jueves, julio 27, 2006

EL COSTO HUMANO DE LA POLITICA HACIA CUBA

Nota del blogguista

Triste y desacertado artículo.

Cuba experimenta una catástrofe pero Estados Unidos no es parte de la maquinaria que la fomenta; la tiranía impuesta en Cuba es la causa fundamental y entre otras causas la ceguera y la falta de responsabilidad civil de la mayoría del pueblo cubano.

Gracias a Dios que con sus altas y bajas; con sus son aciertos y desaciertos hemos tenido al gobierno y al pueblo norteamericano que nos han dado refugio. En que otro país hemos recibido siquiera el 10% de esa solidaridad ? Estados Unidos ha sido el refugio, por sus orígenes fundacionales, de todos los perseguidos políticos, religiosos, de conciencia, etc.. y no hablo sólo de los cubanos.

En los primeros 5 años emigró el gran grueso de la clase alta y media cubana; despu'es hemos emigrado "hasta el gato" cuando hemos tenido la menor oportunidad de hacerlo.

Explotación y mano de obra barata ? la que somos y sufrimos en Cuba !!.

Un artículo mucho mas objetivo es DEMOCRATIZACIÓN Y EMIGRACIÓN: EL ÉXODO CUBANO Y EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD CIVIL de Silvia Pedraza Lubi'an que publicamos seguidamente al de Soren Triff, el cual fue publicado en la revista Vitral.

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Tomado de El Nuevo Herald

El costo humano de la política hacia Cuba

Por Soren Triff


Oscar Corrales, de The Miami Herald, calcula que al menos 130,000 cubanos han sido desplazados hacia Estados Unidos desde el 2000. Es hora de estudiar el costo humano de la política de Bill Clinton, continuada por George W. Bush, de aceptar esta deportación masiva en cámara lenta.

Clinton y Bush han logrado un acomodamiento con el régimen, pero el resultado en términos humanos está muy lejos de ser algo cómodo para el sur de la Florida. La política de manejar el tema de Cuba ''en piloto automático'' sirvió a ambos presidentes para postergar la decisión de lidiar con los cambios en Cuba; mejor aún, dejó el tema en poder de las burocracias washingtonianas.

Desde Washington puede que esta política haya dado resultados. El sur de la Florida es una fuente de tributo para el dictador (remittances) y Cuba es una fuente de mano de obra barata para la región. Pero es inaceptable el precio que pagamos en vidas fracturadas material y moralmente. Lo mejor para el sur de la Florida es que los miembros de la clase media cubana vinieran a invertir capitales y a pasar sus vacaciones aquí, y que Cuba fuera un mercado para nuestros productos, no una fuente de desestabilización gracias a las ''leyes migratorias'' de 1995.

La política de detente militar aceptó el frame en el que Castro presentó la relación fronteriza según el cual el dictador amenaza con ''disparar'' a los cubanos como ''armas biológicas'' contra territorio estadounidense si Washington no lo ayuda a deshacerse de la clase media y frenar las fuerzas productivas isleñas. Las leyes migratorias basadas en esta premisa benefician a Castro; sólo compran una tregua.

Esta ''política migratoria'' tiene un costo humano grave cuando ambas partes consideran que los seres humanos son ''objetos'' y comienzan a ''traficar'' con ellos.

El desplazamiento de más de 130,000 personas hacia Estados Unidos garantiza la doble explotación de los cubanos, por Castro y por los empresarios sudfloridanos.

Esta clase media desplazada es portadora natural de valores modernos, prácticas democráticas y relaciones capitalistas. La deportación continuada y masiva de la clase media dificulta que se cree una base de apoyo a los activistas prodemocráticos en la isla.

La politica de sostener a los activistas de la sociedad civil y líderes opositores en ''estado de coma'', es decir, sin posibilidad de ejercer su activismo en la sociedad, conduce al agotamiento físico y moral de los defensores de la democracia, mientras se utilizan los informes de la Comisión para una Cuba Libre para lanzar las campañas electorales republicanas del 2004 y del 2006, los fondos para la ''transición'' no son más que barrel pork, o fondos gubernamentales que se gastan para favorecer a los políticos republicanos a cambio de votos, y la sección de intereses en La Habana proporciona shows de fuegos artificiales verbales para entretener a los cubanos de la isla y de Miami.

Es imposible que Cuba sea una democracia, que haya oposición para el poder si la ''política migratoria'' convierte a la sección de intereses en una especie de embajada en Saigón que evacua en cámara lenta a la derrotada clase media cubana aun antes de que tenga una oportunidad de luchar por la libertad.

Los 130,000 cubanos deportados testimonian que Cuba experimenta una catástrofe y que Estados Unidos es parte de la maquinaria que la fomenta.
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Vitral 53 ( http://www.vitral.org )

DEMOCRATIZACIÓN Y EMIGRACIÓN: EL ÉXODO CUBANO Y EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD CIVIL

SILVIA PEDRAZA LUBIÁN



El colapso del comunismo en la Unión Soviética y otros países de Europa del Este dio paso a una nueva etapa en Cuba, etapa que el mismo Fidel Castro llamó un “período especial.” En este período también hemos sido testigos del desarrollo de la sociedad civil en Cuba – frágil pero real-. A la misma vez, los ’90 y el presente han sido un período de emigración masiva fuera de Cuba (Véase Pedraza, Silvia 1996). La pregunta que enmarca este trabajo, entonces es, si este nuevo éxodo cubano facilita o impide el desarrollo de la nueva sociedad civil en Cuba. La pregunta también se puede hacer con la analogía que Albert O. Hirschman (1970) introdujo en su libro Exit, Voice, or Loyalty (Salida, Voz, o Lealtad). Como Hirschman señaló, cuando aquello que una empresa, organización, o partido provee se deteriora, la lealtad de sus miembros se siente amenazada. Entonces ellos pueden expresarse a través de una de dos opciones: pueden elegir la salida o puedan usar su voz. Por lo tanto, la pregunta que enmarca este trabajo es si el nuevo éxodo cubano, masivo y aparentemente sin fin, constituye el uso de la opción de salida a tal magnitud que pueda servir para impedir el desarrollo de la opción de usar su voz, lo cual es lo necesario para que la sociedad civil se desarrolle.

Como el concepto de sociedad civil a veces es ambiguo, sigo el uso de Víctor Pérez-Díaz (1993) quien lo definió como: “un tipo de sociedad que combina, en algún grado, mercados, asociaciones voluntarias, y una esfera pública que están fuera del control directo, total o atenuado, del Estado.” En Cuba, esas asociaciones intermedias efectivamente cesaron de existir a principios de los años sesenta durante el proceso revolucionario. A raíz de ese proceso, el Estado se convirtió en juez, dueño, partido, y fue el que organizó a las asociaciones intermedias – como las asociaciones profesionales, los sindicatos, la prensa, los medios de comunicación, la educación – vinculadas al estado. La crisis del “período especial” y el presente han promovido el desarrollo de la sociedad civil independiente: profesionales, periodistas, iglesias, publicaciones, y otras asociaciones independientes del pueblo que tratan de resolver los problemas sociales al nivel de la familia, el barrio, la parroquia, la comunidad. Para aquellos que conscientemente participan en reconstruir la sociedad civil en Cuba, la sociedad civil es el sine que non de una transición democrática, y es también la garantía de un futuro democrático.

El nuevo éxodo cubano que data del Acuerdo Migratorio al cual llegaron los Estados Unidos y Cuba, como resultado de la crisis de los balseros el verano del ’94, es masivo – pudiendo llegar hasta 25,000 personas anuales – y no parece tener fin. Para mejor entender el dilema de si la opción de la salida impide o facilita el desarrollo de la opción de la voz, voy a presentar las cuatro tesis que encontré en la literatura en relación con este dilema:

1)El éxodo masivo impidió el uso de la voz

2)Los que salieron sostuvieron un aprendizaje democrático que ayudó desarrollar la voz

3)Los que salieron se convirtieron en la voz

4)Tanto la salida como la voz se incrementaron a la misma vez.

Comentaré cada tesis basándome en las entrevistas que llevé a cabo para un libro en el que estoy trabajando sobre Cuba: Revolución y Éxodo. A través de un período de tres años, llevé a cabo entrevistas muy a fondo con 100 cubanos que dejaron a Cuba entre 1959 y 2002: sus rasgos sociales y demográficos, así como su perfil político eran representativos de los émigrés de esa misma etapa. Llevé a cabo las entrevistas no sólo en Miami sino en muchos otros sitios donde hay comunidades de cubanos: Nueva York (Bronx, Brooklyn, y Manhattan); Union City y Elizabeth, New Jersey; Chicago; Los Ángeles; Houston; San Antonio; Puerto Rico; y España (Madrid e Islas Canarias). Además, tengo la suficiente edad como para recordar el origen de la revolución en Cuba, y en estos últimos años he viajado a Cuba un número de veces, lo cual me ha permitido acercarme al pueblo de Cuba y conocer las condiciones sociales en que vive. Basándome en los datos recogidos en estas entrevistas y este trabajo de campo, dondequiera que viven cubanos, es que comento sobre cada una de estas tesis.

La primera tesis – el éxodo masivo impidió el uso de la voz – es la de Dagoberto Valdés (1997) en su libro Reconstruír la Sociedad Civil, así como la mía hace ya muchos años cuando empecé a analizar el flujo migratorio cubano en contraste al mexicano (PedrazaLubián Silvia,1985). Analistas de las migraciones laborales, como la mexicana, hablan de la “válvula de escape” que esa emigración representa para un país subdesarrollado (como México o Turquía), ya que sirve para externalizar el descontento con las condiciones materiales en que viven y que su gobierno no puede suplir. De igual manera, argumenté yo entonces, un éxodo político puede contribuir a externalizar el desafecto político, como en el caso de Cuba, en el que el éxodo contribuyó a que la revolución cubana se fortaleciera. Aún más, encontré que en estos momentos esta tesis es muy común en Cuba, especialmente entre aquellos que trabajan por reconstruír la sociedad civil, muchos de los cuales sienten que Cuba se está desangrando y que están perdiendo muchas de las personas que ellos mismos formaron. Pero pienso que esto no diferencia lo suficiente entre los que vivían en Cuba al margen de todo, o encubiertos, y los que se fueron solamente cuando llegaron a su fin. El vivir al margen de todo es una cuarta opción que algunos han señalado e Hirschman olvidó. Además, en Cuba es muy común vivir con lo que se llama -“la doble moral” – una cara al público, otra en privado. Ni unos ni otros hubieran contribuido nunca al desarrollo de la voz los que sí contribuyeron al desarrollo de la voz son aquellos que se fueron solamente cuando habían llegado al final de su soga, por ejemplo, después de haber fundado un movimiento de derechos humanos, o de haberse convertido en periodistas independientes, cosas que hicieron de ellos personas socialmente muertas aunque también dignas de admiración.

La segunda tesis – la del aprendizaje democrático – es la de Víctor Pérez-Díaz (1993) que analizó la transición a la democracia en España después de la muerte de Franco. Desde los años sesenta hasta mediados de los setenta, España fue un país periférico que donó su labor – a través de un éxodo masivo – a los países del centro económico de Europa: Alemania, Francia, Inglaterra, Suiza, Bélgica. El éxodo formó parte del flujo masivo de capital, productos, y gente que entró y salió por las fronteras de España por lo menos por 15 años, antes y después de la muerte de Franco:

“Millones de turistas invadieron las costas de España, a la vez que millones de españoles emigraron al norte, a vivir y trabajar en Alemania, Francia, Holanda, o Suiza; miles de estudiantes y jóvenes profesionales viajaron a otros países a estudiar; los comerciantes importaban maquinarias; los inversionistas extranjeros dejaron caer capital dentro de la economía española; y los consumidores se acostumbraron a comprar productos hechos en el extranjero.

A la vez que estos intercambios se incrementaron, su significado … fue como el de un aprendizaje democrático .… De esta forma los españoles aprendieron, imitaron, y se identificaron con la gente de Europa Occidental, con sus instituciones, y su forma de vida” (p. 13).

En este análisis el éxodo fue la partera de la sociedad civil, aunque el parto dependió del regreso de los que emigraron, que trajeron consigo una nueva cultura política.

En el caso cubano, el regreso depende de las distintas oleadas en que se fueron. Para los que se fueron en los primeros tiempos de Cuba, tantos años han pasado ya (40 y tantos), que el retorno es imposible, y la mayoría de sus hijos echaron raíces en las nuevas sociedades en las que nacieron o crecieron en otras culturas, con otros idiomas. Para los que se fueron de Cuba del Mariel en adelante, el retorno es más factible, pues menos tiempo ha pasado. Pero muchos de ellos vivieron situaciones tan traumáticas que psicológicamente le han cerrado la puerta al pasado. Aún más, los españoles volvieron a España porque, aunque el Franquismo suprimía la organización de las clases trabajadoras, era capaz de brindarle modernización y desarrollo económico a todos en España.

La tercera tesis – los que salieron se convierten en la sociedad civil — es la del antropólogo Michel Laguerre (1998), haitiano. Laguerre piensa que los inmigrantes haitianos en los Estados Unidos se convirtieron en la mera sociedad civil que le faltaba a Haití – entre el gobierno y las masas atomizadas e inarticuladas, a través de su ejercicio de “una ciudadanía transnacional diaspórica.” Los inmigrantes que viajaban a Haiti volvían representando no a su gobierno sino a sí mismos o a sus organizaciones voluntarias, y así se convirtieron en una forma de diplomacia informal – de embajadores sin corbata.

En el caso de Cuba, bien es cierto que muchas instituciones del exilio cubano – desde la Fundación Nacional Cubano Americana hasta el Comité por la Democracia Cubana – han querido convertirse en el centro político del cual Cuba carece. Sin embargo, estos grupos pueden ser efectivos tan sólo si se mantienen en contacto con los que están dentro de Cuba. Pero, como el caso del balserito Elián González demostró, ese vínculo de sentimiento y simpatía no siempre existe. Para los de Miami, el caso era de un niño al que había que salvar de regresar al comunismo. Para los de Cuba, el caso era de un niño que pertenecía a su padre en su hogar. Con tal falta de comprensión, los de afuera no pueden convertirse en la sociedad civil de los de adentro.

La cuarta tesis es la del mismo Hirschman (1993) en su trabajo en el cual analizó el caso de la República Democrática Alemana en 1989, cuando una serie de movimientos sociales se desarrollaron en rápida sucesión a través de Europa del Este, terminando con el colapso del mundo comunista y del propio país. En su primer trabajo (1970), Hirschman había argumentado que la salida y la voz eran como un cachumbambé – mientras más sube el uno, más baja el otro. Pero veintitrés años más tarde, cuando examinó el caso de Alemania del Este, tuvo que concluir que tanto la salida como la voz se habían incrementado en tandem, a la misma vez.

Los casos de Cuba y Alemania del Este tienen muchos factores en común, sobre todo el hecho de la opción de la salida a otro sitio muy cercano – Alemania del Oeste, Miami – donde la vida era mucho más fácil, más libre, y había familia, todo lo cual ejerció una gran atracción. Aún más, el mismo gobierno de Alemania del Este estaba consciente del cachumbambé de la salida y la voz y a través de los años trató, conscientemente, de utilizar la opción de la salida para diezmar la opción de la voz.

Existían también otras razones por las cuales la voz se desarrolló menos que en otros países de Europa del Este, razones que tienen paralelos en la experiencia cubana: en Alemania del Este no había instituciones independientes que pudieran apoyar la lucha por la autonomía, como la Iglesia Católica en Polonia; muchos alemanes habían abrazado el comunismo por razones históricas que tenían que ver con lo que habían vivido antes – el fascismo Nazi; y Alemania del Este jugó un papel especial para la Unión Soviética durante los años de la guerra fría.

Sin embargo, en los noventa, durante la crisis del “período especial”, hemos sido testigos del hecho de que en Cuba, como lo fue en Alemania del Este, la salida y la voz ambas se incrementaron a la misma vez. Por ejemplo, el éxodo tan dramático de los balseros en el verano del ’94, fue el resultado inmediato de “el habanazo” – el 5 de agosto, cuando las protestas de los que corrían por las calles de La Habana constituyeron un claro ejercicio de voz. A la vez, las protestas fueron el resultado del barquito que ese mismo día en vez de cruzar la bahía hacia Regla, cogió un rumbo distinto, tratando de irse de Cuba. Las protestas también fueron el resultado del la salida tan trágica del remolcador “Trece de Marzo” a mediados de julio. Más de 40 personas y niños murieron tratando de salir de Cuba en la madrugada cuando los guardacostas los acecharon, tratando de pararlos tirándoles chorros de agua encima, chorros que lograron volcar el remolcador. Como resultado de estas múltiples formas en que la salida y la voz se entrelazaron en Cuba ese verano, el Presidente Fidel Castro anunció que las autoridades no interferirían con nadie que deseara salir, anuncio que resultó en la salida masiva de más de 34,000 balseros al mar.

Aún más, como resultado de la crisis de ese verano del ’94, el 8 de Septiembre, cuando en Cuba se celebra la fiesta de su querida patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre, otro uso de la opción de la voz se destacó cuando el Padre José Conrado Rodríguez, en su iglesia de Palma Soriano, en Oriente, leyó la carta que le había escrito al Presidente Fidel Castro en su homilía. La carta decía:

«Por más de 30 años nuestro país suscribió un tipo de política cuya piedra angular era la violencia … justificada por la presencia a sólo 90 millas de un poderoso y tenaz enemigo, los Estados Unidos de América. La forma de hacer frente a este poderoso enemigo fue ponernos bajo la égida de la potencia que por años se le enfrentó, la Unión Soviética … (que) ayudaba masiva y sostenidamente nuestra economía y apoyaba decisivamente nuestra carrera de armamentos. Cuba fue cayendo en un estado de violencia interna y de profunda represión. … El utilizar, dentro y fuera de nuestro país, el odio, la división, y la violencia, la sospecha, y la enemistad, han sido la causa principal de nuestras pasadas y presentes desgracias.

Ahora es cuando lo vemos más claro. La hipertrofia del Estado cada vez más poderoso dejó a nuestro pueblo en la indefensión y el silencio. La ausencia e inexistencia de espacios de libertad para que surgieran críticas sanas y criterios alternativos nos hizo rodar por la riesgosa cuesta del volitismo político y la intolerancia social. Sus frutos fueron la hipocresía y el disimulo, la insinceridad y la mentira, y un estado general de amedrentamiento que afectaba a todos en la Isla. …Todos somos responsables, pero nadie lo es en mayor proporción que Usted. … No quiero ni puedo en conciencia permanecer por más tiempo en silencio» … (Rodríguez 1995).

Además la carta llamaba a un diálogo nacional entre el Partido Comunista, los grupos disidentes dentro de la Isla, y los cubanos de la Diáspora, y sugería un referendum, libre y democrático, que permitiera oír la voz de todo el pueblo.

Otros ejemplos del mayor uso de la opción de la voz dentro de Cuba en estos años son el documento “La Patria es de Todos” y el “Proyecto Varela.” El Proyecto Varela acaba de entregar a la Asamblea Nacional del Poder Popular las más de 10,000 firmas (11,020, para ser exactos) que la Constitucíon vigente en Cuba garantiza son necesarias para que los ciudadanos puedan introducir un verdadero cambio. El Proyecto Varela pide, por sobre todo, un plebiscito ahora, para que los cubanos puedan expresar su propia voz (Payá Sardiñas 2001). El Proyecto fue nombrado: Padre Félix Varela, por el cura cubano que, a principios del siglo XIX luchó por la independencia de Cuba. Forzado a irse de Cuba, Varela pasó el resto de su vida en los Estados Unidos, en exilio, trabajando con inmigrantes irlandeses e italianos en su parroquia en Nueva York. Escribió prolíficamente, expresando su disensión – siempre fiel a la patria. Por lo tanto, su vida comprende tanto la opción de la salida como de la voz.

En consecuencia, este análisis de las cuatro tesis me lleva a la conclusión de que, sin duda, la democratización y el éxodo llevan una estrecha relación, pero la relación depende del momento histórico y una serie de factores que sólo estamos empezando a comprender. La pregunta de si la salida facilita o impide el desarrollo de la voz, de la sociedad civil, no tiene tan sólo una respuesta. En vez, como el mismo Hirschman encontró en su último análisis, a través del tiempo se dieron una serie de relaciones entre salida y voz. Tal vez este análisis nos ayude a comprender no sólo la relación entre democratización y éxodo sino también el presente histórico de Cuba.

Referencias:
Laguerre, Michel S. 1998. Diasporic Citizenship: Haitian Americans in Transnational America. New York, NY: St. Martin’s Press.
Hirschman, Albert O. 1970. Exit, Voice, or Loyalty: Responses to Decline in Firms, Organizations, and States. Cambridge, MA: Harvard University Press.
Pedraza Lubián, Silvia. 1996. “Cuba’s Refugees: Manifold Migrations.” In Silvia Pedraza and Rubén G. Rumbaut, eds. Origins and Destinies: Immigration, Race, and Ethnicity in America. Belmont, CA: Wadsworth Press.
Pedraza Lubián, Silvia. 1985. Political and Economic Migrants in America: Cubans and Mexicans. Austin, TX: University of Texas Press.
Pérez-Díaz, Víctor M. 1993. The Return of Civil Society: the Emergence of a Democratic Spain. Cambridge, MA: Harvard University Press.
Valdés, Dagoberto. 1997. Reconstruír la Sociedad Civil: Un Proyecto de Educación Cívica, Pluralismo, y Participación para Cuba. Caracas, Venezuela: Fundación Konrad Adenauer.