miércoles, julio 26, 2023

Videos y testimonios sobre lo que no se dice en Cuba respecto al ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y la falta de valentía de Fidel Castro Ruz y de su hermano Raúl durante y después del ataque a dicho cuartel

Nota del Blogusta de Baracutey Cubano

En el artículo 26 de julio de 1953: Memoria histórica de un hecho publicado en el diario Granma (Órgano Oficial del Comité Central del  PCC), se lee  lo siguiente  en el  pie de  la misma foto que encabeza este post.

Fidel con Ñico López, Abel Santamaría y José Luis Tassende en la Finca Santa Elena, en Los Palos, donde hacían prácticas de tiro antes de ir al asalto al Cuartel Moncada. En cuclillas de izquierda a derecha: Ernesto Tizol y Billy Gascón. Esta histórica foto se encuentra en el museo Casa Abel Santamaría de La Habana. Foto: Archivo




Esta foto la tuvo Raúl Castro  detrás de su buró en  su oficina   del MINFAR. El que está a su lado es Ñico López 


Ñico López era del  Partido Socialista Popular (PSP; nombre entonces del partido comunista en Cuba)   y desempeñaba  un papel relevante en la conspiración  y, al menos,  por disciplina partidista, tenía que informar lo que se estaba preparando. Quizás el partido lo situó para saber de primera mano los por menores de la conspiración. No olvidemos tampoco  que  Salvador Díaz Versón (Jefe de la Inteligencia Militar en todo el gobierno de Prío) tenía en su poder los expedientes de la Liga Anticomunista donde  estaban depositados muchos años de  investigación  sobre los comunistas en Cuba y fuera de Cuba. El expediente A-943 correspondía a Fidel Castro Ruz y en él se reflejaba que Fidel  Castro había comenzado a trabajar para la Unión Soviética  en 1943 y que en su reclutamiento y entrenamiento había desempeñado un importante  papel un diplomático supuestamente llamado Gomer Bashirov, En el expediente también habían fotos y documentos que  que evidenciaban su conexión con Moscú. Después del triunfo de la Revolución y concretamente tan cercano como el 23 de enero de 1959  se requisaron los archivos que estaban, si mal no recuerdo haber leido, en la casa de Salvador Díaz Versón en Cojimar.  En ese expediente había una carta de Fidel Castro dirigida  a Abelardo Adán en Praga que fue interceptada por Salvador Díaz Versón decía: ¨ Nuestro amigo me dijo que me mantiene reservado para mayores esfuerzos  y que no debo quemarme  viajando ahora. Ellos tienen  un plan  en el cual yo seré  el eje que  se implementara muy pronto. Es posible  que entonces volvamos a vernos sin temor al imperialismo yanqui¨.  La información de casi todo lo que está en este párrafo están en las páginas 777 y 778 del excelente libro (aunque no coincido en algunas interpretaciones que aparecen en él)  titulado La Verdadera República de Cuba , del Dr.Andrés Cao Mendiguren.

Deseo  mostrar parte del contexto  político en que se llevaron  a cabo los preparativos y el ataque a los cuarteles Moncada en la ciudad de Santiago sw Cuba  y  al cuartel  Carlos Manuel de Céspedes en la ciudad de Bayamo:


En entrevista del historiador  Antonio ¨Tony¨Rafael de la Cova con Mario Salabarría Aguiar (quien fuera comandante jefe del Servicio de Investigaciones Extraordinarias de la Policía Nacional durante el gobierno constitucional del Presidente Ramón Grau San Martín) el 7 de diciembre de 1983, Salabarría expresó algo que  se soslaya en muchos de los artículos sobre  los preparativos antes del ataque al cuartel Moncada,  que indica que ya antes de dispararse el primer tiro en el Moncada ya   Fidel Castro y algunos de los  futuros asaltantes estaban fuera de la ley:

Yo hable con Orlando Castro en presidio sobre lo del Moncada. El es un elemento serio. Hay otra gente que agranda las cosas, y agregan. Lo del robo de automóviles me lo dijo un preso común, José Sánchez Fernández, apodado “Veinte a Diez” que lo utilizaron para ese robo de autos que llevaron al Moncada. El me hablaba de [Raúl] Martínez Ararás. Sánchez cayó preso en uno de los robos de autos en Matanzas, y Fidel fue como abogado y se lo resolvió.

Antonio  Rafael de la Cova  Ph,D.  en la investigación sobre los asaltos a los cuartes de Santiago de Cuba y de Bayamo entrevistó a 104 personas (las entrevistas están en Internet) ; entre ellas a 39 militares y a 14 de los asaltantes.

Algunas cifras sobre los asaltos a los cuartes de Santiago de Cuba y de Bayamo:
El número de los convocados por  la jefatura (Fidel Castro, Abel Santamaría, etc.)  que  llegaron o estaban en  Santiago de Cuba fueron  160; de ellos murieron en combate y asesinados: 61.
Militares muertos: 19
De los convocados, 25 fueron a asaltar el Cuartel de Bayamo  y 3 desertaron a última hora. En la granja Siboney 8 o     10 se negaron a participar del asalto al cuartel Moncada al ver el pobre armamento que se tenía para ello, además del hecho que un grupo de no más de 5 ó 6 personas de los convocados sabía  realmente para qué viajarían a Santiago de Cuba.
Después del fracaso militar de  los ataques a los cuarteles, de los 45 que regresan a la Granja Siboney; solamente 19 se dirigen con Fidel Castro  hacia las montañas, el cual  se había retirado, o huido, del Moncada antes de las 6 am (el combate había comenzado aproximadamente a las 5:20 am) pese a que hasta cerca de las 8 am aún se estaba disparando hacia el Moncada desde el Hospital Civil, donde estaban Abel Santamaría y el Dr. Antonio Muñoz Monroy entre otros.

Muchas más revelaciones en:

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Ciertas peripecias del nacimiento con fórceps de la revolución cubana que dan para películas de Monty Python

Por Arnaldo M. Fernández
Broward
30/07/2020

El viernes 31 de julio de 1953, Ernesto Tizol —cuadro dirigente del Comité Militar del movimiento insurreccional aún anónimo de Fidel Castro— se entrega a las autoridades tras las gestiones de su padre con un cura y un masón en la estela del asalto a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo. Tizol había llegado a casa de sus padres en Holguín el mismo 26 de julio, luego de anticiparse al nacimiento de ese fenómeno histórico denominado revolución cubana con la acción contrarrevolucionaria de doblar por la Avenida Las Américas en vez de continuar por la Avenida Victoriano Garzón hacia el Moncada.

Los vehículos que venían detrás siguieron la rima y en La historia me absolverá (1954) Castro explicó: “Aun cuando disminuya nuestro mérito, la mitad del grueso de nuestras fuerzas y la mejor armada, por un error lamentable, se extravió a la entrada de la ciudad y nos faltó en el momento decisivo (…) Tomó por una calle equivocada y se desvió por completo dentro de una ciudad que no conocían”. Tal como Castro dictó la historia oficial que embaraja la deserción como extravío, Batista echaría a rodar la fake history de que Castro mismo “did not appear at the tragic scene of the fighting” [1]. Así corre aún por mentideros exiliares y redes sociales gracias a quienes no saben de qué hablan o entonan cualquier cosa para el alma divertir.

Ser o no ser bayamés

La ruta al Moncada era intuitiva y el lugarteniente de Castro para el ataque al cuartel de Bayamo, Raúl Martínez-Ararás, cuñado de Tizol, aclaró que no cabía equivocación. Tizol había negociado el arriendo de la Granjita Siboney —punto de partida de la caravana de 16 autos de los asaltantes— con el propietario José Vázquez-Rojas. A tal efecto fue dos o tres veces a una gasolinera en la Avenida Garzón que Vázquez Rojas también poseía. Por eso Tizol sabía bien que, para ir al cuartel Moncada desde la granjita, tenía que pasar por frente a esta gasolinera, sita más allá de la intersección de Avenida Garzón con Avenida de las Américas.

Tizol y los extraviados andaban por Alturas de Quintero cuando escucharon el tiroteo. Boris Luis Santa Coloma, Oscar Alcalde y otros regresaron, pero muchos optaron por no correr al combate. Tizol se deshizo del uniforme y del arma para tomar un ómnibus rumbo a Holguín.

Viernes de Concilio

Para el 31 de julio, las gestiones de otro cura [Arzobispo Enrique Pérez-Serantes] y otro masón [Gran Maestro Carlos Piñeiro del Cueto] habían frenado el desmadre de los militares en la caza de rebeldes. Pérez-Serantes enrumbó por la carretera de Siboney hacia el caserío de Sevilla con ánimo de regresar a Santiago trayendo a Fidel Castro, pero volvió sin él. Ya circulaba hasta en volantes la orden dada por Batista: “Respetar la vida de los insurgentes”. Piñeiro del Cueto oyó a Batista advertirle por teléfono al jefe del regimiento acuartelado en el Moncada, coronel Alberto del Río Chaviano, que iba a pasarle la cuenta si ejecutaban a otro prisionero [2].

De ahí que ese mismo día Ramirito Valdés fuera conducido vivito y cojeando [3] al vivac de Santiago, tras ser detenido cerca de La Calera en la carretera al Castillo del Morro. A sus interrogadores diría que sólo sé que no sé nada, ni siquiera quién es Fidel Castro, pero en juicio se vino abajo esta coartada socrática y fue condenado a 10 años. Otros 19 que negaron haber participado en el asalto corrieron mejor suerte y salieron absueltos por falta de pruebas.

Destino de Tizol

El capitán Bebo Lavastida, jefe de inteligencia militar del regimiento, tomó declaración a Tizol. Su confesión corroborada selló la condena a 13 años, que también encajaron Oscar Alcalde, Raúl Castro y Pedro Miret por estimar el tribunal que habían desempeñado cierto papel de liderazgo. Al salir en libertad por la amnistía de 1955, Tizol marchó al exilio en USA con su esposa e hijos. Regresaría a Cuba en 1959 y ocuparía cargos gubernamentales de poca monta. En 1978 pasó a fungir como tercer secretario de la embajada cubana en Checoslovaquia, donde curiosamente prestaba servicio desde 1974 otro que también salió de la Granjita Siboney —en un Dodge 1950— y nunca llegó al Moncada: Oscar Quintela [4]. Tizol fallecería el 1 de julio de 1984 sin que Granma se dignara a publicar su obituario.

Coda

En vez de meter la pata con que Castro no llegó al Moncada, el teatro bufo del anticastrismo tardío debiera poner en escena ciertas peripecias del nacimiento con fórceps de la revolución cubana que dan para películas de Monty Python: Léster Rodríguez olvidó subir a la azotea en su exploración del Palacio de Justicia y a la hora del combate se topó con un muro tan alto que no permitía disparar contra el cuartel; Ñico López dejó en el motel Gran Casino los alicates con que debía cortar la alambrada para abrirse paso hacia el cuartel de Bayamo por el terreno yermo adyacente; Renato Guitar dibujó mal el plano de ubicación del arsenal del cuartel Moncada y quienes tenía la misión de ocuparlo subieron por una escalera hacia la barbería…

Notas

[1] Cuba Betrayed, Nueva York: Vantage Press (1962), 35.
[2] De la Cova, A. R.: The Moncada Attack, Columbia (SC): Editorial de la Universidad de Carolina del Sur (2007), 168.
[3] Siendo ya ministro del Interior, Ramirito contó al novelista francés Robert Merle que había disparado su pistola contra un sargento alto y mulato, quien devolvió el fuego hiriéndolo en un pie. Cf.: Merle, R.: Moncada: Premier combat de Fidel Castro, Paris: Robert Laffon (1965), 182. Tras escapar en un auto con los neumáticos ponchados por los tiros, Ramirito no pudo rodar más allá del reparto Vista Alegre y andaba a pie al ser arrestado.
[4] Quintela regresó a La Habana y dejó el Dodge en el mismo lugar de donde había salido, con las llaves en la guantera y las puertas cerradas. Sería interrogado como sospechoso unos días después, pero dio excusa tan plausible que ni siquiera fue a juicio. De su célula —Calabazar— sólo René Bedia cayó en el jamo batistiano y fue sancionado a 10 años.

© cubaencuentro.com
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El Dr. Antonio de la Cova  y otros testigos habla sobre el asalto al cuartel Moncada con Oscar Haza, Julio 26, 2007

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Servicio fúnebre  a los 19 militares muertos en el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Un ataque producido con premeditación, nocturnidad, y alevosía, ya que al comenzar el ataque estaban durmiendo. Los atacantes vestían  los mismos uniformes militares que los atacados. Años después Fidel Castro Ruz  criticó que los aviones de la Brigada de Asalto 2506 que combatió en Bahía de Cochinos y sus alrededores,  estaban pintados de manera similar que los aviones de la Fuerza Aérea Revolucionaria ....

LA MENTIRA DE FIDEL CASTRO EN LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ SOBRE EL ¨TIGRE¨, QUE REALMENTE ERA ¨EL MULO´, QUE SUPUESTAMENTE LE SACÓ LOS OJOS A ABEL SANTAMARÍA EN EL MONCADA CUANDO REALMENTE NI ABEL TENÍA SACADOS LOS OJOS Y ¨EL MULO ¨ ERA REALMENTE UN INFELIZ INCAPAZ DE MATAR A NADIE. EL DUEÑO DE LA FUNERARIA ATESTIGUÓ EN UN PROGRAMA DE " A MANO LIMPIA " DE QUE NO HABÍA NINGÚN CADAVER SIN OJOS.

Fragmento tomado de http://www.latinamericanstudies.org


Entrevista del Dr. Antonio de la Cova a Jesús Yanez Pelletier; en  letras negritas o bold lo que habla o pregunta  el Dr.  Dr. Antonio de la Cova

Debajo de las matas. Otra cosa, aquí se habla también de que el oficial Morejón fue uno de los que implicaron también en la muerte de esta gente. ¿Este no era el teniente Pedro Morejón Valdés?

Pedro Morejón, sí.

¿Este es uno de los oficiales que implican en las muertes de los presos?

Sí, sí, sí, y él, si le hubieran dado chance, hubiera acabado allí también.

Por cierto, yo también hablé con “El Mulo” González.

¿”El Mulo” González? [risa]

Murió en el año 78 [Febrero 28, 1988].

Sí, ¿no? Bueno, pues, “El Mulo,” ¿cómo se llamaba él, Eladio?

Eulalio González Amador.

Eulalio. Eulalio González. Era un infeliz. ¿Tú sabes lo que me dijo él? Que él, el único gran dolor que tenía él era que le habían perforado, que estuvieron a punto de matar la hijita. Que uno de los disparos rompìó la cuna.

Y le mataron la cotorra. El le echó la culpa a Alfonso Silva.

Yo no sé a quien le echó la culpa, pero él me decía a mí, “Coño, Yánez, por poco me matan la chiquita.”

Yo tengo la tesis que González, para mí, por lo que me has dicho tu y me ha dicho muchaotra gente, González yo no creo que participó en matar a los presos.

No, no hombre, no, mentira.

Sí. Yo creo, aunque a él le echan la culpa en “La Historia Me Absolverá,” y lo apodan “El Tigre,” y toda esa cosa.

Sí, el que le sacó los ojos a Abel y que tenía las manos ensangrentadas. “El Mulo” González no tenía valor para eso.

Efectivamente, no tenía valor para eso.

Era un infeliz.

Sí, era un infeliz. Eso mismo es lo que me han dicho otras personas. Y claro, los grandes culpables ahí eran Lavastida, Rico Boué, toda esta gente, Policarpo Ochoa Ferrer, toda esta gente. Y entonces, claro, cogen a este infeliz, le echan a él todos los muertos, y esta gente se queda callada.

Se quedan callados, por supuesto.

Sí. Oyeme, él, que trabajo, él, yo se que él trabajaba en la prisión de Boniato que era donde tenía los gallos finos. ¿Qué es lo que él hacía allí?

Nada. El no trabajaba allí.

¿No trabajaba allí?

El iba a la prisión a cuidar sus gallos, él tenía gallos allí, que los cuidaba allí.

El iba allí nada más a cuidar sus gallos.

A cuidar sus gallos. El no trabajaba en la prisión.

El falleció en el año 88. Yo lo ví semanas antes de que muriera. Oye, y cobarde. Tu sabes que a mí me dijo el teniente Camps, que una vez lo vió a él en una bodega, y él decía, “No, porque yo en Cuba, yo a lo que me dedicaba era a trabajar en un central. Yo era campesino, esto y lo otro.” Y dice Camps que él fue y lo miró y le dijo, “Oigame, yo lo conozco a usted del central Moncada.” Y que se asustó. Se asustó porque no lo reconoció. Y después lo vió y le dió un abrazo.

Era un guajiro infeliz. Yo tengo la idea que era un guajiro infeliz. El era amigo de mi suegro.
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LA VERDADERA HISTORIA DE LA CAPTURA DE RAÚL CASTRO

Raúl Castro Ruz, Jesús Montané Oropesa y otros asaltantes al Cuartel Moncada detenidos 

Por el Dr. Antonio de la Cova
La Nueva Cuba
Agosto 6, 2006

La verdad es más cercana a la versión que estoy citando aquí de mi libro "The Moncada Attack: Birth of the Cuban Revolution" (El Ataque al Moncada: Nacimiento de la Revolución Cubana), que será publicado por la Prensa de la Universidad de South Carolina, el 30 de junio de 2007.

Después que el ataque al Moncada fue sofocado, se envió aviso de radiocomunicación rapidamente a los puestos militares en la provincia de Oriente. El teniente Vicente Camps Ruiz, de 42 años de edad, había sido asignado dos días antes a la guarnición de San Luis, 17 millas al norte de Santiago de Cuba, que contaba con 15 hombres. Él respondió a la alerta. situando un bloqueo en la carretera y vigilancia sobre las línea ferroviaria entre San Luis y el poblado de Dos Caminos. El lunes, temprano en la mañana, Raúl Castro, entonces con 21 años de edad, caminaba rumbo a San Luis, siguiendo las líneas del ferrocarril, habiendo dormido la noche antes en un cañaveral en El Cristo. Había comprado pan y agua en Dos Caminos antes de caer en la emboscada tendida por el sargento de la policía Emilio Bóveda González, el cabo Canet y el policía Victoriano Pellecier. Bóveda condujo al detenido al puesto de San Luis, porque no tenía identificación, mientras dejó a los otros dos policías en el puesto de vigilancia.

Cuando el teniente Campos interrogó a Raúl Castro, alrededor de las 8 de la mañana, éste dijo llamarse Ramón González, y ser hermano del lider del PAP (partido de Fulgencio Batista) en Marcané. Declaró que había asistido a los carnavales de Santiago e iba de regreso a su casa en Cueto, cerca de Marcané. Camps recuerda: "Raúl no tenía documentación y sólo traía 50 centavos en los bolsillos. Se me hizo sospechoso cuando no pudo explicar satisfactoriamente por qué no había comprado pasaje de ida y vuelta para los carnavales. Entonces él dijo que había ido a Santiago en un carro con dos amigos que nombró." Camps hizo desvestir al prisionero para ver si tenía alguna herida y examinar su hombro para ver si tenía marcas de haber disparado con un rifle. "No obstante su declaración de que era un campesino, yo noté que usaba canzoncillos atléticos, una ropa interior no usada por los campesinos por su similitud con la ropa interior femenina." El teniente recuerda que las manos de Raúl Castro temblaban cuando lo dejó en la celda mientras verificaba su identidad.

El teniente Camps llamó al jefe militar del puesto de Alto Cedro, quien le contestó que la persona que supuestamente había llevado a Raúl hasta Santiago, había vendido su carro un mes antes y que el otro alegado acompañante estaba convaleciendo de una fractura en una pierna. La descripción dada de Ramón González, no coincidía con la del detenido. Cuando el sospechoso fue confrontado con los hechos, enseguida confesó su participación en el asalto al Moncada y su verdadera identidad. La prueba de la parafina demostró que el detenido no había disparado ningún arma de fuego. Al día siguiente Camps y dos cabos escoltaron al prisionero hasta el cuartel de Palma Soriano, donde permaneció por tres días hasta que fue trasladado al vivac de la Cárcel Municipal de Santiago, un edificio colonial construído en 1845. Camps le dijo a Raúl: " mira, a tu hermano lo mataron," y le entregó un ejemplar del periódico gubernamental Ataja con una titular que decía "Muerto Fidel Castro." Camps dijo que el jóven exclamó: "Murió como él quería, fue un gran cabrón." A la pregunta de Camps de "¿Por qué dices eso?", Raúl le contestó: "porque nos traicionó. Dijo que nos íbamos a unir a algunos soldados del Moncada que iban a dar un golpe de estado. Yo no maté a nadie".

Al llegar a Santiago Raúl Castro declaró a los reporteros de Cadena Oriental de Radio y del Havana Post lo siguiente:

"Yo arribé a Santiago el sábado por la noche con el propósito de tomar parte en el asalto al Moncada. Me marché de La Habana, donde vivía en la calle Neptuno # 214, el viernes, invitado por mi hermano Fidel, quien no me explicó los planes hasta que arribamos a la granja Siboney. Allí nos dijo que íbamos a asaltar el Moncada y como íbamos a hacerlo, pero todo resultó diferente (ellos fueron engañados y les dijeron que los soldados y los oficiales estaban contra el gobierno y que los iban a apoyar). Mi hermano me aseguró que no iba a haber asesinatos, pero cuando llegamos al hospital civil, ocurrieron algunos. Yo entré al edificio del Palacio de Justicia, con cinco compañeros, para evitar que los soldados lo tomaran y desde allí dispararan contra los atacantes."

"En la granja Siboney nos entregaron uniformes del ejército y armas. No teníamos planes de que hacer en Cuba, yo era ortodoxo, y dije "era" porque el ortodoxismo no existe ya. Al fallar el plan me deshice del uniforme del ejército y bajé, por la colina detrás del Palacio de Justicia y abandoné la ciudad y me dirigí a Dos Caminos, cuando fui arrestado y llevado a San Luis y al Moncada, donde fui bien tratado en ambos lugares."

(Citado del artículo "Brother of Fidel Castro Admits Hospital Murders," Havana Post, July 31, 1953, página 1).
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Parte 2
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(Aquí   Mario Chánes de Armas, asaltante al Cuartel Moncada, cuenta como Fidel Castro Ruz se rinde  donde estaba escondido y que no estaba dormido)


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Fidel Castro, Armando Mestre,Juan Almeida  y otros asaltantes en el VIVAC de Santiago de Cuba; observen que no están esposados ni se les ve golpeados.

Wenceslao Cruz
Junio 17, 2016

Pedro Corzo entrevista al Padre Jorge Bez Chabebe sobre la  rendición y detención de Fidel Castro después del asalto al Cuartel Moncada,  el triunfo de larevolución y  los cubanos fusilados por Raúl Castro

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Más en:

El Dr. Antonio de la Cova y  participantes del asalto al cuartel Moncada  hablan con Maria Elvira Salazar, Julio 26, 2004. Hacer CLICK  encima de Watch on YouTube


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