martes, octubre 13, 2020

Yaiset Rodríguez Fernández: Paquetería y comida de EEUU a Cuba: ayuda familiar en pandemia y otras 'coyunturas'


 Tomado de https://diariodecuba.com/

Paquetería y comida de EEUU a Cuba: ayuda familiar en pandemia y otras 'coyunturas'

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Con publicidad o con discreción, varias agencias canalizan los envíos a entre tres y 10 dólares por libra.

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Por Yaiset Rodríguez Fernández

Miami

10 octubre, 2020

Mientras las filas para entrar a cualquier tienda en Cuba se convierten en multitud, los cubanos del sur de la Florida se sacrifican para garantizar principalmente tres tipos de productos a sus familiares: comida, medicinas y aseo personal.

"Eso es lo que más estamos enviando, porque son los productos que solían llevar los que viajaban", dice A.G., refiriéndose a las llamadas "mulas". A.G. es la dueña de una agencia de paquetería que accede a conversar a cambio de que se omita su nombre y el de su negocio.

En la segunda quincena de marzo, el condado de Miami-Dade acordó cerrar los negocios no esenciales y La Habana cerró sus fronteras por Covid-19. Decenas de oficinas de las agencias de paquetería tuvieron que detener o reducir al mínimo sus servicios, según reportó El Nuevo Herald.  

Las agencias de envío de paquetería de Estados Unidos a Cuba, donde los clientes pagan entre tres y 10 dólares por libra, podrían calificarse de dos maneras: las que se permiten el lujo de la publicidad y las que optan por funcionar casi exclusivamente mediante referencias personales.

Dentro de las primeras puede mencionarse a VaCuba, Tocororo Travel, Mayabe Express o Caribe Express, que opera desde 1995 con cuatro oficinas en Miami-Dade, una en Tampa, y otras dos en el estado de New Jersey y aprovecha su calificación de Proveedor de Servicios de Viaje (TSP, por sus siglas en inglés) para, además de la paquetería, facilitar pasajes aéreos, renta de vehículos, hoteles y tramitación de documentos oficiales.

A.G. es dueña de una de las agencias discretas. "Nosotros cerramos unos dos meses por las medidas del condado, pero los mecanismos para los envíos por barco seguían disponibles", dice. En su oficina trabajan también los sábados. Las medidas de distanciamiento social les obligan a tener solo dos clientes dentro del local. Dos mujeres empacan. "Las medicinas tienen que ir en estas bolsas", les explica una tercera que atiende directamente a los clientes y llena los papeles.

A.G. cobra el envío de las medicinas a tres dólares la libra. Pide el nombre completo, la dirección postal, el número del carné de identidad y el teléfono de la persona destinataria. Una clienta envía un pomo grande de vitamina C, dos de vitamina E y cuatro de Legalón, nombre comercial de un producto para el tratamiento paliativo de lesiones en el hígado. Paga 27.25 dólares por su paquete.

"Mi abuela tiene cirrosis hepática, por una hepatitis C que agarró en un salón de operaciones", dice. "Por cierto, pura negligencia médica y falta de higiene".

Se le están acabando los últimos medicamentos que le envié y, ya sabes, en Cuba las farmacias están peladas ahora y antes de la pandemia. Una prima mía anda vuelta loca en Kentucky intentando conseguir medicinas para la angina de su mamá. Imagínate, no aparece nada", añade.  

La empleada le aclara que "allá tienen que pagar 60 pesos cubanos". Correos de Cuba hará la entrega a domicilio. "¿Si pago más puede llegar más rápido?", pregunta la cliente. "Imposible, demora dos meses a partir de que llega al puerto".

Algunos intentan comprar y enviar en línea en sitios como Cuballama Envíos, pero la mayoría de los productos tienen un cartel alargando el tiempo de entrega por el Covid-19. Desde las motos y bicicletas eléctricas y las baterías de litio —artículos de gran demanda por las dificultades con el transporte— hasta los alimentos y productos de aseo, tienen un tiempo estimado de 15 semanas para la entrega.

Frente a la oficina de A.G., en el parqueo, otro cliente espera dentro del carro. "Terminamos pagando tres veces más de lo que cuestan los productos, y cuidado. Lo sabemos. Sabemos también que al final casi todo lo manejan los militares, pero ¿qué vamos a hacer? ¿Dejar a nuestros padres pasar hambre y necesidad? Tienen a nuestros familiares de rehenes".

La Agencia Aduanal y Transitaria Palco, del andamiaje económico del Consejo de Estado; la agencia Transcargo, adscrita al Ministerio de Transporte de Cuba; Cubapack, creada dentro de la corporación CIMEX, de los militares, y otras menos vistosas pero igual de estatales, se encargan de la recepción, control y distribución de carga aérea y marítima relacionada con la ayuda familiar desde Estados Unidos hacia la Isla.  

Cualquiera no puede negociar con dichas entidades y el asunto va más allá del embargo. Después de la autorización del Departamento de Comercio de los Estados Unidos y el visto bueno de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, la Aduana General de Cuba dará, o no, la aprobación final.

"Yo de Cuba no voy a hablar nada malo", dice exaltado Ariel López, presidente de International American Travel. Suena como un funcionario en La Habana y califica de mentirosa a toda la prensa independiente.

Algunas agencias logran entrar ciertas cargas y otras no. Un reporte de Cubanet indicó que "poco se sabe sobre los verdaderos dueños de tales agencias y sobre la base de qué acuerdos con el Gobierno cubano obtuvieron las licencias".

Mientras los enigmas persisten, a Juan Emilio López le han hablado de alguien que estaba enviando por avión. "Yo resolvía antes viajando como mula para una agencia, pero ahora no se puede", dice. Necesita enviar café, hojas de segueta y una pulidora eléctrica para su padre. También ropa y zapatos para su hija que estudia en la universidad. El bulto —dividido en paquetes de tres libras cada uno— pesaba un total de 28.43 libras. El costo de envío son 237.44 dólares. Su padre tendrá que pagar otros 20CUC cuando reciba la pulidora, "cinco o seis semanas" después. 

A.G. duda del envío por avión. "Yo no digo que sea falso, pero lo veo difícil. Y no quiero pagar como si viajara en avión una mercancía que probablemente siga moviéndose en barco, ni decirle a un cliente que conmigo sus paquetes llegarán más rápido".

Esta empresaria cuenta que, aunque los barcos salen cada siete o 10 días, aduana, puerto y correo están operando con menos del 50% del personal. "Por protocolos de sanidad, fumigan los contenedores y eso demora una o dos semanas más el proceso". A esto se suman las dificultades para mover la mercancía entre provincias.   

Otra forma de ayudar a los familiares en la Isla es a través de los combos de comida. Son contactos que, en su mayoría, pasan de boca en boca, de conocido en conocido, o que se promocionan incluso en las redes sociales. Así puso Lázaro García carne y embutidos en el refrigerador de sus padres y suegros.

"Me pareció arriesgado, pero decidí probar. Mis padres, que jamás piden nada, me dijeron que en vez de enviarles el dinero tratara de comprarles un combo. Las últimas tres veces que salieron a comprar lo que apareciera, regresaron con las manos vacías. Así que pagué a un número de teléfono por Zelle, sin garantía alguna".

El combo tenía carne y picadillo de cerdo, jamón, croquetas, hamburguesas, chorizo y seis bistecs uruguayos. Lázaro García pagó 110 dólares. "No está mal, tratándose de Cuba. Claro, con esa cantidad de dinero uno compra tres veces más cárnicos en un Sedano’s", la cadena hispana de supermercados más grande de Estados Unidos.

"Me explicaron que, como La Habana estaba cerrada, la entrega podría demorar hasta diez días; llegó en una semana. Sin embargo, a Cienfuegos, un combo semejante con otro distribuidor lo entregaron en dos días. Me queda la tranquilidad de que al menos por ahora tienen carne".

Un primo de García hace lo mismo con su familia en Guantánamo. Para el oriente del país, la situación es más complicada. "Las agencias envían, pero los productos demoran mucho en llegar".  

Una vez abiertos los aeropuertos en Cuba, las agencias del sur de la Florida esperan que retorne el ritmo de los envíos y la posibilidad de poner en movimiento a las "mulas": un boleto de ida y vuelta a cambio del equipaje de bodega, el desafío de priorizar lo imprescindible en el equipaje de mano, la ganancia de un abrazo de familia.   

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