viernes, septiembre 04, 2020

Pedro Pablo Arencibia sobre la Revolución del 4 de Septiembre de 1933 en Cuba: de cómo se truncó el camino constitucional y democrático para dar paso a caudillos politicamente improvisados y el relevante papel desempeñado por Fulgencio Batista en la Revolución del 4 de septiembre de 1933

 The Sergeants' Revolt: Sgt. Fulgencio Batista & President Ramon Grau Speaking | September 1933


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Sobre la Revolución del 4 de Septiembre  de 1933 en Cuba  y como se truncó  el camino constitucional y democrático  para dar paso a caudillos politicamente improvisados


Por Pedro Pablo Arencibia
4 de septiembre de 2019



 Al ser electo  Franklin D. Roosevelt Presidente de los EEUU,  el 8 de noviembre de 1932,   un grupo de cubanos  cabildearon  con el nuevo ejecutivo estadounidense  para  que éste mediara  en la  inestable situación cubana  que se había desarrollado producto de:  la crisis económica mundial desencadenada en  1929, el ¨revolucionarismo¨ isleño, los anarquistas  (españoles mucho de ellos) cuyo número había aumentado grandemente en Cuba después de terminadas las obras del Canal de Panamá  y por los comunistas dirigidos  por la Internacional Comunista de Stalin (que tenían a los anarquistas como una de sus principales ¨canteras¨y la creación de los Frentes Populares como estrategia para la toma del Poder político mediante la vía electoral,  haciendo coalición con otros partidos políticos),  así como por  la consecuente  represión machadista. 

El Presidente  Roosevelt dando respuesta a esa petición y al hecho que la inestabilidad política no es buena para las inversiones ni para los negocios,  envió a La Habana al experimentado diplomático Benjamin Summer Welles (nombrado en mayo de 1933 Embajador en Cuba y delegado especial del Presidente Roosevelt para resolver la situación cubana) para que mediara entre las partes contendientes  con el objetivo  que  el Presidente Gerardo Machado y Morales  concluyera su período presidencial  y así su salida   y el cambio de gobierno en Cuba se produjeran, respectivamente,  por las vías  pacífica y electoral.   A cambio de que los cubanos aceptaran  la mencionada mediación y la  solución propuesta,  los Estados Unidos     se comprometían  en mejorar   la situación económica de  la República de Cuba.  A esa mediación  se opusieron el  Directorio Estudiantil Universitario de 1930 y el ABC Radical porque, según ellos,  se violaba la soberanía nacional. El  ex Presidente Mario García-Menocal y Deop,  ex Mayor General  del Ejército Libertador y líder de los conservadores, se opuso también  pero por otras razones:  desconocer al ABC y a la Agrupación Unión Nacionalista de  Carlos Mendieta y Montefur, ex Coronel del Ejército Libertador. Para muchas personas la soberanía es el derecho de que los nacionales de un país se agredan y maten  unos a otros sin impedimento alguna por parte de elementos externos a ese país. Esas personas  no tienen en  cuenta que esa ¨soberanía¨ afecta y hasta destruye inversiones y negocios foráneos en el país,  además de provocar que  miles, centenares de miles y hasta millones de desplazados o refugiados migren  hacia otros países. La vilipendeada Enmienda Platt en su arista positiva (tiene también una arista negativa)   evitó durante varias décadas que tuviéramos esa ¨soberanía¨.

Al llegar  Benjamin Summer Welles a Cuba, a la que ya  conocía  por  haber desempeñado actividades diplomáticas un poco parecidas  cuando el gobierno del Presidente Alfredo Zayas y Alfonso,  y entrevistarse con el   Dr. Carlos Saladrigas Zayas, uno de los prominentes hombres del ABC, éste lo convence que que no habrá solución alguna para la situación cubana  con la premisa que el Presidente Machado se  mantenga  como Presidente hasta la fecha  en que concluiría su mandato. Por otra parte,   Orestes Ferrara afirma en su  autobiografía que ya en ese tiempo Machado deseaba dejar el poder,  pero que no encontraba a la persona que ocupara su puesto para evitar el caos después que él dejara la Presidencia.

 La Mediación no pretendía resolver los problemas político-sociales del  pueblo de Cuba,   pues esos problemas debían resolverlos los gobiernos y la sociedad civil  de la República de Cuba, los cuales tampoco se resolverían en un santiamén; la Mediación sólo pretendía sacar de la crisis a Cuba y  darle estabilidad, pero  inexpertos estudiantes, soldados y trabajadores abortarían el resultado de la Mediación de Benjamin Summer Welles pues intentarían de la peor manera posible, mediante una Revolución,  resolver esos problemas políticos-sociales. El Presidente  Carlos Manuel de Céspedes y Quesada era una persona honesta, con experiencia nacional e internacional en los asuntos políticos nacionales e internacionales;   el hijo del segundo matrimonio del llamado ¨Padre de la Patria¨ era un patriota  sin ambiciones de aferrarse al Poder que  hubiera sido un gran factor en  un gobierno de  transición  o provisional  que  llevara  a la elección,  mediante elecciones generales, a una constituyente y  a un gobierno constitucional y democraticamente elegido que intentara comenzar a resolver  los problemas políticos-sociales que tenía Cuba en ese momento. La inexperiencia, las ambiciones personales, el ¨revolucionarismo¨, la manipulación patriotera, la violencia,  el caudillismo,   etc.  se impusieron sobre la prudencia,  la gradualidad y  el respeto a las leyes y a las instituciones. Dos de  los peores resultados de esa etapa  fue:

1)  Sobrevalorar el camino de la violencia como la vía valiente, heroica y decorosa para resolver los problemas
2)  Concebir a la ¨Revolución como fuente de derechos¨.

Hace 60 años  sufrimos en Cuba  las consecuencias de esos dos  peores  resultados.  La prensa que en grado sumo aduló y apoyó en su momento a Machado se encargaría de  sabotear y desprestigiar la persona de Carlos Manuel de Céspedes y Quesada. Otro factor fue la violencia del ¨revolucionarismo¨ con la cual Céspedes trató de dialogar y negociar evitando reprimirla, lo cual fue visto como una debilidad por  grupos ¨revolucionarios¨ y  grupos terroristas.  De esa manera,  la Presidencia  de Carlos Manuel,  el principal resultado de la mediación de Summer Welles conjuntamente con la salida  de Gerardo Machado de la Presidencia,  fracasó.  Veamos en detalles lo anterior con una de las organizaciones más importantes y   ¨glorificadas ¨ por  buena parte de la historia de Cuba.

El Directorio Estudiantil Universitario de 1930, el anterior  Directorio fue el de 1927, pidió  el  22 de agosto de 1933 que los  «elementos sanos de las fuerzas armadas»  apoyaran el programa de gobierno de dicho Directorio publicado en esa fecha;  era un programa de gobierno hecho  por algunas personas con quizás buenas intenciones,   pero con muy poca experiencia en  política nacional e internacional, inversiones y desarrollo económico de un país, etc. En el Directorio habían  algunas personas con buenas intenciones pero con mucha ignorancia en asuntos de  democracia y de la práctica política,  pues denunció posteriormente  y de manera equivocada  el importante Decreto del Presidente Céspedes por el cual cesaba en sus cargos a  todos los funcionarios electos durante el gobierno de Machado, y llamaba a  elecciones generales para febrero de 1934. El Directorio, ante la falta de sólidos argumentos,  señalaba irresponsablemente  que ese Decreto  era una añagaza del imperialismo yankee para mantenernos en una condición semi-feudal. Juventud y sabiduría raramente  se encuentran  juntas en las personas.

En esas circunstancias es que  el 4 de septiembre de 1933 se lleva a cabo una asamblea de sargentos y soldados  en el teatro del Club de Alistados de  Columbia  el supuesto objetivo  de los reunidos en esa asamblea era pedir: «No licenciamientos, aumento de sueldos, supresión de los asistentes de oficiales, mejoras en el uniforme que incluía el uso de gorra de plato, botas de tubo y uniforme de gala verde olivo».  En esa reunión,   la dinámica en el tratamiento de los asuntos llevaría a que Fulgencio Batista, junto a otros,   mostrara su liderazgo  para  asuntos más importantes para Cuba. Fulgencio Batista había conspirado contra Machado en las filas del ABC radical  y  en ese momento  también conspiraba (al igual que  José Eleuterio Pedraza, el cual contrario a Batista sí tenía tropa a su cargo)  con la organización «Comité Pro Ley y Justicia» contra el gobierno de Carlos Manuel de Céspedes. En el libro La Verdadera República de Cuba,  escrita por el Dr. Andrés Cao Mendiguren,  se narran los hechos de la siguiente manera en sus páginas 394 y 395:

Los primeros civiles llegados a Columbia fueron Ramiro Valdés Daussá, Mario Labourdette, José Willy y Guillermo ¨Willy¨Barrientos Schweyer. Poco después se unen  Carlos Prío Socarrás y  Juan Antonio Rubio  Padilla. de nuevo Batista da lectura  al pliego de reivindicaciones castrenses. ¿ Para qué nos ha mandado buscar?  pregunta Prío al terminar Batista su lectura. Con este documento  ustedes se condenan al fusilamiento.  Nosotros los civiles no seremos fusilados y ahora mismo  abandonamos el campamento. ¿Qué se puede hacer?  dijo Batista, Constituir el gobierno revolucionario y tomar el poder, respondió Prío. Batista está de acuerdo y pide ampliar el número de civiles y solicita se  llame a Sergio Carbó y a José Miguel Irrisari. El Directorio y  Pro Ley y Justicia  demandan la inclusión  de Emilio Laurent, Ramón Grau San Martín, el resto del Directorio y otras figuras civiles opuestas a la mediación. Se habla de buscar soluciones e incorporar a oficiales jóvenes que no estén manchados. Prío Socarrás insiste en darle un contenido revolucionario nacionalista y antimperialista al movimiento. Tras un largo cambio de impresiones se acuerda incorporar  el programa-manifiesto  del Directorio de Agosto 22 que es leido por Juan Antonio Rubio Padilla tras lo cual se encarga Sergio Carbó de acoplar las aspiraciones castrenses y los principios revolucionarios del Directorio. Los allí reunidos  acuerdan  constituirse en Junta Revolucionaria y adoptar el nombre de  Agrupación Revolucionaria de Cuba ese día 4 de septiembre de 1933.

Acuerdan nombrar un gobierno  colegiado de cinco miembros . Se barajan nombres  y se desechan los de Carlos de la Torre por su avanzada edad  y el de Gustavo Cuervo Rubio por su filiación menocalista. El Directorio avanza una propuesta concreta: Ramón Grau San Martín, Guillermo Portela, José Miguel Irrisari, Sergio Carbó y  Fulgencio Batista.


Pero este último no acepta pues entiende que él pertenece al ámbito militar.  Rubén León propone a Porfirio Franca  que es aceptado. Carlos Prío queda como Presidente  de la junta  revolucionaria y Batista como jefe militar.

Hago  los siguientes señalamientos:  el Directorio Estudiantil Universitario se había dirigido  hacia Columbia después de juzgar en ¨juicio¨ sumarísimo  y ejecutar a José Soler. En Columbia ya estaban  presentes  miembros del ABC Radical de Oscar de La Torre Con la incorporación de Porfirio Franca  se tenía en cuenta la representación  de las fuerzas conservadoras  que estaban por el cambio. 

(LA PENTARQUÍA la conformaron  (no están en ese orden en la foto) Ramón Grau San Martín, Sergio Carbó Morera, Porfirio Franca Álvarez de la Campa, José Miguel Irisarri Gamio y Guillermo Portela Möller  y gobernaron del 4 septiembre 1933 a 10 de septiembre 1933). Fulgencio Batista y Zaldivar está sentado en el extremo derecho de la foto y a su lado Sergio Carbó que es el que lo asciende, con la aprobación de otros pentarcas,  de Sargento a Coronel para que se entrevistara con Sumner Welles, quien se encontraba  hospedado en el Hotel Nacional, y hablaba ¨de un sargento llamado Batista¨. A  Batista se le ofreció pertenecer  a ese colectivo de gobernantes de urgencia,  pero Batista  declinó ese ofrecimiento.)

PROCLAMA DE LA AGRUPACIÓN REVOLUCIONARIA DE CUBA

EL 4 DE SEPTIEMBRE DE 1933

Proclama al Pueblo de Cuba

La Agrupación Revolucionaría de Cuba, integrada por alistados del Ejército y la Marina y por civiles pertenecientes a distintos sectores encabezados por el Directorio Estudiantil Universitario, declara:
Primero: Que se ha constituido Para impulsar, de manera integral, las reivindicaciones revolucionarias por las cuales lucha y seguirá luchando la gran mayoría del pueblo cubano, dentro de amplias, líneas de moderna democracia y sobre principios puros de Soberanía nacional
Segundo: Estas reivindicaciones de manera suscinta, son las siguientes:
1.- Reconstrucción económica de la nación y organización política a base de una próxima Asamblea Constituyentes.
2.- Depuración inmediata y sanción total para los delincuentes de la situación anterior, tanto de la civilidad como del Ejército, sin las cuales es imposible el restablecimiento del verdadero orden y de la auténtica justicia, salvaguardando la vida y la propiedad de los nacionales y extranjeros.
3.- Respeto extricto de las deudas y compromisos contraídos por la República.
4.- Formación inmediata de tribunales adecuados para exigir las responsabilidades mencionadas.
5.- Reorganización dentro del menor plazo posible, de todos los servicios y actividades nacionales, procurando un rápido retorno a la normalidad.
6.- Tomar, en fin, todas las medidas aún no previstas en este documento para iniciar la marcha hacia la creación a una nueva Cuba asentada sobre las bases inconmovibles del derecho y del más moderno concepto de la Democracia.
Tercero: Por considerar que el actual gobierno no responde a la demanda urgente de la Revolución, no obstante la buena fe y el patriotismo de sus componentes, la "Agrupación Revolucionaria de Cuba" se hace cargo de las riendas del Poder como Gobierno Provisional Revolucionario que resignará el mandato sagrado que le confiere el Pueblo tan pronto la Asamblea Constituyente que se ha de convocar, designe el Gobierno Constitucional que regirá nuestros destinos hasta las primeras elecciones generales.
Este gobierno Provisional dictará Decretos y disposiciones que tendrán las fuerzas de Ley.
Ante el Pueblo de Cuba y con el indudable beneplácito del Pueblo de Cuba, al que saludamos en nombre de la Libertad y de la Justicia, este nuevo gobierno irá adelante garantizando plenamente la estabilidad de la República y se desenvolverá dentro de los tratados, confiando en que Cuba sea respetada como una nueva patria soberana que surge plena de vigor a la gran vida internacional.
Campamento de Columbia, a 4 de septiembre de 1933.

Carlos Prío Socarrás; José Morell; y Romero; Rafael García Bárcenas; Justo Carrillo Hernández; Guillermo Barrientos; Juan A. Rubio Padilla; Laudelino H. González; José M. Irissarri; Oscar de la Torre; Carlos Hevia; Emilio Laurent; Roberto Lago; Ramiro Valdés Daussá; Gustavo Cuervo Rubio; Guillermo Portela; Ramón Grau San Martin; Sergio Carbó; Julio E. Gaunaurd; Fulgencio Batista, Sargento Jefe de todas las fuerzas Armadas de la República.

En otra fuente  se lee  las organizaciones a la que pertenecían los firmantes:

La Pentarquía fracasó en menos de una semana,  pues desde el inicio  estaba condenada al fracaso producto de las diferencias  de sus miembros en diferentes aspectos esenciales; además,  la Pentarquía se hizo  insostenible por falta de apoyo popular . Pero veamos ahora  como  se llevó a cabo el ¨Golpe de Estado¨ o deposición del Presidente Carlos Manuel de Céspedes y Quesada según se lee en la página 396 del mencionado libro del Dr.  Cao Mendiguren:

... Mientras tanto el Presidente Carlos Manuel de Céspedes está reunido  con su Consejo de Secretarios  después de su  precipitado  regreso de isabela de Sagua -donde recorría la zona  afectada por el ciclón-  cuando es informado  de los acontecimientos. Entrando al despacho  del Presidente los miembros de la Pentarquía  demandan la entrega del poder.  El coronel Horacio Ferrer, Secretario de Guerra y Marina hace resistencia . La discusión se prolonga  y Carlos Prío  quiere entrar al despacho del Presidente  pero se inhibe por no tener chaqueta que perdió durante  durante las horas de la agitada madrugada;  toma prestada  la de un amigo  y entra al sitio donde  se encuentra Céspedes ¿Quién es usted joven ?  -le pregunta el Presidente  que se encuentra  en medio de los trámites para traspasar  el mando del gobierno. Yo soy  el presidente de la Junta Revolucionaria  que ha dado el golpe de  estado. -responde Prío. El Presidente se muestra conciliador  y se dirige a los pentarcas: Pero ustedes no me han dicho esto. Todos pueden formar parte del gabinete  y no es necesario  un vuelco imprudente. Prío responde: Esto es una revolución y le aconsejo que entregue el poder a los señores designados. ¿Por quién han sido designados?  pregunta Céspedes. Por el ejército y la revolución -responde Prío. En ese caso yo me retiro -dice calmadamente el Presidente Carlos Manuel de Céspedes , quien es acompañado por Prío hacia su automovil  donde se ha congregado un número  de personas . para evitar una reacción desagradable  Prío empieza a aplaudir a Céspedes  siendo imitado por la turba. El Presidente marcha tranquilamente a su casa  y Prío hacia Columbia  en un intento de incorporar  a oficiales al movimiento pero estos se niegan  a tratar con los sargentos. Hasta aquí la versión de los sucesos  del 4 de septiembre  dada por el ex Presidente Carlos Prío Socarrás al periodista Jorge Zayas  a inicios de la década de los años 70

En una versión de los hechos dada por Manuel Aran (quien fuera miembro de Pro Ley y Justicia  y el enlace entre el Directorio y los militares)  al mismo periodista en esa misma época,  Prío tiene un papel menos protagónico.

(Foto de 1933 añadida por el editor de Baracutey Cubano. En la foto aparece Fulgencio Batista entre  Ramón Grau San Martín y Antonio Guiteras; en la  foto sentado y vestido con traje oscuro y con la corbata negra  Sergio Carbó )
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 Ramón Grau San Martín y Fulgencio Batista en septiembre de 1933


4 de Septiembre de 1933.

El país, después del 12 de agosto, vivió una situación caótica. El ejército pierde autoridad y es evidente que el Presidente de Céspedes no era la persona que pudiera controlar la situación. De inmediato comienzan las conspiraciones y movimientos contra el gobierno de mediación.

La situación también es caótica dentro de las Fuerzas Armadas. De los doce coroneles en activo, en ese momento (tres de ellos con el grado de “generales transitorios”) solo quedaron cuatro. Unos habían sido separados del servicio y otros permanecían arrestados en la fortaleza de La Cabaña. El Coronel Sanguily asume la jefatura del ejército, pero sufre un ataque de peritonitis aguda y es sustituido por el Coronel Héctor de Quesada como Jefe de Estado Mayor Suplente.

Como el Coronel Sanguily no mejoraba, es llamado al servicio activo el General Armando Montes, quien había sido Jefe del Ejército durante el gobierno del Presidente Alfredo Zayas. El General Montes no gozaba de gran respaldo dentro de las Fuerzas Armadas, sobre todo entre las clases y soldados. Él se había opuesto a una ley del Presidente Zayas conocida como la “Ley de los Sargentos”, la cual favorecía a los sargentos en el proceso de sus ascensos. Al propio tiempo, el Secretario de Defensa, el Coronel Castillo Duany, fue sustituido por el Coronel Horacio Ferrer, médico quien estaba retirado del servicio activo. Con tantos cambios, había una consecuente confusión entre las funciones del Coronel Sanguily, el Coronel de Quesada y el General Montes, recientemente designado.

Es en este período cuando comienzan las conspiraciones dentro del ejército contra el gobierno de mediación. La “Conspiración de los Sargentos” fue una de ellas, pero no la única. Para mayor complicación, son llamados al servicio activo cuatro coroneles que habían servido durante el gobierno del General Menocal. Esto da lugar a que se fortalezca una tendencia “menocalista” dentro del ejército. Al propio tiempo, la oficialidad joven se agrupaba en una organización conocida como “Renovación del Ejército” mayormente formada por tenientes y capitanes. Éstos oficiales jóvenes son los que se pusieron en contacto con el Directorio Estudiantil.

Mientras esto ocurría, los sargentos y otras clases también empiezan a conspirar. Es precisamente en esta coyuntura histórica cuando se destaca la intervención y la ejecutoria del Sargento Mayor Fulgencio Batista y Zaldívar y es cuando comienza su liderazgo.

El Sargento Mayor Fulgencio Batista y Zaldívar asistía, en calidad de taquígrafo, a los Consejos de Guerra que se llevaban a cabo contra los revolucionarios durante la última etapa del gobierno del Presidente Machado. Es entonces cuando el Sargento Batista comienza a relacionarse con los líderes estudiantiles y revolucionarios. Durante los juicios, conoce a muchos de ellos, mostrándoles su simpatía. Al propio tiempo, Batista pertenecía a una célula del ABC. Una de esas células radicaba en el Cuerpo de Ingenieros, donde el Sargento Miguel Ángel Hernández fue arrestado y finalmente ultimado por sus actividades conspirativas contra

 Machado.

(El sargento Fulgencio Batista en septiembre de 1933)

Subsiguiente al 12 de agosto, la situación caótica se mantiene dentro y fuera de los cuarteles. La falta de control trae como consecuencia saqueos y hasta linchamientos por las turbas enardecidas. Es entonces cuando Batista comienza a reunirse con un grupo de sargentos, cabos y soldados. Las reuniones tuvieron lugar, al principio, en el Batallón 2 de Infantería del campamento de Columbia. Este grupo se fue ampliando rápidamente en otras unidades.

El Sargento Batista, que pertenecía al Ramal 7 del ABC, se comunica con el jefe del mismo Sr. Manuel Martí, para ofrecerle el movimiento que se estaba gestando. Martí lo cita a un “punto de contacto” y le dice que no hagan nada y que permanezcan tranquilos ya que el ABC apoya al gobierno. Batista decide moverse en otra dirección y hacer otros contactos con elementos civiles.

El día 18 de agosto en el Cementerio de Colón, se efectuó el entierro del Sargento Miguel Ángel Hernández, del líder obrero Margarito Iglesias, y del líder estudiantil Ernesto Alpízar. En ese acto, despidieron el duelo en memoria de Iglesias y de Alpízar, dos representantes de sus respectivos sectores. Sin embargo, en la sección del cementerio donde se estaba efectuando el sepelio de los restos del Sargento Hernández, nadie había sido designado para hablar a nombre del Estado Mayor del Ejército. Es entonces cuando sus compañeros pidieron al Sargento Batista que hiciera uso de la palabra. Con palabras encendidas y elocuentes, Batista habló de las injusticias del momento, de reformas necesarias y de otros temas candentes.

A partir de este momento, los hechos comienzan a precipitarse rápidamente. Las reuniones son continuas: unas en la casa de Batista y otras en diversos lugares. Se establece contacto con los miembros de “Pro Ley y Justicia”, que fue la agrupación civil de origen estudiantil que se unió al grupo de los sargentos.

El contacto más importante en todo este proceso lo fue Sergio Carbó. Este combatiente de la lucha contra Machado, era director y editor de la Revista “La Semana”, aquella que había publicado en su portada una fotografía a toda plana, en la que aparecían “de brazos” un soldado, un estudiante y un obrero y el pié de grabado solamente decía: ¡“Paso a la Revolución Auténtica”! El Sargento Batista, acompañado por un grupo de alistados, visita a Carbó para expresarle sus inquietudes y para pedirle que les publicara unas declaraciones. Carbó les aconsejó que no lo hicieran porque serían procesados por rebelión. Esa fue una visita de importancia decisiva, por lo que vendría después.

El día 3 de septiembre por la mañana, Batista con un grupo de civiles y militares se dirige a Matanzas e involucra a elementos del Regimiento 4 de la Guardia Rural. Regresaron ese mismo día a La Habana. Los únicos contactos de ese movimiento fuera de la capital, se encontraban en Matanzas y Pinar del Río.

Se había solicitado un permiso del Estado Mayor para celebrar una reunión en el Club de Alistados el 4 de septiembre, con el pretexto de discutir y resolver ciertos agravios. Así pues, Batista se presentó esa mañana en Columbia, dirigiéndose al Cuartel Maestre que estaba a pocos pasos del Club de Alistados.

Al llegar, camina al encuentro de un grupo de soldados quienes le informaron que el Capitán Torres-Menier, ayudante del Coronel Sanguily y quien fungía de jefe en la Fuerza Aérea, estaba allí. Todos se dirigen hacia el lugar de la reunión, pero se desconocía la razón de la inoportuna presencia del Capitán Torres-Menier en aquel lugar en momento tan crítico y culminante. Al parecer, según le informan a Batista, un cabo imbuido de las mejores intenciones, le había hablado de la reunión al capitán, invitándole a que participara de la misma. Batista, sin amilanarse, va al encuentro de Torres-Menier que estaba parado en las afueras del Club de Alistados y en posición de atención lo saluda y respetuosamente se pone a sus órdenes. Torres-Menier le responde que ha sido informado que se produciría esta reunion y él quería saber de que se trataba. Batista con firmeza le pide que pase al Club para continuar la conversación.

Adentro estaba el grupo de sargentos y otras clases comprometidos en el movimiento sedicioso. Mientras tanto, la noticia de lo que estaba ocurriendo en el Club de Alistados se fue esparciendo por todas las unidades militares en el campamento militar de Columbia, haciendo que sus componentes acudieran presurosos al lugar de reunión. Es entonces que se produce un careo entre Torres-Menier y Batista, durante el cual se habla de reivindicaciones y otros reclamos clasistas, hasta que se oye una voz muy sonora de un soldado que grita: “Batista, está bueno ya y habla de los asuntos que nos trajeron aquí”. Entonces Batista empieza a hablar del maltrato a los soldados y de la tensión en que se vivía por el estado de anarquía. Empiezan a excitarse los ánimos y la gente a gritar: “!Viva Batista!. ¡Viva el Sargento Batista!”. En ese preciso momento se confirmó su liderazgo. Torres-Menier se retira comprometido a aceptar un pliego de reivindicaciones que esa misma tarde le harían llegar. Este documento nunca se llegó a presentar.

Inmediatamente, Batista deja Columbia en manos de sus compañeros y comienza a recorrer distintas unidades militares situadas en otros puntos de la ciudad, regresando finalmente a Columbia.

También se había decidido que los Sargentos Pablo Rodríguez y Eleuterio Pedraza regresaran a Matanzas para consolidar la situación allí. La revolución también se había extendido a otros campamentos militares importantes como La Cabaña, Atarés, y otras instalaciones de las Fuerzas Armadas.

Al regresar Batista a Columbia, se encuentra con la noticia de que el Batallón Uno de Infantería, prestando servicios en La Habana y acantonado en la antigua Maestranza de Artillería no acataban el movimiento. Batista, sin peder un minuto de tiempo, se dirigió a ese lugar. Allí se presenta en el Batallón y averigua que pasaba. Le responden que los sargentos no quieren aceptar ni el movimiento ni los cambios. Batista se dirigió al cabo Oscar Díaz, perteneciente a esta unidad y le ordenó que asumiera el mando. Y así lo hizo. Ese Batallón era muy importante porque respondía directamente al Estado Mayor del Ejército radicado en aquellos tiempos en el Castillo de La Fuerza y tenía bajo su responsabilidad la guardia del Palacio Presidencial.

Ya controlada la situación, Batista se marcha y se dirige a la casa de Sergio Carbó. Una vez en su presencia le dice que el movimiento está en marcha y ya no hay quien lo detenga y que quieren que sea él quien los una. Le solicitan que cite a los elementos civiles más importantes para que acudan al campamento de Columbia esta noche. Carbó acepta la invitación y la encomienda. Por supuesto, cualquiera que hubiera sido su respuesta, ya el mecanismo de los grandes acontecimientos había sido puesto en marcha y no había nada ni nadie que pudiera detenerlo.

En el momento que el conocido periodista se incorporó al movimiento, ya se había convocado a todas las delegaciones militares en cuarteles y guarniciones para que acudieran a las ocho de la noche al Cine de Columbia. En ese lugar y a la hora señalada, Batista asumiría el liderazgo total de las fuerzas armadas. Sus órdenes fueron las siguientes: “El Estado Mayor es éste y las órdenes emanarán de aquí”. Seguidamente dijo: “Cada Sargento Mayor tomará cargo de su respectiva unidad. Si no, lo hará el Sargento o el Cabo. Y si por cualquier eventualidad las clases mencionadas no aceptaran esa responsabilidad, se harán cargo de esas unidades los soldados que la asuman”.

Mientras esto sucedía, los primeros civiles llegaban a Columbia. Primero los de “Pro Ley y Justicia” y luego los del Directorio Estudiantil, los del ABC Radical y otros elementos revolucionarios.

A esa reunión del Cine de Columbia, a la que concurrieron las delegaciones de sargentos, cabos y alistados de todas las unidades del ejército y la marina, asistieron también varios oficiales. La mayoría eran buenos jefes. Sin embargo, otros no tanto, y a los que los soldados no veían con simpatía. Batista, percatado de eso, se dirige a las delegaciones y ordena que todos los oficiales deben ser tratados con absoluto respeto y serán debidamente protegidos. Después, dirigiendo su mirada hacia donde ellos se encontraban, les rogó que abandonaran el local y que ya, en su oportunidad, serían llamados.

Una vez terminada la reunión, pasaron a la Jefatura del Regimiento donde esperaban Sergio Carbó y otros civiles. De allí todos se trasladaron al Club de Oficiales. Se integró una “Junta Revolucionaria”, la cual designó a cinco eminentes ciudadanos para que asumieran las funciones de gobierno constituyendo “La Pentarquía”. La misma estaba integrada por el Dr. Ramón Grau San Martín, el periodista Sergio Carbó, el profesor Dr. Guillermo Portela, el banquero Porfirio Franca, y el abogado Dr. José Miguel Irisarri. Lo primero que hicieron fue redactar un documento, “La Proclama del 4 de Septiembre”, que recogía el pensamiento revolucionario de reivindicaciones y de justicia social que latía en todos en aquellos momentos. El documento fué firmado por diecinueve personas. La primer firma que aparece en la Proclama es la del Dr. Carlos Prío Socarrás y la última es la de Fulgencio Batista, Sargento Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación.

Mientras Batista se quedaba en el campamento de Columbia, consolidando la revolución en todos los mandos de la nación, el 5 de Septiembre se trasladó al Palacio Presidencial una delegación para informarle al Dr. Carlos Manuel de Céspedes que estaba destituido. Al informarle al Presidente de lo ocurrido, éste preguntó que a quienes representaban. Le respondieron que estaban involucrados el Directorio Estudiantil, el ABC Radical y otros sectores. Esto no impresionó a de Céspedes ya que él también contaba con factores importantes. Pero al Dr. Prío Socarrás informarle que también contaban con el ejército y la marina, el presidente accedió a abandonar el Palacio Presidencial.  

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