RAUL CASTRO Y RAMIRO VALDES: ¿INCOMODA Y EFIMERA TREGUA?
RAUL CASTRO Y RAMIRO VALDES: ¿INCOMODA Y EFIMERA TREGUA?
Por Eugenio Yáñez *
Jefe de Analistas
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Septiembre 5, 2006
Todos los que no han dudado en señalar en cables, declaraciones, publicaciones, las buenas relaciones entre el General de Ejército Raúl Castro, segundo hombre en la jerarquía castrista y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con el conocido Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, desde el día primero de agosto nombrado Ministro de la Informática y las Comunicaciones, harían bien en pensarlo otra vez, y revisar alguna información pública disponible.
Todos los que señalan a ambos como enemigos, y esperan de un momento a otro un enfrentamiento a tiros entre ellos y sus cercanos seguidores, tendrán que esperar bastante tiempo para que algo de este tipo ocurra, si llegara a ocurrir. Al menos mientras Fidel Castro esté con vida, no parece probable que vayan a salir a la luz, en ninguna caso, ni enfrentamientos violentos ni otras desavenencias sustanciales entre ambos.
Desde el punto de vista histórico, Raúl Castro Ruz y Ramiro Valdés Menéndez son compañeros de armas, algo que no se debe olvidar.
Raúl Castro||| Ramiro Valdés
Ataque Cuartel Moncada 1953 SI ||| SI
Prisión Isla de Pinos 1953-1956 SI ||| SI
Exilio en México 1955-1956 SI ||| SI
Desembarco del Granma 1956 SI||| SI
Guerra de Guerrillas 1956-1958 SI ||| SI
Segundo Frente Oriental 1958 SI||| NO
Invasión de Las Villas 1958 NO||| SI
General de 4 Estrellas) SI ||| NO
Comandante de la Revolución NO ||| SI
Subordinación exclusiva a Fidel Castro SI||| SI
En 1959 Raúl Castro es el Jefe militar de la Provincia de Oriente, y Ramiro Valdés es Jefe del Tercer Distrito Militar del Ejército Rebelde en Las Villas. Entonces el Ministerio del Interior no existía, el Ministro de Defensa de Cuba era el Comandante Augusto Martínez Sánchez, y el Comandante Camilo Cienfuegos era el Jefe del Ejército Rebelde.
En Abril de 1959, a propuesta del Che Guevara, Fidel Castro nombra a "Ramirito" como Jede del DIER, Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde. Raúl Castro solo será nombrado como Ministro de Defensa posteriormente, a fines del verano de 1959: tiempo después, el Ministerio de Defensa pasaría a llamarse Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, MINFAR.
Durante 1959 las instituciones al mando de Ramiro Valdés desempeñan un papel más importante en la consolidación del poder de Fidel Castro que el que desempeñan las instituciones que dirige Raúl: el Ejército Rebelde es todavía una agrupación de barbudos rebeldes, casi todos campesinos, muchas veces con bajo nivel educacional y cultural, no siempre dispuestos a desarrollar su vida profesionalmente en la carrera de las armas, y donde Camilo Cienfuegos y Augusto Martínez Sánchez llevan las riendas.
El DIER de Ramiro Valdés, por su parte, desde 1959 se salta los escalones burocráticos del Ministerio de Defensa y del Ejército Rebelde para despachar directamente con Fidel Castro, el Comandante en Jefe, práctica que Ramiro mantendrá hasta nuestros días.
Durante 1959 y 1960 el Ejército Rebelde, las Fuerzas Armadas, están enfrascadas en las tareas organizativas y de su propio desarrollo, y en realidad no participan en acciones combativas significativas, mientras el DIER de Ramiro Valdés está enfrentando las agrupaciones urbanas clandestinas que combaten al régimen de Fidel Castro.
Reforzado con comunistas de la vieja guardia que son incorporados de inmediato al aún en formación DIER, como Isidoro Malmierca y Osvaldo Sánchez, el organismo dirigido por Ramiro identificó rápidamente a sus potenciales enemigos, se reforzó con combatientes de la clandestinidad, y estableció tempranos vínculos con la KGB soviética, a partir de un viaje secreto a México en Septiembre de 1959, donde hubo acuerdos de asesoría e intercambio de información operativa.
El DIER logró penetrar a casi todas las organizaciones urbanas clandestinas anticastristas y contribuyó decisivamente a su desarticulación, y a la captura y fusilamiento o prisión de sus principales líderes. Quienes pudieron escapar de la cacería tuvieron que irse inmediatamente al exilio, bajo peligro inminente de muerte o largas penas de prisión.
El G-2, como se le llamaba al DIER en base a la organización militar pentagonal de las fuerzas armadas de Estados Unidos, se fue convirtiendo en una leyenda de éxitos para el régimen cubano, y al mismo tiempo en un fatídico fantasma de terror y muerte para los enemigos.
Cuando una persona vestida de civil sacaba su carnet con las siglas del G-2 y daba el "boniatazo", que era como se le llamaba en el argot de los segurosos al hecho de mostrar la poderosa credencial, el juego se iba de un solo lado.
Fuera para identificarse en algún lugar, para pedir a alguien su colaboración, o como el precedente a las palabras fatídicas de "estás preso", seguidas por una pistola Browning de 14 tiros en la mano y la súbita aparición de otros dos oficiales no se sabía bien de donde, quien veía ante sus ojos la letra G y el número 2 en colores verde oscuro, sabía que no era cosa de juego.
Tan impactante ha resultado la leyenda que aún en nuestros días, aunque desde hace mucho tiempo el nombre oficial de la institución es Departamento de Seguridad del Estado, DSE, el carnet de identificación de sus oficiales sigue manteniendo las siglas G-2 para dar mayor fuerza sicológica al "boniatazo".
En ocasión del desembarco de Bahía de Cochinos y los combates que culminaron en Playa Girón, las Fuerzas Armadas, como una institución de militares profesionales, no participaron significativamente: fueron solamente un grupo de pilotos de la Fuerza Aérea, los tanquistas, y el Batallón de la Policía, dirigido por Efigenio Ameijeiras de forma bastante liberal y al margen del comando central, quienes participaron decisivamente en los combates, pero donde las Milicias Nacionales Revolucionarias, agrupación voluntaria de trabajadores movilizados militarmente con carácter provisional, aportaron la aplastante mayoría de combatientes de infantería, artillería y artillería antiaérea.
El mando de las fuerzas gubernamentales que combatían lo asumió personalmente Fidel Castro, y la Jefatura de Operaciones estuvo a cargo del entonces Capitán José Ramón Fernández, "el Gallego". Raúl Castro se mantuvo, en esos momentos, como Jefe de la Provincia de Oriente.
Por su parte, Ramiro Valdés con el G-2 llevó a cabo la mayor cacería de adversarios políticos de la historia de Cuba, al detener peligrosa y preventivamente a miles de potenciales enemigos y concentrarlos en instalaciones con otro destino, como fueron la Ciudad Deportiva de La Habana y otros centros deportivos en el país, a la vez que minaba con explosivos de alto poder las instalaciones penitenciarias donde se hacinaban los "contrarrevolucionarios" presos. El apoyo de retaguardia a los invasores quedó truncado con estas operaciones relámpago dirigidas por Ramiro Valdés.
Si el resultado de los combates en Playa Girón hubiera sido otro, que hubiera favorecido, al menos temporalmente, a los invasores, la suerte de los detenidos en las operaciones masivas del G-2 y de los reclusos en Isla de Pinos hubiera sido muy diferente y mucho más dramática, pues Ramiro Valdés no hubiera vacilado en una "solución final" con los detenidos.
En Junio de 1961, tres meses después de Playa Girón, se crea el Ministerio del Interior para organizar todo el sistema represivo del régimen en un mismo y único organismo, y "Ramirito" es designado Ministro por Fidel Castro.
El nuevo Ministro del Interior entiende que la Policía Nacional Revolucionaria debe ser parte de esos organismos, pero los hombres de Raúl Castro que dirigen la Policía, entre otros los hoy Generales Efigenio Ameijeiras, Abelardo Colomé Ibarra y Samuel Rodiles, consideran que no tienen nada que hacer en el MININT bajo las órdenes de Ramiro.
Es la primera polémica de consideración entre Raúl Castro, Ministro de las FAR, y el Ministro del Interior, Ramiro Valdés. Por cuestiones de sensatez, Fidel Castro acepta que la Policía forme parte del MININT, pero entonces Raúl se lleva "sus" Comandantes para el MINFAR.
Lo que parece una victoria de Ramiro en el plano organizativo, y de Raúl en el de "sus" oficiales, es la base para el siguiente gran choque: a diferencia del modelo soviético de la KGB, la Contrainteligencia Militar, encargada del "control" de los militares desde los órganos centrales de la seguridad, no pasa al Ministerio del Interior, y se mantiene como prerrogativa de Raúl Castro en el MINFAR.
Cuando en 1962 se crea la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), Raúl Castro y Ramiro Valdés están entre los veinticinco miembros, pero poco después Raúl es designado Segundo Secretario y Presidente de la Comisión de Defensa y Seguridad, lo que le confiere autoridad política sobre Ramiro, quien se pregunta si está realmente obligado a admitirlo, considerando que, desde su percepción, el tiene más historia que Raúl.
Más que una victoria de Raúl al quedar la Contrainteligencia Militar en el MINFAR, fue una audaz combinación de Fidel Castro, para mantener dos organismos paralelos, y compitiendo entre sí, en el campo de la Contrainteligencia: la del MININT, que controla Ramiro, y la Militar, cuya dirección la tienen entonces comunistas de la vieja guardia traídos al MINFAR y ascendidos a Capitán, con Joaquín Ordoqui, Flavio Bravo y Orlando Lache entre otros. Posteriormente, el mando de la Contrainteligencia Militar lo asumirá el hoy General Colomé Ibarra, "Furry"
Casi treinta años después, en ocasión de la Causa Número Uno contra el General Arnaldo Ochoa, la existencia de dos organismos de Contrainteligencia paralelos, en el MININT y en el MINFAR, permitiría a Fidel Castro controlar la situación, en momentos en que el MININT se le escapaba de las manos.
En Octubre de 1965, al crearse el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Ramiro Valdés es uno de sus ocho miembros. Dada la forma y el orden en que se anuncian los nombres en la prensa oficial, Ramiro es sobreentendido como" el quinto hombre" en la jerarquía, detrás de Fidel, Raúl, el Presidente Dorticós y el Comandante Juan Almeida, pero sobre otros tres, los Comandantes Guillermo García y Sergio del Valle, y el civil Armando Hart.
Este orden jerárquico duraría casi veinte años, aunque Ramiro subió a ser "el cuarto hombre" tras el suicidio del ya ex Presidente Dorticós a comienzos de los años ochenta, y así se mantuvo en el Buró Político hasta el Tercer Congreso, en 1985, donde no hizo el equipo por decisión de Fidel Castro.
La existencia de organismos paralelos de seguridad fue la base para los sustanciales choques entre Raúl Castro y Ramiro Valdés. Las investigaciones operativas del MININT seguían los hilos en muchas ocasiones hasta oficiales y soldados de las Fuerzas Armadas, pero Raúl Castro nunca permitió que "la gente de Ramiro" penetrara sus feudos militares, y sostenía que esa parte de las investigaciones eran prerrogativa del MINFAR.
En 1968, tratando de eliminar asperezas infranqueables en esas condiciones, Fidel Castro nombra Ministro del Interior al Comandante Sergio del Valle, Viceministro del MINFAR y miembro del Buró Político. Ramiro Valdés es enviado a la Escuela Superior Militar, y tras trabajar como Ayudante del Comandante en Jefe para la organización y dirección del Gobierno (antecedente del grupo de Apoyo), es designado Viceministro Primero de las Fuerzas Armadas, segundo de Raúl Castro.
El enroque no funciona, y Ramiro es designado para dirigir el Sector de la Construcción, con carácter de Vicepresidente del Consejo de Ministros, donde se mantiene por varios años sin que sus actividades necesiten chocar con Raúl Castro, hasta que el "buenazo" Sergio del Valle es incapaz de dirigir a los "duros" del MININT, y Ramiro nuevamente es designado Ministro del Interior en 1979, sin dejar de ser Viceprimer Ministro, Vicepresidente del Consejo de Estado y miembro del Buró Político.
De nuevo los choques con Raúl Castro y con "Furry", que ya entonces era el zar de la Contrainteligencia Militar. La masiva intervención militar en Angola en 1975 crea nuevas fricciones. Las primeras unidades de combate enviadas cuando los mercenarios europeos de Holden Roberto avanzaban sobre Luanda, y los surafricanos invadían por el sur, fueron los Batallones de Tropas Especiales del MININT, bajo el mando de "Pascualito", el después General y Viceministro Primero del MININT Pascual Martínez Gil, condenado a 12 años de prisión en la Causa Número Dos, contra José Abrantes.
Las tropas especiales de Pascualito detuvieron las columnas del FNLA en Quinfandongo y aseguraron el terreno, cual marines, para el posterior desembarco masivo por Luanda de los buques mercantes cubanos con tropas regulares, tanques, artillería y las katiushkas que destrozaron en el Frente Norte todas las esperanzas de Holden Roberto, y avanzaron sobre el sur hasta Huambo (Nova Lisboa), lanzando a Jonás Savimbi a la guerra de guerrillas.
Pero en el teatro de operaciones el MININT y el MINFAR funcionaron siempre con muchos conflictos, por las mismas tradicionales malas relaciones que venían desde Cuba: cuando mejor fueron esas relaciones fue cuando el mando militar lo ocupaba el General Arnaldo Ochoa y el del MININT el General Patricio de la Guardia: ambos después fueron juzgados en la Causa Número Uno de 1989; Ochoa fue fusilado, y Patricio condenado a treinta años.
Al producirse nuevos choques entre el MINFAR y el MININT en Cuba, siempre por las mismas causas, Raúl Castro termina vencedor, y ocurre la segunda salida del MININT de Ramiro Valdés. Su eterno segundo al mando, Juan Abrantes, queda como Ministro, y Fidel Castro le asigna a Ramiro Valdés la organización y desarrollo de un Grupo de Electrónica. Ramiro Valdés pide a Fidel llevarse con él las empresas que estaban en el MININT dedicadas al ramo, y Fidel lo autoriza.
Cuando todos piensan que Ramiro Valdés cayó en una crisis definitiva, Ramirito está organizando un sutil imperio de inteligencia paralelo, y a la vez organiza COPEXTEL, empresa electrónica legal que comercia con divisas y se dedica a las computadoras, con "ejecutivos" de más experiencia operativa que de comercio y finanzas.
Hoy COPEXTEL es la cabeza visible de un imperio comercial de más de 500 millones de dólares anuales, con oficinas en Europa, Asia, el Caribe y América, y con una nómina de más de diez mil trabajadores. Ramiro Valdés es quien representa a Fidel Castro en todas las negociaciones con China, aunque formalmente era hasta hace poco solo Director del Grupo de Electrónica.
Ramiro Valdés, uno de los únicos tres cubanos que ostenta el grado de Comandante de la Revolución, junto a Juan Almeida y Guillermo García, se subordina exclusivamente al Comandante en Jefe, como ha hecho desde 1959, y se ha mantenido en una forma física y de salud envidiable, con gimnasia sistemática y práctica del "jogging" (trote). A sus 74 años su salud y su estado físico es muy superior al de Raúl Castro, que a los 75 años se define como "el hermano menor" de Fidel Castro porque éste tiene 80, pero su salud está muy deteriorada.
Fidel Castro, deseando resolver la rivalidad histórica entre Raúl y Ramiro antes de morir, sabiendo que esta rivalidad podría convertirse en una guerra a muerte que pusiera en peligro el poder revolucionario, volvió a dar más nivel oficial a Ramiro, al designarlo para ser "electo" al Consejo de Estado en el 2003, y en Mayo del 2005 envió juntos a los dos en una delegación a China, Malasia, Vietnam y Laos.
El choque más fuerte y trascendente entre ambos devino recientemente, en ocasión de la Proclama del Comandante en Jefe al pueblo de Cuba, en Julio 31. El traspaso de la condición de Comandante en Jefe a Raúl Castro, estando Fidel Castro vivo, fue visto por Ramiro Valdés como un golpe bajo.
Estaba definido desde tiempo atrás que la condición de Comandante en Jefe solo sería traspasada al momento de la muerte de Fidel Castro. No es retórica ni protocolo: los tres Comandantes de la Revolución se subordinan exclusivamente al Comandante en Jefe. De Raúl asumir esa condición, Ramiro Valdés debería subordinarse a él. Pero con un Fidel Castro vivo, aunque esté muriendo, el traspaso de condición es "ilegal" en la percepción de los caudillos.
Los detalles de esta lucha sucesoria están aún en las brumas del secreto de estado sobre la salud de Fidel Castro, pero hay algo evidente: Raúl Castro no ha asumido la condición de Comandante en Jefe, ni ninguno de los otros cargos traspasados en la Proclama, ni ha permitido que la prensa controlada cubana le llame de esa forma, ni tampoco que lo hagan los funcionarios del Partido o el Gobierno.
O esos traspasos en la Proclama fueron forzados por los grupos de Raúl Castro, o Ramiro Valdés se atravesó en el camino de los sucesores levantando la bandera del Fidel Castro que no ha muerto y que resta legitimidad al traspaso de la condición del Comandante en Jefe a Raúl.
Quienes vean a Ramiro Valdés solamente como el Jefe del Grupo de la Electrónica no podrán entender su poder para una acción como la de cuestionar una decisión como esa de trasladar a Raúl la condición de Comandante en Jefe en vida de Fidel.
Desde la muerte de Che Guevara en 1967, hace casi cuarenta años, Ramiro Valdés es el cubano en vida que ha quedado en la memoria como legendario jefe de la invasión a Las Villas, donde participaron en 1958 combatientes que hoy ostentan grados de Generales, Coroneles, Tenientes Coroneles, Ministros, Directores, Embajadores, miembros del Comité Central y del Gobierno, y que lo ven como el segundo al mando del Che y le profesan respeto y admiración, es decir, le reconocen un liderazgo moral.
Aparentemente, la designación de Ramiro Valdés como Ministro de la Informática y las Comunicaciones el pasado día primero de Septiembre, treinta y un días después de la Proclama, fue una decisión del convaleciente Fidel Castro para garantizar que "Ramirito" no necesitara intentar insertarse por su cuenta en los mecanismos del poder postcastrista, y puede haber sido, también, premiación por su lealtad fidelista al negarse a despojar al debilitado Fidel Castro de una condición que "le pertenece" vitaliciamente.
El Ministerio de la Informática y las Comunicaciones no es un Ministerio más, aunque eso es tema de otro análisis futuro. Ni Ramiro Valdés es un Ministro más, que necesite llamar a Carlos Lage para despachar con Raúl Castro o para tomar decisiones de carácter estratégico.
Sus discrepancias y desavenencias con Raúl Castro, por cuarenta y siete años, han sido por el poder, no por conceptos ideológicos ni criterios divergentes en cuanto a "modelos" económicos.
En general, ambos contendientes favorecen un gobierno centralizado y duro, sin libertades personales. Y saben que para ello hay que liberalizar la economía, pues es la única forma de controlar los estallidos sociales inevitables si la mesa del cubano no mejora de inmediato tras la muerte de Fidel Castro.
Si eso es un modelo "chino" o escandinavo, australiano o yugoslavo, paraguayo o árabe, no tiene tanta importancia para ellos dos como el hecho de que es la forma de intentar garantizar la permanencia en el poder: no hay ideología, hay intereses.
Y si el interés determina que ambos se unan contra todos los demás, de seguro que lo harán.
Ramiro Valdés sigue siendo uno de los tres únicos Comandantes de la Revolución cubana, subordinados exclusivamente al Comandante en Jefe Fidel Castro, y su reciente nombramiento sugiere un resultado de empate, de "tablas", en la lucha por la sucesión.
Y esto podrá verificarse en la próxima cumbre de los No Alineados: hay que ver los cargos que asumiría Raúl Castro pública e internacionalmente en ese evento, pues no puede quedarse en su oficina para salir solamente "cuando la situación lo requiera".
De momento, el enfrentamiento, la partida de ajedrez sucesorio, ha sido "sellada", y no se jugará más mientras Fidel Castro sea el árbitro.
Cuando Fidel Castro fallezca y el Comandante en Jefe sea Raúl, habrá que ver lo que sucede.
De momento, hay una tregua… como en la Proclama, "con carácter provisional".
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* Eugenio Yáñez, Dr. en Economía, politólogo, analista y especialista en la realidad cubana, durante 14 años fue Profesor de la Universidad de La Habana y el Instituto Superior de Dirección de la Economía. Ha publicado diversos libros y es coautor, junto a Juan Benemelis, de "Secreto de Estado. Las primeras doce horas tras la muerte de Fidel Castro". Colabora habitualmente con La Nueva Cuba desde el 2005.
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