CALCULADA PRUDENCIA DE EUROPA HACIA CUBA
CALCULADA PRUDENCIA DE EUROPA HACIA CUBA
Unión Europea mantiene su ambivalente política en medio de crisis de salud de Fidel
Thomas FerencziI
La Nación
Chile
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Agosto 24, 2006
Desde la hospitalización de Fidel Castro, la Unión Europea (UE) se ha cuidado de hacer cualquier comentario sobre la situación en Cuba. Oficiosamente se limitó, en Bruselas, a desearle al Presidente isleño un pronto restablecimiento y a exhortar una vez más a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, a liberar a los presos políticos y a aplicar las reglas del pluralismo democrático.
Asimismo, la UE se dijo dispuesta a reanudar el diálogo político con los dirigentes de la isla y a ayudar a ésta a lograr la transición hacia la democracia, a condición de que La Habana hiciera un gesto en la dirección deseada. Pero por el momento prefiere abstenerse de toda iniciativa precipitada.
La posición oficial de los europeos hacia Cuba fue reafirmada el 12 de junio, antes de la enfermedad de Castro, por los ministros de Exteriores de la Unión. Se basa en un “compromiso constructivo” y en un “diálogo crítico”.
El diálogo con La Habana deberá gravitar especialmente en torno de los DDHH, pero las autoridades cubanas deberán primero aportar “mejoras concretas” en ese dominio. La UE menciona en particular el libre acceso a la información, la libertad de expresión, de asociación y de reunión, la protección de la vida privada y las garantías de un debido proceso.
En junio de 2003, para protestar por la condena de 75 opositores a fuertes penas de prisión, la Unión decidió limitar las visitas gubernamentales de alto nivel, reducir su participación en los eventos culturales y, sobre todo, invitar a disidentes a las ceremonias organizadas para las fiestas nacionales.
Esas medidas no se mantuvieron mucho tiempo. Bajo la presión del Jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en enero de 2005 se suspendieron. En junio de 2006, los ministros de Relaciones Exteriores confirmaron esa revocación y decidieron prorrogarla hasta la próxima evaluación de su posición común, en junio de 2007. Al mismo tiempo, la UE ha expresado su voluntad de intensificar sus relaciones con la oposición pacífica y la sociedad civil.
Esas vacilaciones manifiestan la dificultad que resienten los europeos para elegir claramente entre dos actitudes: manifestar su desacuerdo con las violaciones de los derechos humanos y preparar el porvenir.
La UE no se hace ninguna ilusión de que Castro vaya a cambiar de conducta, pero no excluye la posibilidad de que sus sucesores se muestren más flexibles. Ciertamente, el viraje de la UE no tuvo ningún efecto en los dirigentes cubanos. Pero según los Veinticinco, la desaparición del dictador podría permitir una evolución que conviene fomentar para evitar, llegado el momento, un caos peligroso.
© Le Monde
(The New York Times Syndicate)
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La Habana
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Agosto 24, 2006
Me contó un periodista independiente que hace varios días se quedó dormido durante una conversación con un embajador europeo. Junto a otros colegas, había acudido a una sede diplomática a recabar ayuda. No pedían cosas extraordinarias. Sólo que les facilitaran acceso a Internet para trasmitir sus informaciones al mundo.
El embajador se mostró comprensivo, pero poco podía hacer. Temía disgustar a las autoridades cubanas si ayudaba a los periodistas. Las instrucci ningún modo se podía afectar el diálogo con el gobierno cubano. Lo que sí podía hacer elones de su gobierno eran precisas. De diplomático era atenderlos cortésmente e intercambiar puntos de vista sobre la situación en Cuba. Fue entonces que mi colega, que no se caracteriza precisamente por su diplomacia, dio el primer cabezazo y se quedó dormido.
No es muy distinta la actitud de una gran parte de los opositores cubanos respecto al apoyo que esperan de Europa Occidental en la lucha por la democracia. Y digo la Occidental porque los diplomáticos de Europa del Este, particularmente los de Eslovaquia y la República Checa, son las honrosas excepciones. Con ellos se puede contar. También sufrieron los embates totalitarios y no los han olvidado.
Los disidentes cubanos están hastiados y decepcionados ante la paciente espera por parte de la Unión Europea de los resultados de sus diálogos y "compromisos constructivos" con el régimen de La Habana. La espera dura demasiado y los resultados son magros. Más de lo que puede soportar sin bostezar un pueblo sediento de libertad.
La Unión Europea aspira a cambios democráticos para Cuba, nadie lo duda, sólo que a su paso y sin irritar a la dictadura. Se conforma con mínimas concesiones. Para conseguirlas, lo mismo invita a los disidentes a las fiestas nacionales en las embajadas que le retiran la invitación a cajas destempladas. Cuentan de antemano con su comprensión. Lo que no pueden es molestar al gobierno cubano.
Lo de las invitaciones a las fiestas nacionales es sólo un ejemplo. En realidad, eran una sanción simbólica. Sólo eso. Muchos opositores no asistían a ellas, entre otros motivos, porque ni siquiera tenían ropas o zapatos adecuados con qué acudir. El Canciller Pérez Roque, que tampoco se caracteriza por sus galanuras diplomáticas, sólo tuvo que trinar por su boca. El lugar de los disidentes en las reuniones protocolares lo volvieron a ocupar los funcionarios del régimen.
Las invitaciones a disidentes a las fiestas nacionales en las embajadas fue una de las sanciones al gobierno cubano motivadas por la Primavera Negra de 2003. Las otras sanciones fueron la limitación de las visitas bilaterales de alto nivel y la reducción de la presencia de diplomáticos europeos en eventos culturales cubanos.
De poco han servido los tira y afloja de la "posición común". Lo más que han conseguido es la concesión de licencias extra penales a poco más de una decena de presos políticos.
No nos engañemos. En la balanza europea pesan más los negocios que hacen en Cuba que las libertades y los derechos humanos de los cubanos. Telecom y Meliá influyen más que el destino de 300 prisioneros políticos.
Europa no tiene apuro con los cambios. Si llega la democracia, bueno. Si demora, también. El problema es estar en Cuba y tomar posiciones antes de que lleguen los americanos. Después de todo, la oposición europea al embargo americano pudiera estar más motivada por sus rasgos extra territoriales que por los perjuicios que causa a los cubanos.
Para Europa, sus inversionistas y empresarios son activos luchadores por el cambio democrático en Cuba. También sus viejos verdes cazadores de jineteras. Tanto como los buscadores de las ruinas de la utopía.
Sus euros, regados por playas y hoteles, lograrán el milagro. La democracia llegará, mulata, rumbera y sexy. Casi ya está aquí. Conociendo las ventajas de Europa en las corporaciones de capital mixto. Calificada, barata, segura en la pax castrista. No hay que apurarse. Todo llega.
El problema es que la dictadura cogió un segundo aire. Con el padrinazgo de Chávez y el comercio con China, ya los negocios con Europa no importan tanto. Hay margen para seguirse poniendo bravos con Europa. Por cualquier motivo. Por su silencio ante la ofensiva israelí en Líbano o porque un diplomático se reunió en La Habana con un disidente.
Si las cosas se siguen poniendo malas en Cuba para los negocios europeos, es posible que se endurezca la "posición común". Ni el gobierno socialista español dudará en promover "el proceso de transición a una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales". Primero tiene que dolerle el bolsillo a Meliá. Telecom tiene que aprender el peligro de las alcahueterías represivas. Puede que entonces los diplomáticos europeos ayuden a los periodistas independientes cubanos. Será buen momento para que mi colega despierte. Justo a tiempo para agradecer la sonrisa del cielo.
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