sábado, enero 30, 2021

Jorge Hernández Fonseca: Cuba castrista: La cultura de la violencia


 Cuba castrista: La cultura de la violencia

Por Jorge Hernández Fonseca

28 de Enero de 2021

Cultura puede definirse de manera sintética como siendo “el conjunto de manifestaciones trascendentes de un grupo social”. Por eso, cuando visitamos un museo de agrupaciones aborígenes en Cuba, por ejemplo, pudiéramos leer, referido a una piedra pulida en forma de cuchillo, “cultura taina”, aunque resulte extraño relacionar la palabra “cultura” con un cuchillo de piedra. Ese cuchillo de piedra es una “manifestación trascendente del grupo social” “taino”.

La cultura cubana es muy fuerte, lo sabemos. Su música, sus tradiciones, sus productos típicos, su vestimenta tradicional característica, entre otras manifestaciones trascendentes cubanas. Es sabido también que uno de los objetivos de la fracasada revolución castrista fue --y continúa siendo-- apagar la cultura tradicional cubana, sustituyéndola por un entramado castrista de reciente creación, que nada tiene que ver con nuestras tradiciones. Un de ellas, que ha enraizado en una parte de la población, es la “guapería fidelista”, es decir, el culto a la violencia.

A partir de la toma del poder por medios violentos, patrocinada por el movimiento 26 de Julio de Fidel Castro y manifestada por la llamada “lucha armada”, que justifica asesinato de civiles inocentes víctimas de las bombas que el terrorismo fidelista hacía estallar en todas nuestras ciudades, así como la “valentía” de los seguidores del castrismo temprano, ejecutando policías y aliados del anterior dictador, incluyendo los “valientes” alzados en armas. Todo contribuyó al ensalzamiento de la violencia como un “atributo revolucionario” del más alto nivel político-moral.

Instaurada la violencia revolucionaria como cualidad indispensable a los cubanos, cualquier golpiza que un cubano propinara a un exiliado político en el exterior --por cualquier razón-- era inmediatamente aplaudido en el patio como una “manifestación trascendente de los revolucionarios cubanos”. Por esa razón --en parte-- es que el ministro (de abdomen abultado) agredió a uno de los manifestantes frente al ministerio de in-cultura castrista (casualmente el más delgado y poco robusto del grupo) como forma de “reafirmación revolucionaria” utilizando uno de los métodos castristas más apreciados, la cultura de la violencia y la “guapería fidelista”.

La dictadura cubana está en sus estertores. Esta “guapería ministerial”, rodeado de agentes de la policía política armados que lo respaldaban, me recordó mucho al cuento aquel del “guapo” que “le dio una bofetada a un ciego y le quitó la guitarra”. A los ojos de la cultura castrista, ese hecho le da “méritos” al ministro. A los ojos del mundo civilizado, es incomprensible que un ministro --mucho menos de “cultura”-- se rebaje al submundo de la violencia iletrada, sólo explicable para quien conozca el sustrato cultural implantado por el castrismo: la guapería.

Esos son los bueyes castristas con los que Raúl Castro tiene que arar, frente la nueva administración norteamericana, que comienza ahora a comprender la aventura violenta que tendrá que emprender para negociar con esa caterva de “revolucionarios” de horca y cuchillo.

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com  .


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