lunes, abril 06, 2020

La guanábana de Raúl Castro. Andrés Reynaldo sobre Cuba: 'Los intelectuales y artistas de la Isla, incluso los que tienen un pie en Miami, no temen al contagio y se revuelcan con Raúl en las sudadas sábanas de la propaganda.'



La guanábana de Raúl

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'Los intelectuales y artistas de la Isla, incluso los que tienen un pie en Miami, no temen al contagio y se revuelcan con Raúl en las sudadas sábanas de la propaganda.'

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Descemer Bueno en Cuba con nietos del Comandante Víctor Bordón

Foto antes de un fusilamiento  durante la lucha insurreccional contra el gobierno de Fulgencio Batista en  que aparece el sacerdote padre Sardiñas,  Raúl Castro y,  supuestamente, Víctor Bordón. Fotos y comentario añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano.


Por Andrés Reynaldo
Miami
04 Abr 2020

Hace 50 años, Heberto Padilla observó que los poetas cubanos ya no soñaban. Días aquellos. Hoy, en medio de la plaga del virus chino, ni siquiera tosen. Ni los cantantes. Ni los novelistas. Ni los pintores. Lo suyo es velar por la salud de la dictadura.

Hasta en China, por citar tierras de totalitarismo, la inteligencia oficial mantiene, a falta de una vacuna crítica, su distancia social frente al Partido. Pero los intelectuales y artistas de la Isla, incluso los que tienen un pie en Miami, no temen al contagio y se revuelcan con Raúl en las sudadas sábanas de la propaganda.

Esta semana, como tantas otras veces, los muchachos toman consigna. Todos con el mismo libreto. Para el lector no familiarizado con los asuntos cubanos, una breve introducción. El Aparato baja la consigna a través de sus redes. El compañero que te atiende hace una llamada, te visita o propicia un casual encuentro. Bien sea por coacción, interés o disposición combativa (circunstancias no necesariamente excluyentes), el mensajero sale a la palestra. Mientras más independiente parezca el mensajero, más efectivo el mensaje. No tiene gracia que siempre sean Graziella Pogolotti, Miguel Barnet, Abel Prieto y Fernando Rojas. Los Cuatro Jinetes de la Paralipsis.

Que en esto el Aparato sí que sobresale a cada coyuntura. Aun reconociendo que el material humano sea avaro en sus virtudes. Sicólogos y antropólogos verían el fenómeno con una claridad que escapa al historiador. Difícil tarea la de hacer cantar una misma tonada al pintor trabado en un siempre latente proceso por pederastia y a los pobres escritores que únicamente ansían el permiso de entrar y salir, procurarse una pacotilla y estirar sus dólares instalados en una especie de clase media congolesa. Porque habrá quien diga que no puede escribir sin vivir en Cuba, pero es mucho mejor escribir como si no vivieras en Cuba.

Entra en escena Descemer Bueno. Talento aparte, Descemer encarna, junto con Pancho Céspedes, una de esas proposiciones teológicas en que Dios sitúa prominentemente a la criatura para aleccionarnos de su cardinal defecto. En esta lección, la ausencia del sentido del ridículo. Descemer pide el levantamiento del embargo, propone en el envío de médicos a Nueva York y establece una desinformada comparación para acusar a EEUU de negarle a Raúl las relaciones que tiene con Putin.

A diferencia de Pancho, que se pronuncia con la soberbia del idiota-filósofo, Descemer nos habla desde una párvula perplejidad. Recordemos cuando acusó al embargo de no haberse podido tomar un jugo en toda su infancia. Con lo fácil que hubiera sido averiguar cómo burlaban el embargo los hijos y nietos de Raúl. Ahora, además de ignorar la accesibilidad de la dictadura a equipos y medicinas norteamericanos, Descemer (que es Mercedes en marcha atrás) nos deja con un cándido énfasis geográfico: "Cuba es un país del planeta Tierra, por si alguien lo duda".

Sale Descemer y entra Israel Rojas (sin aparente relación familiar con el jinete Fernando). El líder del dúo Buena Fe nos dice que "eso del bloqueo interno es pura muela". Si Descemer fuera otro pudiera desmentirlo con el mismo caso del jugo, pero… ¿cómo pedirle jugo de peras al olmo? Israel, que lleva heroicamente sobre sus hombros la carga de ser identificado como líder de un dúo, precisó que el bloqueo interno es "una subjetividad, algo etéreo". Y remata con un argumento propio de una de esas declaraciones que el novelista Leonardo Padura prodiga a la prensa extranjera: "Todos los países están llenos de subjetividades y problemas que todos tienen que resolver".

Para estos mensajeros, y otros que subieron a escena la semana pasada, entre ellos el cómico Ulises Toirac, y Yoel Martínez, guitarrista y no-líder de Buena Fe, resolver los problemas de los cubanos es resolverle el problema a Raúl, perpetuar una dictadura incapaz de procurar agua y jabón al cabo de 60 años. Verde y con espinas, guanábana. Allá quien se trague ese jugo.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano


Pero:  ¿A estos datos de comercio entre Cuba y EE.UU. se le puede llamar Bloqueo ?



Por otra parte:  El Embargo se levanta si se cumple lo codificado en la Ley Helms- Burton: SEC. 204. LEVANTAMIENTO DEL EMBARGO ECONOMICO DE CUBA, que he reproducido en otros posts de este blog.


¿Donde esta el bloqueo? (Respuesta de San Martín a Ulises Toirac)


"Mala Fe", el tema dedicado a la doble moral del dúo castrista 'Buena Fe'


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La Robolución Castrista destruyó la gran industria y comercio farmaceútico en Cuba. LA DROGUERIA SARRÁ




DROGUERIA SARRÁ

Publicado por Derubín Jácome4 de marzo de 2016

Los catalanes José Sarrá y su tío Valentín Catalá, boticarios, llegaron a Cuba a mediados del siglo XIX para hacer carrera y probar fortuna en los negocios. Pero lograron mucho más, porque los Sarrá conquistaron La Habana y aunque en 1885 existían más de 65 farmacias que vendían tanto patentes nacionales como extranjeras, poco después, la fundada por ellos será la más importante.

Estos catalanes crean la “Sociedad Catalá, Sarrá y Co.”, y fundan en 1853, en una pequeña casa de la calle de Teniente Rey, la farmacia “La Reunión”, con la estrategia de proveer no solo productos farmacéuticos de alta calidad, sino hacerlo a precios razonables. Para ello invierten 50.000 pesos en la fundación de esta farmacia y droguería, en La Habana Vieja, junto a un pozo de agua pura, que resultaba idónea para la elaboración de sus medicamentos.

El establecimiento, orientado a la venta al por mayor, se llamó “La Reunión” ya que unificaba las farmacias tradicional y homeopática. La primera quedaría a cargo de José y la segunda por su tío, quien también asumiría la contabilidad. Montaron un laboratorio que poco tiempo después ya surtía de ungüentos, sales, jarabes, extractos y otros productos a farmacéuticos y hospitales de toda Cuba.

En 1858 se incorpora a la empresa otro familiar, el también científico y negociante José Sarrá y Valldejulí, sobrino del cofundador. Siete años después, Valentín les venderá su parte para establecerse por su cuenta en Barcelona. La antigua Sociedad es disuelta y se constituye la “Sarrá y Co.”

Sarrá Valldejulí, el nuevo socio, realizaría grandes cambios en la empresa, comprando algunas propiedades en la manzana donde se encontraba la farmacia y mejorando la botica, a la que le agregó oficinas, almacén y un laboratorio aún mayor, adquiriendo nuevos equipos, como una máquina de vapor para hacer pulverizaciones o presas para extraer aceite de ricino. Sacaría al mercado nuevos productos propios de gran éxito, como la “Magnesia Sarrá”. También destaca la formación de más de cien farmacéuticos en estos laboratorios.

Fue tal la importancia de esta droguería, que en el año 1881 su Majestad Alfonso XII de España le concedió al Dr. José Sarrá el título honorífico de “Farmacéutico y Droguero de la Real Casa” y otorgándole el uso del Escudo de Armas Reales en las muestras, facturas y etiquetas de sus productos. Para 1883 se instalará la Droguería y Farmacia “La Reunión” en su edificio de Teniente Rey y Compostela.

(José Sarrá, fundador de la que fue muy relevante drogueria o farmaceútica Sarrá, Junto a su esposa Celia Hernández Buchó y su hijos, María Teresa, Celia y Ernesto José)

En el nuevo edificio, la importancia del negocio crecerá en proporción a su amplitud, manteniendo el primer lugar entre las de su clase. En 1898 muere su dueño fundador y la dirección de la casa pasa a ser propiedad de la firma “Viuda de José Sarrá e Hijo”, conformada por la señora Doña Celia Hernández y Buchó, viuda de Sarrá y su hijo Ernesto, que aunque solo contaba con 19 años, ya se distinguía en sus estudios de la carrera de Farmacia. En manos de ambos la casa mantuvo siempre su lugar prominente, hasta quedar finalmente como único propietario su hijo.

Es precisamente esta tercera generación de propietarios, con Ernesto Sarrá Hernández a la cabeza, la que en las primeras décadas del siglo XX transforma el prestigioso negocio en uno de los emporios más importantes de Cuba.

En 1912 será Ernesto quien adquiere varias casas en la esquina de Teniente Rey, Habana y Compostela, que unido a los anteriores edificios forma un conjunto de 18 nuevos inmuebles con una superficie de 13,000 m2. El prestigioso negocio se transforma en uno de los emporios más importantes de Cuba, con 46 edificios, 600 empleados y más de 500 productos, llegando a ocupar más de 45 edificios con 40,000 metros cuadrados de área.

Para tener una idea del crecimiento del negocio, se adquieren las casas de la calle Compostela nº 87, 89, 91, 93, 95, 97, 99, 101, 103 y 105; en Teniente Rey la nº 35, 39, 52, 54, 56, 58 y 60 y en la calle Habana las nº 126, 128, 130, 132, 134 y 136. Ocupando casi completamente los tres frentes de una manzana, lo que le permitía tener 33 vidrieras de exposición hacia la calle. En la calle Buenos Aires nº 21 se encontraban los garajes para guardar los camiones que hacían el servicio de la casa.

La Droguería llegó a ser más que una farmacia y un laboratorio de especialidades farmacéutica, biológicas y opoterápicas, sino también una Tienda por departamentos, una fábrica de jabón, de perfumes, insecticidas y desinfectantes, locería, cristalería, juguetería y un almacén de suministros para lecherías de materias primas para dulcerías y panaderías.

También introdujo técnicas de marketing moderno, como regalar perfumes e invitar a merendar a los mejores compradores en la tienda de la droguería, sección “Atracciones Sarrá”. La “Droguería Sarrá” no solo llegó a ser la droguería más grande de Cuba y de Latinoamérica, sino incluso la segunda del mundo tras la norteamericana “Johnson”.

Por su excelencia y méritos alcanzados, en 1934 el “Congreso de la República de Cuba” le concede a la “Droguería Sarrá” el uso del Escudo de la República para que apareciera también en las muestras, facturas y etiquetas. En la Universidad de la Habana y la Universidad de Villanueva se establece el “Premio Sarrá”, que se otorgaba anualmente a los mejores estudiantes de farmacia.

El imperio Sarrá tuvo un largo siglo de vida en Cuba y además del prestigio alcanzado en sus negocios, como evidencia del esplendor alcanzado por esta familia, puedo citarles las residencias de dos miembros de esta familia:

La de su fundador, ocupada actualmente por el Ministerio de Cultura, es la espectacular mansión enclavada en la calle 2 esquina a 13 en el Vedado y la de una de sus hermanas es el llamado “Palacete Velasco Sarrá”, erigido en 1912 en el destacado emplazamiento de La Habana Vieja, que actualmente ocupa la sede de la “Embajada de España” en Cuba, que recibe el edificio en 1984, después de muchos años de abandono tras su expropiación a la familia a comienzos de la década del 60.

En 1999, un grupo de nietos y de bisnietos del Dr. Ernesto José Sarrá establecieron en el Estado de la Florida la corporación “Sarra Natural Products”, para ofrecerle al público la misma calidad, confianza y excelencia que prestigia el nombre Sarrá. Los Productos Naturales Sarrá se venden en farmacias y droguerías en la Florida, New York y New Jersey.

El edificio principal de la “Droguería Sarrá” está considerado como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Actualmente es Museo de Farmacia.
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Tomado de https://www.elnuevoherald.com/

Cuba antes de 1959: prosperidad y frustraciones de una república

Por Jaime Suchlicki
19 de diciembre de 2008
(fragmento)

Para 1959, los indicadores económicos apuntaban a una economía moderna en pleno desarrollo. El per cápita de los cubanos era de $431 similar al de España e Italia. Cuba tenía una de las tasas de mortalidad infantil más baja del mundo (37 por cada 1,000); un alfabetismo del 80 por ciento, tercero en América Latina, después de Argentina y Costa Rica; y el tercer número más alto mundialmente per capita de médicos y dentistas. Cuba tenia más de 40 laboratorios farmacéuticos que producían el 50 por ciento de las medicinas que se consumían en la isla. En 1959 Cuba era el tercer país en América Latina en número de radios y televisores.
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Tomado de http://scielo.sld.cu/pdf/far/v50n1/far16116.pdf

(publicado en Revista Cubana de Farmacia. 2016;50(1) )

Preparaciones farmacéuticas de los siglos XIX y XX en la región oriental de Cuba

Por Clara Aurora Zúñiga Moro
Universidad de Oriente Santiago de Cuba.
 Cuba.

(Fragmento, página 8)
Ya en la segunda mitad del siglo XX, con el incremento en el país de laboratorios de firmas nacionales y extranjeras y la avalancha de productos farmacéuticos en el mercado, se impusieron medidas restrictivas en este sentido. En la XLI Asamblea Médica Nacional celebrada en La Habana, los días 12 y 13 de enero de 1957, se acordó recomendar a la clase médica que en toda oportunidad en que se realizara propaganda de algunas especialidades farmacéuticas se debía solicitar la identificación para corroborar que el producto estuviera elaborado por una industria aprobada por el Consejo de Medicamentos, Alimentos y Cosméticos del Colegio Médico Nacional. En 1959 se produce la primera edición de la Guía Farmacoterapéutica cubana, con amplia información en relación con las especialidades medicamentosas que se elaboraban, distribuían o envasaban en las industrias nacionales y extranjeras que habían recibido el Certificado de Industria Aprobada del Consejo de Medicamentos. Los laboratorios que recibían este certificado eran sometidos a la inspección y vigilancia de ese consejo y sus productos eran analizados periódicamente en el Laboratorio de Investigaciones Científicas de esa institución. Aparecían con esta categoría unos 70 laboratorios, la gran mayoría de ellos representantes de firmas internacionales como los laboratorios Selles S.A., Linner, Hoffman La Roche y otras firmas de sociedades nacionales como Labrapia de Cuba S.A., Instituto biológico cubano y Laboratorios Planas de la Cuba industrial farmacéutica S.A. (31)

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