viernes, marzo 03, 2006

DETIENEN ENCUBA A EX OFICIAL CASTRISTA

Nota del Bloggista

¿ Será Pedro Riera Escalante realmente una víctima o le estarán " reforzando la fachada " ? ¿ Será Pedro Riera Escalante realmente una víctima que también realmente fue un victimario ?.
Tarea nada fácil para aquellos que quieran decidir con justeza la suerte de esa persona.
Publico en este blog un artículo de Internet de cuando fue detenido.
Los años de cárcel que cumplió, en caso que realmente los haya cumplido, no es un elemento decisivo para verificar realmente sus propósitos. Veamos dos ejemplos:
Un tal Edel, cuyo nombre, apellidos y foto de cuando fue "capturado", aparecen en uno de los dos tomos del libro " 30 años de la Seguridad del Estado. Las Reglas de juego ", escrito por la sección de Historia de la Dirección Política del MINIT, antes de irse de Cuba era agente del DSE. este individuo se infiltró enel exterior en la organización Alfa 66 e informó de los planes de Eloy Gutiérrez Menoyo de desembarcar en Cuba y de "alzarse" en las montañas. El mencionado Edel vino con Menoyo, fue "capturado" y estuvo veinte años en la cárcel para conocer las intenciones de este y de los demás presos políticos.
Un individuo de Consolación del Sur, en Pinar del Río, que declaró en el maratónico juicio "Cuba Demanda", exhibido por la TV cubana, se infiltró como agente del DSE en una de las organizaciones contrarrevolucionarias a principios de la Revolución y cumplió casi veinte años de prisión para tener informadas a las autoridades de lo que se decía y planeaba en la prisión.
Esos dos casos no son casos de presos que "se rajaron" en presidio y se pusieron del lado del gobierno por debilidad, como el caso del tal "Junior" de los Derechos Humanos en Villa Clara que declaró y se reveló como agente de la Seguridad del Estado en el juicio del salvadoreño Cruz León; Curz León fue el que puso varios petardos en los hoteles de La Habana en la segunda mitad de los 90s.

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Detienen en Cuba a ex oficial castrista

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

El ex cónsul general de Cuba en México y oficial retirado de la inteligencia castrista, Pedro Aníbal Riera Escalante, fue detenido ayer por varias horas en una dependencia de la Seguridad del Estado para advertirle que sería nuevamente encausado si persiste en sus denuncias ante la prensa y los organismos internacionales.

Alrededor de las 7:30 a.m. del jueves, Riera fue sacado de su apartamento en la barriada habanera de El Vedado y conducido por agentes policiales a una instalación contigua al edificio de 100 y Aldabó, en el municipio Rancho Boyeros, donde estuvo bajo interrogatorio hasta el anochecer. Su esposa Loyda Castilla permaneció en el lugar hasta que fue liberado.

''Me dieron a firmar una carta de advertencia, con la amenaza de que si continuaba en mis actividades sería procesado bajo acusaciones de espionaje'', relató Riera en conversación telefónica con El Nuevo Herald tras su liberación. ``Esta es una medida netamente política por mis declaraciones a la prensa extranjera y la demanda presentada contra México''.

La detención del ex oficial cubano --quien cumplió una sanción penal de cinco años hasta abril del 2005-- se produce días después de concederle una larga entrevista a El Nuevo Herald denunciando recientes acciones de hostigamiento policial.
( PEDRO ANIBAL Riera Escalante con su esposa, Loyda Castilla. Riera fue cónsul general de Cuba en México y oficial de la inteligencia cubana ) -- >
Con anterioridad, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA le informó que aceptó una demanda suya culpando a las autoridades mexicanas por presuntamente secuestrarlo en la vía pública y devolverlo a La Habana, el 4 de octubre del 2000, en violación de las garantías establecidas por tratados internacionales.

''Categóricamente se me prohibió escribir sobre mis experiencias en el Ministerio del Interior [MININT] y me exhortaron a dejar mis relaciones con miembros de la disidencia como Vladimiro Roca y Elizardo Sánchez'', explicó Riera, de 54 años. ``Estoy consciente de que se avecina una etapa de hostigamiento contra mí''.

Riera, de 54 años, tiene avanzado un libro testimonial acerca de sus experiencias como oficial de operaciones contra la CIA en México, donde se desempeñó con cobertura de cónsul entre 1986 y 1991. Se le considera el artífice de la llamada ''Operación Lupa'', en 1989, mediante la cual se logró acceso a numerosa correspondencia de la CIA en México, así como del reclutamiento de decenas de informantes mexicanos entre empresarios, periodistas y líderes políticos.

Pero luego de ser purgado de las filas del MININT a su retorno a Cuba, Riera se vio obligado a viajar a México con documentación falsa, en 1999, ante la renuencia de las autoridades cubanas a otorgarle un permiso para emigrar.

''Estoy en una situación límite, cada día más insoportable'', aseveró Riera, quien tiene presentadas sendas solicitudes de refugio ante Estados Unidos y España.
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Artículo de 1999
Una historia de espías entre Cuba y México
por Jorge Fernández Menéndez

El pasado 3 de octubre, a las seis y cuarto de la tarde, cuando salía de una cita que había solicitado con un funcionario del Cisen, acompañado del periodista cubano Edelmiro Castellanos, corresponsal de Radio Martí en nuestro país, fue detenido y horas después extraditado a Cuba Pedro Riera Escalante, un hombre que, según su propia declaración, fue cónsul de Cuba en nuestro país pero que también durante 25 años se dedicó al espionaje en México, reclutando agentes para que, en México y Centroamérica, "espiaran a la CIA" (¿sólo a la CIA?), reclutando agentes mexicanos para que trabajaran para el gobierno cubano y que habría pedido asilo político a la Cancillería unas horas antes de su detención.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, tomó el caso de Riera Escalante y le dio una dimensión errada. En un boletín fechado el 3 de octubre, sostuvo que este espía estaba desaparecido, que había sido secuestrado. El boletín de prensa especificaba que en los primeros días de septiembre, Riera Escalante había acudido al centro Pro para solicitar orientación jurídica respecto a su situación, que describió como de perseguido político y habló, dice el documento, de los contactos que había realizado con distintas personalidades mexicanas que apoyaban su búsqueda de asilo político. Es más, el boletín sostiene que las "autoridades mexicanas ya recibieron la solicitud de asilo y protección por parte de Riera Escalante sin que ninguna de las dos peticiones fuera satisfecha hasta el momento de su detención".
Pues bien, el centro Agustín Pro, que ha cumplido una labor notable de defensa de los derechos humanos en muchos otros casos, fue engañado o se dejó engañar por Riera Escalante. Resulta evidente que lo que se trató de montar fue una puesta en escena realizada, además, de forma torpe, lindando con la provocación diplomática. No cabe duda que el gobierno cubano no se ha caracterizado por las libertades públicas otorgadas a su propia sociedad, y que está muy lejos de aceptar la plena vigencia de los derechos humanos y de las instituciones democráticas. Pero aquí el caso es otro.
Riera Escalante había sido durante años cónsul en la embajada de Cuba en México y además, según su propio testimonio, un agente encubierto que desarrolló su labor, supuestamente contra la CIA, reclutando agentes mexicanos para que operaran en nuestro país y en Centroamérica en beneficio del gobierno cubano. No hay testimonio alguno que lo muestre como un perseguido político y, por el contrario, parecía movilizarse con recursos y con documentación de los que, alguien en esa condición, evidentemente no puede gozar.
En la declaración ministerial que brindó antes de ser expulsado de México, de la que tenemos copia, Riera Escalante no habló de su supuesta petición de asilo político. Sólo declaró que se había internado en múltiples ocasiones en la ciudad de México y que lo había hecho por el Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Agrega que en la última ocasión había llegado en los primeros días de septiembre, "pero que no podía precisar la fecha exacta" y que en esta última ocasión "venía de Santo Domingo, con documentación que por el momento no obra en su poder" y "que es todo lo que desea declarar".
¿Qué quiere decir? Que este personaje había entrado y salido en múltiples oportunidades de México, que venía de Santo Domingo, y que para su movilización estaba utilizando documentación falsa.
Fue detenido precisamente por ese hecho. Además, no dio la fecha de su entrada al país ni los documentos con los que lo hizo, precisamente para evitar que se identificara esa personalidad y esa documentación. ¿Por qué, si realmente lo que quería era asilo político? Pero, además, el hecho es que nunca solicitó asilo político en México. Riera Escalante, como ex cónsul de Cuba en México, conocía perfectamente los mecanismos para solicitar asilo en nuestro país: nunca lo hizo. Tuvo un encuentro con funcionarios de la SRE y luego con un funcionario del Cisen, José Luis Valles, con quien se había reunido antes de ser detenido. Pero nunca se presentó en el Instituto Nacional de Migración para pedir asilo, ni en esta visita al país ni en las anteriores, tampoco lo hizo ante alguna representación diplomática mexicana en los países en los que estuvo antes de su última visita a México (por lo menos estuvo, según su propia declaración, en Santo Domingo). Un ex diplomático y ex espía cubano sabría perfectamente que podría haber utilizado cualquiera de esos mecanismos para solicitar asilo político. ¿Por qué no lo hizo?
La actitud es más sospechosa porque Riera Escalante, en lugar de buscar realmente asilo, estuvo, mediante diversos contactos, haciendo enlaces y relaciones políticas en la ciudad de México: se reunió entre otros con Sergio Aguayo, Carlos Monsiváis, Adolfo Aguilar Zinser, todas personalidades que en diversas oportunidades se han mostrado solidarias con la defensa de los derechos humanos en Cuba, pero increíblemente, durante más de un mes, nunca buscó un contacto con las autoridades migratorias para buscar el asilo que ahora se asegura que solicitaba. No había cumplido ninguno de esos requisitos legales, pero sí cubierto toda una operación propagandística, tanto que para el jueves 5 de octubre estaba convocando a una conferencia de prensa en la que intervendría además del centro Pro, la corresponsal del New York Times en México, Julia Preston. Insistimos, o fueron engañados por Riera Escalante o se trató de una maniobra. No hay otra explicación posible: no hay refugiados políticos que estén deambulando libremente por el mundo, visitando distintos países, utilizando documentación falsa para sus movimientos y que demanden asilo político sin solicitarlo formalmente, pero con tiempo suficiente como para organizar ruedas de prensa. Más aún cuando se trata de un espía que, según su propia declaración, trabajó en ese sentido, espiando en México durante 25 años y más aún cuando, ante el cambio de gobierno, se podría modificar la relación diplomática tradicional entre México y Cuba. Son demasiadas casualidades y en estos casos no se puede creer en ellas.
Esta virtual provocación (¿organizada por los cubanos para infiltrarse en el exilio o por el propio exilio cubano para presionar la situación antes del cambio de gobierno?), va de la mano con otro hecho muy extraño ocurrido en agosto pasado. La detención y posterior expulsión de Cuba a México de César Chávez Ávila, un activista del grupo La Otra Cuba y que había sido analista del Cisen hasta julio pasado. El 4 de agosto Chávez viajó a La Habana con una videocasetera, una máquina de escribir, dos videos, folletos y libros de propaganda del llamado Grupo de los Cuatro, que encabeza el preso político Vladimiro Roca, un grupo de perfil socialdemócrata. El destino de ese material era el grupo de resistencia interna que encabeza otro ex preso político, Mario Chanes, dentro de la isla. Para algunos fue un intento de mostrar que el gobierno mexicano había impulsado la presencia de agentes de inteligencia ligados a los grupos anticastristas (grupos, éstos, por cierto, no violentos), pero los propios integrantes de esa organización en México, como Jorge Poo, desmintieron absolutamente la versión. Pero el intento se hizo y Chávez estuvo un mes detenido en Cuba antes de ser enviado a México.
No es la primera y seguramente no es la última vez que ha habido juegos de espionaje entre México y Cuba que pasan por el tamiz de la CIA. Un caso menos conocido, pero que puso en peligro las relaciones diplomáticas, ocurrió hace 31 años. Era 1969, en las postrimerías del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y el fantasma de Tlatelolco pendía sobre el cambio de administración. El secretario de Relaciones Exteriores era Antonio Carrillo Flores y el embajador de México en Cuba, Miguel Covián Pérez.
Una noche llegó a la residencia del embajador, ubicada en el residencial barrio de Alturas de Miramar, un grupo de oficiales del ejército cubano que le pidieron al embajador que los acompañara, porque Fidel Castro quería hablar con él. Era un hecho absolutamente inédito y el preludio de que algo grave ocurría. El embajadro Covián Pérez, en plena noche, fue llevado a Palacio Nacional y dejado en un salón desprovisto de muebles, donde sólo había una mesa con algunas sillas. Quien llegó un tiempo después no fue Fidel sino Raúl Castro, acompañado por el fallecido Carlos Rafael Rodríguez y, sin sentarse, Raúl literalmente arrojó sobre la mesa un sobre con fotos. En ellas se veía al segundo secretario de la embajada mexicana, Humberto Carrillo Colón, platicando amistosamente con diferentes personas: todas ellas, le señaló Castro al embajador, estaban plenamente identificadas como agentes de la CIA y el gobierno cubano estaba convencido de que el diplomático mexicano también trabajaba para la Central. El embajador no supo qué decir. Señaló que consultaría con el canciller.
Apenas dejó el Palacio Nacional en La Habana y seguido ya por un automóvil de la inteligencia cubana, Covián Pérez se dirigió directamente, pese a que ya se acercaba la madrugada, al domicilio de Carrillo Colón. Éste ya sabía que algo malo sucedía y lo estaba esperando. Cuando el embajador lo interrogó sobre si era cierta o no su relación con la gente de la CIA, primero lo desmintió, pero finalmente aceptó su culpabilidad. Allí mismo, el embajador le pidió a su segundo secretario que en la caja de una máquina de escribir recuperara todos los documentos confidenciales que tuviera a mano y lo acompañara sin llevar ninguna pertenencia. Antes de que pudieran detenerlo, Covián refugió a Carrillo Colón en la embajada mexicana y semanas después el gobierno cubano autorizó su salida del país. Pero el caso colocó en una situación límite la relación bilateral.
Pero no se trata de la única historia. Hubo más, como por ejemplo, el reclutamiento por la KGB, vía los cubanos, del entonces joven investigador mexicano Gilberto López y Rivas para que trabajara como espía para la inteligencia soviética y cubana, mientras estudiaba en Estados Unidos. Hoy, sin pena y sin explicaciones por ese hecho, López y Rivas es el delegado perredista en Tlalpan.
E-mail: razones@webtelmex.net.mx
Ilustración: Luis Miguel M. Campero