¿Cómo Murió SALVADOR ALLENDE? La Teoría SECRETA que apunta a Fidel Castro. El Bloguista de Baracutey Cubano sobre el tal ¨Juan Vives¨ cuyo supuesto nombre real era Andrés Alfaya Torrado. El Plan Z
El Matarrelatos
Octubre 4, 2025
¿Cómo Murió SALVADOR ALLENDE? La Teoría SECRETA que apunta a Fidel Castro
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DE LOS ARCHIVOS DEL BLOG BARACUTEY CUBANO

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El supuesto asesinato de Salvador Allende por el general Patricio de la Guardia Font tiene muy probablemente su origen en los escritos de Juan Vives cuyo verdadero nombre es o era Andrés Alfaya Torrado (supuesto sobrino de Osvaldo Dorticós Torrado) y autor del libro El Magnífico, en el cual Juan Vives pone en su persona acciones realmente llevadas a cabo por otras personas como fueron, por ejemplo:
Barco Maricesi donde se trasladaron las 8 toneladas de armas, municiones y explosivos. Me parece recordar haber leido que Eliecer Iser Urquía es el segundo de izquierda a derecha de los que que están encima del barco.
General Patricio de la Guardia. No hay que ser especialita en lenguaje gestual para inferir las conclusiones:(¨Juan Vives¨)
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Este bloguista, residiendo aún en Cuba, oyó por las ondas de Radio Martí al General Rafael del Pino hablar sobre las indicaciones que les dió Fidel Castro a las contrapartes militares cubanas de la delegación militar chilena, que visitaba a Cuba para asistir a unas maniobras militares en la provincia de Pinar del Río, para conocer , o al menos columbrar, sus futuras posiciones a favor o en contra de Salvador Allende y la eventual radicalización del proceso chileno.
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Por Julio Antonio Aleaga Pesant
Treinta y seis años después aún se desconoce que el detonante de aquella tragedia fue el “Plan Z”, un proyecto desestabilizador que ensalzaba la guerra y la violencia revolucionaria. Forma parte de uno de los secretos mejor guardados de la “dictadura del proletariado”.
En el gobierno eran un puñadito los que estaban al corriente de la operación. Entre los suramericanos, el tema era manejado por otro pequeño grupo del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
El diseño reforzaba la idea de F. Castro y sus colaboradores (Manuel Piñeiro, Ulises Estrada, Martha Harnecker, Jorge Arbezú y compañía) para la subversión hemisférica, la implantación de la guerra revolucionaria y la continuidad de los idearios trotskistas y guevaristas de revolución permanente, continental y antiimperialista.
El Departamento América del Comité Central Comunista y la Dirección General de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior, planificaron un levantamiento militar para implantar el socialismo en Chile. Contaban en sus fantasías con el apoyo de un grupo de civiles de extrema izquierda y ciertos sectores militares fieles a la constitucionalidad y al Presidente de Chile, que no a Salvador Allende. De esta manera, los planificadores cubanos no consideraban la contradicción más importante de su estrategia, el profundo abismo entre los dos grupos, situados a ambos extremos del arco político.
La estrategia castrista entre los militares constitucionalistas era promover la defección a sus deberes. Se planificó la visita de altos oficiales chilenos a La Habana. El pretexto inicial fue el viaje del Buque Escuela de la Armada “Esmeralda” y de cuarenta altos miembros de los diferentes cuerpos armados. Durante la estancia se intentaría “comprometer o comprar la fidelidad” de los que podrían jugar un papel importante en la realización del “Plan Z” con su apoyo al levantamiento izquierdista, so pretexto de respetar la Constitución o garantizar la neutralidad “en defensa de la soberanía popular”.
Antes de la llegada de la delegación suramericana, se sabía que los objetivos claves eran el Coronel Roberto Sauper y el General Augusto Pinochet. Sauper era Jefe de la Brigada de Tanques “Tacna”, ubicada en el centro de Santiago. Tenía en sus manos la plaza y podría garantizar el proyecto. Pinochet era el jefe del Ejército y más adelante asumiría la jefatura de las Fuerzas Armadas. La delegación fue hospedada en el Hotel Habana Libre…
Encabezaban los anfitriones los Comandantes Rafael del Pino, Víctor Dreke, Néstor López Cuba, Abelardo Colomé, Ramiro Valdez, Leopoldo Cintra, Ulises Rosales, y los civiles Osvaldo Dórticos, Carlos Rafael Rodríguez y Armando Hart. La flor y nata del ejército y del Comité Central comunista.
En junio de 1973, hubo rebelión militar, “El Tancazo”. El Coronel Sauper se rebeló contra el Presidente Allende y cercó con sus tanques el Palacio de la Moneda. Aunque el intento fue sofocado, el proceso de reclutamiento de militares chilenos por los servicios de inteligencia cubanos, indicó error.
Se puso entonces en marcha la segunda fase del “Plan Z”, y zarpó el buque Batalla del Jigüe, hacia Chile con armamento y hombres para la insurrección. Como parte del plan, se movilizaría la izquierda, que sería armada por la inteligencia cubana a partir de la embajada y comandada por Ulises Estrada y los malogrados mellizos La Guardia. El soporte principal de la rebelión estaría en las huestes del MIR, encabezadas por Miguel Enríquez y Pascal Allende. Todo comenzaría en Valparaíso, donde fondearía el “Batalla del Jigüe”.
El ex Presidente F. Castro, apostaba al General Pinochet. Según testigos, personalmente se encargó de entregar sumas importantes de dinero.
El inicio de la “revolución chilena” se frustró por las operaciones de la inteligencia naval, atenta a los viajes de los dirigentes del MIR a Valparaíso.
La sublevación militar comienza con el regreso a puerto de la escuadra naval chilena que salió de maniobras conjuntas. El primer puesto de represión fue el “Esmeralda”. Los primeros hombres detenidos hablaron bajo esa condición. Así la marina y la aviación se fueron al “golpe de estado”, encabezados por el Almirante Toribio Merino y el General de la Aviación, Gustavo Leigh, al que se sumó solo al final (el domingo 9 de septiembre) el Jefe del Ejército, General Pinochet.
Ante el ejecutivo accionar de la ruptura, el Jigüe levó anclas y se dio a la fuga el día 12. La marina de guerra chilena, al verlo levar anclas, lo persiguió y cañoneó, pero no pudo atraparlo; quizás en medio de la euforia del triunfo, no le dio importancia. Dejó escapar para siempre las pruebas del “Plan Z”.
aleagapesant@yahoo.es
En las elecciones chilenas ni Allende, ni Eduardo Frei (padre), ni el que alcanzó el tercer lugar en los votos. llegaron a la mayoría necesaria para ser Presidente de la República de Chile; por cierto, la diferencia entre Allende y Frei fue de 36.6% de Salvador Allende contra 35.3% de Eduardo Frei. Dada esa situación, el Congreso chileno le concedió la Presidencia a Salvador Allende, que fue el que más votos obtuvo, pero bajo el compromiso de que no llevaría a cabo leyes radicales que polarizaran al pueblo chileno. Allende imcumplió ese compromiso y fue advertido tanto por el Congreso como por los militares, dado los disturbios y enfrentamientos que se produjeron, que no permitirían esa situación en el país. Salvador Allende continuó con esa política y se dió el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973.
Fidel Castro con los inflamables discursos de su larga estancia en Chile, aceleró y profundizó los enfrentamientos. Fidel Castro y sus aprendices de dictadores del Socialismo del Siglo XXI aprendieron y han perfeccionado sus métodos; los pueblos NO.
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DE LOS ARCHIVOS DEL BLOG BARACUTEY CUBANO
Tomado de http://es.wikipedia.org/
Elección presidencial de Chile de 1970
Viernes 4 de septiembre de 1970
Tipo Presidencial
Demografía electoral
Hab. inscritos 3.539.747
Votantes 2.962.748
Participación 83.5%
Votos válidos 2.936.743
Resultados:
Salvador Allende Gossens - PS
Coalición Unidad Popular
Votos 1.075.616 36.6%
Jorge Alessandri Rodríguez - Independiente de derecha
Votos 1.036.278 35.3%
Radomiro Tomic Romero - DC
Votos 824.849 28.1%
Según la constitución vigente, si ninguno de los candidatos obtenía la mayoría absoluta, la elección debería ser realizada por el Congreso Pleno entre los dos candidatos que obtuvieran la más alta votación. Lo estrecho de los resultados, con menos de cuarenta mil votos de diferencia entre Allende y Alessandri, puso a la Democracia Cristiana como el árbitro de la situación.
Durante la Presidencia de Eduardo Frei Montalva, la sociedad Chilena por primera vez empezó a polarizarse mas que en el pasado. Durante este periodo, la izquierda empezó a actuar de forma mas violenta, al final creando guerrillas Comunistas, motivando extrema violencia; Esto era ajeno a la tradición y estabilidad Chilena hasta esta época. En las elecciones de 1970, la Unidad Popular (UP), representado por Salvador Allende Gossens, ganó la presidencia por un tercio del voto popular (36%). La Unidad Popular estaba compuesto por el Partido Socialista, el Partido Comunista, el Partido Radical, Izquierda Cristiana, y Movimiento de Acción Popular Unida (MAPU). Este hecho demuestra de que no ganó con una "absoluta mayoría" como los Comunistas y los Socialistas hacen creer. El fue elegido por voto indirecto del Congreso ya que no obtuvo una mayoría absoluta de los votos por el pueblo; esto muestra porqué no fue elegido DIRECTAMENTE por el pueblo. Para que el Congreso lo eligiera Presidente de la república, el partido con mayoría, la Democracia Cristiana, le obligó a firmar el "Estatuto de Garantías Democráticas" lo cual afirmaría que Salvador Allende se mantuviera al margen de la constitución. Salvador Allende, una vez Presidente, declaró que firmó el documento para poder llegar al poder, y era una mera "táctica política".
En esa mismo misma entrada de Wipipedia se lee:
Intervención soviética
El dinero de la KGB fue dirigido con mayor precisión. Allende hizo una solicitud personal de dinero soviético a través de su contacto personal, el oficial de la KGB Svyatoslav Kuznetsov, quien llegó urgentemente a Chile desde Ciudad de México para ayudar a Allende. La asignación original de dinero para estas elecciones a través del KGB fue de 400 000 dólares y un subsidio personal adicional de 50 000 dólares directamente a Allende.21
Otros países pertenecientes al Bloque del Este tomaron parte del proceso. La CIA afirmó que la campaña de Allende recibió 350 000 dólares de Cuba.22 Los partidos de la Unidad Popular también pidieron ayuda a Alemania Oriental, que les otorgó 15 000 dólares y materiales para la campaña.23
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Fragmento de la entrevista al ex General castrista Rafael del Pino que le hizo la periodista Erika Luters Gamboa del diario chileno El Mercurio en agosto de 2006
Chilenos en la isla
En 1972, el general Rafael del Pino fue testigo privilegiado de una fracasada acción de Fidel Castro para adoctrinar a militares chilenos, profundamente anticomunistas, enviados a Cuba por Salvador Allende.
-¿Qué actuación tuvo usted durante la visita de los militares chilenos?
"Yo fui uno de los oficiales principales que Castro designó para atender a las delegaciones militares chilenas. Tuve oportunidad de confraternizar con ellos en esas visitas. Todos eran muy profesionales. Yo recuerdo que durante unas maniobras en San Julián Fidel, extremo occidental de la isla, Castro le dedicó especial atención al coronel Roberto Souper. La inteligencia cubana le había informado a Fidel que el coronel no era de confiar y Castro trató por todos los medios de adoctrinarlo".
Del Pino recuerda que la delegación era espiada las 24 horas del día, ya que los anfitriones debían elaborar un parte diario a Fidel para reportar el estado de opinión de las visitas.
"Sus habitaciones en el hotel Habana Libre estaban llenas de micrófonos por todas partes", recalca. Por eso, tras conocerse en La Habana la participación de Souper en el "tanquetazo", en 1973, la furia de Fidel se dejó caer sobre los oficiales que no realizaron la operación de "lavado de cerebro" a los chilenos para que apoyaran a Allende.
Hoy la historia se repite, pero con oficiales venezolanos. "Esto parece increíble, pero desgraciadamente es así. Ahora con las visitas de oficiales venezolanos a Cuba se ha incrementado este tipo de adoctrinamiento", sostiene Del Pino.
"Hay que reconocer que Castro, a pesar de estar decrépito, le queda todavía materia gris para seguir aprovechándose de cuanto idiota surja en el mundo".
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(El tirano Fidel Castro y Salvador Allende cuando la larga vista del sátrapa cubano a Chile. Fotos y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)- Estatización de las «áreas claves» de la economía. Empresas industriales, empresas comerciales y el sistema bancario.
- Nacionalización de los principales recursos, la Gran Minería del Cobre (GMC), salitre, carbón, hierro y acero.
- Ampliación de la Reforma Agraria (que había sido implementada en el Gobierno anterior, pero que llegaría a su punto máximo en el gobierno de Allende).
- Congelación de los precios de los bienes de la canasta básica.
- Aumento, vía decreto, de los salarios nominales (solo al principio del gobierno este decretó un alza en promedio del 55% de los salarios).
- Sumado a lo anterior, la idea de fondo era aumentar la demanda agregada mediante gasto estatal, lo que se financió vía emisión monetaria causando una terrible inflación.
Evidentemente el plan de Allende no se llevó a cabo pacíficamente. No hay forma de quitarle a la gente sus propiedades de manera pacífica.
déficit del sector público pasó del 1,4 % del PIB en 1970 al 22,9 % en 1973, ya que el plan era impulsar la demanda con gasto estatal.Tomado de https://www.cubanet.org/
La injerencia cubana en Chile precipitó el derrocamiento de Allende
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Se suele insistir en culpar a la CIA por el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, pero se pasa por alto la cuota de responsabilidad que tuvo Fidel Castro por su injerencia en Chile
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Por Luis Cino Álvarez
Septiembre 11, 2020
LA HABANA, Cuba. – Fidel Castro demoró 35 años en aceptar la posibilidad de que el presidente chileno Salvador Allende no resultara muerto en combate, en el Palacio de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973, mientras resistía el asalto de los militares golpistas, como aseguraba la versión oficial cubana. Solo entonces el dictador sugirió que Allende podría haberse suicidado.
“No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir con el deber”, sentenció Castro en una de las Reflexiones que firmaba como Compañero Fidel, en junio de 2008, cuando se cumplió el centenario del nacimiento del expresidente chileno.
Pero hay una insistente versión que nunca ha sido confirmada, la que apunta a que Allende no se suicidó sino que fue ultimado por el cubano Patricio de La Guardia, que formaba parte de la escolta presidencial y tenía la orden de Fidel Castro de impedir que el mandatario cayera prisionero.
Tal vez nunca se sepa la verdad sobre la muerte de Salvador Allende. De cualquier modo, es poco probable que el exgobernante hubiese aceptado rendirse y que le arrebataran la presidencia. No era su estilo, tozudo como era.
Recordemos que desde 1952, durante 18 años, Allende, a quien llamaban “el candidato eterno”, participó en cuatro elecciones presidenciales consecutivas, y no cejó en su empeño hasta que resultó electo en los comicios del 4 de septiembre de 1970.
El hecho de que Allende, a la cabeza de Unidad Popular, una coalición de comunistas, socialistas y radicales de extrema izquierda, cuyo objetivo declarado era implantar el socialismo en Chile pero dentro de las reglas del pluralismo político, hubiese sido democráticamente electo, contrarió a Fidel Castro. Le molestaba que un marxista hubiera llegado a la presidencia por las urnas, dentro de las reglas del juego de la democracia representativa y no a través de la lucha armada, como él preconizaba desde los años 60. Además, el socialismo democrático de Allende contrastaba agudamente con el régimen de corte estalinista imperante en Cuba.
Desde los comienzos del gobierno de la Unidad Popular, Fidel Castro quiso influir para que las cosas en Chile se hicieran a su manera. De esa forma, la ayuda cubana resultaría más dañina que beneficiosa para Allende.
Se suele insistir en culpar a la CIA por el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, pero se pasa por alto la cuota de responsabilidad que tuvo Fidel Castro por su injerencia en Chile.
Castro visitó Chile a finales de 1971. Permaneció más de 20 días en el país austral y lo recorrió de punta a punta. Pronunció discursos incendiarios y opinó profusa e imprudentemente acerca de todo. Mientras trataba de convencer a los jefes militares de que el socialismo no era antagónico con los institutos armados, aconsejaba a Allende la formación de milicias obreras para “mantener la adhesión de los vacilantes, imponer condiciones y decidir el destino de Chile”.
Aquella visita, que pareció interminable, fue el catalizador de la crisis del Gobierno de Allende.
La ingobernabilidad que condujo al golpe militar se creó entre todos los que quisieron imponer sus puntos de vista a los demás, unos y otros en los extremos del espectro político chileno.
Allende tuvo que enfrentar el dilema de ser el presidente de todos los chilenos o solo de un sector de la Unidad Popular. Alejado de los métodos leninistas, sus políticas fueron rebasadas por los elementos de la extrema izquierda que exigían una mayor radicalidad.
La extrema izquierda, con los pistoleros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, la ocupación al estilo bolchevique de fábricas y latifundios, y el amago de armar las milicias obreras, sobrepasó al Gobierno de Allende, que no supo o no pudo lidiar con todo aquello, detrás de lo cual estaba la mano del régimen cubano.
Allende recibió la última carta de Fidel Castro el 29 de julio de 1973, 42 días antes del golpe militar, de manos de Carlos Rafael Rodríguez y Manuel Piñeiro, quienes viajaron a Santiago de Chile con el pretexto de asistir a la reunión del Movimiento de Países No Alineados. Su objetivo real era reiterar a Allende el apoyo cubano en la guerra civil que parecía inminente y para la que Fidel Castro se preparaba con el mayor sigilo.
“Hazles saber a Carlos y a Manuel en qué podemos cooperar tus leales amigos cubanos”, escribió Fidel Castro en aquella carta.
Allende, para evitar una guerra civil, se negó a formar las milicias proletarias como aconsejaba Fidel Castro. Pero ya era tarde. Todo había ido demasiado lejos. La injerencia cubana precipitó el golpe militar.
Allende, atrincherado en el Palacio de La Moneda, enfrentó a los militares golpistas en compañía de un puñado de sus más cercanos colaboradores y varios cubanos de las tropas élite del MININT. Cuando los carabineros hallaron el cadáver del presidente en un salón del Palacio, el fusil ametrallador que le regaló Fidel Castro estaba a sus pies.
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