martes, octubre 03, 2006

EXISTE LA IZQUIERDA ?

¿Existe la Izquierda?

por Wenceslao Cruz Blanco
Madrid 26-09-2006

El concepto de izquierda, política o ideológica, surge luego de la revolución francesa. A finales del siglo XVIII, los parlamentarios que se sentaban a la derecha del monarca eran considerados defensores del régimen feudal, y los que se ubicaban a la izquierda, resultaron ser los simpatizantes de un naciente sistema capitalista.

Este simple y anecdótico hecho histórico aún sigue utilizándose en el argot político, donde se sigue identificando la preocupación por una mayoría desfavorecida o el progreso, con el ser de “izquierdas”. En una democracia es difícil comprender que pueda aplicarse esa definición a algún partido político en específico, pues para ninguno sería medianamente inteligente reconocer que no quiere ejercer el poder para el bien de la mayoría o a favor del progreso. En conclusión que todos deberían ser de “izquierdas” sin tener ninguno que arrogarse esa definición para sí.

Curiosamente existe el interés de uno o varios partidos, en diferente sociedades democráticas, que reclaman para sí ese concepto, pero porque lo necesitan como slogan y coartada electoralista. Eso les permite poner al contrario en una posición aparentemente diferente e impopular. La propaganda de los grupos y partidos políticos que presumen de ser de izquierdas tienen mucha semejanza con los principios ideados por el ministro de información de Hitler, efectivos para la propaganda empleada por el estado nazi. Uno de ellos era el principio de la vulgarización y que consistía en poseer «una propaganda popular, adaptada al nivel del menos inteligente de los individuos a los que va dirigida». Las masas eran despreciadas con este principio, el ideólogo nazi asumía como cierto que «cuando más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar».

Sólo partiendo de un convencimiento de la ignorancia de las masas puede comprenderse el que un partido haga una campaña electoral definiéndose como de izquierdas, entienden que ese mensaje es efectivo porque desprecian a esas masas electorales a las que se dirigen, las consideran que no razonan lo suficiente, ni se preocupan de ir al fondo de los programas electorales. Esas masas asociarán al partido que se autoproclama como de izquierdas con un partido que se preocupará de los problemas sociales de la mayoría o con el progresismo. Así de simple.

En las dictaduras, principalmente las que siguen al pie de la letra, los consejos del ministro nazi en cuanto a propaganda, les encanta aparecer como de izquierdas también, interesante. Es como si lo que sirvió en su momento para identificar una postura progresista, en un momento histórico concreto, se haya viciado de tal forma, que debería dar repelús oírlo en los momentos actuales.

Pero no debemos caer en el error de, por querer diferenciarnos de ellos, de asumir su propaganda y admitir la etiqueta de derecha que ellos endosan a sus contrarios, electoralmente hablando. Los hechos y los resultados de un buen programa de gobierno han de ser el mejor baremo de comparación. El que en una época se sentaran unos buenos hombres a la izquierda de un Rey no quiere decir que si no nos sentamos ahora a la izquierda en un parlamento de una auténtica democracia, no estaremos al lado y en representación de una mayoría.

No porque el genio Leonardo Da Vinci fuera zurdo, no existieron y existen genios también que utilizan la diestra. La ciencia no se divide en zurdos y diestros, como tampoco la democracia debe etiquetarse en derecha e izquierda. Quienes lo hacen sólo reivindican para sí lo que no son capaces de adquirir con hechos, necesitan de conceptos que contienen ideas, pero que son incapaces de aplicarlas y utilizarlas en un lugar distinto al de la propaganda.