viernes, diciembre 08, 2006

CUBA: EL MANICOMIO PERFECTO // ¨RECOMENDACIÓN ¨DE LA DICTADURA A GUILLERMO FARIÑAS DE QUE NO SALGA DE CUBA

Cuba: El manicomio perfecto.


Por Guillermo Fariñas


Lo anunciaban los carteles en las terminales aéreas, en las marítimas, en las carreteras: "Usted acaba de arribar al gran complejo demencial Isla Caimán Verde, establecido por la fuerza en el año 1959". Otro tipo de valla laudatoria también se leía por doquier: "La salud de nuestro adorado director es muy buena, sólo debe recuperarse para vivir 80 años más", o "La salud del director no puede ser comentada, ya que es secreto de Estado".

El otrora bello lugar de libre veraneo, era ahora un manicomio rodeado de agua, donde la presión social dentro del mismo se hacía cada vez menos soportable. Por eso, el director del supuesto centro de salud mental, históricamente, dejaba que escapasen a su conveniencia los locos más conflictivos y decididos, así evitaba la rebelión.

Como las desgracias siempre vienen juntas, el "loquero en jefe", como se hacía nombrar el director, cayó enfermo repentinamente, lo que creó incertidumbre y mucho miedo entre los pacientes, pues se podría desencadenar una "guerra de locos", la que haría desaparecer a la psiquiátrica población del sui géneris Archipiélago.

Y para rematar, la solicitada inspección de la desconocida Organización Internacional para la Salud del Trabajo, estaba encabezada por un grupo de psiquiatras y psicólogos extranjeros no chantajeables, los cuales sustentaban la hipótesis de que los administradores y jefes de psiquiatría en la Isla eran enfermos sicóticos. La prensa extranjera comenzó a llamar al sitio "El manicomio perfecto", ya que unos dementes en el ejercicio del poder pretendían a como diera lugar curar a los subordinados locos.

La situación económica, política, social, ideológica, y sobre todo alimenticia en aquel campo de concentración, propició que la mayoría de los colaboradores más cercanos a la dirección (los que viajaban al exterior) desertaran de aquella locura. Los menos favorecidos, no allegados al director, renunciaron ante la opinión pública, y no se dejaron convencer por los larguísimos discursos del director.

Una pareja de famosos psicoterapeutas fueron resucitados de sus tumbas con la mayor urgencia: Freud y Jung. Su misión consistía en diagnosticar la enfermedad del director. Tras una ardua investigación fueron plasmadas las conclusiones: "El director del Gran Complejo Demencial Isla Caimán Verde padece de egolatría".

A partir de ese momento la sola pronunciación en público del diagnóstico se consideró un delito, e incluso se realizó un referendo entre locos para que todo fuese legal. Las penas carcelarias por explicar qué era un ególatra podían oscilar entre la inmediata aplicación de electro-shocks, hasta el fusilamiento.

El alcalde del municipio colindante a la isla donde se ubicaba el manicomio, se quejaba a diario de los métodos anti-humanos que aplicaba el director a sus locos y de la excesiva cantidad de dementes que arribaban en creciente número a las costas de su cuerda municipalidad. Los locos jóvenes no querían ni trabajar, ni siquiera como "represivos loqueros privilegiados" por el director, y tampoco aspiraban a morir allí, cual eternos pacientes psiquiátricos. Su único ideal se centraba en sortear unas cuantas millas náuticas para caminar por el territorio de hombres y mujeres cuerdos.

Un día, un tal Calderín Tamayo, uno de los más eficientes "loqueros represivos", desde su puesto de gerente general de la Empresa de Seguridad Caimán Verde S.A., se entrevistó con el director para informarle de una próxima huida del reclusorio psiquiátrico, que tendría carácter masivo, según sus locos agentes. La respuesta del director ante la noticia fue una frase en tono de orden irrevocable, a viva voz, y tocándose la barba: -Tú tienes la lista de los más locos entre los locos. Ata a todos a sus camas, porque si llegan a la libertad, ¡yo seré el único loco de la Isla!.

* Psicólogo y Periodista independiente. Director de la Agencia independiente de Prensa Cubanacan Press.

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Tomado de Libertad Digital.com

La dictadura castrista recomienda a Guillermo Fariñas que no viaje a Alemania a recoger el Premio de los Derechos Humanos


El periodista disidente cubano Guillermo Fariñas Hernández no podrá recoger el Premio a los Derechos Humanos de la ciudad alemana de Weimar porque el espionaje del régimen dictatorial le ha recomendado no hacerlo, según aseguró él mismo al semanario alemán "Die Zeit". En declaraciones que el citado semanario publica en la edición que salió a la venta este jueves, Fariñas explica que un oficial de los servicios secretos le indicó que su presencia en silla de ruedas dañaba "la imagen de la revolución cubana".

LD (EFE) El periodista y director de la agencia de noticias independiente Cubanacán Press concluyó en septiembre pasado la huelga de hambre de más de ocho meses en la que se había declarado para protestar contra el cierre de una página de Internet por parte de la dictadura.

Fariñas tenía previsto viajar a Weimar (este del país) para recoger el domingo el citado galardón, que fue fallado el pasado 12 de julio por el consejo municipal de la ciudad de Weimar. Según el jurado, este periodista independiente se ha hecho merecedor del premio por su defensa de los derechos humanos en Cuba por medios pacíficos como la huelga de hambre.

Entre las reivindicaciones de Fariñas destaca el que todos los periodistas tengan acceso libre a Internet y, por tanto, a informaciones necesarias para realizar su trabajo. El mismo director de Cubanacán Express sufre la prohibición, ya que desde el pasado mes de enero la dictadura cubana ha restringido su acceso a la red.

De las trece candidaturas (de Nepal, India, Irak, Túnez, Guatemala o Chad), la de Fariñas fue propuesta por la Sociedad de ex presos políticos de la extinta República Democrática Alemana (RDA), de la Iglesia Protestante de Hannover y por el grupo de trabajo "Demokratie für Kuba" (Democracia para Cuba) de Berlín. El periodista cubano también contó con apoyo por parte de la escritora y miembro del club PEN Freya Klier.