miércoles, junio 07, 2006

CUBA: UN PAIS DESTROZADO

Tomado de LibertadDigital.com


Un país destrozado

Víctor Llano


“ Si aciertan a crear una sociedad que respete las libertades individuales, la iniciativa privada y las reglas del estado de derecho, les resultará mucho más fácil recuperar los principios que la larguísima tiranía que sufrieron les llevó a abandonar. ”

<--- Víctor Llano

Carlos Franqui presentó en Madrid su último libro: "Cuba, la revolución: ¿mito o realidad?". No puede ser más pesimista respecto al futuro de Cuba. Según el que fue director de Radio Rebelde y estrecho colaborador del régimen castrista hasta 1963, "el país está destrozado material, moral y espiritualmente". Franqui coincide con dos millones de exiliados que son conscientes de que a los rehenes de Castro no les queda más remedio que mentir, robar y prostituirse, si es que pretenden sobrevivir en la Isla de las doscientas cárceles. El escritor y periodista se culpa de haber contribuido a que sus compatriotas –por los que creyó luchar– no encuentren otro modo de ofrecer un plato de comida a sus hijos, "como participante en esa revolución destructora tengo una responsabilidad que mi conciencia no olvida ni un minuto".

Sentados Mario Vargas Llosa y Patricia su esposa, de pié Neson Hidalgo, Andrés Candelario, Mario I. garcía y Carlos Franqui sosteniendo un ejemplar de Carta de Cuba --->


Después de 47 años de tiranía, son los jóvenes los que más sufren los efectos de una robolución que sólo ha sabido ofrecerles miseria, propaganda y odio. Acierta Franqui cuando recuerda su desesperación, "en la juventud cubana hay un sentimiento de que vive en el infierno, de que nada puede hacer para cambiarlo y de que, por lo tanto, la única solución es marcharse". Él se marchó en 1968, y si bien es cierto que en un principio ayudó al triunfo de la gran patraña, desde el exilio siempre denunció los crímenes que degeneraron en la peor de las barbaries.

Dios quiera que Franqui viva más que los carceleros y alcance a comprobar que, a pesar de tanto horror, los cubanos fueron capaces de aprender a vivir en una sociedad en la que para "resolver" antes necesitaron tener principios y confiar en el esfuerzo, el sacrificio y el ahorro. Nadie les va a regalar nada. Pero si aciertan a crear una sociedad que respete las libertades individuales, la iniciativa privada y las reglas del estado de derecho, les resultará mucho más fácil recuperar los principios que la larguísima tiranía que sufrieron les llevó a abandonar. Puede que el pesimismo de Fraqui esté más que justificado; en cualquier caso, después de tanto remar no vamos a resignarnos con morir en la orilla.

Los jóvenes cubanos aprenderán a vivir en libertad. No hay mal que cien años dure. Ochenta va a ser que sí. No muchos más son los años que le quedan de vida al máximo líder de los multimillonarios. Los exiliados no pueden caer en la desaliento ahora que todo termina. Los que no pudieron escapar confían en que les ayuden a crear una sociedad libre y próspera. Queda todo por hacer. Lo primero, sacar de la cárcel a Óscar Elías Biscet y a cientos de disidentes que, como él, no perdieron la esperanza. Lo segundo, crear una comisión de la verdad que ayude a clasificar los crímenes del castrismo. Ojalá Carlos Franqui pueda formar parte de ella.

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Carlos Franqui, pesimista sobre país "destrozado espiritualmente"

Madrid, 1 jun (EFE).- El escritor, poeta, periodista y crítico de arte cubano Carlos Franqui expresó hoy su pesimismo sobre el futuro de Cuba, incluso después de la muerte de Fidel Castro, porque el país está "destrozado material, moral y espiritualmente". "Creo que la recuperación más difícil será la espiritual, porque el régimen ha enseñado a todo el mundo robar, a mentir, a no trabajar y a prostituirse", dijo Franqui en una entrevista con EFE.

Vinculado a la revolución hasta 1963 y en el exilio desde 1968, Franqui (Clavellinas, Cuba, 1921) está en Madrid para presentar "Cuba, la revolución: ¿mito o realidad?", unas memorias que son un repaso a la reciente historia de Cuba y un alegato de libertad. Franqui escribe sobre su infancia, el proceso revolucionario muy cerca de Castro y del Che Guevara, su desencanto disidente que terminó en el exilio y su escepticismo político, y también entona un "mea culpa" por su participación en el triunfo de la revolución.

"Es una verdad incontrovertida que (...) ha sido, y es todavía, el más trágico acontecimiento de la Historia de Cuba. Como participante en esa revolución destructora tengo una responsabilidad que mi conciencia no olvida ni un minuto", escribe en el libro.

En este sentido, el autor cubano cree que el efecto ha sido especialmente destructor en la juventud, en la que "hay un sentimiento de que esto es el infierno, de que es algo que no puede cambiarse y de que, por lo tanto, no hay otra salida que marcharse". Franqui está convencido de que cuando ya no esté Castro -"que manda pero no gobierna"- habrá un intento por mantener la situación, dirigido por el hoy canciller cubano, Felipe Pérez Roque, a quien "Fidel ha designado para una situación de sucesión". "Pero Pérez Roque es menos inteligente y menos simpático. No es ningún (ex canciller Roberto) Robaina", por lo que, "pese a que hay reclutados 30.000 talibanes castristas entre jóvenes vagos", será muy difícil que pueda mantener las riendas del país.

Además "el poder está en el ejército y en la policía", recuerda Franqui, convencido de que "los militares tendrán una actuación tipo soviético" cuando haya cierta sensación de caos y de transición, es decir, "se robarán o venderán a precio de saldo todo lo que puedan de los sectores estratégicos que controlan ahora".

Todo esto es consecuencia de 47 años de Gobierno de un dirigente, Fidel Castro, que "es un esquizofrénico al que le encanta escucharse durante horas y horas", y cuya "única ideología es y ha sido el poder, pero el poder según las circunstancias", argumenta.

El presidente cubano "fue católico, conservador, demócrata, humanista revolucionario, nacionalista, nacionalista radical y luego marxista leninista", y ahora aprovecha el resurgimiento de la izquierda en América Latina para recuperar protagonismo. No obstante, dice Franqui, "está incómodo en su papel de abuelo del eje de izquierdas que hay en América Latina, porque siempre le gustó ser el protagonista y ahora se ve obligado a hacerle el agua a Chávez a cambio de una cantidad de dinero y recursos enormes". A cambio, "él utiliza a los médicos que envía a Venezuela para vender la imagen de Cuba como nación solidaria, al tiempo que en Cuba no hay ni una sola aspirina en las farmacias".

Franqui afirma que el porvenir de la región "va a depender mucho" del modelo de izquierdas que predomine, el que encarnan Castro y el presidente venezolano, Hugo Chávez, o el que defienden la presidenta chilena, Michelle Bachelet, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente costarricense, Oscar Arias.

Los primeros son "radicales y militaristas", y los segundos "socialdemócratas", y Franqui confía en que los dirigentes "tengan clarísimo algo que le dijo (el ex presidente del Gobierno español) Felipe González a Lula: que para repartir, hay que crear riqueza".