jueves, mayo 28, 2020

Francisco Almagro Domínguez: Al seguir la pista de la carne, es posible reconstruir la deconstrucción de un país llamado Cuba. LA GANADERÍA DE LA CUBA REPUBLICANA


La carne y la plaga

********
Al seguir la pista de la carne, es posible reconstruir la deconstrucción de un país llamado Cuba
********



Por Francisco Almagro Domínguez
Miami
27/05/2020

Un perro hambriento sólo tiene fe en la carne.
Antón Chéjov

La obsesión de los cubanos por la carne no es nueva. Cuando oímos la palabra carne, para la mayoría se trata de la carne vacuna, no la ovina, tan apreciada en Oriente Medio con la misma intensidad que la carne de cerdo es rechazada allí por sus tradiciones religiosas. Tampoco es la de pollo, a la cual el compañero Evo achacó la feminización de los hombres-machos y un raro hirsutismo en las mujeres-hembras. La carne es la carne. La Fibra, la Prohibida, de res, de vaca. En torno a ella y sus misteriosas desapariciones y trasmutaciones en incomestibles sucedáneos durante el periodo involucionario hay cientos de chistes, algunos de una hondura filosófica que envidiaría el mismísimo Sócrates.

Aire Frio, pieza teatral de Virgilio Piñera publicada por primera vez en 1959, recrea la vida republicana anterior. El personaje de Luz Marina, la protagonista, en cierto momento dice que tiene ganas de comer carne con papas. El teatrólogo Rine Leal afirmaba que era una de las mejores frases catárticas del teatro cubano para representar la miseria y la frustración. También Virgilio escribiría La carne de Rene, novela de tesis, donde esta vez la carne humana, débil y mortificada, evoca la lucha entre la materialidad carcelera y la espiritualidad trascendente.

La carne vacuna era un alimento apreciado antes de la Involución. No había que preocuparse de su ausencia ni por sus precios. Cualquier ciudadano(a) podía ir a la carnicería o casilla, y sabia pedir el corte que quería o podía pagar: de primera, de segunda, falda, carne para asar, picadillo. Había casi tantas reses como personas, y el ganado autóctono, logrado después de varios siglos de tanteos prácticos, era resistente al calor y a la sequía tropical.

Al seguir lapista de la carne —follow the meat, diría un novelista de suspenso— es posible reconstruir la deconstrucción de un país llamado Cuba. La carne de res es como un ovillo de Ariadna que nos conduce por el laberíntico mundo de la Involución cubana, pero sin salida. Uno de los encarnes del Difunto fue con las vacas. Y sobre todo con los toros, extraña propensión inconsciente por los grandes sementales. En un inflamado discurso prometió convertirnos en exportadores de carne vacuna y de quesos a… ¡Europa! Los planes especiales para cruzar razas, pastoreos novedosos, siembra masiva de pangola, y la importación de sementales como Rosafé Signet, terminaron en los sesenta con una parte considerable de la masa ganadera cubana.

Al mismo tiempo, apareció la libreta de abastecimiento-racionamiento, y las novenas: carne de res cada nueve días. Pero en la medida que avanzaba el destace de la ganadería, los nueve días fueron diez o doce, e intercalaron pollo y pescado. Recuerdo que en los setenta pidieron a los becarios renunciar a la cuota de carne en las casas pues en las escuelas nos “darían” carne. Nunca me comí un bistec de res en la beca. Carne en salsa, carne rusa —de lata—, picadillo hecho pelotas, elásticas.

Para finales de los ochenta la carne de res era en Cuba casi una desconocida por las generaciones nacidas veinte años antes. Y la mayoría de los carniceros unos potentados merecedores de una canción de los Van Van donde los calificaban, orilleramente, de bárbaros y canchas. La carne de caballo se hizo famosa cuando la res se puso difícil. Decían que era más nutritiva porque tenía más sangre. Los matarifes, sacrificadores y destazadores de reses y caballos robados, comenzaron a surgir como moscas, y se hizo preciso legislar contra ellos como si fueran homicidas.

Aun faltaría por llegar el mal llamado Periodo Especial, que, junto a la mortalidad de las vacas por inanición y sacrificio ilegal, redujeron el ganado a casi la extinción. Un evento que debe marcar un hito en la industria alimentaria por su singularidad abominable fue el picadillo texturizado, extendido, o simplemente picadillo de soya, promocionado e incluso vendido como carne de primera, mezclado con un porciento de soya. El mal olor y sabor necesitaba varios hervores y así ni los perros se lo comían.

Nunca olvidar las hamburguesas Mc Castro. Una mezcla de cárnicos que fueron adelgazando en el tiempo, vendidos con panes parecidos a los originales y también para especiales ciudadanos: los compañeros vanguardias recibían un tiquete que les daba derecho a una Mc Castro y un refresco. No era gratis, por supuesto. La hamburguesa gratis se la comían otros. En aquella época, imposible olvidarlo, un dentista apareció en la televisión nacional explicando que la dentadura humana, filogenéticamente, no estaba preparada para comer fibra. Por supuesto, enseguida palpé mis caninos e incisivos para saber si no habían desaparecido como la carne.

En los últimos diez o quince años la industria de la carne y sus derivados ha ido de mal en peor, si es eso posible. Desde el vasito de leche ha pasado más de una década. Se ha publicado sobre la importación de reses y sementales. Pero la opción dada a los cubanos es la carne de jutia, de avestruz y de cocodrilo, sin duda manjares más difíciles de criar y de comerciar que una res. Antes de que la plaga entrara a dar el estoque final a la Involución en materia alimentaria, es curioso como en la Isla la palabra carne ya no significa res sino cerdo. Es muy probable que los milenios de Cuba no solo no se hayan comido nunca un filete. No saben que quiere decir falda, churrasco, bola de pierna para asar. No hablemos de derivados como quesos y yogures de verdad.

Quizás por esa razón ha provocado en las redes sociales tanta indignación el comentario de que en Estados Unidos y en Madrid había escasez de carne de vaca. Todo sale de la queja de los procesadores, quienes advierten que al ser una industria todavía con mucha manufactura, operarios que trabajan unos cerca de otros, las medidas de distanciamiento social y el cierre de las plantas afectaría el suministro. Ese evento dispararía los precios, y tal vez necesitarían sacrificar cerdos y no desviarlos al mercado para no atiborrar los frigoríficos. Los precios no pueden bajar de manera insostenible; los ganaderos y la industria necesitan, para sobrevivir, un nivel mínimo de precios. Al escribir estas líneas, parece haberse llegado a un entendimiento con los proveedores.

Si seguimos la pista de la carne, muy malas debe estar las cosas en la Isla, los alimentos y los servicios sociales, para que los periodistas se monten en la noticia de la escasez de carne en la primera economía del mundo. Una sociedad, la norteamericana, debían decirles a los reclusos de la plantación, donde cada día se come menos carne roja, y toneladas se echan a perder en los mercados porque quien puede, y son bastantes, prefieren el salmón, el pavo y el pollo —con pechuga— debido a los efectos nocivos sobre la salud. Muy malas deben andar las cosas cuando el Órgano Oficial afirma que hay enormes colas en los mercados yanquis, no por la distancia social y que admiten pocos cada vez, sino porque ‘hay gran escasez de productos básicos”.

Hemos llegado así, siguiendo la pista de la carne, al momento en que solo un milagro, y no ganadero, puede salvar a la Involución cubana. Al límite donde, perdida toda vergüenza, quien habla en televisión o escribe en los periódicos no importa ni su propio prestigio, no de reportero, no de escritor, no de académico, sino de simple ser humano digno, que ve el desastre a su alrededor. Es increíble la crueldad y la desinformación a la que someten a su propio pueblo en tiempos en que la Internet y los celulares podrían desmentirlos en segundos. Eso debería alertar a aquellos que aún no creen capaces a algunos de hundir la Isla en el mar antes de decir que estuvieron equivocados, que el camino de la prosperidad y la paz para Cuba no es el transitado por sesenta años, y que hay que rectificar en serio, por sus propios hijos y nietos.

Como fue escrito al inicio de este artículo, los chistes sobre la carne de res son tantos que se agolpan, que se atropellan, y nos matan… de risas tristes. Uno de mis preferidos narra que la carne de res y el huevo estaban siendo perseguidos por toda La Habana. El huevo, inteligente, le dice a la carne: “vamos a escondernos, y así no nos van a encontrar”. “Escóndete tú”, responde la carne, “que a mí aquí no me conoce nadie”.

Artículo publicado en Habaneciendo.com, Blog del autor.

© cubaencuentro.com
**********

Tomado de la revista Vitral No. 73
( http://www.vitral.org )

LA GANADERÍA DE LA CUBA REPUBLICANA

Por Jesuhadín Pérez Valdés

“La riqueza de vuestra tierra, el crecimiento de vuestra hierba y la habilidad demostrada de transformar hierba en carne, está convirtiendo la clase de ganado que uds. están produciendo, en un producto comestible insuperable para las mesas de Cuba , y espero que en un no muy lejano futuro, para las mesas de muchos ciudadanos del mundo”.

Frank Scofield.
Autoridad internacional en ganado de razas de carne

En la exposición nacional de ganadería, celebrada en 1956 en el parque nacional de exposiciones, el profesor H. H.Kildee, juez del evento, expresó al Patronato de dicha exposición lo siguiente:
“Quiero encomiar y felicitar a los funcionarios y expositores que han hecho de ésta exposición un gran éxito en cualquiera de sus aspectos.

“(…) Los grandes campeones y muchos de los ganadores de cinta azul, debearían ganar, o por lo menos estar entre los primeros, en las mejores exposiciones de los Estados Unidos y Canadá. La calidad: de las mejores de su clase (…) Estuve encantado con el ganado (…) criado y mejorado en Cuba”.

En 1953, tres años antes del referido evento, ya Cuba contaba con más de cinco millones de cabezas de ganado, esto significaba un animal por cada 1,10 personas. Posición envidiable si la comparamos con las existencias estimadas por la F. A. O en el propio año en 36 países. Pero, ¿cómo llegamos a obtener tal riqueza y qué lugar ocupó en nuestra economía nacional?.
Revisemos la historia...

La ganadería en la etapa anterior a 1902

Excavando en las raíces de la ganadería –anterior a la etapa republicana- descubrimos como ésta, nace y se desarrolla entrecruzada y paralelamente a otra gran riqueza: la azucarera, como si emergieran ambas de la historia en dependencia simbiótica …¿por qué? Veamos.

Nuestras tierras fértiles generaron un rápido aumento de la fortuna azucarera y a ésta le resultaba indispensable la fuerza brutal del animal, tanto para el cultivo como para el transporte de la caña (o productos terminados). Estas mismas tierras producían los pastos idóneos para la manutención y florecimiento del ganado. Fue éste el motivo que ambas riquezas crecieran hermanadas. Miguel Penabad Fraga, autor de La Ganadería en Cuba nos cuenta:
“Pronto llegó a fomentarse gran número de haciendas ganaderas contando la isla con unos mil hatos que contenían más de un millón de cabezas de vacunos.” (D.M /1957 pág 105.)

Además, otra cuestión determinante para el crecimiento de la ganadería en aquella época fue la posición geográfica que convirtió a Cuba en principal abastecedora de carnes saladas, cueros, pieles y ganados a las flotas diversas que se dirigían a México, Perú y otras zonas sureñas. Esto, sumado a las necesidades internas de consumo y transporte de mercancías como café, tabaco y azúcar, hicieron del ganadero una persona de mucho poder e influencia, hasta ser coprotágonista del primer gran conflicto entre ganaderos y vegueros, que culminó con la abolición de los grandes latifundios pastoriles.

A pesar de los conflictos y las contradicciones existentes en la época, agravadas por las subidas de los impuestos, en 1843 se organiza en Puerto Príncipe la Primera Exposición Agrícola y Ganadera. Que fuera –según Penabad- el espaldarazo definitivo a la ganadería.

Dos décadas y media después vendría el azote de la guerra. Pasados diez años de conflicto la situación era deprimente; sin embargo, para el grito de Baire los potreros contaban ya con 2 485 766 animales. (¡!) Pero con Baire empezó la guerra…

Después de tomar posesión los Estados Unidos de Cuba se hizo un nuevo censo en el año 1899, en el que solo aparecieron 376 650 reses… La contienda liberadora se había llevado 2 100 000 cabezas de ganado…

1902. La República

La riqueza ganadera estaba prácticamente aniquilada y gran parte de los hacendados arruinados; sin embargo, las necesidades internas, tanto para las labores agrarias, el tiro de carga y pasaje, como para el consumo de carne, leche y sus derivados, seguían incrementándose, por lo que se dieron facilidades arancelarias para la revitalización de la ganadería, importándose ganado de Venezuela, Puerto Rico, Texas, Tampico y la Florida tratando –los ganaderos- de atizar –por cuarta vez- ésta riqueza, y prendió…
…Ya para 1910 en los potreros cubanos había –según stock de la época- unas 3 200 000 reses vacunas. ¡La semilla ganadera había prendido nuevamente! Pero otra dura prueba se avecinaba…

La Primera Guerra Mundial

La situación de guerra propició una demanda enorme de tabaco y azúcar, al tiempo que se redujo al mínimo la importación de alimentos. Esto generó sobre la ganadería una presión enorme, ya que tuvo que cubrir la necesidad de fuerza animal para el laboreo y transporte en zafras sobre-estimuladas por las peticiones internacionales y, al mismo tiempo, cubrir las urgencias nacionales de alimentación, de carne, leche y sus derivados. Es bueno señalar que esta delicada situación hizo del ganadero un recio soporte de la alimentación pública en general.

A pesar de la exigente situación que puso al rojo vivo las existencias ganaderas los criadores, cebadores y mejoradores cubanos las soportaron, e incluso crecieron, pues para el censo de 1918 en los potreros nacionales habían 3 955 000 cabezas vacunas.

Teniendo en cuenta los éxitos alcanzados y el incremento de las necesidades –no olvidando la expansión y existencia de nuevos colosos azucareros- en 1927 se efectuó una nueva reforma arancelaria que fomentó la creación de poderosas industrias de derivados. ¿Los beneficios? Miguel Penabad los describe:
“…impidieron la salida de torrentes de divisas hacia el extranjero en pago de alimentos que se pudieran elaborar en Cuba y ofrecer trabajo permanente(…) a millares de ciudadanos que vuelcan sus salarios en el comercio, la industria, el transporte y los espectáculos, sosteniéndoles desde luego, a los sectores empleadores citados, la capacidad de producción y ventas, consumidores que a su vez, compran carne, leche y sus derivados manufacturados en Cuba”.

El desarrollo ganadero propició que el consumo de leche condensada y evaporada-con materia prima nacional- para 1932 fuera de 10,8 cajas (518,4 latas) por cada 100 habitantes, éste consumo se elevó a 30 cajas (1824 latas) en un año para las estaciones de 1951 y se calculaba que, para 1960, se consumirían aproximadamente 2 millones y medio de cajas de leche (120 000 000 de latas) que necesitarían unos 100 125 000 kilogramos de leche fresca y 22 500 toneladas de azúcar refino nacional, (ver:Coop. Comp. Nac. de Alim. para incrementar la producción con igual número de vacas. Tab. Esp. D.M/ 1957.)

Esta positiva evolución fue –paulatinamente- cubriendo una diversa variedad de productos de consumo. Al revisar las estadísticas vemos como del año 1926 al año 1939, se redujeron las importaciones (carne y derivados) en un promedioo anual de $ 29 081 673, siendo las principales:



También se eliminaron importaciones por concepto de carnes en conserva y otras carnes $ 1 510 631, y se exportaron además, -sin dañar en lo más mínimo el abasto al país de esos productos- en una década 14 954 359 pesos… Según el doctor Lamar Roura, presidente en 1943 de la Asociación Nacional de Ganaderos de Cuba, de 1931 a 1940 se había producido –entre importaciones ahorradas y exportaciones- un beneficio global de 80 051 001 pesos… (ver ponencia del Dr. L. Roura al Primer Congreso de Alimentación, año 1943).

En 1945 se efectuó –según palabras del periodista Miguel Penabad- : “el mejor censo de todas las épocas en Cuba, que registró las existencias de ganado en julio de 1946”.(La ganadería en Cuba /M. Penabad. D.M. 1957.) Se hizo teniendo en cuenta la división política administrativa republicana.(Ver la carne y la población de Cuba … W. Denie Valdés. /Vitral Núm: 65. pág 24. Año 2005.) Este censo inspeccionó 159 958 fincas, de éstas tenían ganado vacuno: 119 780, arrojando los siguientes detalles.




Wilfredo Denie Valdés, quien fuera historiador de la ciudad de Pinar del Río durante muchos años, asegura que el cómputo final de éste censo se ubicó en los ¡Cuatro millones ciento quince mil, setecientos treinta y tres animales!. Por otra parte M. Penabad nos dice: “es evidente que la riqueza ganadera es (era) la más difundida, pues cuenta (contaba) con 147 772 poseedores por lo menos”. (Paréntesis del autor.).

Siete años después, en otro censo, se nota una reacción en las existencias, dando un total de 5 391 100 cabezas, que finalmente fue fijado por la Asociación Nacional de Ganaderos de Cuba en 5 060 000 debido a las características del mismo.

Las existencias de ganado vacuno en los diez países con mejor índice promedio de cabeza animal por habitante, muestran la posición cubana en 1953:




La ganadería como mecanismo generador de empleo

Otro importante factor en el proceso de desarrollo ganadero es la generación de empleos por su positivo impacto social. En este sentido se destacan no solo los sectores estrictamente vinculados a la ganadería, sino otros que dependen indirectamente de ésta, como son fábricas de helados, fábricas de calzado, fábricas de piensos, producciones mieleras, ferreterías, fábricas de embutidos, de queso, saladeros de cuero, jabonerías, laboratorios y muchos más.

Por estos años, según el Dr. Lamar, en Cuba existían 165 004 empleadores que utilizaban permanentemente 193 859 empleados, que ganaban salarios por valor de 105 977 843 pesos…

Sacrificio vacuno

“Antes de 1959 en nuestro país se sacrificaba el ganado (…) sin ataduras por parte del Estado…”. Esta afirmación fue hecha por W. Denie Valdés, historiador ya mencionado; pero entonces…¿qué cantidad de animales serían sacrificados para poder cubrir las demandas nacionales de consumo en más de treinta sectores dependientes en alguna manera del ganado cubano, aún si despreciáramos las exportaciones?

La respuesta a ésta pregunta fue dada por el Dr. José Manuel Cortina, presidente de la Asociación de Ganaderos de Cuba y publicada en varios periódicos y revistas de la época durante el bienio de su mandato. Él aseguraba, tabuladamente que, desde el año 1942 al año 1951, los criadores cubanos entregaron para el consumo nacional 9 300 000 reses vacunas, con un peso promedio de 32 arrobas (800 lbrs/363.6 Kgms) en pie, por las cuales recibieron 687 600 000 pesos. Entonces podemos –por éste dato-deducir, que en nuestro país, en la razón antes mencionada, y según los informes del Dr. Cortina, se sacrificaban aproximadamente: ¡Un millón de animales al año! (Ver: La ganadería en Cuba. M. Penabad. D. M. pág. 110; 2da col. 3er par. T.E. /1957). Y, otro dato curioso, en igual período y por igual cantidad de ganado, con similar peso, los ganadores norteamericanos percibieron $ 1 782 600 000, o sea una diferencia en perjuicio cubano de $ 1 095 000 000… (el autor no encontró la respuesta a tal diferencia, es probable que se debiera a los precios internos del mercado nacional).

Inversiones

Los valores comprometidos operando en el sistema ganadero nacional fueron amplios. Basta decir para probarlo que, para 1956, las inversiones en tierras ascendían a 477 500 000 pesos. En casas, cercas, pastizales, pozos, aguadas, equipos y vehículos: $291 475 000, y en animales vacunos: 657 750 000, para un gran total de…: 1 426 725 000 pesos. Esto teniendo en cuenta los valores promedio estimados y aprobados en el año sancionado (1956) donde, por ejemplo, una caballería estaba valorada en $1 491 y una cabeza de ganado: $ 109.62 (según: La ganadería, importante riqueza cubana. M. Penabad./ D.M. pág 106. Cuadro Nº 3.)
Otras inversiones de consideración, directa e indirectamente vinculadas a la ganadería, fueron:



Fuentes: Ministerio de la Agricultura. Tribunal de Cuentas. Asociación Nacional de Ganaderos de Cuba. (datos de 1954 e Instituciones de la época).

Otras existencias

Además del ganado vacuno, en Cuba existían –para el año 1956- según datos de la A. N. G. C. una riqueza en ganado menor que alcanzaba los 133 600 000 pesos, que podríamos desglosar así:



Todas éstas producciones convertían nuestra ganadería en una fuente económica de potencial extraordinario. Pero con los logros alcanzados, los criadores cubanos no creyeron dada por hecha su labor, sino que en los años 1956 y 1957, según el Ministerio de la Agricultura de la época se importaron 11 845 animales de pura raza, para el mejoramiento y superación de lo que fuera ya –ateniéndonos a las palabras de Miguel Penabad Fraga- “Nuestra segunda riqueza nacional”… y se exportaron formidables ejemplares, ejemplo de ello: “Monitor Cero”, vendido en $ 16 000 y “Celso 81” criado por la Compañía Ganadera El Palmar. S.A y vendido en $ 10 000, ambos a la República Dominicana.

A modo de conclusión

La hacienda ganadera prendió, se expandió y cubrió en gran medida las necesidades de consumo nacional. Según un estudio realizado por el Ing, José Tamargo, Jefe del Departamento de Estadísticas del ministerio correspondiente, para el año 1956 existían en Cuba: 5 325 472 reses. Ahora bien, éstas unidades de ganado vendidas a 14 centavos la libra de pie, precio autorizado oficialmente y que rigió durante el tiempo en cuestión, arroja un valor de 581 528 320 pesos. Si además le sumamos el valor mínimo de las 300 000 caballerías que se destinaban a la ganadería y las inversiones hechas en casas, cercas, aguadas, potreros, equipos y otros, sumaría un gran total de mil trescientos cincuenta millones, quinientos tres mil, trescientos veinte pesos. ($ 1 350 503 320) ¡solo en el sector bovino! convirtiendo la ganadería –con más de 145 000 poseedores- en una poderosa fuente de riquezas.

¿La calidad del ganado? “-De los mejores de su clase-” Según consideraciones del juez y profesor H. H. Kildee, o las de Frank Scofield, asesor e inspector de ganado y autoridad internacional, quien aseguró;
“….he encontrado en Cuba una calidad de ganado (..) como no me había imaginado encontrar cuando vine aquí”

Y el ganadero cubano, ¿qué opinión y perspectiva tenía, estando plenamente consciente de los considerables valores que manejaba…? Lorenzo W Lamadrid, presidente a la sazón de la Asociación Nacional de Ganaderos de Cuba nos tiene la respuesta.

“El ganadero no cree que ha llegado al final de su tarea técnica en lo pecuario ni en lo económico; sabe que mucho falta por lograr para colocar esta riqueza en el plano que ella merece y confía en que el gobierno y las instituciones crediticias oficiales conozcan de cerca las aspiraciones y necesidades de éste sector, tratando con sus dirigentes, previamente, toda medida o plan de fomento, expansión e intensificación, para que ésta colaboración llene a plenitud los anhelos de una clase que por su laboriosidad y entusiasmo demostrado siempre, representa un sólido puntal de la economía nacional”.
Con este potencial existente y una actitud consciente y comprometida con el desarrollo económico y el fortalecimiento de nuestra riqueza ganadera, terminamos nuestra primera mitad del siglo XX y algunos años más. Después otra etapa de la historia de Cuba vendría… por ahora, al releer las ideas de Lorenzo W. Lamadrid, publicadas por aquellos años en la prensa… sobran las palabras.


************

Cuba Antes de Fidel Castro

(a partir de los 22 minutos y 23 segundos se muestra el avance tecnológico de la ganadería en Cuba mostrandolo en una hacienda con el lote de la raza Suiza-Parda)

***********
Precio minorista en pesos de algunos alimentos en Cuba entre 1937 y 1951

Etiquetas: , , , , , , , , , , ,