jueves, mayo 21, 2020

Los traumas de Fidel Castro con Estados Unidos. Tania Díaz Castro desde Cuba: Desde la Sierra Maestra, Castro ya auguraba su enfrentamiento con los Estados Unidos: “me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo”, escribió a Celia Sánchez


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Mirta Díaz Balart Gutiérrez se divorcia años después,  y no meses, ya que  se divorcia  cuando Fidel Castro estaba  en prisión por el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, pues conoció de las infidelidades de Fidel Castro con Naty Revuelta por unas cartas que se cruzaron y un libro que le había dedicado Naty a Fidel. He oido que  Rafael Díaz Balart Gutiérrez, que cuando aquello era Vice Ministro de Gobernación,   al ver a su hermana  en un gran estado de preocupación por Fidel Castro  le hizo saber de los amorios de Fidel con Naty Revuelta, la cual sería un tiempo después la madre de  Alina Fernández Revuelta. una de  las hijas de Fidel Castro fuera de sus matrimonios.

Mirta y Fidel con Fidelito quien nació en el año 1949, al igual que el verdadero primogénito de Fidel: Jorge Ángel Castro Laborde, 

(Foto  del  Ingeniero químico  Jorge Ángel  Castro Laborde tomada de  un diario español cuando Jorge Ángel viajó a España como funcionario  de un ministerio de Cuba Jorge Ángel es el verdadero primogénito del finado tirano  y  nació unos meses antes que ¨Fidelito¨ pero en el mismo año 1949)

En el tiempo en que Fidel Castro era novio de Mirta tenía una relación amorosa con  María  Amparo Laborde, una doméstica, residente en Santiago de Cuba,  de la que nació Jorge Ángel Castro Laborde el 23 de Marzo de 1949, el verdadero primogénito de Fidel Castro y no ¨Fidelito; la boda de Fidel y Mirta fue el  11 de Octubre de 1948, luego el primogénito de Fidel Castro es Jorge Ángel, el cual fue engendrado 3 ó 4 meses antes de que Fidel se casara con Mirta.

Fotos tomadas de  https://www.bbc.com/mundo/

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Los traumas de Fidel Castro con Estados Unidos

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Desde la Sierra Maestra, Castro ya auguraba su enfrentamiento con los Estados Unidos: “me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo”, escribió a Celia Sánchez
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Por Tania Díaz Castro
21 de mayo, 2020


LA HABANA, Cuba. – Conozco la historia de la neuróloga cubana Hilda Molina, quien reside en Argentina con su familia. Estudió la personalidad de Fidel Castro y lo diagnosticó como “psicópata incurable”. Pero si alguna vez Molina se refirió a los traumas que poseía el Comandante en Jefe, especialmente con Estados Unidos, no lo sé.

Las estancias de Fidel Castro en ese país fueron cortas pero intensas. La primera tuvo lugar durante su luna de miel con Mirta Díaz-Balart Gutiérrez en octubre de 1948.

La escritora cubana Katiuska Blanco, en la apología que escribió sobre la vida de Fidel, no narra ese viaje matrimonial como lo hacen quienes fueron sus amigos más íntimos en Estados Unidos. Aun que relata que los novios habían recibido 3 000 dólares como regalo de bodas, la escritora no aclaró que 1 000 fueron dados por Fulgencio Batista, amigo de la familia. Dice, en cambio, que se hospedaron en una casa de huéspedes barata, cerca del Parque Central de Nueva York, y que Fidel se compró un auto de uso para llegar a Miami y, por último, trasladarse a La Habana en ferry.

(Fidel Castro  Ruz y Mirta Díaz Balart  de viaje de Luna de Miel en EE.UU. en 1948)

En cambio, Luis Conte Agüero, Max Lesnik ―que lo escondió en su apartamento del Vedado habanero―, Rafael del Pino, sus cuñados Lincoln y Mario Díaz-Balart y otros, no coinciden con Blanco. Recuerdan otra historia, más lógica, cuyas declaraciones y fotos se conservan en el Museo Histórico del Sur de la Florida.

Según el escritor Norberto Fuentes y la hermana de Rafael Díaz-Balart, la pareja se alojó en la suite de un hotel de lujo en Miami Beach, destinada a los matrimonios de la clase alta. De acuerdo con estas fuentes, Mirta y Fidel llegaron a Estados Unidos con la impresionante suma de 10 000 dólares, no con 3 000, como dice Blanco.

Luego viajaron a Nueva York y se alojaron en un apartamento en Manhattan. El auto comprado por Fidel era un Lincoln Continental 1947, de apenas un año de uso, muy lujoso en aquella época. Meses después su matrimonio con Mirta fracasa.

En 1949, Fidel volvió a Miami, esta vez con el objetivo de esconderse. Temía por su vida cuando fue acusado de gánster en la Universidad de La Habana.

(Fidel Castro haciendo uso de la palabra en un teatro de la calle Flagler de la ciudad de Miami con el objetivo de recaudar fondos. Todas las fotos y comentarios fueron añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

Su tercer viaje ocurrió en noviembre de 1955, cuando fue recibido por los cubanos exiliados que esperaban la caída de Batista y recaudó cientos de dólares para su gestión política en el antiguo Flagler Theater.

Pero en esta tercera y última visita a Miami, sufrió una gran contrariedad cuando le negaron el permiso de ofrecer un discurso en el histórico balcón del Instituto San Carlos, en la calle Duval de la aledaña Stock Island, donde José Martí había hablado a los tabaqueros cubanos que trabajaban allí y que luchaban por la independencia de Cuba.

Tan molesto se sintió Fidel que trató de convocar una manifestación como protesta, pero no lo logró. De esa forma, partió rumbo a México y nunca más puso un pie en Miami.

(En la foto se puede ver el dinero recaudado en una noche. Al lado del brazo izquierdo de Fidel Castro se encuentra el comunista clandestino Juan Manuel Márquez, quien sería el segundo jefe en la expedición del yate Granma; es muy probable que las fotos donde aparecen Fidel y Juan Manuel Márquez hayan sido hechas en New York)

Otras razones que “justifican” el origen de sus perturbaciones emocionales en relación con Estados Unidos, asoman en la carta que le envió a Celia Sánchez tras el bombardeo de Batista a la Sierra Maestra: “…me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta de que ese va a ser mi destino verdadero”, escribió Fidel.

Quizás su obsesión tenga que ver con su visita a Washington DC el 15 de abril de 1959, cuando fue rechazado por el presidente Eisenhower.

No olvidemos que en una edición del programa televisivo Mesa Redonda, transmitida en febrero de 2012, Fidel dijo que se sentía vigilado por un satélite estadounidense: “Hasta en el inodoro de mi casa me observan”, dijo.


Otra recaudación de dinero

Fuentes consultadas:

Declaraciones escritas de Max Lesnik, Rafael del Pino, Luis Conte Agüero, Norberto Fuentes, Paul George, historiador de Miami, del fotógrafo Wilfredo Gort, del Diario Las Américas y de Alfonso Chardy, del Miami Herald.

Todo el tiempo de los cedros, de Katiuska Blanco, Casa Editora Abril, 2003, La Habana.
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TRUCO O  ¨PALA¨  USADO POR FIDEL CASTRO PARA RECAUDAR DINERO O ¨PASAR EL CEPILLO¨

( FOTO: Fidel Castro, Flagler Street Theatre, Miami, Nov. 20, 1955: latinamericanstudies.org, WEB editada por el Dr. Antonio de la Cova.)

Fidel Castro en Miami

Enviado por ei en Junio 16, 2010 – 19:04 pm

Miguel A. Sánchez, “El Coreano”, se refirió a este mítin de Fidel Castro (derecha en la foto) en el Teatro Flagler de Miami, celebrado el 20 de noviembre de 1955, con el objetivo de recoger fondos para su movimiento.

Según contó en el programa “A Mano Limpia” del Canal América-TeVé de Miami, el propio Castro le explicó la forma en que movería el simbolismo kubishe, usando una imagen de Martí (en la foto, justo debajo de Martí, Luis Conte Agüero, la silla vacía a su lado es la de Fidel) y pasando un sombrero de yarey para prestigiar la colecta.

“El Coreano” aseguró que Castro le dio una cantidad notable de dinero y le orientó que, en el momento en que él instara a los presentes a donar (“pasar el cepillo”), se pusiera de pie y depositara de forma visible la cantidad de dinero que recién le había entregado.
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 Salvador Díaz Versón

El periodista Salvador Díaz Versón quién había ocupado un alto cargo policial en uno de los gobiernos auténticos  tenía en su poder los expedientes de la Liga Anticomunista donde  estaban depositados muchos años de  investigación  sobre los comunistas en Cuba y fuera de Cuba. El expediente A-943 correspondía a Fidel Castro Ruz y en él se reflejaba que Fidel  Castro había comenzado a trabajar para la Unión Soviética  en 1943 y que en su reclutamiento y entrenamiento había desempeñado un importante  papel un diplomático supuestamente llamado Gomer Bashirov, En el expediente también habían fotos y documentos que  que evidenciaban su conexión con Moscú. Después del triunfo de la Revolución y concretamente tan cercano como el 23 de enero de 1959  se requisaron los archivos que estaban, si mal no recuerdo haber leido, en la casa de Salvador Díaz Versón en Cojimar, Una carta de Fidel Castro dirigida  a Abelardo Adán en Praga que fue interceptada por Salvador Díaz Versón decía: ¨ Nuestro amigo me dijo que me mantiene reservado para mayores esfuerzos  y que no debo quemarme  viajando ahora. Ellos tienen  un plan  en el cual yo seré  el eje que  se implementara muypronto. Es posible  que entonces volvamos a vernos sin temor al imperialismo yanqui¨.  La información de casi todo lo que está en este párrafo están en las páginas 777 y 778 del excelente libro (aunque no coincido en algunas interpretaciones que aparecen en él)  titulado La Verdadera República de Cuba , del Dr.Andrés Cao Mendiguren.

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 En el libro Terror Castrista de Alejandro Prieto Blanco se lee:





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Razones de Angola (IX)

Fidel Castro con Anastas I. Mikoyan, en una recepción habanera el 8 de febrero de 1960. © Bettmann/CORBIS.

Por César Reynel Aguilera
Montreal
Diciembre  22 de  2010


Amor a primera sombra

Si aceptamos que en el Moscú de 1958 nada sabían de Fidel Castro estamos aceptando, entonces, que la velocidad del noviazgo entre la revolución cubana y la Unión Soviética es equivalente, en términos de política real, a enamorarse de una persona desconocida antes de que doble la esquina.

Si algo caracterizó las relaciones del PCUS y la KGB con los mal llamados líderes del Tercer Mundo fue precisamente la cautela. No existe un sólo caso, en la geopolítica soviética, en que las relaciones con un “movimiento de liberación nacional”, en el poder, hayan ocurrido con la rapidez y profundidad que tuvo el compromiso soviético con el castrismo. En menos de diez y ocho meses los ‘bolos’, que es como los llamamos en Cuba, lograron controlar económica y militarmente una plaza que en las claves de su inteligencia pasó a tener el nombre código de “Cabeza de Playa” (Avanpost).


La explicación de esa penetración tan rápida, profunda e inusual es que los soviéticos sí sabían de la Revolución cubana —mucho más de lo que le conviene reconocer a la versión oficial del castrismo. Ya en octubre de 1958 Nikita Jruschov habló de la “heroica y desigual lucha del pueblo cubano contra la opresión imperialista”. Ese mismo año, en el mes de diciembre, el Presidium del Comité Central del PCUS tomó una decisión en la que es importante detenerse.

Unas semanas antes la embajada Checa en la Ciudad de México recibió la visita de un supuesto representante de la Armería Polini, radicada en San José, Costa Rica. Esa persona, todavía no identificada hoy, solicitó a los checos el abastecimiento de armas, morteros y municiones para las columnas rebeldes de Fidel Castro. Una vez más es importante recordar, y recalcar, que esos contactos no ocurren, ni pueden ocurrir, sin la existencia de vías (caminos) que garanticen la legitimidad de la persona que contacta y minimicen, en lo posible, la posibilidad de una provocación o de un engaño. En Cuba esas vías siempre pasaron, directa o indirectamente, a través del PSP. En 1958, recordemos, ya Fabio Grobart llevaba una década viviendo en Praga y trabajando para la Federación Sindical Mundial, una organización que ya hoy se sabe que fue (al igual que la FMJD) una las fachadas que utilizó la KGB para su trabajo en el exterior.

La inteligencia checa, que desde 1948 era incapaz de tomar una sola decisión sin consultar con Moscú, pidió asesoramiento de los soviéticos y recibió respuesta a través de la decisión del Presidium de Comité Central que hoy puede ser consultada en el Archivo del Presidente de la Federación Rusa (Extracto del Protocolo 198, reunión del Presídium de diciembre 27, 1958, folio 3, lista 65, Fichero 871). En esa resolución (que ya está desclasificada y es pública), el PCUS aprobó “la intención de los amigos checos de ayudar al movimiento de liberación en Cuba”, y dio instrucciones precisas de no dejar ningún rastro escrito diciendo que la armas eran para Cuba, que verificaran exhaustivamente la seriedad de las intenciones de la compañía (léase contacto), y que no enviaran ningún arma que pudiera ser rastreada como perteneciente al bloque soviético.

Una lectura ingenua de esa resolución podría ser que los soviéticos, o la KGB, ante la inminencia del triunfo castrista, decidieron sumarse a la Revolución. La realidad, sin embargo, es que en Cuba, en diciembre de 1958, ni los más optimistas soñaban con la fuga batistiana. Al mismo tiempo, esas operaciones de contacto y solicitud de ayuda no se preparan de un día para otro; lleva meses hacerlo de una forma adecuada y segura. Por último, el hecho de que esa solicitud haya alcanzado el conocimiento del Presidium no significa que otras operaciones similares, y anteriores, no hayan podido suceder sin el conocimiento y la autorización de la política soviética. Si algo enseña la historia de la KGB, después del XX Congreso del PCUS, es que su condición de poder, dentro del poder, le dio un alto margen de libertad a la hora de decidir qué informar y qué no informar.

Con la fuga batistiana el cortejo entre cubanos y soviéticos fue tan intenso, y tan rápido, que no puede ser explicado bajo la ingenua idea del guiño y el tanteo. Tuvo todas las características de un noviazgo ya pactado. En fecha tan temprana como enero de 1959, Alexander Alexeiev, antiguo jefe de la estación de la KGB en Buenos Aires, y funcionario especialista en América Latina de la Comisión de Asuntos Culturales del Comité Central del PCUS, pidió ser enviado a La Habana y su solicitud, a recomendación de Alexander Shelepin, jefe de la KGB, fue aceptada por el Comité Central (Archivo del Presidente de la Federación Rusa: A. Shelepin al Comité Central, Sept. 15, 1959, Folio 3, Lista 65, Fichero 891, p. 1).

Para muchos analistas esta solicitud, y su aceptación, es prueba de la necesidad que tenían los soviéticos de llenar ese supuesto vacío de inteligencia, e información. Desde el punto de vista operativo, sin embargo, ese nombramiento indica exactamente lo contrario. Alexeiev era un cuadro de inteligencia demasiado importante para enviarlo a una situación desconocida. La KGB nunca trabajó así. Alexeiev fue a Cuba porque, entre otras cosas, la inteligencia soviética sabía que a pesar de la situación convulsa, y de las incógnitas que rodeaban la figura de Fidel Castro, existían un grupo mínimo de condiciones que garantizaban la seguridad de su enviado, la discreción de su trabajo y el posible éxito de la misión encomendada. Y así fue; los cubanos tardaron varios meses en extender la visa al enviado de Moscú, pero cuando Alexeiev llegó a La Habana tuvo una seguridad personal garantizada por el aparato de inteligencia del PSP, logró acceso inmediato a Fidel Castro y, sin muchos preámbulos, empezó a despachar sobre la visita de Anastas Mikoyan, la venta de armas y unos convenios de colaboración que incluían millones de toneladas de azúcar y barriles de petróleo.

Cuando Alexeiev llegó a La Habana, el 1 de octubre de 1959, lo hizo muy bien informado; ya el 26 de febrero de ese mismo año se había reunido con Severo Aguirre en Moscú (Centro de almacenamiento de la documentación contemporánea. Reunión de Alexander Alexeiev con el miembro de PSP Severo Aguirre: Feb. 26, 1959, Folio 5, lista 50, fichero 174, pág. 7). De esa reunión la alta jerarquía soviética supo, por boca de un representante del círculo político del PSP, que el Partido merecía ser reconocido por el triunfo de la revolución, sobre todo por su trabajo para controlar las acciones de Fidel Castro, quien había empleado “el terror individualista desde el comienzo de su lucha contra la tiranía en las montañas”, algo que, según las propias palabras de Aguirre, “interfería con el trabajo del PSP”. “Nosotros hicimos todo lo posible —recalcó Aguirre— para que Fidel Castro abandonara esos métodos”.

Otro rastro documental de la visita a Moscú de ese representante del PSP ilustra, de forma muy clara y temprana, la esencia de la estrategia que los soviéticos escogieron para darle al castrismo una ayuda militar, ideológica, y económica, que ya estaba prácticamente decidida. Cuando Severo Aguirre solicitó al editor del periódico Pravda (miembro activo de la KGB), el respaldo a la revolución cubana de los órganos de propaganda soviéticos, la respuesta que obtuvo fue la siguiente: “Las cosas van bien, y el imperialismo americano podría usar esos artículos de Pravda como justificación para sus futuros ataques a las estructuras democráticas de Cuba. Si las cosas empiezan a deteriorarse en Cuba, entonces Pravda brindará más información y publicará sus expresiones de solidaridad”. (Centro de almacenamiento de la documentación contemporánea: Carta de Severo Aguirre al Comité Central. Marzo 1, 1959, Folio 3, Lista 50, Fichero 174, pág. 11).

En marzo de 1959 (aproximadamente) un representante del PSP, todavía hoy no identificado, se reunió con el Mariscal Vasili Sokolovsky, jefe del estado mayor del Ejército Rojo, para discutir la ayuda militar soviética al triunfante Ejército Rebelde. Antes de esa importante reunión, el representante del PSP escribió un informe titulado: “Las fuerzas armadas tradicionales y actuales en Cuba” (Centro de almacenamiento de la documentación contemporánea. Archivo del secretariado del Comité Central: Reporte anónimo de un representante del PSP, con sumario de la reunión sobre este tema entre el autor del reporte y el Mariscal Sokolovsky. Sin fecha, por el contexto, alrededor del primero de marzo de 1959. Folio 5, lista 50, fichero 174, págs. 35-52).

Ese encuentro tuvo dos consecuencias importantes, la primera: dio lugar a la resolución del Presidium del Comité Central de enviar a Cuba diez asesores hispano-soviéticos, con la misión de reorganizar y convertir al Ejército Rebelde en una fuerza militar moderna. Uno de eso asesores, que llegó a La Habana en marzo de 1960, y fue conocido por los cubanos como Ángel Martínez Riosola (su verdadero nombre fue Francisco Ciutat de Miguel, y los soviéticos lo bautizaron como Pavel Pablovich Stepanov), es recordado, según las palabras del comandante Belarmino Castilla, como el hombre “que llevó a las FAR la organización y la estrategia militar modernas”. La segunda consecuencia fue la oferta, “inesperada”, del Mariscal Sokolovsky, de entrenar pilotos de combate cubanos. La fecha es, recordemos, marzo de 1959; el día cinco de ese mes, allá en La Habana, varias decenas de pilotos, fueron acusados falsamente de ser batistianos y condenados, en un segundo juicio, a penas que oscilaron entre veinte y treinta años de prisión. El castrismo necesitaba pilotos.

Un mes más tarde, en abril de 1959, Raúl Castro envió a Lázaro Peña, a Moscú, con la solicitud de asistencia soviética para las fuerzas armadas cubanas. Raúl Castro pidió la asistencia de unos cuantos comunistas españoles que fueran graduados de las academias militares del Ejército Rojo. En esa visita Lázaro Peña también hizo llegar un mensaje de Blas Roca, invitando a los soviéticos a “desarrollar relaciones económicas con Cuba, comprar azúcar cubana y abastecer al país con maquinarias agrícolas y equipamiento industrial” (Archivo del Presidente de la Federación Rusa: Boris Ponomarev al Comité Central, Abril 15, 1959, Folio 3, lista 65, fichero 874).

Esos tres contactos —bien tempranos y de alguna forma redundantes y contradictorios—, de tres miembros distintos del PSP, dos que han sido identificados (Severo Aguirre y Lázaro Peña) y uno que todavía hoy permanece bajo el anonimato, ilustran la existencia de una organización, como la del PSP, estructurada en círculos concéntrico, con un alto nivel de compartimentación y con acceso a escalones muy diferentes dentro de la jerarquía soviética. Mientras Aguirre y Peña tuvieron que contentarse con anfitriones de niveles intermedio, el misterioso enviado anónimo del Partido tuvo acceso a un Mariscal del Ejército Rojo que era, además, el jefe de su Estado Mayor.

¿Quién pudo haber sido ese enviado? Es difícil saberlo con certeza. Lo único que podemos saber, por el momento, es el grupo que requisitos que tuvo que reunir para que ambas partes, la soviética y la cubana, lo consideraran como la persona idónea para un contacto del más alto nivel y, por tanto, de la más alta discreción y confiabilidad. Tiene que haber sido un cubano, de preferencia que hablara ruso, que tuviera conocimientos militares, que fuera bien conocido y confiable para los estrictos estándares de seguridad de la KGB y de la inteligencia militar soviética. Al mismo tiempo, tiene que haber sido alguien con acceso a la más alta jerarquía del movimiento castrista, y depositario de un respeto y una confianza que Fidel Castro sólo tuvo para con unos pocos miembros del PSP.

Flavio Bravo encaja perfectamente con ese perfil. Fue el hombre que se ganó la confianza de Fidel Castro desde sus años en la Universidad de La Habana. Fue el comunista que avaló la membrecía Raúl Castro en el PSP. Estuvo exiliado en Moscú desde 1952, hablaba ruso y se sabe que estudió en alguna de las academias militares soviéticas. En 1961 fue jefe de operaciones del Estado Mayor General de las FAR, cargo que conservó hasta después de la Crisis de Octubre. En 1963 fue jefe (operativo y real) de la misión cubana en Argelia; y a partir de ahí su nombre aparece vinculado, de una forma u otra, a casi todas las operaciones “cubanas” en África, incluida la reunión con Agostino Neto en mayo de 1975, en Brazzaville.

Hay dos detalles que apuntan hacia la posibilidad de que haya sido Flavio Bravo quien se entrevisto con el Mariscal Sokolovsky. El primero es que a la llegada de Ángel Martínez Riosola a La Habana fue precisamente “Julio” (nombre de guerra de Flavio) el contacto que lo estaba esperando en el aeropuerto “José Martí” y lo guió con todos los cuidados y rigores de una operación de inteligencia. Al mismo tiempo, el Mariscal Sokolovsky es el creador de la famosa doctrina que lleva su nombre y que tiene, entre uno de sus puntos principales, el carácter decisivo, sobre el destino de una guerra general, de la fase más temprana de la misma. Esa doctrina, que puede ser traducida al cubano con el famoso dicho de que “el que da primero da doble”, fue esencial en el diseño de la estrategia nuclear soviética y se convirtió, por tanto, en una de las razones del emplazamiento de misiles nucleares en Cuba. Cuando eso sucedió, casualmente, el jefe de operaciones del Estado Mayor General de las FAR eraun hombre en el que los soviéticos siempre tuvieron una gran confianza.
(Continuará…)

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