Luis Cino desde Cuba: Girón: uno de los mayores tantos de la propaganda castrista. Pedro Roig: Bahía de Cochinos: Heroísmo y traición.
La mayor parte de los pertrechos militares y de la logística en general de la Brigada de Asalto 2506 no se pudieron desembar en Bahía de Cochinos ya que los barcos que las tenía fueron hundidos o neutralizados por la aviación Castrista. En documentales de la tiranía y en los diarios como¨Revolución¨ mostraron imágenes de armas y municiones de la mencionada Brigada capturados para falsamente mostrar que los brigadistas se rindieron teniendo armas y municiones. En el libro pro Castrista más serio que me he leido sobre la expedición a Bahía de Cochinos que es el libro de Juan Carlos Rodríguez llamado ¨La Batalla Inevitable¨ se expone como ese armamento fue traido por un avión de la brigada que aterrizó a última hora y que por pocos minutos no fue capturado por el avance de las tropas Castristas que ya habían llegado a esa pista. De no haberse desembarcado rápidamente el armamento y el avión levantado vuelo urgentemente, el avión hubiera sido capturado; ese fue el único avión de la brigada que aterrizó durante las acciones bélicas.
El ex piloto Castrista Jacques Lagas (recibió la medalla Héroe de Playa Girón), quién murió en un accidente de aviación en Santiago de Chile el 25 de mayo de 1971 narró como en una de sus misiones bombardeó el poblado de Playa Girón por órdenes de Fidel Castro cinco minutos antes de concluir las hostilidades y que en la prensa en Cuba ese bombardeo fue adjudicado perversa y mentirosamente a la aviación de la Brigada de Asalto 2506.
(Pueblo de Playa Girón bombardeado por Jacques Lagas por orden del alto mando Castrista y que después la prensa oficialista se lo adjudicó a los aviones de la Brigada Expedicionaria y de Asalto 2506; mentira que la incipiente tiranía trató de mantener. Comentario del bloguista de Baracutey Cubano)
¿Cuántas mentiras y cuánta desinformación habremos recibido en estos 65 años de dictadura totalitaria Castrista ?. Muy probablemente desde antes del triunfo revolucionario de 1959 ya éramos engañados y desinformados por los que a partir de 1959 se enseñorearon tiránicamente sobre el pueblo cubano.
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Tomado de https://www.cubanet.org/
Girón: uno de los mayores tantos de la propaganda castrista
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Kennedy, con su desidia, envió a la Brigada 2506 a una carnicería y le regaló una victoria a Fidel Castro, más que todo propagandística.
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Por Luis Cino
17 de abril, 2024
LA HABANA, Cuba.- El fracaso de la invasión de Playa Girón —o de Bahía de Cochinos, como con más precisión geográfica es también conocida—, permitió al régimen de Fidel Castro anotarse uno de sus mayores tantos propagandísticos.
El triunfo de las fuerzas gubernamentales en la batalla que se desarrolló entre el 17 y el 19 de abril de 1961 es considerado por la propaganda castrista como “la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina”.
Es como si se hubieran enfrentado a la División 82 Aerotransportada en vez de a una brigada de 1.200 exiliados mal entrenados, y a los que, equipados por los soviéticos, superaban en armamento, y más de nueve veces en el número de combatientes sobre el terreno (del lado castrista pelearon unos 15.000 hombres, entre soldados, policías y milicianos).
La derrota de la Brigada 2506 se debió principalmente a la mala coordinación de la invasión por parte de la CIA y los titubeos del presidente John F. Kennedy, que ejecutó con desgano y reluctancia el plan que heredó de Eisenhower, su antecesor, para derrocar al régimen de Fidel Castro.
Dicho plan, que Kennedy consideraba tenía remotas posibilidades de éxito, consistía en que los invasores conquistaran una cabeza de playa donde instalar un gobierno provisional que solicitara una intervención militar de la Organización de Estados Americanos (OEA) y los Estados Unidos.
El sitio escogido, un punto en la cenagosa costa de la Bahía de Cochinos, al sur de Cuba, se convirtió en una encerrona para los invasores, privados del apoyo aéreo que los norteamericanos les habían prometido. La aviación castrista, que no había sido tan dañada por los golpes aéreos del 15 de abril contra los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, como suponían los planificadores de la invasión, pudo dominar el cielo y ametrallar a mansalva los invasores, que habían quedado prácticamente abandonados a su suerte y a los que no les fue posible hacer más de lo que hicieron durante las 65 horas que duró la batalla.
Kennedy, con su desidia, envió a la Brigada 2506 a una carnicería y le regaló una victoria a Fidel Castro, más que todo propagandística y que le permitió consolidar la dictadura comunista al conseguir más ayuda militar de la Unión Soviética.
Debe haber influido en Kennedy, a la hora de decidir no involucrar a las fuerzas militares norteamericanas en una intervención para derrocar al régimen de Castro, el apoyo popular con el que este todavía contaba en aquella época, lo que hubiera implicado enfrentar una fuerte resistencia y provocar un baño de sangre que le hubiera granjeado a los Estados Unidos la repulsa internacional y la animadversión de muchos en América Latina y otras partes del mundo que aún idealizaban a la Revolución Cubana.
Viéndose arrastrado a un creciente involucramiento norteamericano en Vietnam, enfrentado a Nikita Khrushev en torno a la cuestión de Berlín, Kennedy subvaloró la peligrosidad de Fidel Castro. ¿Cómo iba a imaginar que un año después de Girón, en 1962, Fidel Castro, al permitir el emplazamiento en Cuba de misiles atómicos soviéticos apuntando contra los Estados Unidos, iba a poner al mundo al borde de una guerra nuclear?
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(Brigadista de la 2506 muerto en los combates en el entorno de Bahía de Cochinos. Foto añadida por el bloguista de Baracutey Cubano)
Por Pedro Roig
Más allá del inmenso poder de su mitología, el desastre militar de Bahía de Cochinos es, en efecto, un vasto tema de controversia histórica alentada por la complejidad de la operación, las numerosas variables tácticas y las fatales decisiones políticas que se impusieron sobre la devoción y el coraje de la Brigada 2506, donde la Patria esclava del marxismo encontró lo que tal vez fue, su ultimo consuelo de redención.
Las raíces de esta operación están en el contexto de la Guerra Fría y el peligro para Estados Unidos de que Castro aceptara, en algún momento, el despliegue de cohetes nucleares soviéticos en la isla (como ocurrió dos años después), cambiando de un golpe la ventaja estratégica de Washington sobre Moscú.
Respondiendo a este enorme peligro para la seguridad nacional, el entonces presidente Eisenhower advirtió: “Esta nación no tolerará el emplazamiento de un satélite de la Unión Soviética a 90 millas de nuestras costas’’.
El 17 de marzo de 1960, el presidente aprobó crear una fuerza de combate formada por exiliados cubanos pero con la condición de que fuera una acción encubierta. La ayuda decisiva de Estados Unidos tenía que ser secreta. Esta premisa resultó fatal porque desde el primer momento limitó el tamaño y equipamiento de la operación. Eisenhower fue muy preciso en su orden cuando señaló: “nuestras manos no pueden aparecer en nada de lo que se haga’’.
La farsa exigía una versión plausible en la que un grupo de exiliados cubanos y norteamericanos que habrían perdido propiedades en Cuba, financiaran la lucha armada para derrocar la tiranía de Fidel Castro. La mentira restó flexibilidad a las exigencias de los armamentos necesarios para cumplir con éxito la misión.
El encubrimiento, que resultó ser una alucinante fantasía, tuvo un impacto muy negativo en el equipamiento y despliegue operacional de la Fuerza Aérea de la Brigada 2506, porque el éxito o fracaso de la invasión dependía del control del espacio aéreo sobre la zona de combate.
En todo momento, se planteó que el factor esencial para la victoria era la supremacía aérea para apoyar los batallones en tierra y proyectar su poder de fuego a los centros vitales de las fuerzas del régimen. Los oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encargados del plan fijaron con absoluta claridad la importancia del control aéreo.
En un informe enviado en enero 4, 1961, la CIA advirtió: “Se considera crucial que la Fuerza Aérea cubana, capaz de dar resistencia al desembarco, sea destruida o neutralizada antes de que las tropas lleguen a la playa’’.
Este importante documento, específicamente explica que el control del espacio aéreo sobre el teatro de operaciones era la premisa esencial para el éxito de la invasión. Los oficiales de la CIA no dejaron lugar a la duda. Sin la supremacía aérea, la operación no tendría ninguna posibilidad de prevalecer en el campo de batalla.
Es conveniente señalar que Bahía de Cochinos no fue el primer sitio seleccionado para el desembarco. Inicialmente se escogió la Bahía de Casilda, en Trinidad, situada en el centro-sur de la isla, junto a las montañas del Escambray. De acuerdo con militares veteranos Trinidad era un sitio excelente para el desembarco, muy superior a la Bahía de Cochinos.
En noviembre de 1960, John Kennedy fue electo presidente de Estados Unidos. A los pocos días, Allen Dulles, director de la CIA, le informó sobre los detalles secretos del desembarco planeado para efectuarse por Trinidad. Se puso énfasis en la importancia decisiva de la aviación y de que el éxito dependía del control del espacio aéreo sobre el teatro de operaciones.
El 30 de enero, diez días después de jurar y asumir la presidencia de Estados Unidos, Kennedy asintió a continuar los planes de invasión por Trinidad, pero pocas semanas después, altos funcionarios de su administración presentaron objeciones al plan de acción.
El 11 de febrero de 1961, Arthur Schlesinger, cercano consejero del presidente, advirtió sobre los inconvenientes del desembarco porque era imposible esconder la participación de Estados Unidos en la operación. Cuatro días más tarde, Tomas Mann, el Subsecretario para América Latina, fijó su posición en una carta al secretario de Estado, Dean Rusk, en la que se oponía al desembarco.
Era obvio que los principales consejeros del presidente tenían diferentes opiniones y que la urgencia de eliminar la amenaza de los soviéticos en Cuba había pasado a un segundo plano.
En esta coyuntura, el Secretario de Estado Dean Rusk propuso eliminar el plan de Trinidad dado que la densidad de población hacía muy difícil encubrir la participación de los Estados Unidos en el ataque.
La CIA fue ordenada a buscar un sitio alterno para el desembarco. Cuatro semanas antes del ataque, Bahía de Cochinos fue escogida para implementar el plan. Grave error. El planeamiento y ayuda de Estados Unidos tenía que mantenerse en secreto.
La farsa del encubrimiento continuó siendo el factor dominante que limitó la efectividad y equipamiento militar de la Brigada. Todo tenía que ser de segunda mano, todo menos el heroísmo de los que iban al combate.
Así de un tajo, comenzó el desmantelamiento del plan que tenía como premisa esencial el dominio del aire, aunque dentro de los límites se podían haber dado flexibilidad logística y mejores equipos. Pero ya a los más altos niveles del poder político en Washington se había perdido la visión y el liderazgo necesario para la victoria.
El 4 de abril, reunidos en el Departamento de Estado, el presidente pidió la opinión de sus principales asesores sobre si se debía continuar con la operación. Luego de ofrecer sus puntos de vista, todos estuvieron de acuerdo con ordenar el ataque menos Dean Rusk, que se abstuvo, y el Senador William Fullbright, que se opuso. Ese mismo día Kennedy dio la orden para que las fuerzas de la Brigada 2506 se dispusieran a entrar en acción. La fecha escogida fue el 17 de abril.
Pocos días antes, los grupos de infiltración de la Brigada penetraron clandestinamente para ayudar y coordinar el ataque con la poderosa resistencia interna que operaba activamente a lo largo y ancho de la isla.
Los pilotos, tripulaciones navales, personal de apoyo y los batallones comenzaron a desplegarse hacia sus objetivos. Fue un momento de enorme emoción. Hermanados en el peligro, sentíamos el honor de cumplir juntos un hermoso ideal. Eramos los soldados de la libertad. Pero aun desconocíamos que se nos habían negado las condiciones esenciales del control aéreo, que era el factor decisivo para la victoria.
El 14 de abril, el presidente llamó a Richard Bissel, el oficial de la CIA a cargo de la Invasión, y le preguntó cuántos aviones B-26 participarían en el ataque inicial. Bissel le respondió que todos. Kennedy objetó el número de aviones y le dijo a Bissel: “Bueno, no lo quiero en esa escala, lo quiero mínimo’’. Así el golpe inicial fue reducido de 16 a ocho aviones; además se perdió el factor sorpresa.
Al amanecer del 15 de abril, la disminuida aviación de la Brigada atacó las bases aéreas de San Antonio, Santiago de Cuba y Columbia. El ataque aéreo duró aproximadamente 20 minutos. Al final, Castro podía contar con siete aviones que sobrevivieron al primero y único ataque a sus bases aéreas. Entre estos le quedaron disponibles dos aviones “jet’’ T-33, y dos formidables Seafury considerados entre los mejores aviones caza de la Segunda Guerra Mundial.
El General Rafael del Pino, piloto de la aviación castrista durante esos críticos días (hoy en el exilio), señaló en una entrevista, “nunca entendimos por qué no continuaron los ataques aéreos. De haberlo hecho el 16 y 17, nosotros hubiésemos sucumbido’’.
Los aviones de la Brigada regresaron a sus bases preparados para continuar golpeando los aviones que quedaban de la Fuerza Aérea castrista. Pero justo antes de reanudar las operaciones llegó la orden de Washington cancelando los restantes ataques a las bases aéreas de Castro. Para los pilotos de la Brigada la orden fue devastadora. Ellos tenían conciencia que el control del aire era esencial para la victoria. La pequeña aviación castrista quedaba, como se demostró los días que siguieron, en capacidad de dominar el espacio aéreo sobre la zona del combate.
Es evidente que el presidente Kennedy exhibió una manifiesta ausencia de liderazgo. Su conducta errática, para nosotros, alcanzó el nivel de traición al sacrificio de la Brigada. El 19 de abril, Robert Kennedy envió un mensaje a su hermano pidiéndole tomar acción inmediata para evitar la derrota y el peligro de que los soviéticos instalaran cohetes nucleares en Cuba. Robert Kennedy fue uno de los pocos altos funcionarios de Washington que mantuvo la esencia del peligro ruso en Cuba. En efecto, el fracaso de la invasión aceleró la entrada de los cohetes que casi culmina en una guerra nuclear.
En Bahía de Cochinos, por tres días y noches, la Brigada 2506 hizo derroche de heroísmo. Se peleó en San Blas, en Soplillar, en la Rotonda de Palpite, en Playa Larga, en Girón, y en ocasiones faltos de municiones, la lucha fue cuerpo a cuerpo. Por eso hoy quiero honrar la memoria de mis hermanos caídos en combate y los que fueron asesinados posteriormente en la rastra de la muerte.
Ese ideal de lucha es nuestro mejor testamento a las nuevas generaciones. Abramos nuestros corazones al abrazo fraterno y que nadie dude de que mientras quede en pie un combatiente de la Brigada 2506, jamás abandonaremos la lucha por la libertad de Cuba.
Investigador Asociado del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Historiador y abogado, es autor de dos libros. Fue director de la Oficina de Transmisiones para Cuba (Radio y Televisión Martí) y es veterano de la Brigada 2506.
Al estallar (octubre de 1963) el conflicto argelo‑marroquí, Castro siente que tendrá un papel protagónico en Argel; ofrece apoyo y solicita permiso para despachar una fuerza voluntaria simbólica. Entre otras razones, quiere borrar la irritación de Ben Bella por los pronunciamientos favorables del gobierno cubano en ocasión del reciente fallecimiento del presidente israelí Ben Zvi. En el mes de agosto, Castro envía una delegación militar a Ben Bella, encabezada por el Che Guevara, acompañado de Víctor Dreke, Harry Villegas (Pombo) y Raúl Suárez Gayol, para que coordinen la ayuda que se debe prestar.
Se envían tropas cubanas a Argelia bajo la asesoría del mayor general soviético Ciutah. El contingente es transportado en los barcos mercantes Aracelio Iglesias, Sierra Maestra y Playa Girón, y llegan al puerto de Orán el 21 de octubre. A estos buques siguen otros embarques de hombres y armamentos, por vía aérea, usando aviones turbohélices Britannia que siguen la ruta Habana‑Praga‑Argel.
Sobre el " mayor general soviético Ciutah" es importante saber los siguiente:
("Angelito" , Fidel Castro y Raul Castro)
Las tempranas relaciones políticas, militares, de Inteligencia y Contrainteligencia con la Unión Soviética y otros países en el marco de la mal llamada Guerra Fría, las invasiones Castristas que partieron tempranamente de Cuba (desde marzo-abril de 1959, a Panamá, Nicaragua, Santo Domingo, Haití, etc.) y otras acciones subversivas no escapaban a los órganos de Inteligencia de los EE.UU., los cuales tenían informado al Presidente Dwight D. Eisenhower, el cual el 17 de marzo de 1960 aprobó el documento titulado “Un programa de acción encubierta contra el régimen de Castro”,con el objetivo de derrocar a la amenaza que se establecía a 90 millas de las costas de EE.UU. pese a que su gobierno de manera extraordinariamente rápida había reconocido la llegada al poder del nuevo régimen en Cuba.
En el discurso pronunciado por el tirano Fidel Castro Ruz el 7 de diciembre de 1989 (tomado de http://www.elhabanero.cubaweb.cu)este expresó:
" No podemos olvidar ni por un instante que nuestros camaradas de armas fueron los heroicos combatientes de las Fuerzas Armadas Angolanas. Ellos ofrendaron la vida de decenas de miles de los mejores hijos de ese extraordinario pueblo. La unidad y la cooperación más estrecha entre ellos y nosotros hicieron posible la victoria.
También tuvimos el honor de combatir junto a los valerosos hijos de Namibia, a los patriotas de Guinea Bissau y a los insuperables soldados etíopes. Años antes, en los días difíciles de Argelia, recién conquistada la independencia, nuestros combatientes internacionalistas estuvieron a su lado, como estuvieron también más tarde junto a Siria, otro hermano país árabe víctima de la agresión exterior, que solicitó nuestra cooperación.
No hubo causa justa del Africa que no contara con el apoyo de nuestro pueblo. Che Guevara, acompañado de un grupo numeroso de revolucionarios cubanos, combatió contra mercenarios blancos al este del actual Zaire, y hoy, en la República Saharauí, médicos y maestros prestan sus generosos y desinteresados servicios a ese pueblo en combate por su libertad."
En otro discurso el tirano Fidel Castro expresó que en toda America Latina menos en Mexico había estado la presencia cubana.
extraído de : http://www.gadcuba.org/Guerras%20Secretas/Index.htm
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Tomado de http://comunismogenocida.blogspot.com
Las guerras secretas de Fidel Castro (II parte)
Por Juan F. Benemelis
LA SUBVERSION LATINOAMERICANA
Castro había considerado que la desestabilización del continente latinoamericano provocaría una fuga del capital nativo y una contracción de las inversiones norteamericanas, hecho que unido a un amplio esquema de sabotaje a las instalaciones económicas crearía las condiciones materiales para su estrategia de la violencia.
Castro no se queda tranquilo y decide probar suerte con el otro espadón del continente, el paraguayo Alfredo Stroessner. En noviembre de 1959 lanza hacia Paraguay una insurrección de casi 100 guerrilleros que se habían concentrado en el Brasil, mientras poderosas emisoras clandestinas desde Cuba llenaban las frecuencias de Asunción con su mensaje bélico. Pero las fuerzas militares de Stroessner liquidaron con rapidez este ambicioso proyecto.
En el verano de 1960, Castro, en un intento de rabia y frustración tratará de desestabilizar nuevamente a la República Dominicana con el alzamiento del Movimiento 14 de Junio, que terminó en otro desastre. En agosto de 1960 se comprobó en enlace de la embajada cubana en Perú en el financiamiento del movimiento insurreccional de Cerro de Pasco. Dos meses después, el embajador cubano Luís Alonso huía de Perú al descubrirse sus conexiones con los guerrilleros en las montañas.
El estrepitoso descalabro de estos seis intentos iniciales llevó a una reconsideración de los métodos por parte de Castro y del Che Guevara, quienes decidieron que en lo adelante se llevaría a cabo una preparación más minuciosa antes de precipitar cualquier hostilidad. Se estimó conveniente intensificar el entrenamiento de aquellos grupos latinoamericanos que deseaban lanzarse a la lucha, en acantonamientos especiales que se creaban al efecto. De inmediato se habilitaron las escuelas de guerrillas en las localidades de Minas de Frío, El Cortijo, Siguanea y Ciudad Libertad. En Trinidad se arregló un campo de preparación para haitianos, guyaneses y centroamericanos; la escuela en San Pedro se abrió para los sudamericanos; y en la zona de Las Tunas se creó un sitio para las guerrillas venezolanas.
Cuba contó de inmediato con una gran potencialidad para los “agentes de influencia”, o como se denomina en inteligencia, "clubes de inocentes", que se fundan para coordinar el apoyo de aquellas causas en boga. Estas organizaciones solidarias concederán a La Habana una cobertura excelente para emplazar sus verdaderos agentes de espionaje. Así, no le fue difícil a Castro conseguir la penetración a vasta escala de las burocracias gobernantes en América Latina.
Entre 1959-1966 alrededor de 6,000 jóvenes latinoamericanos recibieron instrucción militar especial en estos centros. Se decidió, además, aprovechar más a fondo los problemas internos de los países seleccionados y las circunstancias sociales explosivas, particularmente con los estudiantes y los campesinos. Esta primera cruzada de Castro estaba amparada por una intensa propaganda que trataba de legitimar el derecho a la acción violenta y buscaba desacreditar el reformismo y la democracia electiva, que estaba echando raíces en la vecina Venezuela, así como enfatizar el viejo resentimiento contra los Estados Unidos.
COLOMBIA
Uno de los casos más promientes fué Colombia, donde mucho antes de su triunfo en Cuba,Castro estrenó su primera experiencia personal para desatar la subversión en el exterior.,con el llamado "Bogotazo"
En abril de 1948, Castro encabezaba una representación estudiantil internacional en Colombia cuando se une al grupo de promotores de los famosos disturbios conocidos como el bogotazo.en el que participarían la delegación cubana y portorriqueña. Los gastos de la comisión cubana fueron cubiertos por el caudillo rioplatense Juan Domingo Perón.
(Fidel Castro al centro en el ¨Bogotazo¨)
Allí se hallaba a la sazón un nutrido conjunto de cuadros marxistas internacionales: Laszlo Rajk, Miso Rutijch, Salvador Ocampo, Gustavo Machado, MacKinnon Damón, Luís Fernández Juan, Eugene Kerbaul, Blás Roca, Milo Persic, entre otros. Poco antes de embarcar, Castro fue arrestado en la aduana de La Habana,donde se le descubrió literatura marxista,y un plano de la ciudad de Bogotá donde estaban marcados los mismos sitios que luego resultarían asaltados.
Al despedirse de Mirta Díaz Balart, su novia y más tarde su esposa, Castro le comentó que "iba a empezar una revolución en Colombia". Castro frecuentó la embajada de Argentina en Bogotá, donde según su compañero de aventuras, Rafael del Pino, recibió las partidas de dinero que los peronistas enviaban por mediación de Diego Luís Molinari, presidente del comité de relaciones exteriores del senado bonaerense.
Castro ya era conocido por la policía del continente como un gangstercillo habanero a las órdenes del temible Emilio Tró, capo de la Unión Internacional Revolucionaria (UIR). También se sabía de su coparticipación en el atentado que liquidó a su opositor, el líder estudiantil Manolo Castro; de la emboscada contra Leonel Gómez, y del asesinato del sargento de la policía universitaria Caral.
El asesinato el 9 de abril de José Eliecer Gaitán, candidato presidencial y líder del Partido Liberal, desencadenó los acontecimientos y dio al traste con la IV Conferencia Panamericana de cancilleres preparada por los Estados Unidos. En el caos social interno precipitado por el bogotazo, los comunistas casi llegaron a tomar el poder. En consecuencia, en Colombia se sumaron los intereses del peronismo y del comunismo para destruir la política de Washington en el continente latinoamericano.
Tras estallar los motines y conocerse la muerte de Gaitán, Castro se ligó a las bandas armadas que se concentraron en el pico de Monserrate, instando a los colombianos con su arenga para que asaltasen las oficinas de la presidencia. La policía de Bogotá se dio a la caza de aquel Castro de apenas 21 años, oscuro lidercillo estudiantil, gatillo alegre de una banda terrorista cubana, y sobre quien pesaban sospechas de participación en el atentado.
Castro buscaría refugio en la embajada cubana en Bogotá. Mientras tanto, el gobierno colombiano deportaba al resto de los estudiantes extranjeros y rompía relaciones con la URSS el 3 de mayo de 1948. Años más tarde, ya en el poder en 1960, el propio Castro describía al periodista hindú Kurt Singer su parte en los sucesos de Colombia "escapé del arresto merced a la intervención del Dr. Guillermo Belt, embajador cubano en Washington, quien me puso a bordo de un avión de carga. Mi odisea había concluido. Yo, el estudiante de derecho, el revolucionario y el guerrillero, no había logrado libertar a Bogotá. Sentía la parálisis de la impotencia. No obstante, me sentía persona importante".
(Fidel Castro primero a la izquierda en el ¨Bogotazo¨)
El bogotazo dejó parte de la ciudad en ruinas y una estela de cinco mil muertos. La evidencia del intento de golpe comunista fue dada a conocer por la reseña del secretario general del Partido Comunista de Méjico, Dionisio Encina, al delegado para la América Latina de la internacional comunista, el COMINFORM, Jerónimo Arnedo Álvarez.
"El COMINFORM nos ordenó sabotear la IX Conferencia Panamericana, enviándonos la CTAL y el Partido Comunista de Méjico técnicos y ayuda política y financiera. Por esta razón nosotros alentamos al líder José Eliecer Gaitán a dirigir el movimiento sedicioso. Desgraciadamente, Gaitán no aceptó, escogiendo así su destino. La verdadera causa de la muerte de Gaitán es conocida de usted: era necesario convertirlo en un mártir que condujera el pueblo colombiano a levantarse y unirse".
Desde los años 1960 ya desde el poder, Castro cuidaría sus contactos con los sectores extremistas inclinados a la violencia en Colombia. El Movimiento Obrero Estudiantil y Campesino (MOEC) constituido en enero de 1960 por el cabecilla estudiantil Antonio Larrota, recibió ayuda de Cuba para reorganizar los contingentes armados provenientes de la guerra civil de los años cincuenta, quienes habían degenerado al bandidaje y merodeaban por el departamento de Cauca.
En mayo de 1960 tiene lugar en La Habana una reunión entre Castro, el Che y un puñado de colombianos entre quienes destacaba Juan de la Cruz. El Che Guevara y Castro acordaron asistirles con dinero, armas y entrenamiento para precipitar una actividad guerrillera en Colombia. En marzo de 1961 se descubre una red subversiva en Colombia alimentada por los cubanos Antonio Prisco Porto, Blanca Díaz Collazo y el militar Máximo Grever, quien servía de instructor a los "alzados" en Sumapaz. El equipo cubano aprovisionaba también a las falanges guerrilleras que operaban en la franja de Antioquia.
A pesar de estos obstáculos, Castro se las arregló para seguir financiando las actividades de los elementos promotores de la violencia en ese país. En agosto de 1962, la policía política colombiana acusó al coronel panameño Bolívar Villarino de haber dispuesto el embarque de armas cubanas a las guerrillas. Dicho tráfico clandestino de ingenios bélicos se hacía por vía aérea a través del golfo de Uraba, Antioquia y el Valle, y se venía efectuando desde 1959.
Colombia rompió relaciones con Cuba en 1963, ante la desembozada naturaleza subversiva de Castro. Como represalia, la actividad insurgente cobró nuevos bríos con el arribo ese mismo año de un piquete de terroristas entrenados en Cuba. Los combatientes se hicieron fuertes en los valles del Cauca, Caldas y Tolima. Se sucedieron los desórdenes, los sabotajes, y los ataques rebeldes; el capitolio nacional en Bogotá fue sitio de varias explosiones en julio; un mes después estallaba en la capital un verdadero concierto de bombas.
En abril se atajó un importante contrabando de armas oriundo de Cuba. Fueron también interceptados instrucciones y mensajes provenientes de La Habana donde se orientaba que escuadras rebeldes de Venezuela cruzaran la frontera y ejecutaran acciones de conjunto con los colombianos, como en efecto lo cumplieron.
En la populosa ciudad de Barranquilla se movía un dispositivo de cubanos pertenecientes a los servicios secretos que se había infiltrado en el país. Las autoridades venían rastreando la pista de esta célula dedicaba a promover y supervisar el terrorismo urbano y proporcionar la logística a los insurgentes. Finalmente, el 5 de julio cae bajo la jurisdicción del ejército regular, el cubano Fabio Fermín Fernández y con él se desploma toda la red clandestina.
En agosto se desmanteló un complot en la base militar de Cartagena, y se capturaron varios legajos de documentos que hacían patente la vinculación de Cuba y específicamente el propósito de Castro en hacer coincidir el pronunciamiento de los cuarteles con un doble atentado al presidente de Colombia, Guillermo León Valencia, y al de Venezuela, Rómulo Betancourt.
El 13 de agosto, el presidente colombiano en una locución nacional que conmovió al país y a la vecina Venezuela manifestó que su gobierno y el de Caracas disponían de pruebas de un complot preparado por las altas esferas de Cuba, cuyo designio era el asesinato de los dos presidentes. En esos mismos días tiene lugar, en los bordes limítrofes, un diálogo de emergencia entre uno y el otro mandatario para examinar la agresiva política de Castro hacia los dos estados y hacia la zona. El jefe de gobierno colombiano expresó en la misma que las medidas económicas contra Cuba no eran suficientes y solicitó el apoyo de Venezuela para lograr sanciones continentales más enérgicas.
En noviembre fue detenido en Barranquilla, el revoltoso izquierdista Alejandro Gómez Roa, quien declaró trabajar para los servicios cubanos. El 13 de abril de 1964, el comandante de la fuerza naval colombiana del Atlántico, Jaime Parra, revelaba que se estaban empleando pesqueros soviéticos estacionados en Cuba, para suministrar material logístico a la oposición colombiana. El canciller Fernando Gómez anotó a su vez que los trámites de armas se hacían desde Cub.
Con la contribución absoluta de Castro, el colombiano Manuel Marulanda (alias "Tiro Fijo" ,futuro líder de las FARC) se alzó en las borrascosas cordilleras de su país, reuniendo un heterogéneo apiñamiento de jóvenes novelescos, curtidos comunistas y forajidos del área. El 17 de marzo de 1965, los hombres de Marulanda saquearon el villorrio de Inza, incineraron los edificios públicos y "ajusticiaron" a varios vecinos del lugar.
Dos días después, el ejército arrestaba en el vecindario de Simacola a nueve salteadores que habían recibido adiestramiento en Cuba. La situación era insostenible y el 21 de mayo el presidente León Valencia tuvo que decretar el estado de sitio. La violencia y el pánico continuaron en ascenso durante todo el año 1965, poniendo al borde del colapso la administración de León Valencia.
El gobierno colombiano movilizaría su infantería que ocuparía numerosos parajes que le permitiesen lanzar ofensivas masivas contra los cabecillas insurgentes Ciro Trujillo, en la zona de Río Chiquito, Fabio Vásquez en el departamento de Santander, y Marulanda; este último había creado, en la cadena central de los Andes, la República Independiente de Marquetalía.
PROYECTO GUATEMALA
Guatemala fue uno de los proyectos prioritarios de Castro y Guevara,dado queéste país había sido cabecera de playa,de los cubanos exiliados,en la abortada invasión de Bahía de Cochinos (Playa Girón).
Pero la influencia de Castro en este país,se venía ejerciendo desde antes de su ascenso al poder.Carlos Castillo Armas, que siguiendo órdenes de los Estados Unidos había derrocado al régimen pro-marxista de Jacobo Arbenz Guzmán, fue asesinado en 1957. En aquel momento no se supo de donde había partido la orden del atentado,pero más tarde se develaría el misterio: El 4 de Mayo ,Guatemala solicitó la extradición de éste pèrsonaje,que fué el principal proveedor de armas de Castro,en la insurreción antibatistiana,y que junto con el cubano procastrista Alberto Canet Acosta habían sido partícipes en el crímen de Castillo Armas. Un día, Canet apareció ahorcado; atemorizado, Bonachea declaró que Canet había sido el ejecutor central del crimen por orientaciones de Castro, y que él era un mero agente del dictador dominicano Trujillo infiltrado entre los cubanos para conocer sus planes. Por supuesto, La Habana siempre silenció los pormenores de esta oscura historia.
Esto sería confirmado más adelante al conocerse el pacto secreto en 1959,entre el Che Guevara y el depuesto Jacobo Arbenz ,mediante el cual éste se comprometía a reestablecerlo en el poder . Los servicios secretos de Guatemala enteraron al entonces presidente Miguel Idígoras Fuentes de que el Che Guevara había ampliado el susodicho complot con los líderes comunistas Francisco Villagrán, Mario Chávez, Francisco Ponce, Luís Valcárcel y Edmundo Guerra Teinheimer.
Cubanos y guatemaltecos habían hecho arreglos para un golpe de fuerza en el año 1960. Desde abril comenzaron a sucederse las visitas y la entrega de equipos bélicos a viejas capillas comunistas de Arbenz, como la de José Manuel Fortuny. Así se fueron “alzando” las cuadrillas de insurgentes en las serranías del país, a cuyo frente se encontraba un antiguo camarada de Arbenz, el coronel Carlos Paz Tejeda.
En agosto de 1960, el gobierno de Idígoras hizo públicas las pruebas acumuladas sobre esta vasta conspiración dirigida por el Che Guevara y Castro. Un mes después, Juan Larcos, agente cubano detenido por los guatemaltecos, ratificó en su confesión el plan que se había delineado en su país. El 3 de octubre, la fuerza aérea guatemalteca atacó la goleta La Cubana mientras ésta trataba de realizar un desembarco en la costa atlántica. Al huir, la embarcación cubana embarrancó en Cozumel, y en Méjico estalló el escándalo.
De nuevo caen informes en manos del gobierno guatemalteco que develaban las intenciones específicas de Castro: desembarcos en Omoa y la Barra (Honduras) combinados con agresiones a Puerto Barrios, Cobán y Mazatenango; episodios de sabotaje en las principales ciudades, y el establecimiento de comunicaciones directas con La Habana mediante una estación de radio que se instalaba en Senahu.
Los cuerpos de vigilancia secretos del área detectaron una actitud inusual en Cuba; fueron los mexicanos quienes dieron la alarma: Castro había prohibido los vuelos internacionales por encima de la provincia occidental de Pinar del Río; era allí, precisamente donde estaba acantonada la fuerza expedicionaria cubano-guatemalteca, lista para entrar en acción.
El 13 de noviembre estalló un complot en el aeródromo militar de Zacapa y en Puerto Barrios, donde figuraron los oficiales del ejército Rafael Sesam, Arturo del Cid y Marco Yong Sosa, quien sostenía los contactos con Cuba. Aparatos de la fuerza aérea cubana sobrevolaron la comarca aprovisionando a los rebeldes. El presidente Idígoras asumió personalmente la conducción de las operaciones militares y todo el continente se levantó indignado contra Castro. En Honduras fue sorprendida una columna capitaneada por oficiales cubanos que pretendía internarse en las montañas para prestar su concurso a los sediciosos. Al verse liquidado el levantamiento, Yong Sosa se encerró en las sierras con una tropilla de seguidores.
El delegado de Guatemala en las Naciones Unidas demandó una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para debatir la intromisión cubana. Dwight D. Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, aprovechó la oportunidad para lanzar una dura advertencia a La Habana, desplazando una flota de guerra cerca de las aguas jurisdiccionales cubanas. La Unión Soviética le pediría a Castro "moderación".
La cancillería guatemalteca expresó en todos los foros diplomáticos del continente que "el comunismo debería ser desalojado de Cuba mediante la acción armada, tal como se preveía en el Pacto de Río", agregando posteriormente que si no había acuerdo continental al respecto "Guatemala asumiría unilateralmente una acción positiva".
(Manuel Piñeiro Losada (alias Barba Roja) al centro, cuando se recibió en Cuba a los sobrevivientes de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia; Dariel Alarcón ¨Benigno¨ en la extrema izquierda )
Dos años después, en febrero de 1962, Yong Sosa abriría el frente guerrillero en la Sierra de Minas tras recibir abundante logística militar de Cuba y lograr estructurar una red encubierta urbana de abastecimientos. Manuel Piñeiro Losada (alias Barba Roja) jefe de los cuerpos de inteligencia de Castro, había instituido en Cuernavaca, Méjico una armazón de ayuda logística a las tropas de Yong Sosa. El siniestro personaje cubano Julián López, de larga trayectoria en la región, fue sorprendido pasando armas abiertamente por la frontera mejicana, por lo que fue declarado persona non grata.
Desde Cuba, la radio trasmitía continuamente instrucciones a los sediciosos. El presidente Idígoras volvería a mostrar nuevas pruebas documentales que denotaban la violación de la soberanía guatemalteca por parte del gobierno de Cuba. En las ciudades guatemaltecas se desató una ola de considerable brutalidad. Ningún alto miembro del régimen de La Habana, ni siquiera el propio Castro, ocultó su participación con estos hechos. Todo lo contrario: La Habana gritaba a todo pulmón que había patrocinado un segundo frente de guerra: el de la FAR, bajo el liderazgo de Luís A. Turcios Lima.
Toda suerte de asaltos, actos de intimidación, atentados contra militares y figuras gubernamentales, secuestros, sabotajes con bombas, asaltos a caseríos y demás se escenificó entre 1962 y 1963. El 19 de diciembre de 1963 eran exhibidos ante la opinión pública del país seis miembros de la resistencia armada. Los detenidos detallaron la preparación recibida en Cuba, la cual había favorecido la instalación de pequeñas manufacturas caseras de explosivos en diversas localidades del país. Fue como un ensayo del método que luego se usaría en el Uruguay y en la Argentina cuando se implementa el apoyo a los Tupamaros, los Montoneros y a las Brigadas Rojas.
En febrero de 1965, la despotía militar de Peralta Azurdia decretó el estado de sitio ante la intensificación del violento impulso opositor. Durante la conferencia Tricontinental en La Habana, en 1966, Turcios Lima fue aclamado a viva voz como el representante legítimo de la insurgencia guatemalteca. Mientras su facción era alentada por el equipo de Castro, el Che Guevara mantenía su convencimiento de que las guerrillas de Yong Sosa, abigarrada de trotskistas debían también percibir socorro bélico. No obstante, Castro haría inclinar la balanza de la conferencia en favor de Turcios Lima.
LA ESPIA DE DETROIT
En los primeros meses de 1959, el gobierno de Castro envió a Detroit, en un cambio de su consulado a la bella Margarita Quintana, de amplia experiencia diplomática . Además de cónsul,trabajaba para los servicios secretos de Castro,y se relacionó con el ingeniero norteamericano Robert Braun, especialista en el manejo de instrumentos electrónicos, dueño de un laboratorio que suministraba equipos especiales a la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos.
En plena luna de miel, Margarita y Braun desaparecieron de los Estados Unidos y se domiciliaron en Cuba, dejando preparadas para su envió a La Habana, todas sus pertenencias que sumaban 25 cajas y paquetes. En mayo y junio de 1960, el equipaje fue llevado al consulado cubano en West Palm Beach para ser reembarcado hacia Cuba, como rezaba en las franquicias. Durante la carga, uno de los bultos llamó la atención de los oficiales aduaneros e intervino el FBI que retuvo el equipaje pese a las airadas protestas del cónsul y de la cancillería cubana.
.Tras una larga batalla judicial con los representantes cubanos, el 9 de agosto de 1961 se obtuvo la orden legal para realizar la inspección (Era un pequeño laboratorio atómico! Se ocuparon métodos de identificación semejantes a los usados por los Estados Unidos para reconocer aviones en pleno vuelo, un sistema de control para bombarderos B-52, instrumentos para reconocimientos aéreos y planos de equipos clasificados. Más sorprendente fue el hallazgo de documentos que relacionaban a la pareja con el espía de secretos relacionados con la energía nuclear Klaus Fuchs, así como las pruebas de que Braun sostenía contactos regulares en Detroit con el agregado comercial soviético, a través de su esposa.
El rompecabezas fue armándose y en febrero de 1964, se conoció del emplazamiento de bases subterráneas en la provincia de Pinar del Río, supervisadas por el director del programa electrónico de Castro, nada menos que el ingeniero Braun, quien en cooperación con un equipo de ingenieros cubanos y soviéticos, donde figuraba Nicolás Yepylev, laboraba en la instalación de equipos electrónicos muy adelantados para una estación de rastreo de satélites en Cuba. La agencia de noticias francesa France Press, ofrecía la noticia de que Cuba se había convertido en una potencia electrónica equipada para vigilar toda la navegación marítima y aérea del Caribe y la costa oriental de los Estados Unidos.
Los designios de Castro de reclamar las islas del Cisne, localizadas a mitad de camino entre Cuba y Honduras, no fructificarían en el continente y sólo dejarían recelo, incluso entre los aliados castristas en ese país. Castro quería obtener las Islas del Cisne y también Puerto Cortés, en Honduras; este último, utilizado históricamente por negociantes y aventureros cubanos para contrabandear cargamentos de madera y más tarde, transformado por Castro en un paraje para infiltrar guerrilleros, agentes y alijos de armas, aprovechándose de los cargueros que navegaban por el golfo de Honduras hasta Belice.
El propio presidente hondureño, Villeda Morales, realizaría en enero de 1961 una locución angustiada ante las amenazas de Castro "yo confieso que somos incapaces de dominar la influencia castrista en Honduras por nuestros propios medios. No podemos derrotarla solos ni puede hacerlo ningún otro país centroamericano. Necesitamos un esfuerzo colectivo. Los países deben abandonar su actitud pasiva".
Ya para 1963, Castro está experimentando reveses en sus esfuerzos por subvertir con guerrillas la América Latina, agravados por su sorda disputa con varios partidos comunistas. Sin penas ni glorias, comienzan a languidecer los grupos trotskistas peruanos de Hugo Blanco, los colombianos de Pedro Antonio Marín, las huestes brasileñas de Francisco Juliao y el MIR venezolano.
Extraído de http://www.gadcuba.org/Guerras%20Secretas/Index.htm
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