sábado, abril 24, 2021

‘The Courier’, un filme de espionaje basado en hechos reales que tiene a Cuba como telón de fondo pero que no aborda la verificación de la instalación de bases de misiles soviéticos que hicieron cubanos antiCastristas

 Operación Cobra: La historia desconocida de cómo un oficial de la CIA entrenó a la red de agentes que encontró los misiles soviéticos en Cuba


24 de enero de 2019


El presidente John F. Kennedy, el agente de la CIA Thomas Hewitt, el presidente de Cuba Fidel Castro y el primer ministro de la Unión Soviética Nikita Khrushchev. Pie de foto y créditos en la parte inferior de la página. * (Foto ilustrada: Yahoo Noticias)

La noche del 11 de marzo de 1962, un barco de pesca deportiva se aproximaba a la costa cubana mientras un fuerte viento del sureste azotaba las aguas del Caribe. El Forest Johnson Prowler de casi 30 pies de largo era uno de los barcos de madera disponibles más fuertes y rápidos y su motor era lo suficientemente silencioso como para permitir que los tres miembros de su tripulación se acercaran a una milla de la costa. Aquellos marineros eran algunos de los más experimentados de la pequeña fuerza naval de cubanos expatriados de la CIA, pero ni siquiera ellos pudieron ver los rostros de los dos agentes encapuchados que subieron a bordo por el costado del barco en una canoa de fibra de vidrio de casi 16 pies llena de suministros.

El fuerte oleaje estuvo a punto de dar por concluida la misión de los agentes antes de que empezase, ya que la canoa se volcó tan pronto como subieron y su preciado cargamento de hombres y equipos terminó en el agitado océano. La tripulación se apresuró en recuperar los paquetes, que eran latas impermeabilizadas envueltas en plástico. Con la canoa lista y los equipos recuperados, los dos agentes volvieron a subir y consiguieron mantenerse en equilibrio. Pusieron rumbo hacia la costa y remaron hacia la boca abierta del río San Diego.
La idea de la canoa fue de Tom Hewitt, el oficial a cargo de los agentes en la enorme central de la CIA en Miami, donde esperaba noticias de la misión. Las reglas de la agencia le prohibieron participar en la infiltración del equipo, pero sentía una gran responsabilidad por la pareja, compuesta por un agente principal que había entrenado para dirigir a una red de subagentes y su operador de radio. Dado que regresaban a su país de origen, a partir de ese momento el trabajo de Hewitt consistía en dirigir sus acciones desde la distancia. Hewitt, un veterano que llevaba 10 años en la CIA, había pasado los últimos seis meses enseñándole al agente principal todo lo que sabía sobre cómo dirigir una red de espionaje eficaz, haciendo todo lo posible por mitigar los riesgos sustanciales que el agente tendría que asumir con Fidel Castro en Cuba.
 (En el artículo no se dice,  pero la persona de esta foto se parece  mucho a Esteban Márquez Novo ¨Plácido¨, quien fue  el gran organizador y Jefe de una de las mayores conspiraciones en contra del Castrismo: el FUO (Frente Unido Occidental) que  se extendía por Pinar del Río, La Habana y Isla de Pinos y tenía 517 integrantes, según el libro 30 años . Historia de la Seguridad del Estado. Las reglas del Juego.  ¨Plácido ¨ fue  localizado por la tiranía Castrista en 1964 por indiscreciones  y la poca experiencia de algunos integrantes de esa red a la hora de reclutar a nuevos agentes  lo cual propició la infiltración  de agentes del Departamento de Seguridad del Estado. Mucha más información sobre el FUO puede leerse en el libro Cuba: Las Garras de los Cuervos Verdes de la expresa política Emelina Núñez Gil, quien una noche estando presa fuera violada a los 16 años por  5 oficiales de la Seguridad del Estado (entre ellos el entonces ¨Capitán Orlando¨) cuando dicho departamento radicaba en la calle Máximo Gómez donde se ubicaría años después  la Delegación Provincial del Ministerio de la Construcción. ¨Plácido¨ al ser cercado por por las fuerzas del DSE se suicidó pero antes destruyó la documentación que tenía en su poder. Comentario del Bloguista de Baracutey Cubano).

(Emelina Núñez Gil  cuando tenia 15 ó 16 años)

 La misión del equipo era establecer una red que se pudiera usar para recopilar información y, si fuese necesario, fomentar la contrarrevolución contra el régimen de Castro. Deshacerse de Castro era una gran prioridad para la administración del presidente John F. Kennedy y la CIA. Hewitt sabía que esta era una misión importante, pero no podía imaginar que su equipo pronto desempeñaría un papel vital en la prevención del Armagedón nuclear.


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Cuando los soviéticos introdujeron de forma secreta misiles balísticos de alcance medio e intermedio en Cuba en el verano de 1962, se desencadenó una cadena de eventos que casi llevaron a una guerra nuclear. Se han escrito muchos libros y miles de artículos sobre la crisis de los misiles en Cuba, pero el nombre de Tom Hewitt no aparece en ninguno de ellos. Las fotos de las bases donde se encontraban los misiles que tomó el avión espía U-2 en octubre de ese año casi siempre se presentan como el avance clave de la inteligencia que dio a los Estados Unidos una ventaja inestimable durante el enfrentamiento nuclear. Si buscas en Google “Tom Hewitt, la CIA y la crisis de los misiles cubanos” encontrarás solo una referencia en un libro de uno de sus antiguos jefes de la CIA que menciona su papel en el equipo de “vigilancia vial” durante la guerra secreta de Estados Unidos en Laos, un trabajo que desempeñó después.





 

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Tomado de https://zoepost.com/

‘The Courier’, un filme de espionaje que tiene a Cuba como telón de fondo

Por Carlos Carballido.

22/04/2021

Como tantos lectores de ZoePost, cualquier propuesta cinematográfica que evoque los obscuros años de la extinta Unión Soviética es un motivo más que suficiente para sumar un grano de arena a nuestra reflexión sobre un sistema ideológico al que le debemos todas las desgracias que padece el pueblo cubano.

Este es el caso del estreno The Courier, filmado por Lionsgate en el 2020 bajo el nombre de Ironbark, que se basa en una historia real de espionaje que permitió el descubrimiento de los Misiles que la Unión Soviética instaló clandestinamente en el área de San Cristóbal, Cuba, con el único interés de atacar nuclearmente a los Estados Unidos y que finalmente derivó en la llamada Crisis de Octubre.

La cinta, más que dibujar el mundo del espionaje en plena Guerra Fría, trata de imprimirle un valor humano al espía que, mayormente, sacrifica su vida familiar y social para evitar catástrofes derivadas de las conflagraciones entre naciones.

El argumento se basa en el servicio de espionaje no profesional que el británico Greville Wynne (Benedict Cumberbatch) ejerció a pedido del MI6 y el CIA para contactar a Oleg Penkovsky (Merab Ninidze) un Coronel de la inteligencia militar soviética  conocida por  GRU, muy cercano al dictador Nikita Khrushchev y que había dado indicios de querer desertar a Occidente.

Wynne era un ciudadano común y corriente, de profesión ingeniero, dedicado a las ventas y hombre de familia, que por su carácter simplón fue captado por los servicios de inteligencia en la creencia que su vida monótona y sin brillo social podría burlar a los comunistas soviéticos de la época en la que el peligro de una confrontación nuclear era cada día más grave debido a una correlación de fuerzas muy instable producto de las fricciones entre los EEUU y la extinta URSS.

En el otro lado de la historia, el coronel Penkovky, quien fuera un héroe real en la batalla de Kiev contra Alemania, tenía acceso a las reuniones secretas del dictador soviético en las que se evidenciaba una desmedida prepotencia nuclear y un comportamiento errático del líder soviético. Quizás fue este escenario lo que llevó al oficial a comprender el peligro que se avecinaba y la necesidad de que el mundo conociera lo que se fraguaba aprovechando a Fidel Castro como el satélite más leal al Soviet en el Occidente geográfico.

El filme está muy bien narrado y la ambientación de la Rusia comunista es muy lograda. Refleja esa gran diferencia entre un régimen comunista y una sociedad libre como Inglaterra desde lo estético hasta lo conceptual y que, según muchos expertos en el tema, fue uno de los factores que sociológicamente contribuyó a la caída del socialismo como bloque europeo.

Dirigida por Dominic Cooke (On Chesil Beach) y escrita por Tom O’Connor, The Courier son casi dos películas en una: la segunda mitad es mucho más oscura e intensa que la primera, pero el cambio es tan delicadamente abrupto que es difícil darse cuenta que no estamos ni remotamente de asistir a un final feliz.  Eso es parte del arte vanguardista y atractivo de la película; lo que comienza como una misteriosa aventura de espías termina en un lugar de triste resignación que nos retuerce el hígado cuando estamos obligados a contrastar nuestra propia realidad como individuos que a veces descuidamos nuestra familia para servir a multitudes e ideologías que ni siquiera aprecian el esfuerzo. En ese punto del filme, la verdadera cara de los regímenes totalitarios se nos revela. Desde la dominación y el terror político hasta lo inhumano de los sistemas carcelarios para prisioneros políticos.

El reparto del film es extraordinariamente bueno. Las figuras principales, Benedict Cumberbatch y el georgiano Merab Ninidze impregnan credibilidad y simpatías en sus papeles de espías cuyo mensaje difiere del manual académico en los que el agente es siempre dirigido como una pieza de ajedrez sin dejar que las emociones contaminen la misión. Y fue esto precisamente lo que permitió que las autoridades soviéticas pudieran descubrir al topo dentro de sus filas del Estado Supremo. Ambos espías, el objetivo y su contraparte, desarrollan una empatía tan sólida que finalmente termina en un desenlace propio de inexpertos. Así son las emociones humanas. Aunque el filme ha recibido críticas negativas sobre la figura de Wynne a quien acusan de fantasear sobre su propia historia e incumplir orientaciones de sus manejadores de inteligencia lo cierto es que fue el enlace que permitió entregar a los servicios secretos británicos y nortemericanos unos 111 rollos de película con 140 entrevistas y más de 10 mil documentos fotografiados que servirían para elaborar detallados informes de inteligencia.

Desde el punto de vista de la Historia, a Greville Wynne y a Oleg Penkovsky se les debe mayormente el fracaso de la Crísis de los Misiles en Cuba que la Unión Soviética proyectaba como eje del mal. Esta acción fallida fue a la postre una posibilidad de negociación entre Khrushchev y Kennedy para firmar acuerdos que impiden hasta hoy  ataques militares de EEUU al régimen tiránico de La Habana y  que los Castros supieron aprovechar muy bien para pisotear la dignidad de su pueblo .

Más allá de un buen film que se agradece por no incluir la agenda política de la nueva izquierda, The Courier deja en claro que el espionaje es una partida en la que los agentes siempre son peones que se mueven sin importar costos ni consecuencias. Y de algún modo, como es el caso de muchos de nuestros lectores, nos dice lo que significa amar un lugar que te ha traicionado, una nación en el mapa al que ya no puedes llamar hogar, incluso cuando tus deseos de lo que debería ser palpitan en tu corazón. Wynne (1928- 1990) pudo morir en paz y disfrutar en libertad el reconocimiento de su pueblo.  Penkovsky (1919- 1963) encarna a esos compatriotas decepcionados por lo ideales que defendieron y que murieron en el olvido pagando carísimo lo que apostaron por conseguir un poco de Libertad.

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