Emilio Morales: Remesas a Cuba: el problema y la solución. Que quede claro: los militares cubanos se apropian del 100% de las remesas. Es así de simple. La solución debe basarse en el principio de que el dinero llegue íntegramente a manos de los cubanos, y no a las fuerzas militares
Tomado de https://diariodecuba.com/
Remesas a Cuba: el problema y la solución
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Sacar el capital de las manos de los oligarcas y ponerlo directamente en las de los ciudadanos es el empoderamiento que el pueblo cubano necesita y el gran reto de la administración de Joe Biden en Cuba.
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Por Emilio Morales
Miami
01 Septiembre 2021
Por estos días se debate el tema del envío de remesas a Cuba. Como es sabido, estas constituyen la principal fuente de ingreso de los cubanos. Son resultado del esfuerzo de decenas de miles de exiliados que envían dinero a sus familiares en la Isla para ayudarlos a cubrir necesidades básicas, en un país donde se les prohíbe producir riquezas.
Después de que las empresas militares que en Cuba controlan el 100% de las transacciones de remesas que llegan por vías oficiales fueran sancionadas por los departamentos de Estado y del Tesoro de EEUU, el Gobierno cubano se ha negado a ceder a una institución civil el manejo de las mismas. Aun cuando a finales de 2020 el Banco Central de Cuba habilitó con las licencias pertinentes a la empresa financiera no bancaria RED S.A para que se hiciera cargo del manejo de remesas desde EEUU —mercado que aporta el 92% del total que se recibe—, esto no ha sucedido.
La explicación es simple: los militares no quieren perder su principal fuente de financiamiento.
Por otro lado, el Covid-19 ha complicado aún más el panorama, pues los vuelos de EEUU a Cuba llevan casi 18 meses suspendidos. Esto ha provocado que las remesas informales (48% del total) casi hayan desaparecido. De momento, el tema de las remesas se ha trancado cual juego de dominó. Sin embargo, aunque se resiste, el Gobierno cubano tiene en sus manos la solución.
El problema
Desde 1993, cuando fueron permitidas, hasta hoy (28 años), el Banco Central de Cuba jamás ha publicado un informe sobre las remesas. El tema fue controlado por los militares desde un principio. Primero por el grupo de Fidel Castro (CIMEX S.A) y, a partir de 2006, por el de su hermano Raúl (GAE S.A).
Actualmente las remesas en efectivo representan el 25% del PIB de Cuba. Si agregamos las remesas en mercancías, el conjunto total representa un tercio del PIB. Por otra parte, la exportación de servicios médicos significa otro tercio, con el resto representado por la economía real.
Como sabemos, la élite cubana se apropia del 80% del salario de los médicos que exporta, y del 100% de las remesas que llegan por vías oficiales. Ambos montos les son robados al pueblo. En otras palabras, 2/3 del PIB del país, generados por el exilio y por los ciudadanos, no son usados en beneficio del pueblo ni en el desarrollo de la sociedad, tal y como demuestran el actual colapso del sistema de salud y la falta de alimentos y medicamentos. Estos 2/3 del PIB nacional tienen otro destino.
El sistema de gobernanza que impera en Cuba no es el de un Gobierno socialista, sino de uno dominado por un grupo de oligarcas que controla a un obediente presidente no elegido por el pueblo. Es por ello que —como bien dijo el presidente norteamericano Joe Biden— Cuba tiene un Gobierno fallido, al que no le interesa el bienestar del pueblo, sino la fortuna que puede robarse y acumular mediante mecanismos legislativos y esquemas empresariales escondidos en paraísos fiscales.
Este grupo oligarca ha convertido el negocio de las remesas en un negocio de lavado de capitales casi indescifrable, que le ha permitido no solo lavar activos en paraísos fiscales, sino en la propio Isla. GAESA mantiene el dinero de las remesas en una cuenta bancaria en un tercer país a través de sus filiares y respectivas subsidiarias (CIMEX S.A, FICIMEX S.A, AIS S.A), sancionadas por los departamentos de Estado y del Tesoro de EEUU.
El problema de las remesas no está dado, por tanto, en que los militares se apropian del 10% o el 15% de las mismas. Que quede claro: los militares cubanos se apropian del 100% de las remesas. Es así de simple.
A los cubanos solo se les entrega el equivalente de lo que se les envía en una moneda devaluada, sin valor en ningún lugar del mundo. El dólar electrónico que el Gobierno deposita en las cuentas MLC es el que los cubanos utilizan para comprar artículos de primera necesidad en tiendas que también pertenecen a GAESA, a un sobreprecio de al menos el 240%, con respecto al valor en que los militares compran en el exterior.
Como parte de este oscuro negocio, GAESA no está fiscalizada por la Contraloría General de la República, por la Asamblea Nacional del Poder Popular o por ninguna otra institución civil. Los estados financieros de GAESA son una caja negra. Ni siquiera el presidente Miguel Díaz-Canel tiene acceso a sus estados financieros.
Dado lo anterior, volver a conectar a las empresas norteamericanas con FICIMEX S.A o con AIS. S.A sería entregarles a los militares un dinero que no les pertenece, que utilizan para construir decenas de hoteles y para comprar esa logística con la que reprimen al pueblo y que vimos desplegada en las manifestaciones del 11 de julio.
De igual manera, canalizar las remesas a través de la empresa Correos de Cuba —la cual acaba de ser autorizada a recibir transacciones en todas sus unidades en el país, bajo el mismo esquema que tenían FINCIMEX S.A y AIS S.A, donde los dólares no son entregados a los destinatarios—, es mantener el mismo esquema de lavado de capital. Esto no resuelve el problema.
Las remesas tienen que llegar en dólares a manos de los cubanos, no en un dólar electrónico que solo sirve para comprar en tiendas que también pertenecen a GAESA. La administración Biden debe estar alerta para no caer en la trampa que se intenta desde La Habana. Si el Gobierno quiere canalizar las remesas a través de Correos de Cuba, debe garantizar que a los cubanos se le entreguen los dólares en mano, y que sean ellos quienes decidan qué hacer. De lo contrario, los dólares seguirán en manos de la oligarquía.
La ecuación es simple, ¿cómo es posible que haya transporte para movilizar a miles de represores y no para mover ambulancias que asistan a la población? ¿Como es posible que haya dinero para armar a los represores y no para comprar alimentos, vacunas, medicamentos y oxígeno? ¿Cómo es posible que, ante la crisis humanitaria, los militares hayan invertido más de 4.000 millones de dólares en la construcción de hoteles en 2020, apostando por una industria, la turística, prácticamente muerta, con un nivel de ocupación que no pasó del 14% el último año?
Todo esto solo puede resumirse en una frase: lavado de capital y genocidio.
La solución
La solución al envío de remesas a Cuba debe basarse en el principio de que el dinero llegue íntegramente a manos de los cubanos, y no a las fuerzas militares. De manera que sean los ciudadanos quienes decidan qué hacer con el dinero.
La única forma de ayudar a los cubanos es buscando soluciones tecnológicas.
Por ello, las compañías FINTECH y sus billeteras digitales son la solución óptima. El término fintech, contracción de las palabras finance y technology, se refiere a la tendencia de implementar avanzadas tecnologías digitales para optimizar las actividades de la industria financiera.
La mayoría de las personas en Cuba tienen celulares (6.6 millones), por tanto, es posible usar estas plataformas para lograr el objetivo. En ellas, el cliente es quien tiene el control total sobre su dinero.
Las empresas FINTECH pueden crear corredores financieros seguros e imposibles de penetrar, logrando tener a resguardo el dinero de los clientes, los cuales pueden usarlo a discreción no solo en Cuba, sino en cualquier parte del mundo. Esta tecnología podría facilitar una fuerte independencia económica no solo a los emprendedores, sino a todos los ciudadanos.
La administración Biden puede alentar y facilitar el camino a las empresas FINTECH que tengan la tecnología adecuada y estén legalmente preparadas. Esto es una solución práctica y posible.
La realidad nos muestra un gran problema y una gran oportunidad de resolverlo. El problema es un grupo de poder que lucra impunemente con 2/3 del PIB del país y que, por tanto, quiebra la ley internacional. Sacar este capital de las manos de esos oligarcas y ponerla directamente en las de los cubanos sería la solución: es el empoderamiento que el pueblo necesita y el gran reto de la administración Biden en Cuba.
Esto no es un problema de decisión política, sino de hacer cumplir la ley internacional y castigar a quienes la quiebran. Cuando esto suceda, el pueblo cubano encontrará el camino de alcanzar su libertad. Esa libertad que masiva y espontáneamente salieron a reclamar miles de ciudadanos en más de 50 ciudades del país el pasado 11 de julio.
Etiquetas: capitales, cuba, EE.UU., EEUU, electrónica, Emilio Morales, envio, GAESA, genocidio, lavado, militares, problema, remesas, solución, tarjetas magnéticas
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