jueves, diciembre 28, 2006

YA SE LOGRÓ EL CONSENSO

Ya se logró el consenso




Por Luis Cino

LA HABANA, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - Durante cuatro décadas, el gobierno cubano, en su concepto oficial y oficioso de la democracia más limpia del universo, se esforzó en lograr el consenso.
Lo buscó con afán, adoctrinando, coaccionando, desinformando, creando un estado benévolo, paternal y represivo. Se valió de decretos, reuniones, manos alzadas, firmas, discursos maratónicos, votaciones, amenazas de invasión que no se concretaban y marchas del pueblo combatiente.

Sin lograr un consenso real, pasó del totalitarismo al autoritarismo, del marxismo-leninismo al nacionalismo, de la fase jacobina al vientre del Leviatán y luego al vómito. Todo fue insuficiente.


Pero el que persevera, triunfa. He aquí que en Cuba ya se logró el tan anhelado consenso. Consenso en que hay hambre, los salarios no alcanzan para vivir, el transporte público es una tortura, las viviendas son insuficientes y los presos políticos demasiados. Consenso en que el dinero de los turistas e inversionistas extranjeros no vale más que el de los ciudadanos cubanos.
Consenso en que necesitamos más libertad.

Hoy, entre los cubanos hay el consenso de que es necesario cambiar las circunstancias del país. En eso están de acuerdo desde los disidentes hasta los oficiales de la Seguridad del Estado que los reprimen, pasando casi por todos y cada uno de los hijos de vecino de esta desafortunada isla. Digo casi porque los suicidas son tristemente inevitables entre los seres humanos.

La diferencia está en los métodos y el carácter de las medidas necesarias para lograr el cambio. Se dice fácil, pero esa diferencia es la que nos mantiene al borde del abismo como nación.

Quizás la dirigencia sucesora sobrevalore en demasía la capacidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Partido Comunista para enderezar un país que no es de ellos solos ni les pertenece en exclusiva.

Casi 20 años después de las victorias africanas, las fuerzas armadas cubanas, a rastras con su pasado heroico y su obsoleto armamento soviético, tienen la ingrata y muy compleja misión de legitimar y hacer eficiente un régimen político anquilosado y débil.

Las experiencias económicas de las empresas militares, aunque hayan tenido un discreto y relativo éxito, no indican que haya mucho que aprender de los militares. Las FAR son también un reflejo de la sociedad distorsionada que las produjo. Una cosa es la guerra y otra bien distinta dirigir la gestión de un país, aunque para ambas se emplee el mismo lenguaje bélico.

El Partido, declarado por el general Raúl Castro "el único digno heredero de Fidel", sigue proclamando las virtudes revolucionarias como verdades teologales. A la zaga del ejército en la nueva dirección colegiada. Con su VI congreso indefinidamente aplazado.

Los cubanos esperan la nueva contramarcha. Mayor constitucionalidad. Desideologización. Reformas económicas. Aflojamiento del control estatal. O viceversa. Todo puede suceder con un régimen militar.

Si algo deben saber Raúl Castro y sus generales es que para ganar credibilidad, tienen que hacer reformas, gústenle o no. El problema que estas reformas crearán expectativas entre la población a favor de nuevas reformas. Primero querrá queso, después agua, luego más queso…

En mayo de 1997, el nombre del proyecto a discutir en el retrasado por un año V Congreso del Partido Comunista, parecía una burla cruel: "El Partido de la Unidad, la Democracia y los Derechos Humanos que defendemos".

Dicen que el Ministro de las FAR y Segundo Secretario Raúl Castro tuvo mucho que ver con la redacción del documento. Ojalá retome ahora la idea que tal vez entonces fuera profética. Sin metáforas ni ilusionismo. Pensando en unas cuantas cosas más que en los frijoles. ¿Acaso Cuba no se merece un milagro?

luicino2004@yahoo.com