martes, febrero 18, 2020

Pedro Corzo: El costo humano del Castrismo.

Nota del Bloguista de Baracutey  Cubano

Dentro del costo humano del Castrismo hay  que incluir  el sufrimiento de los presos,  de los familiares de los muertos y presos,  tanto en Cuba como en todos los países donde el Castrismo  con su injerencia ha promovido  la desestabilización y la violencia. 

En el costo humano del Castrismo  hay que incluir  el sufrimiento  y las enfermedades psicosociales que  ha llevado el Castrismo a los pueblos con la pobreza, el miedo, la doble moral (que es no tener ninguna), etc.
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El costo humano del Castrismo.



(Fotograma del paredón en los fosos de la fortaleza de La Cabaña)

Por Pedro Corzo
17 de febrero de 2020

En Cuba se fusiló, se masacró en sitios inimaginables, no solo en campamentos militares o lugares previamente designados para tan macabra acción. Las ejecuciones tuvieron lugar en patios de escuelas, en curvas de carreteras, en parques, farallones de las sierras, en cementerios y patios de viviendas, en esa gestión fueron alumnos aventajados del nazismo y del estalinismo, los engendradores del totalitarismo cubano.

Matar para el régimen castrista fue una especie de acto de purificación porque la muerte de los otros le afianzaba en el poder, en consecuencia, cuando el pueblo cubano pueda acceder sin restricciones al conocimiento pleno de los trágicos sucesos con los que la dictadura dinástica de los hermanos Castro ha marcado al país,  de seguro quedara profundamente conmovido ante el costo humano a la nación del experimento revolucionario.

Conmoción que tendrá que sumar a las ya acumuladas  precarias condiciones de vida que padece, a la destrucción material del país y a los constantes  fracasos de todos los proyectos gubernamentales, a pesar del gran esfuerzo realizado por el sector de la población que creyó fervientemente en las promesas del Caudillo.

No pocos “compañeros” participaron en las depredaciones de la dictadura, pero son escasos los que tienen una visión integral del pasado sangriento,  ya que el control ejercido sobre la información ha sido muy estricto  a la vez que ha estado fundamentado sistemáticamente en una campaña de intimidación de la que se requiere mucha entereza para sustraerse.

Esa puede ser una de las causas por las que más de un victimario cree ciegamente que los abusos fueron aislados y los crímenes inexistentes, tal y como muchos respetables ciudadanos alemanes negaron frenéticamente  el Holocausto.

Los crímenes de sangre de la dictadura castrista se remontan a las numerosas ejecuciones realizadas en el periodo insurreccional en llanos y montañas, también, a los actos terroristas contra la población civil que ejecutaron los insurgentes, sin embargo, después del triunfo de la insurrección, cuando el país estaba presto para sembrar la paz y cosecharla abundantemente, la nación se introdujo en una vorágine de asesinatos masivos, apuntalados en ejecuciones sumarias individuales, razón por la cual los expresos políticos Miguel Guevara y Santiago Díaz Bouza, escribieron un libro que titularon  “La Muerte se viste de Verde”, ya que aquellos horrendo asesinatos colectivos se apuntalaban en ejecuciones individuales, encierros de miles de personas además del desplazamiento forzoso de campesinos.

El primer asesinato en masa del nuevo régimen ocurrió en la madrugada del 11 de enero de 1959. Raúl Castro, ordeno la ejecución de 71 personas acusadas de haber cometido crímenes durante su asociación al depuesto régimen de Fulgencio Batista. La orden fue cumplida. Varias excavadora abrieron una zanja, los hombres fueron parados ante la misma y asesinados despiadadamente, después, la tumba colectiva fue cubierta con tierras por las misma maquinas que la habían abierto.

Dos años después, abril de 1961, fueron fusilados en el Panteón Nacional de La Cabaña ocho patriotas, una cifra superior al promedio diario de los hombres que allí eran ejecutados.  En 1962, según diferentes fuentes, entre decenas y centenares de cubanos fueron fusilados como consecuencia de los arrestos de los complotados en la fracasada conspiración cívico-militar de agosto de ese año.

En junio de 1963, los fusilamientos eran prácticamente diarios, 21 hombres fueron ametrallados frente a una loma de hierba y tierra en la Ceiba, montañas del Escambray. Llevaban casi tres años presos sin juicio. 

En 1964 la Fortaleza de La Cabaña fue sede de otro fusilamiento en masa. Catorce guerrilleros, algunos llevaban más de cuatro años alzados en armas, fueron capturados gracias a una hábil maniobra de la seguridad del estado castrista y a la traición de uno de los colaboradores de los insurgentes, el tristemente famoso Alberto Delgado y Delgado.

La ejecución de 1964, al parecer, fue la última masacre ante el paredón, aunque los crímenes de grandes grupos continuaron como se puede apreciar en el asesinato de más de cincuenta personas al hundir la embarcación XX Aniversario en el Rio Canimar, 1980, y posteriormente los 41 asesinados, entre ellos 10 niño, embarcados en  Remolcador Trece de Marzo el 13 de julio de 1994.
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De Archivo Cuba o Cubarchive:

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Ejecución del teniente Enrique Despaigne, uno de los 71 fusilados en la Loma de San Juan el 12 de enero de 1959. Observen que en la parodia de juicio  en la que aparece Despaigne sólo aparecen  3 personas en primer plano como acusados.  


La masacre de la Loma de San Juan en Santiago de Cuba no  fue la única masacre del Castrismo; otra  es  la de la siguiente foto y una, de la que se dice que hubo  cientos de fusilados, es la masacre  del 30 de agosto de 1962  que  abarcó muchos lugares  en el país.

 La respuesta de Raúl Castro Ruz  a las protestas por la  masacre de la Loma de San Juan  fue:

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Tomado de  https://www.cubanet.org/

La Masacre de la Loma de San Juan: Sesenta años después

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La Masacre de la Loma de San Juan es la versión cubana de la Masacre de Katyn, ese asesinato masivo de soldados, oficiales, policías e intelectuales polacos, llevado a cabo por la policía política soviética en la primavera de 1940
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Por Julio M. Shiling
11 de enero, 2019

MIAMI, Estados Unidos. – Señalar un evento singular que sirva de acto insigne del historial de un régimen despiadado y asesino es tarea imposible. El mal tiene muchas dimensiones y cada víctima y sus allegados padece el dolor. El daño es personal y colectivo a la vez. En 60 años de régimen, la escasez material y moral que provocó el castrocomunismo resulta inversamente proporcional a su perversión y crueldad.

En ese sentido, uno de los tantos crímenes de lesa humanidad que recaen sobre los hombros de la dictadura es la Masacre de la Loma de San Juan. Lo que ocurrió aquella madrugada del 12 de enero de 1959, expuso la naturaleza tiránica del comunismo cubano al exhibir. Setenta y una personas salvajemente asesinadas (algunos recuentos apuntan hasta 73 casos). Tras los disparos, los cuerpos cayeron una fosa común de 40 metros de largo que había sido excavada un tiempo antes del circo patético que llamaron “juicio”, donde se dictaron cobardes sentencias sin el mínimo rigor. En aquella ocasión fue el propio Raúl Castro quien asumió el papel de chacal en jefe de la matanza.

No todos los fusileros a cargo de la barbarie parecen haber tenido buena puntería. Luego de que varios buldóceres rellenaron con tierra la zanja donde cayeron los cuerpos masacrados, testigos, como fue el caso del periodista Antonio Llano Montes, revelan haber visto manos sobre la superficie de la tierra, reforzando la hipótesis de que había víctimas vivas entre los fusilados, quienes, en caso de haber sobrevivido,  murieron asfixiados intentando salir.

(Frank Sturgis o Frank Fiorini posando encima  de  la zanja donde recientemente habían sepultados  los cadáveres de los fusilados en la masacre de la Loma de San Juan)

Como todo lo que ha hecho el régimen comunista cubano, la masacre tuvo como objetivo escarmentar a opositores y potenciales detractores del sistema.

Años después, el ciclón Flora, con sus lluvias fortísimas, se ocupó de desenterrar algunos de los cuerpos, sacándolos sobre la tierra y dejándolos a la vista de todos. El castrismo, siempre eficiente a la hora de limpiar sus manos ensangrentadas ante la opinión pública internacional, tomó la decisión de reubicar los cadáveres en tumbas de concreto pesado y desaparecerlos en aguas cercanas. La idea clara era tratar de borrar el registro de lo ocurrido.

La Masacre de la Loma de San Juan es la versión cubana de la Masacre de Katyn, ese asesinato masivo de soldados, oficiales, policías e intelectuales polacos, llevado a cabo por la policía política soviética en la primavera de 1940. En el caso de la matanza cubana, el crimen recoge todas las características que personifica la revolución castrocomunista y su modus operandi.

La lucha contra el régimen autoritario de Fulgencio Batista fue apoyada por toda una amalgama de corrientes políticas que, a la postre, serían traicionadas por Fidel Castro. En otras palabras, la “revolución cubana” ha sido una fabricación propagandística, una fábula sacada del cofre marxista-leninista para ayudar pavimentar la contracultura. Como mismo golpe de Estado bolchevique luego fue transformado en la “Gran Revolución Socialista” (ignorando los hechos y las fuerzas democráticas anti zaristas). La traición fue siempre una constante en la praxis castrista y lo ocurrido aquel 12 de enero lo ejemplifica cabalmente.

(Frank Sturgis  o Frank Fiorini  junto a Fidel Castro cuando la lucha contra el régimen de Batista. Después del triunfo de la  Revolución perteneció a los Órganos de Control (Inteligencia y Contrainteligencia)  de la Fuerza Aérea Revolucionaria. Después de irse de Cuba:   estuvo en Dallas el día del asesinato del Presidente John F. Kennedy  y años después fue uno de los implicados (¨plomeros¨ )  en el caso de  Watergate. Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano).

Bonifacio Haza Grasso, comandante de la Policía de Santiago de Cuba, fue fundamental a la hora de facilitar la transición de poder entre el régimen y los rebeldes. El papel de mediador de Haza entre las Fuerzas Armadas Constitucionales de Cuba y el Ejército Rebelde fue aprovechado por los Castro para asentarse en Santiago, sin encontrar resistencia armada por parte de las fuerzas públicas de la zona.

Con su proceder, Haza Grasso también evitó muertes innecesarias y el desorden que suelen traer consigo ese tipo de procesos. Desde el 1 de enero de 1959, el alto oficial se reunió con los hermanos Castro, quienes, en su afán de proyectar una imagen de reconciliación nacional, entraron con él a Santiago. Sin embargo, una vez que los rebeldes tomaron el control logístico de la ciudad, Castro se encargó de que Haza Grasso no fuera excluido de la matanza planeada y ejecutada.

El castrocomunismo siempre ha sido adicto a los encaramientos sanguinarios y la masacre de la Loma de San Juan es un reflejo paradigmático de ese ejercicio continuo en Cuba comunista. Sin embargo, la Masacre de los 71 (como también se le conoce), fue particularmente anunciada y glorificada por la prensa oficialista en su momento y posteriormente por la maquinaria de historiográfica para, de este modo, cementar una visión particular y falsa de lo que ocurrió y desanimar cualquier intento de desafiar el totalitarismo que se estaba gestando en secreto.

La legalidad que aplicaron los verdugos a los detenidos (luego fusilados), fue de una carencia imperiosa de un debido proceso judicial digno de un filme tragicómico. Esta también ha sido la norma de la jurisprudencia castrista a través de todas sus etapas. La “ley” existe sólo para racionalizar el poder político dictatorial y punto. Nada nuevo ahí. Luego, la cantidad de sangre y los grados de la perversión oscilan de acuerdo a la utilización que el crimen podría dar y nunca ha reflejado un cambio de naturaleza.

La Masacre de la Loma de San Juan es parte de esa larga lista de crímenes que la justicia deberá enmendar para alcanzar la verdadera democracia en Cuba. Si eso se logra, de nada le servirá al castrismo las bóvedas de cemento utilizadas ni todos los intentos de silenciar la verdad y de negarle al pueblo cubano su reclamo a la memoria colectiva y la justicia redentora. La democracia, la reconciliación y un Estado de derecho necesitan de la aplicación fidedigna de la justicia. No importa el tiempo que haya pasado.
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Cuba y su Historia - Jose A Albertini entrevista a Jorge Bez Chabebe (15-05-2016), testigo de la masacre de la Loma de San Juan pues fue el sacerdote que los asistió antes  de ser asesinados


Contraportada de uno de los libros de  Jorge Bez Chabebe el cual falleció en los meses finales de 2018




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