miércoles, octubre 04, 2006

REGRESAN AL HERALD LOS PERIODISTAS DESPEDIDOS // EL TRIUNFO DE LA TRANSPARENCIA

Regresan al Herald los periodistas despedidos


Por Gerardo Reyes y Daniel Shoer Roth
El Nuevo Herald



Tres periodistas de El Nuevo Herald que fueron despedidos por recibir pagos de TV y Radio Martí, aceptaron el ofrecimiento de este diario de reintegrarse a sus empleos.

Los reporteros Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio Isla, y la columnista colaboradora Olga Connor, anunciaron que volverán a trabajar para el periódico en cuanto se resuelvan algunos trámites administrativos.

''Vamos a dejar esta pesadilla atrás, una pesadilla para todos, y seguir adelante'', dijo Alfonso, tras su ingreso ayer, junto a Cancio, a la sala de redacción de El Nuevo Herald en medio de aplausos y abrazos de sus colegas.

Cancio, quien empezó a trabajar para El Nuevo Herald en 1998, explicó que la rectificación del despido por parte de la empresa periodística, es un primer paso para resarcir el daño que le habría causado a su reputación un artículo publicado por The Miami Herald.

''Para mí estos 23 días han sido desgarradores no sólo porque implica mi bienestar personal y el de mi familia, sino también porque fue una decisión [la publicación del artículo] que atacó mi integridad profesional y mi reputación como periodista'', indicó Cancio.

Ayer no fue posible conocer los comentarios de Connor puesto que se disponía a viajar a España, pero la columnista también expresó su intención de reintegrarse, explicó el director ejecutivo de El Nuevo Herald, Humberto Castelló.

Cancio y Alfonso dijeron que antes de aceptar su reincorporación, abogados contratados por ellos estaban preparándose para una posible reclamación judicial contra la compañía por el artículo periodístico que originó su despido.

La nota en cuestión, publicada en ambos diarios el 8 de septiembre, señaló que Cancio, Alfonso, Connor y otros siete periodistas del sur de la Florida, recibieron pagos en forma regular de Radio y TV Martí, emisoras sostenidas por el gobierno federal.

Los periodistas, que cubrían temas relacionados con Cuba y el exilio cubano, participaban en programas de ambas estaciones. La nota sugería que recibían los pagos para hacer propaganda contra el gobierno de Fidel Castro.

Un día antes de publicarse, Cancio y Alfonso fueron despedidos y las columnas de Connor canceladas. La empresa alegó que haber aceptado los pagos violaba el código de ética que prohíbe recibir dinero de gobiernos.

Sin embargo, el lunes pasado, Jesús Díaz, Jr., el saliente editor de ambos periódicos, anunció que ofrecía a los reporteros su reintegro dado que una investigación interna había concluido que hubo una serie de fallas en la aplicación de las reglas de conflictos de intereses en El Nuevo Herald.

La decisión fue aplaudida por un amplio sector de la comunidad que había criticado fuertemente los despidos.

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El triunfo de la transparencia


Por Soren Triff



Todos debemos sentirnos satisfechos de la manera en que los cubanos y estadounidenses de origen cubano tomaron el espacio virtual en busca de transparencia de parte del Herald, que terminó con la invitación a los periodistas de reintegrarse a sus puestos de trabajo. El público de Miami se expresó con una civilidad ejemplar que permitió el debate no sólo sobre la injusta acusación, sino sobre la ética periodística, el doble estándar con el que se trata a los periodistas hispanos y el reclamo de responsabilidad pública que los lectores tienen derecho a hacer a los periódicos.

La noticia de Gerardo Reyes y Joaquim Utset, Los pagos de emisoras federales a periodistas son una práctica común, que informó al público que el hecho de que los periodistas colaboren con organismos estatales no es noticia, colocó la acusación en el contexto apropiado. La pieza de El Nuevo Herald impulsó a The Harford Courant, de Connecticut, a anunciar que su jefe de buró en Washington no colaboraría más con la Voice of America. David Lightman es uno de los eminentes periodistas que, igual que los colegas de Miami, colaboraba con una agencia federal.

La manera en que The Hartford Courant lidió con la situación contrastó mucho con la forma en que The Miami Herald trató a sus periodistas, y esto provocó a su vez un debate en la prensa hispana que enfrenta el tradicional doble rasero con que algunas empresas estadounidenses valoran a nuestros periodistas. Un artículo de Elena Shore, Double standard for Hispanic media? Miami scandal puts journalists under fire, que apareció en las páginas electrónicas de New American Media, trató el tema.

Otro aspecto importante fue que The Wall Street Journal abrió sus páginas a Carlos Alberto Montaner para ofrecer otro contexto razonable desde el cual se puede explicar el ataque a los periodistas. El magnífico artículo de Montaner, Clash of Civilizations, observó el ataque como parte del prejuicio de los miembros de la cultura anglosajona contra quienes son ``diferentes''.

De inmenso interés ha sido estudiar cómo los cubanos y estadounidenses de origen cubano tomaron el espacio virtual para lidiar con el injusto ataque. Al menos tres páginas de internet se dedicaron a plantear preguntas muy razonables a The Miami Herald, a recolectar firmas de apoyo a los periodistas y a realizar una auditoría social al periódico. Se trata de Apoyo a Periodistas de El Nuevo Herald, Fair Play for Cuban Americans y Herald Watch, respectivamente.

Apoyo a Periodistas es especialmente importante porque es la primera vez que los periodistas del Herald opinaron públicamente sobre la empresa. Las firmas de unas dos decenas de empleados de El Nuevo Herald, alrededor de un tercio del periódico, aparecieron en la página junto a las de figuras internacionales cubanas y no cubanas, en apoyo a los periodistas de Miami. Mientras que Herald Watch, de Henry Louis Gómez, ofreció al público de habla inglesa las opiniones publicadas originalmente en español que no aparecían en The Miami Herald.

Los cubanos y estadounidenses de origen cubano tienen derecho a cuestionar y los periódicos tienen la obligación de responder a la comunidad a la que sirven. Los periódicos no pueden cerrarse al diálogo con la comunidad sobre temas que se debaten nacionalmente impulsados precisamente por una noticia del periódico.