EL NUEVO COLONIALISMO
El nuevo colonialismo
Juan Antonio Muller
Miércoles, 2 de agosto de 2006
Dentro de la onda de lo “nuevo” que vive el país, el colonialismo traído desde los dominios de Fidel Castro va penetrando el tejido social y político de la nación sin que se perciba la gravedad de los hechos. No se muestra preocupación por parte de los colonizados, pareciera existir un convencimiento de que frente a ese proceso nada que se haga podrá detenerlo.
Todo comenzó hace doce años con una frase ingenua salida del aula magna de la Universidad de La Habana “Venezuela marcha hacia el mismo mar de la felicidad que vive Cuba”. Entonces sonaba lejana y etérea pero ya hoy con la presencia de cincuenta mil cubanos en territorio nacional y los anuncios de que vienen más para ayudar a imponer la revolución en todos los ámbitos del quehacer nacional, se presagian tiempos de tormenta.
Los primeros que vinieron se nos vendieron como médicos, y alfabetizadores, bajo la falsa premisa que nuestros profesionales y docentes no estaban tan bien capacitados como los formados en el imperio. El gobierno de la nueva colonia les ha permitido trabajar sin hacer reválida ni tener que mostrar sus títulos. A esa avanzada imperialista siguieron los expertos en sistemas de identidad y control, en la automatización de registros y notarías, en métodos represivos, en guerras coloniales como las que se pelearon en África con fúsiles soviéticos. También llegaron especialistas agrícolas con el propósito de dirigir el proyecto Caaez, cuyos nefastos resultados ya conocemos, o fundar centros de experimentación genética, los mismos que acabaron en pocos años con la producción de carne y leche en Cuba.
El nuevo colonialismo no se detiene. La sala situacional que opera desde Miraflores, infiltrada por los cubanos a cuyo frente destaca Marta Hannecker preparan la agenda legislativa que facilitará el asalto a las instituciones venezolanas que todavía funcionan con cierto grado de autononomía: escuelas, universidades, medios de comunicación social, empresas de servicios públicos y productoras de bienes considerados estratégicos como el cemento, acero, alimentos y medicinas.
El nuevo colonialismo se disfraza de solidaridad revolucionaria pero en realidad nos despoja de las riquezas naturales y de recursos financieros mientras entrena a miles de jóvenes en el arte de la guerra para atemorizar y someter al pueblo hermano.
juaamilq249@cantv.net
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