martes, junio 04, 2019

Luis Cino desde Cuba: Nunca sospeché que Odilia Collazo fuera una infiltrada

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

¿Ignorancia o ingenuidad de Luis Cino? No lo se pero  Odilia Collazo  usó las tácticas  más conocidas para ascender dentro de la oposición.  Los que sí no debieron caer en esas trampas son los funcionarios norteamericanos que debían  detectarla y ¨enfriarla¨ en sus relaciones con ellos; eso para mí  es más importante y preocupante. 

Yo diría que ¨por protocolo¨  el MININT   intenta reclutar  a algunos y determinados  familiares de presos   diciéndole que ellos pueden ayudar a su familiar  preso si ellos cooperan con la Revolución...Es raro que ¨se vayan en blanco¨con todos los familares a los que intentan reclutar.

El delegado del Partido Pro Derechos Humanos en esa época en Pinar del Río era Justo Maragoto, sobre el cual  muchas personas planteaban que ¨era de la Seguridad del Estado¨  como efectivamente  se confirmó posteriormente. El hecho de que Odilia  Collazo  hiciera oidos sordos a esas opiniones sobre Maragoto  ya era un indicio  para  profundizar en su actuar.

Se debe tener  especial  atención , tanto en Cuba como en el Exilio, con aquellos que ¨se comen el azúcar cruda y el agua sin mascar¨, aquellos  que presumen de ser los más decididos y atrevidos (aunque no es sólo a ellos a los cuales se le debe prestar atención)  pues entre ellos están algunos, no todos, de aquellos que la tiranía Castrista desea que asciendan dentro de la oposición.
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Nunca sospeché que Odilia Collazo fuera una infiltrada

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Collazo dijo no sentirse arrepentida de haber contribuido a que sus compañeros de la oposición fueran a la cárcel. “A mí me tocó ser espía del gobierno”
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Por  Luis Cino
3 de junio, 2019

LA HABANA, Cuba. – Revisando la entrevista que le hiciera hace unos años el periodista Fernando Ravsberg para BBC Mundo a Odilia Collazo, he revivido el mal recuerdo de cuando ella y Néstor Baguer, a quienes contaba entre mis amigos, resultaron ser topos de la Seguridad del Estado que sirvieron de testigos en los juicios contra los opositores arrestados en la ola represiva de la primavera de 2003.

Odilia Collazo fue más amiga mía que Baguer, que pese a ciertas afinidades intelectuales, era demasiado elitista y maledicente para mi gusto.

Nunca sospeché que Odilia fuera una infiltrada, aunque muchos la acusaban de provocadora y en cierta ocasión, en circunstancias nada claras, dio una golpiza a Gladys Linares, que había sido una de las protagonistas de Concilio Cubano y estaba muy activa en aquel momento en la recogida de firmas para el Proyecto Varela.

A fines de los años 90, cuando me iniciaba en el periodismo independiente, estuve muy próximo a Odilia Collazo y su esposo Pedro, un policía supuestamente tronado por indisciplina, compartidor, campechano, curda, de enorme bigote y marcado acento serrano. Ellos pusieron su diminuto apartamento en San Miguel del Padrón a disposición mía y de Mercedes Moreno, una ex comentarista deportiva de la TV que fue de las pionera del periodismo independiente, para que pudiéramos enviar por teléfono nuestros reportes a Nueva Prensa Cubana, en Miami, que dirigía la periodista Nancy Pérez Crespo.

(Odilia Collazo (traceyeaton.com))

Eran los tiempos en que nuestras noticias y comentarios tenían que ser leídos por teléfono para que fueran grabados y luego transcritos en el exterior. Y no cualquiera se arriesgaba a dejarte utilizar su teléfono para menesteres relacionados con la disidencia.

No solo eso tuve que agradecerle a Odilia y Pedro que me permitieran utilizar el teléfono. Varias veces me mataron el hambre, en aquellos tiempos en que vivía solo, estaba recién divorciado, y lo que ganaba como albañíl de los malos, sumado con lo que pagaba Nueva Prensa Cubana cuando podía, no me alcanzaba ni remotamente para comer y pasar la manutención a mis dos hijos.

Sí, porque Odilia Collazo convendrá conmigo en que los miles de dólares que pagaba la Sección de Intereses Norteamericana a los periodistas independientes solo existieron en los cuentos de ella y de los cotorrones Reinaldo Taladrid y Randy Alonso en la Mesa Redonda.

Odilia Collazo, a quien entonces admiraba por su valentía, siempre me reprochaba ser demasiado noble. Me decía que me faltaba mucho por aprender. ¡Que bueno que no llegó a enseñarme!

Mucho nos dolió a Mercedes Moreno y a mí, pero principalmente a Mercedes que la quería como a una hermana y tardó mucho en reponerse del disgusto, ver a Odilia Collazo en la TV, del lado de los represores, despotricar mentiras e infamias contra los que hasta hacía unos días habían sido sus compañeros de lucha.

Odilia Collazo, que fue la presidenta del proscrito Partido Pro derechos Humanos, se jacta en la entrevista con Ravsberg de la vara alta que tenía con los diplomáticos de la Sección de Intereses Norteamericana. En eso no miente. Es verdad que los norteamericanos han tenido tremenda mala puntería al escoger sus favoritos entre los opositores.

Aunque parte de su familia, incluida su hija, rompió con ella cuando se supo que era agente del G2, Odilia Collazo dice no sentirse arrepentida de haber contribuido a que sus antiguos compañeros de la oposición fueran a la cárcel. Con frialdad, dijo: “A mí me tocó ser espía del gobierno”.

¿Le tocó? ¿Por qué? ¿Por la libreta de abastecimiento? ¿O la chantajearon? A mí, que la conocí, no me convence su explicación de que se hizo agente debido a los antecedentes revolucionarios de su familia. Mi padre era comunista, fue preso y torturado durante la dictadura de Batista, y eso no me hizo servidor del castrismo.

Recuerdo que Odilia decía sufrir mucho por los maltratos a que era sometido en la cárcel su padre, que había sido de la Marina durante el anterior régimen. ¿Sería cierto? Con ella no se sabe. Luego de todo lo que ha dicho, y como lo ha dicho, se difumina —y de qué manera— la frontera entre lo cierto y lo falso…

luicino2012@gmail.com
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LA SUSTITUTA DE LILY

Por Guillermo Fariñas Hernández


Santa Clara, Villa Clara, mayo 7 de 2009 (SDP) Existe un axioma sistémico en la labor de los agentes infiltrados dentro de disidencia anticastrista que se fundamenta en lograr la penetración de las distintas organizaciones a todos los niveles. La oposición no violenta debe estar penetrada a todas sus cotas bajas, medias y altas.

Cuando el Departamento Nacional de Enfrentamiento a la Actividad Subversiva Enemiga de la Seguridad del Estado obtiene esto, entonces se plantea que todos los estamentos opositores están permeados. El verbo permear, conjugado en boca de los represores castristas, debe ser entendido como controlar.

Otro principio que se cumple de manera constante es que al ser destapado un agente, otro con similares características ya está posesionado. Lo que significa que un equivalente con igual rango está infiltrado y ya asumió las labores del recién destapado.

Entre los 12 agentes sacados a la palestra pública durante los primeros días de abril del 2003, cuando se desató la ola represiva conocida como “La Primavera Negra de Cuba” estuvo Odilia Collazo Valdés, quien al declarar en juicios contra opositores pacíficos, dijo ante los incrédulos espectadores ser la agente “Tania”.

La incredulidad de los anticastristas, tanto en el interior de Cuba como entre los exiliados, se debió a que Lily Collazo contaba con una inmejorable “Deep Cover”. Algo que entre los entendidos en estos asuntos se traduce como que la agente de marras poseía toda una “Fachada Profunda”.

Disfrutaba de un historial familiar impresionante e irrebatible. Su padre había sido uno de los gloriosos presos políticos “plantados”, los prisioneros por combatir al totalitarismo comunista quienes no aceptaron, incluso bajo terribles condiciones carcelarias, reeducarse ni claudicar ante sus verdugos.

Collazo Valdés, a pesar de lo que se pueda decir ahora, logró situarse entre los 10 opositores no violentos más importantes de la disidencia nacional. Fue traidora por partida doble, puesto que traicionó la memoria de su valeroso progenitor y la de las víctimas de los desmanes de las huestes represivas, cosa que conocía cada día.

Quien sustituye a Odilia debe ser sin dudas otra mujer, porque aquella se caracterizaba por saber explotar al máximo su condición femenil. Pero debe ser una dama con mayor nivel cultural que Odilia, debido a que el nivel de instrucción de la disidencia ha ido en aumento, además de la experiencia acumulada en estos gajes.

( Odilia Collazo Valdés )

Por deducción, la sustituta propuesta por el Equipo Multidisciplinario de la Dirección General de Contra Inteligencia del Ministerio del Interior, debe gozar de rasgos en su personalidad y conducta muy parecidos a los de Lily Collazo.

Esta era ante todo una superdotada en cuanto al manejo del trato histriónico con sus hermanos de lucha.

Los de mayor veteranía entre la oposición pacífica recuerdan que Odilia Collazo buscaba estar lo más cercana posible a los diplomáticos de los Estados Unidos de América. Esta era su manera de darle la posibilidad al (des) gobierno de Fidel y Raúl Castro de presentar a sus adversarios como agentes de una potencia extranjera.

La después agente Tania, de modo notorio y sistemático, en lugares donde pudiera ser vista y filmada, hacia abusiva ostentación de los fondos que los exiliados cubanos envían a la disidencia interna. Ese alarde serviría como supuesta prueba de que los anticastristas son “financiados por el gobierno yanqui”.

Odilia era una manipuladora afectiva, al punto de propagar la noticia que padecía de una enfermedad cancerígena, una forma de lograr crear un sentimiento de lástima hacia su persona entre los por ella infiltrados que ya sospechaban, así como manejar sentimentalmente a quienes eran débiles de espíritu.

A los disidentes de provincias venidos a la capital del país los hospedaba en su vivienda o en las de sus cercanos colaboradores, todo un estilo de presión psicológica para que secundaran sus planes. Entre sus íntimos, mantenía un desprecio significativo respecto a los opositores residentes en el interior.

Su arma favorita era el chantaje directo o indirecto a los disidentes que aspiraban a salir del territorio nacional por el Programa de Refugiados de la Oficina de Intereses Norte Americanos (SINA) en La Habana. Esto lo lograba a través de las excelentes relaciones que cultivó con los representantes estadounidenses en la SINA.

¿Cuántos auténticos opositores pacíficos no sufrieron de las sistemáticas acusaciones de ser agentes de la Seguridad del Estado provenientes de la señora Collazo Valdés? Hasta podríamos ir un poco más atrás en la historia de la disidencia, porque a quien sustituyó Odilia, el infiltrado Héctor Castañeda, también usó igual método.

Hizo mucho daño a varias concertaciones unitarias de la disidencia interna, pues introdujo temas polémicos con respecto al exilio y posteriormente se retractó de los mismos. Estas incoherencias por lo general daban al traste con el objetivo buscado entre los pro demócratas, que era alcanzar la unidad de acción ante el régimen comunista.

La agente infiltrada se definía como una persona segura y de muy mal carácter. Poseía características en su personalidad como el egocentrismo de poder, la prepotencia, la autosuficiencia y el desprecio por quienes a pesar de todo no acataban sus puntos de vista políticos.

Quien suplanta a Odilia Collazo Valdés no es conocida todavía, pero debe ser alguien al más alto nivel en el seno de los opositores. Es una persona preparada e inteligente que ha permeado el estamento superior de la disidencia con una excelente fachada profunda. Sería bueno comparar características para otear a la sustituta de Lily.

cocofari62@yahoo.com