Video sobre la carta del Comandante Huber Matos a Fidel Castro donde le explica las razones de su petición de baja del Ejército Rebelde que motivó su posterior arresto por mandato de Fidel Castro Ruz y sufrir una dura prisión durante 20 años
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
El Comandante Huber Matos no era un Comandante más:
- En la lucha contra el gobierno del Presidente Fulgencio Batista estuvo al frente de una de las pocas columnas del Ejército Rebelde.
- En la llamada Caravana de la LIbertad estaba en el transporte al lado de Fidel Castro y Camilo Cienfuegos
- Después del también mal llamado triunfo de la Revolución, fue el jefe militar de una de ls 6 provincias que tenía Cuba en aquel entonces: Camagüey.
Al Comandante Huber Matos Benítez se le asocia merecidamente con los fusilamientos en la provincia de Camagüey.
Wenceslao Cruz
Feb 27, 2014
Conversatorio con el comandante Huber Matos organizado por el InterAmerican Institute for Democracy el 2 de septiembre de 2010. Fragmentos del coloquio donde el Dr Virgilio Beato le pregunta a Huber Matos sobre la ideología de Fidel Castro. También Matos habló sobre Venezuela, dió consejos a la administración de Obama y relató anécdotas y experiencias que tuvo junto a Fidel Castro, "Che" Guevara, Camilo Cienfuegos y otros guerrilleros.
Conversando con Huber Matos - ¿Fue o es Fidel Castro comunista?
Antes de participar en hechos tan relevantes para nuestras vidas, hay que primero informarse; en su Manzanillo , cuna de muchos comunistas, le hubieran informado a Huber Matos quienes eran Osvaldo Sánchez Cabrera y Ñico López, este último asaltante al cuartel de Bayamo el 26 de julio de 1953 y sobre la disciplina dentro de los partidos comunistas.
En mi libro La Historia de Cuba que te ocultaron y otros temas se muestra como en Cuba ya se hace pública la conexión entre Fidel Castro con los comunistas antes de la partida del yate Granma hacia Cuba. La reunión de Fidel Castro con Flavio Bravo de la que se habla en el siguiente fragmento de mi libro se llevó a cabo el 10 de noviembre de 1956.
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Fragmento de: Zoé Valdés entrevista a Huber Matos: “Fidel es un matón y Raúl un radical que mata de noche”
Tomado de http://comandantehubermatos.blogspot.com
ZV: -Hace un tiempo lo entrevisté en su casa y me hizo una descripción de Raúl Castro como un tipo muy miedoso frente a su hermano Castro I, ¿podría repetirme la descripción que hizo? Y quizá contar algunas anécdotas, recuerdo una en particular en la que Castro I lo avergonzaba delante de otros compañeros…
HM: -En un encuentro a fines del marzo del 59 en el edificio del Tribunal de Cuentas Fidel reunió el pleno de la revolución. Allí estaban los dirigentes del 26 de julio, los comandantes principales, los ministros y algunas personalidades más. Éramos como cincuenta personas.
Fidel era el único orador y habló como tres o cuatro horas sin concretar nada. Entonces empezó a criticar a Raúl Castro como Ministro de las Fuerza Armadas porque había demorado el traslado de los cuarteles al campo. Raúl trató de justificar la demora y entonces lo mandó a callar con malas palabras. Raúl trató de defenderse y lo aplastó con insultos. Raúl salió llorando a lágrima viva por la humillación, iba llorando con la cabeza baja.
Yo me di cuenta que aquello era muy serio. Allí estaba toda la dirigencia revolucionaria. Me puse de pie y dije “nosotros en la Sierra éramos una sola voluntad, ahora que estamos con la responsabilidades del poder esto nos obliga a actuar de forma que sigamos siendo una sola voluntad.”
Fidel se quedó como un minuto en silencio. Entonces dijo “continuemos”.
Carlos Franqui estaba allí y cuando yo estaba preso se atribuyó la aclaración, pero cuando salí de prisión me dijo “Huber había que contar lo que pasó y yo no creí que sobrevivirías. Espero que me entiendas y me perdones”. Por supuesto que lo entendí.
En realidad Fidel aprovechó la ocasión para aplastar a Raúl y que todo el mundo le cogiera miedo.
Cuando terminó la reunión, Fidel me llamó y me dijo “Huber, voy a hacer un recorrido por Latinoamérica, confío en tí, vigílame a Raúl”. Era otra forma de hacerme creer que yo era importante, pero ese juego no iba conmigo.
En cuanto al temor de Raúl, eso era conocido. Raúl tenía fama de cobarde entre todos sus oficiales. Raúl nunca iba a un combate. Una vez cuando le dijeron que venía el Ejercito le dijo a su chofer (Maro): “Óye, vámonos de aquí, arriba, vámonos”. Maro contaba que como a la hora de huir de la Maya, le dijo a Raúl: “¿Qué hacemos? Aquí no van a llegar los guardias”.
Pero a Raúl le gusta ser radical y mandar a matar a la gente de noche. Fidel Castro es un matón y Raúl un radical que mata de noche
Wenceslao Cruz
21 de octubre, 2023
Esta conferencia conmemora el 64 aniversario de la protesta del comandante Huber Matos Benítez en contra de la dictadura castrista. Este caso representa la primera protesta nacional cívica contra el castrismo y marcó el comienzo de un largo presidio de dos décadas para Huber Matos.
Expositores: Ángel de Fana, Rogelio Matos Araluce, Pedro Corzo y Julio M. Shiling
Conferencia «Protesta Cívica y Arresto de Huber Matos» 64 Aniversario
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Tomado de https://www.martinoticias.com
Carta de Renuncia de Huber Matos
Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz
Primer ministro
La Habana
Compañero Fidel:
En el día de hoy he enviado al jefe del Estado Mayor, por conducto reglamentario, un radiograma interesando mi licenciamiento del Ejército Rebelde. Por estar seguro que este asunto será elevado a ti para su solución y por estimar que es mi deber informarte de las razones que he tenido para solicitar mi baja del ejército, paso a exponerte las siguientes conclusiones:
Primera: no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse.
Segunda: por un elemental pudor debo renunciar a toda responsabilidad dentro de las filas de la Revolución, después de conocer algunos comentarios tuyos de la conversación que tuviste con los compañeros Agramonte y Fernández Vilá. Coordinadores Provinciales de Camagüey y La Habana, respectivamente: si bien en esta conversación no mencionaste mi nombre, me tuviste presente. Creo igualmente que después de la sustitución de Duque y otros cambios más, todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes de que lo quiten.
Tercera: sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios... porque vienen mil dificultades económicas y políticas... y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos.
Si se quiere que la Revolución triunfe, dígase adónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas.
Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además de una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos.
Quiero aclararte que nada de esto lleva el propósito de herirte, ni de herir a otras personas: digo lo que siento y lo que pienso con el derecho que me asiste en mi condición de cubano sacrificado por una Cuba mejor. Porque aunque tú silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y luchan junto a ti, lo cierto es que he hecho por Cuba todo lo que he podido ahora y siempre.
Yo no organicé la expedición de Cieneguilla, que fue tan útil en la resistencia de la ofensiva de primavera para que tú me lo agradecieras, sino por defender los derechos de mi pueblo, y estoy muy contento de haber cumplido la misión que me encomendaste al frente de una de las columnas del Ejército Rebelde que más combates libró. Como estoy muy contento de haber organizado una provincia tal como me mandaste.
Creo que he trabajado bastante y esto me satisface porque independientemente del respeto conquistado en los que me han visto de cerca, los hombres que saben dedicar su esfuerzo en la consecución del bien colectivo, disfrutan de la fatiga que proporciona el estar consagrado al servicio del interés común. Y esta obra que he enumerado no es mía en particular, sino producto del esfuerzo de unos cuantos que, como yo, han sabido cumplir con su deber.
Pues bien, si después de todo esto se me tiene por un ambicioso o se insinúa que estoy conspirando, hay razones para irse, si no para lamentarse de no haber sido uno de los tantos compañeros que cayeron en el esfuerzo.
También quiero que entiendas que esta determinación, por meditada, es irrevocable, por lo que te pido no como el comandante Huber Matos, sino sencillamente como uno cualquiera de tus compañeros de la Sierra -¿te acuerdas? De los que salían dispuestos a morir cumpliendo tus órdenes--, que accedas a mi solicitud cuanto antes, permitiéndome regresar a mi casa en condición de civil sin que mis hijos tengan que enterarse después, en la calle, que su padre es un desertor o un traidor.
Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria -agonía y deber de todos- queda como siempre tu compañero,
Huber Matos
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De los archivos del blog Baracutey Cubano
Roberto Cruzamora era el capitán ayudante del Regimiento Ignacio Agramonte, cuando ocurrieron los hechos narrados el 21 de octubre de 1959. Recibió la condena más larga después de la impuesta a Huber Matos por aquellos hechos. Roberto Cruzamora compartió celda con Hubert por 7 años.
Por Roberto Cruzamora *
El 21 de octubre de 1959 pudo haberse evitado la tragedia que ha agobido al pueblo de Cuba durante más de 47 años. Aquel día, en Camagüey, estaban dadas todas las condiciones para liquidar el balbuciente castrismo. Huber Matos tenía el apoyo decicido de oficiales y tropa del Regimiento Agramonte y demás escuadrones de la provincia, así como de las federaciones obreras, campesinas y estudiantiles a nivel provincial.
La opinión pública de Camagüey ya estaba recelosa de Castro y algo parecido ocurría en el resto de la isla, incluyendo a altos dirigentes del Movimiento 26 de Julio, el gobierno y jefe militares de otras provincias, con las que conversábamos abiertamente del rechazo al cáncer del comunismo que hacía metástasis más y más en el cuerpo sano de la revoluciónn
nacionalista.
Esa fue una ocasión digna de mejor suerte protagónica. Hubo, sin embargo, ausencia total de liderazgo por parte de Huber Matos, a quién apoyé entonces sin mirar consecuencias y de lo cual aún hoy no me arrepiento, a sabiendas de que Matos fue una bandera que se deshizo entre las manos de los que la sosteníamos, estrujada y raída por el efecto erosivo del tiempo.
No se puede hablar de la coyuntura histórica que analizamos sin hablar de la conducta de su principal fugura, Matos. Las coyunturas históricas marcan a sus protagonistas. Matos lleva sobre sus hombros y su conciencia la terrible carga de su actitud vacilante e irresoluta. Su carta a Fidel y la declaración grabada en su voz el 21 de octubre en horas de la mañana, leídas ambas retrospectivamente, nos hacen exclamar: ¡Ojalá que nunca las hubiera hecho! Son un largo dedo índice que lo inculpa y explica sicológicamente por qué nos ordenó a los oficiales y a la tropa que nos disparáramos “bajo ningún concepto” para evitar “derramamientos de sangre”. Esa actitud era propia de un Ghandi, no de un comandante militar defenestrado en público por Castro, quién entró en el Regimiento Agramonte rodeado de una turba que movilizó en las calles de Camagüey y con sólo unos pocos escoltas que trajo de La Habana.
El trabajo sucio de perfecto sicario lo realizó Camilo Cienfuegos. Arrestó a un Matos inerme-que intentó ser conciliador- con actitud descompuesta y peyorativa. No tuvo en cuenta siquiera que lo hacía en la casa y delante de la familia de quien se rendía sin oponer la menor resistencia.
Ahora Matos, dice que Camilo tuvo una conversación privada con él en su dormitorio. Como testigo que permaneció todo el tiempo junto a Matos, puedo jurar que esta conversación no tuvo lugar, pues Camilo nunca estuvo a solas con Matos. Dice Matos que Camilo le envió dos notas a la prisión. Como único compañero de celda de Matos que nunca se separó de él, puedo jurar que esas notas jamás se recibieron en prisión. Hay que tener en cuenta que en aquellos años la confianza recíproca entre Matos y y yo era notoria.
La triste realidad es que Camilo-ya en la oficina central de la Jefatura del Regimiento-llegó tan lejos en calificativos de la peor especie contra Huber Matos que no se detuvo en su ensañamiento ni siquiera después de haberlo quebrado emocionalmente. Como si todo eso no bastara, el ataque de Camilo a Matos desde el balcón del Palacio Presidencial el 26 de octubre de 1959 puede refrescar memorias olvidadizas sobre el mito de Camilo “El Bueno”.
La memoria de José Manuel Hernández, capitán del escuadron de Florida, y el sargento José García, nos exigen moralmente desde sus tumbas que digamos la verdad, por la que ellos se inmolaron de su propia mano el 21 de octubre, en gesto de protesta digna de recordación y encomio.
* Roberto Cruzamora era el capitán ayudante del Regimiento Ignacio Agramonte, cuando ocurrieron los hechos narrados el 21 de octubre de 1959. Recibió la condena más larga después de la impuesta a Huber Matos por aquellos hechos.
(Publicado en la edición del blog Nuevo Acción, de Aldo Rosado-Tuero, del sábado 21 de octubre del 2006)
La tiranía se cuida mucho de que no se conozcan sus fracasos en Inteligencia y Contrainteligencia.
Etiquetas: arresto, baja, Camilo Cienfuegos, carta, CID, cuba, cubana, Ejército Rebelde. Comandante, entrevista, fidel castro, hijo, Huber Matos, licenciamiento, personalidad, prisión, renuncia, Revolución
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