya zafarme de tu frente,
alelada de amor pero impotente,
te he dejado otra vez entre los bichos.

Ah, mi niño de trapo, lis siniestro,
no te puedo rezar ni el padrenuestro.
Ah, ternura que el diablo siempre arranca,

si tenías la luz que maravilla:
¿por qué huiste de nuevo a la semilla,
por qué mataste esa paloma blanca?

III

Nos veremos -dijiste- y tu recado
de poeta infeliz, tonto profundo,
me condena a buscar en otro mundo
ese sueño de ayer que no ha pasado.

¿Fue una cita final o fue un aroma
que me sigue cuidando las entrañas?
¿Fue este poco de fe con que me bañas;
fue, mi hermano de todo, alguna broma?

Ya no tienes la fístula terrible,
ya no tienes soriasis ni enfisema
ni neurosis ni polio ni agonía.

Ya eres lejos, memoria, no, imposible.
estás sano en la gloria del poema.
Hugo Ania Mercier: yo te quería.”




 Carilda Oliver Labra, yo te quería…

Zoé Valdés

A mi regreso a París publicaré las fotos de cuando Carilda presentó mi primer poemario en el Palacio del Segundo Cabo, y leímos juntas. En La Habana, dónde si no… Ahora no las encuentro en internet donde las he publicado antes.
***********

 Carilda en la flor de su juventud

 Febrero de 1999. El hoy Obispo Emérito de la Diócesis de  Pinar del Río  Monseñor José Siro González Bacallao, Ing. Dagoberto Valdés Hernández  Director del hoy desaparecido Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Río, la poeta Carilda Oliver Labra y su entonces pareja  cuando visitaron el Obispado de Pinar del Río para la presentación del libro (en formato de revista) sobre Carilda, de la colección Memoria de Ediciones Vitral , perteneciente a dicho centro  eliminado, al igual que otras iniciativas surgidas durante la administración diocesana de José Siro,   por el actual Obispo Jorge Serpa quien es un  seguidor de las ideas  del  Cardenal Jaime L. Ortega y Alaminos  respecto a como llevar  las relaciones de la Iglesia  con la tiranía Castrista. 

 Portada del libro-revista  sobre Carilda de la colección Memoria