SUCESIÓN Y DERECHOS HUMANOS EN CUBA
Sucesión y Derechos Humanos en Cuba
Por Pablo Alfonso
DiariolasAmericas / Noticuba Internacional
Miami, 10 de diciembre de 2006
Hoy se conmemora el 58 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de Naciones Unidas.
Es casi imposible pasar por alto la fecha que, felizmente, coincide con la publicación de esta columna.
Sin embargo, más allá de centrar nuestra atención en el contenido y mensaje del texto, que enaltece la dignidad de la persona humana, creo que se impone una reflexión más práctica dentro del actual contexto cubano.
Vivimos tiempos de sucesión. Dicho con mayor claridad, tiempos de cambio de mando; y hasta ahora, de continuidad del régimen dictatorial impuesto en Cuba hace casi medio siglo por Fidel Castro.
En el ámbito del respeto a los derechos humanos esa continuidad es innegable. Así lo confirman desde la isla, las numerosas denuncias y contundentes informes de las organizaciones de derechos humanos y de oposición política.
El año 2006, que está a punto de terminar ha visto renacer los tristemente célebres "actos de repudio" a los opositores políticos, los encarcelamientos arbitrarios, las golpizas de las turbas prodictatoriales, y un largo rosario de abusos de todo tipo.
La dictadura castrista, que en representación de Cuba ostenta como paradoja un asiento en el flamante Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, viola sistemáticamente los derechos humanos de los cubanos, particularmente el ejercicio de las libertades políticas y el derecho a la libre expresión del pensamiento!
De hecho esa política represiva se ha profundizado desde que el dictador Castro cedió el mando a su hermano, el general Raúl Castro, el pasado 31 de julio. Pareciera que esa sucesión estable, tranquila, sin violencia, que aflora en la superficie, se asienta en mantener la seguridad del régimen, aplastando a la diezmada oposición interna.
A pesar de tantos pesares, parece también que en los últimos días, la sucesión en marcha, suscita algunos reacomodos en la "política real''; algo así como la llamada "real politik" aplicada a los regímenes comunistas de la Europa Oriental en los últimos tiempos de la Guerra Fría y "el despelote" final de lo que fue la Unión Soviética.
Desde La Habana un grupo de reconocidos opositores políticos reclama en un documento público, el cese de las medidas restrictivas aprobadas por la Administración Bush en el verano del 2004, en relación con las visitas familiares y el envío de remesas a la isla.
En Miami, una veintena de organizaciones del exilio, agrupadas en Consenso Cubano, coinciden en el tiempo –por casualidad o compromiso-, con un reclamo semejante.
En ese contexto se produce la "libertad extrapenal" del dirigente opositor Héctor Palacios, condenado a 25 años de cárcel, miembro del llamado Grupo de los 75.
Ni tardo ni perezoso el sucesor designado, Raúl Castro, le ha vuelto a guiñar el ojo de nuevo a Estados Unidos y reitera (por segunda vez en cuatro meses) su propuesta para que Washington y La Habana, se sienten a negociar en torno a una mesa sus enconadas diferencias políticas.
La respuesta oficial de Washington insiste en que el régimen tiene que negociar primero sus diferencias políticas con sus opositores.
Vale recordar que no es la primera vez que entre Cuba y Estados Unidos se producen estos intercambios públicos, en tanto se desarrollan en secreto tanteos de negociación.
No tengo evidencias de que sea esto lo que sucede ahora. Pero la historia está ahí para recordarnos las iniciativas emprendidas por gobiernos como los de Eisenhower, Kennedy, Nixon, Carter y Reagan.
Todas ella fueron desechadas por Castro, quien no quiso nunca perder a un enemigo tan poderoso y a la vez tan útil, como bandera y consigna redentora, a la hora de alentar sus aventuras subversivas en el extranjero. En particular, tan útil a la hora de "meter en el mismo saco" a sus opositores políticos, junto a sus conflictos políticos con Washington.
Sin embargo este momento político tiene una especial particularidad. Que yo sepa, sí es la primera vez que La Habana invita oficialmente a Washington a una negociación política, sin condiciones previas, como no sean las exigencias elementales de cualquier negociación entre Estados diferentes: respeto a la independencia "sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia y respeto mutuo."
Por lo pronto, ante este panorama, algunos analistas piensan que la sucesión, enfrentada a complejos problemas internos y externos, no es necesariamente sinónimo de continuidad; los más audaces la consideran incluso, un puente necesario hacia una futura transición democrática.
Una perspectiva con la que no concuerda el vicepresidente, Carlos Lage, quien en su discurso de clausura en los festejos organizados la pasada semana por la Fundación Guayasamín en La Habana, afirmó: "En Cuba no habrá sucesión, habrá continuidad. No sería posible otro Fidel. Nadie lo imitará, muchos lo seguiremos. No habrá división entre los revolucionarios cubanos''.
Sin dudas, una afirmación que deberán confirmar o no los días por venir.
Fonte: NotiCubaInternacional
http:www.noticubainternacional.com
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