domingo, mayo 24, 2020

Israel Viana del diario ABC de España: El falso mito de las «heroicas» cargas con machete de los rebeldes cubanos: un intento de deshonrar a España



El falso mito de las «heroicas» cargas con machete de los rebeldes cubanos: un intento de deshonrar a España

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Incluso historiadores americanos recientes han defendido que «fue un rasgo distintivo de la osadía de los insurrectos y de la incompetencia de los españoles», pero algunos estudios recientes y testimonios de la época demuestran que ni fueron tan numerosos ni tan eficaces
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Por Israel Viana
Madrid
21/05/2020

Uno de los aspectos más llamativos de la Guerra de Cuba es el de las heroicas y valientes cargas con machete difundidas por los insurrectos. Una escena que fue recreada en cientos de dibujos de la época, así como en libros y películas posteriores, que ayudaron a perpetuar un mito en el que los soldados españoles aparecían, por lo general, huyendo aterrorizados a pesar de su evidente superioridad armamentística. Ya lo decía, incluso, el historiador estadounidense John Lawrence en su libro «Guerra y genocidio en Cuba» (Turner), hace solo 12 años: «El machete vino a ser un rasgo distintivo de la osadía de los cubanos y de la incompetencia de los españoles».

Han sido muchos los expertos que han intentado alimentar esta idea de un pueblo mal armado que se impone contra un ejército muy superior tecnológicamente hablando solo con los machetes habitualmente utilizados para las labores agrícolas. «A priori, parece difícil aceptar que estos machetes pudieran resultar más efectivos que un fusil Mauser alemán modelo de 1893, que era el utilizado por España en dicha contienda y que, sin duda, era uno de los mejores de su época», apuntaba Juan Antonio Martín Ruiz en su artículo «Sobre el mito de la carga al machete en la Guerra de Independencia de Cuba», publicado en 2018 en la «Revista de Historia Militar».

¿Fueron, entonces, tan efectivos? Según el historiador José Manuel Guerrero Acosta, la realidad fue muy distinta. «Estos fantasiosos macheteos multitudinarios fueron escasos, por no decir contados con los dedos de una mano, pero a la historiografía propagandística de la Cuba revolucionaria le gustó mucho reiterar en esa imagen», explica en «El Ejército español en Ultramar y África, 1850-1952» (Acción Press, 2003).

(¨Formación de Cuadro¨ del ejército español para rechazar las cargas de la caballeria de los insurrectos o mambises que peleaban por la independencia de Cuba de España. Esta foto, su comentario  y las mayoria de las otras  fueron añadidas por  el Bloguista de Baracutey Cubano)

La prensa española

En la misma prensa española encontramos algunos ejemplos que parecen apoyar esta hipótesis. «Aquella guerra no se parece a ninguna otra del mundo. Los ataques con bayoneta, las cargas de caballería, los encuentros a machetazos y la lucha cuerpo a cuerpo, que apenas se registran ya en las crónicas de las batallas modernas, realzan el valor de los que pelean y acreditan una vez más la constancia o el carácter intrepido de nuestra raza», apuntaba «La correspondencia de España» en marzo de 1896, que informaba días después de «una violenta carga a machete sobre una sección de soldados de Tarragona». Y que en agosto era acompañado por otra noticia de «La Ilustración Ibérica» que detallaba otra «carga al machete, con gran ímpetu, a consecuencia de la cual quedó macheteado un soldado y otro herido gravemente».

Tal fue el afán por perpetuar esta idea que, incluso, se llegó a rodar una película en 1969 con el título de «La primera carga al machete», en la que el director cubano Manuel Octavio Gómez contaba la supuesta primera acción de este tipo protagonizada por el Máximo Gómez, durante la Guerra de los Diez Años, el 4 de diciembre de 1868. Sin embargo, el mismo líder independentista ya reconocía en su diario que había ordenado carga igual tiempo antes en la localidad de Baire.


Martín Ruiz sostiene que fueron la prensa cubana y estadounidense quien difundió con suma eficacia las grandes victorias de los insurrectos con sus «temibles» cargas a machete, aunque la propia prensa española también ayudó al contar con todo lujo de detalles los ataques sufridos por sus soldados. Sirva como ejemplo el tristemente célebre Jerónimo Blanco Incógnito, que fue rodeado por varios enemigos de la partida de Maceo y cosido a machetazos. Al salvar la vida, su historia fue ampliamente difundida por periódicos como «El País», que en su edición del 7 de julio de 1895 hasta entrevistaba al protagonista bajo el titular de «Doce contra dos mil». Pero también se puede achacar a las circunstancias políticas por las que atravesó Cuba después de obtener su independencia en 1898, cuando Estados Unidos pasó de aliado a enemigo y surge la necesidad de no transmitir al futuro la idea de que sin ellos no lo habría logrado.

Necesidades políticas del mito

«No cabe duda que el machete fue un arma muy empleada en las contiendas que llevaron a Cuba a su independencia a lo largo del siglo XIX. Ello se debe tanto a que era un objeto sumamente extendido entre la población, como a la escasez de fusiles y municiones que solían padecer los sublevados. Sin embargo, la carga al machete ha sido claramente mitificada hasta convertirse en el emblema de un pueblo en armas que se alza contra un opresor mejor armado. Un hecho que, de paso, soslaya el amplio apoyo que tuvo la causa española entre los insulares, hasta el extremo de que decenas de miles de ellos tomaron las armas para luchar contra los sublevados», opina el historiador.

 

Este investigador no duda de que el machete no fuese un arma utilizada por los mambises y que pudo causar miedo a algunos soldados españoles, pone en duda el protagonismo que tradicionalmente le ha otorgado la historiografía cubana como un elemento decisivo en los combates. De hecho, de los tres tipos diferentes que se usaban –los llamados de «calabozo», los de «media caña» y los de «chapeo»– solo el último se usaba para luchar, ya que tenía una hoja más estrecha y larga que un sable, aunque fuera más pesada. «El machete es un arma de campo, más propia para abrirse paso en la manigua y chapear, que para el combate, pues, lejos de estar convenientemente nivelado, tiene mayor peso en la punta, con objeto de favorecer el corte de materias duras», subrayaba ya Antonio Díaz Benzo en 1897.


En la última etapa de la guerra de independencia podemos encontrar algunos ataques exitosos con machete de los separatistas, como aquel de junio de 1895 sufrido por 80 guerrilleros españoles entre Manzanillo y Yara. Regresaban de reparar una línea telegráfica y fueron víctimas de una emboscada en la que murieron 20 de ellos y otros 15 resultaron heridos. O el ataque por sorpresa en Santa Clara, en febrero de 1897, sobre una pequeña columna de 90 efectivos que acabó con 64. El más famoso, sin embargo, fue el de Maltiempo, el 15 de diciembre de 1895, cuando Máximo Gómez y Antonio Maceo se lanzaron sobre una pequeña columna de 300 españoles y produjeron, según el parte oficial de los cubanos, 201 bajas por 27 propias. Pero lo cierto es que, actualmente, se considera más ajustada a la realidad la cifra de 65 muertos y 40 heridos españoles, por seis y 46 de los contrarios.

Más fracasos que triunfos
«En las fuentes consultadas se advierte que fueron más numerosos los ataques con machete que terminaron en sonoro fracaso para los agresores, que aquellos en los que triunfaron, tanto en combates de cierta envergadura como en otros de menor entidad. Incluso a lo largo de la Guerra de los Diez Años, la estrategia del cuadro utilizada por el Ejército español sacó a sus tropas de más de un apuro», explica el historiador en su artículo.

En este sentido podemos recordar la acción de 1895 en Dos Ríos, donde una columna española rechazó hasta 11 cargas al machete por parte de 500 jinetes al mando de Máximo Gómez y José Martí, quien cayó muerto en la lucha. También el que tuvo lugar ese mismo año en Cayo Espino, cuando 2.400 independentistas al grito de «al machete» se lanzaron contra 250 soldados españoles y no solo fueron rechazados, sino contestados con varios avances a punta de bayoneta que mató a 42 enemigos. O los poco más de 60 españoles que resistieron en noviembre en Ojo del Agua contra las acometidas de 1.200 insurrectos al mando de Rego e Ignacio Suárez.


El mismo Gómez lo refrendaba tras un ataque realizado en abril de 1896 con 5.000 hombres contra una columna española que logró resistir hasta la llegada del general Godoy. «Merece consignarse el hecho de que, habiendo atacado constantemente al machete, no hay en las columnas ni una baja producida por esa arma», declaró el líder de los rebeldes en su informe.

Esto se demuestra rápidamente con los datos médicos ofrecidos por los facultativos españoles de la Guerra de Cuba. En 1896, el Ejército español tuvo 4.187 heridos, de los que solamente el 13% lo fueron por el empleo de este arma. Martín Ruiz recoge como ejemplo el Hospital de La Habana, que ese mismo año asistió a 776 soldados, de los que solo 15 presentaban golpes de machete. Y en la Clínica de Heridos y Cirugía del Hospital Militar Alfonso XIII, cerca de la capital, cuyos heridos por machete entre mayo de 1896 y octubre de 1898 solo eran el 2,65%. «Sorprenderá quizá esta exigua proporción de heridos de machete, cuando tanto se ha hablado y exagerado respecto a esta temible arma de los insurrectos. Nosotros, que hemos operado con las columnas en las dos guerras de Cuba, sabemos que los insurrectos cargaban muy pocas veces con el arma blanca contra nuestras tropas. Y si lo han hecho, ha sido únicamente cuando su número era muy superior al nuestro», aseguraba un médico de este último, Federico Baeza Gozalbes, cuyo testimonio fue recogido en «Contribución a la historia médico-quirúrgica de la última campaña de Cuba. Hospital Militar Alfonso XIII» (1899).
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Elpidio Valdes - El Machete


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