Dimas Castellanos sobre la historia de las huelgas en Cuba: Desde la primera huelga, de tabaqueros en 1865, hasta la supresión de este derecho por el régimen revolucionario
Tomado de https://diariodecuba.com/
Las huelgas, una fuerza antidictatorial desaparecida del escenario cubano
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Desde la primera huelga, de tabaqueros en 1865, hasta la supresión de este derecho por el régimen revolucionario: la historia de las huelgas en Cuba.
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Por Dimas Castellanos
La Habana
09 julio 2025
La huelga es una forma de protesta. Las más conocidas son las sindicales por el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. Debutaron con la introducción del salario como forma de pago a finales del siglo XVIII y principios del XIX, y han evolucionado hasta la lucha por objetivos políticos.
En Cuba comenzaron en 1865 por la industria del tabaco y se extendieron con la entrada en vigor de la Ley General de Asociaciones de 1888. Una de sus primeras manifestaciones en la Isla estuvo relacionada con la "masacre de Haymarket" (Chicago, 1886), cuando en una manifestación obrera por la disminución de la jornada laboral, una bomba causó la muerte de un policía e hirió a otros. En el juicio fueron condenados ocho obreros, de ellos cinco a la pena de muerte. Por ello la II Internacional Socialista declaró al 1 de mayo como Día Internacional de los Trabajadores. En 1890, cuando la fecha se celebró por vez primera en el mundo, trabajadores cubanos desfilaron reclamando la jornada laboral de ocho horas y aumentos de salarios.
Con los derechos y libertades refrendados en la Constitución de 1901, el movimiento huelguístico adquirió mayor fuerza, con libertades de expresión, reunión, movimiento y derecho de dirigir peticiones a las autoridades, entre otras. Desde la Huelga de los Aprendices en La Habana en 1902 hasta la de los centrales azucareros de la zona de Niquero, en Oriente, ocurrieron decenas de paros laborales, con los cuales se fortaleció el sindicalismo, se celebraron los congresos obreros de 1912 (Cruces, provincia de Las Villas) y 1914 (La Habana, y se obtuvieron resultados: el 24 de febrero, el 20 de mayo, el 10 de octubre y el 7 de diciembre se declararon no laborables, y el Primero de Mayo y el 25 de diciembre como días festivos; se aprobó la jornada de ocho horas para los mecánicos, operarios y jornaleros empleados del Estado; y se logró la prohibición del pago de salarios en vales o fichas que obligaban a comprar en determinados establecimientos.
Durante la Primera Guerra Mundial, debido al descenso de los precios del azúcar y a las dificultades para su exportación, los bancos cubanos quebraron, disminuyeron los salarios y aumentó el costo de la vida, lo cual originó un periodo de huelgas que fortalecieron al sindicalismo y condujeron a la fundación de la Central Obrera de La Habana en 1920 y a la Confederación Nacional Obrera de Cuba en 1925.
En 1929, con la crisis mundial conocida como Gran Depresión, cayeron los precios del tabaco y del azúcar. Más de 100.000 trabajadores abandonaron sus labores por 24 horas, el Gobierno prohibió los sindicatos, y estos ripostaron con la huelga del 30 marzo de 1930, en la que 25 ingenios y más de 1.000 colonias de caña, el transporte urbano y otros sectores del país, detuvieron sus labores. En agosto de 1933 el paro se convirtió en la huelga general. Gerardo Machado, quien había asegurado que ninguna huelga duraría más de 24 horas, tuvo que abandonar el poder.
La huelga de los empleados de la Secretaría de Comunicaciones en 1934, con unos 6.000 participantes respaldados por otros sectores, alcanzó los objetivos reclamados. En marzo de 1935, durante el Gobierno de Carlos Mendieta, una protesta de maestros devino paro general y se transformó en levantamiento popular. El Gobierno declaró el "estado de sitio", y unas 200 personas resultaron muertas o heridas. La fuerza adquirida por el movimiento huelguístico fue de tal magnitud, que los gobiernos dictaron el Decreto 276 de enero de 1934 y la legislación laboral cubana más avanzada hasta el día de hoy: el Decreto 798 de abril de 1938. En enero de 1939 se fundó la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), la segunda central sindical más grande de la región, con medio millón de afiliados.
La Constitución de 1940 refrendó en su articulado las victorias obreras: salario mínimo según el nivel de vida y las peculiaridades de cada región; descanso retribuido de un mes por 11 meses de trabajo; derecho de sindicación; jornada máxima de ocho horas y semana de 44 horas con pago de 48; derecho a huelga; licencia de maternidad de seis semanas antes y después del parto, y derecho de las embarazadas de no hacer esfuerzos físicos desde tres meses antes del parto; construcción de viviendas baratas para los obreros, entre otras medidas.
Con la cláusula de garantía —conocida como diferencial azucarero— los trabajadores de ese sector obtuvieron un salario extra del 13,42%. En esta década muchas demandas obreras se convertían en leyes y cada Primero de Mayo una manifestación presentaba la lista de nuevas demandas al presidente de la República. El Retiro de Plantas Eléctricas construyó el moderno edificio de Carlos III en La Habana y lo arrendó a la Compañía de Electricidad, el Retiro Gastronómico edificó el Habana-Hilton, y el de Artes Gráficas construyó el Reparto Gráfico.
En 1952, ante el golpe militar del 10 de marzo de Fulgencio Batista, el entonces secretario general de la CTC, Eusebio Mujal, emitió la orden de huelga general. Horas después, en una entrevista con el ministro de Trabajo, aceptó la oferta del Gobierno: conservar los derechos adquiridos por los trabajadores, respetar en sus cargos a los dirigentes sindicales y mantener el status quo de la CTC, lo cual explica por qué los trabajadores no actuaron contra el golpe.
Y llegó la Revolución
Las huelgas y el sindicalismo devinieron peligro para la estabilidad de cualquier gobierno. Eso explica tanto lo ocurrido con la propuesta a Mujal en 1952, como la atención que le prestó el Ejército Rebelde antes y después de la toma del poder: creó el Frente Obrero Nacional Unido, celebró una Conferencia Nacional de Trabajadores Azucareros, y utilizó la huelga del 1 de enero al 5 de enero de 1959 para crear una falsa ilusión acerca de la participación obrera en el triunfo revolucionario; ilusión que 17 días después se desvaneció cuando la CTC fue intervenida y rebautizada como CTC-R (Revolucionaria).
En el X Congreso de la CTC (noviembre de 1960), Fidel Castro —violando lo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) acerca de la independencia sindical— tomó parte en el evento y solicitó un voto de confianza para la candidatura de David Salvador Manso, procedente del Ejército Rebelde. Al ser interrumpido varias veces durante el uso de la palabra, Fidel dijo sentirse contrariado al ver que la clase obrera se negaba a sí misma la oportunidad de defender y guiar la revolución. Ante su llamado a la unidad, que significaba la inclusión de los comunistas, 25 de las 33 federaciones de industrias determinaron separarse de la CTC-R, y el 9 de diciembre, bajo el lema "¡Ni Washington ni Moscú!", desfilaron en protesta por las calles de La Habana.
La pérdida de identidad del sindicalismo se puso de manifiesto cuando David Salvador expresó que los trabajadores no habían ido al Congreso a plantear demandas económicas sino a apoyar a la revolución. Ante la pregunta de Emilio Máspero, observador presente del Movimiento Social Cristiano, acerca de cuál era entonces el proyecto de los trabajadores, Manso le respondió: "Lo que diga el Comandante".
En el XI Congreso (noviembre de 1961), la CTC renunció oficialmente a las conquistas alcanzadas durante décadas de luchas. Y para el XII Congreso (agosto de 1966), en el que yo participé como delegado por Santiago de Cuba, no quedaban vestigios de la autonomía sindical.
Dos, entre otras muchas pruebas de la subordinación sindical al Partido-Estado-Gobierno, son:
- En septiembre de 2010, ante las medidas dictadas por el Gobierno para desinflar las plantillas laborales, la CTC planteó: "Nuestro Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía"
- En mayo de 2013, el Pleno 93 del Consejo Nacional de la CTC designó al primer secretario del PCC en la provincia Artemisa, Ulises Guilarte de Nacimiento, para presidir la Comisión Organizadora del XX Congreso y ocupar su dirección.
Conclusiones
El sindicalismo cubano transitó desde demandas económicas hasta devenir fuerza política con el derribo del Gobierno de Gerardo Machado. Durante el Gobierno de Carlos Mendieta la huelga se convirtió en levantamiento popular. La promesa de sostener las conquistas obreras después del golpe de Estado de 1952 neutralizó al sindicalismo. Y con la intervención de la CTC en enero de 1959, el sindicalismo fue desnaturalizado. Esos acontecimientos a lo largo de más de siglo y medio explican el contradictorio hecho de que en Cuba existe una asociación de trabajadores, pero no hay verdaderos sindicatos, y por tanto, las huelgas están ausentes.
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Etiquetas: autonomía, conquistas, CTC, cuba, cubanos, Guilarte, historia, huelgas, laboral, legislación, obreras, PCC, protestas, sindical, sindicalismo, sindicatos, trabajadores









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