ENTREVISTA A JOE GARCÍA, PRESIDENTE DEL PARTIDO DEMÓCRATA POR EL CONDADO DE MIAMI DADE Y MIEMBRO DE LA JUNTA DIRECTIVA DE LA FNCA
Es muy triste que el gobierno del país que nos acogió, como ningún otro país lo hizo en el mundo, tome decisiones que nosotros los cubanos deberíamos tomar por verguenza y que muchas veces no tomamos.
Nosotros los cubanos tenemos el raro ¨privilegio¨ de haber sido, y ser, durante casi medio siglo los más desgraciados de América, pues como ya escribió Raúl Rivero, nuestra situación como pueblo es: ¨Sin pan y sin palabra ¨.
Ningún cubano del exterior que se calla cuando va a Cuba impacta positivamente, todo lo contrario; ese cubano es ¨un buen ejemplo¨ para que las personas sigan calladas y traten de irse de Cuba y así ¨triunfar¨ lléndose del país . Por otra parte , los viejitos de la Calle 8 serían portadores indirectos y favorables a la propaganda de la tiranía en lo que respecta del anclaje en el pasado de las ideas ¨de la mafia de Miami ¨. No obstante, mi admiración y respeto por esos viejitos que supieron ver lo que la mayoría del pueblo no vimos y por la pasión con la que durante décadas han consevado su amor por Cuba.
Darle poder a la disidencia es darle vigencia»
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Joe García, presidente del Partido Demócrata por el condado Miami-Dade y miembro de la Junta Directiva de la FNCA, habla para 'Encuentro en la Red'.
lunes 14 de mayo de 2007 6:00:00
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Por Armando Añel
Miami
Para unos es un outsider en la capital del exilio, responsable de la escisión de una de las más importantes organizaciones de la comunidad cubana en Estados Unidos. Para otros, el estandarte de una generación de políticos cubanoamericanos más moderna, más eficaz en su proyección de futuro. Ya se sabe: lo cubano no suele andarse con medias tintas.
De cualquiera manera, la carrera de Joe García, recientemente elegido presidente del Partido Demócrata por el condado Miami-Dade, se ha caracterizado por el dinamismo, la vehemencia, los rigores de la controversia pública.
Así, García representa para algunos la gran esperanza blanca de una izquierda cubanoamericana "civilizada", no comprometida y crecientemente realista, en la medida en que los fantasmas del pasado no revolotean sobre su cabeza. Una izquierda sin un pasado del que acomplejarse, o frente al que reaccionar.
( Joe García, presidente del Partido Demócrata en Miami-Dade y miembro de la Junta Directiva de la FNCA. )
Polemista elocuente, tertuliano de los principales programas de la televisión hispana en Miami, Joe García se reconoce como un pragmático para quien, en el contexto cubano, las retóricas al uso están llamadas a desembocar en el callejón sin salida de la cantaleta y el inmovilismo.
En febrero usted fue elegido presidente del Partido Demócrata en el condado Miami-Dade. ¿Qué responsabilidades tiene a su cargo y cómo su liderazgo puede incidir en la visión demócrata del tema cubano?
Primero que todo, siempre estaré involucrado en el tema cubano. Sigo siendo miembro de la Junta Directiva de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Una posición que disfruto, como disfruto mi relación con la FNCA desde hace más de 18 años. Pero como presidente del Partido Demócrata de la comunidad más grande de cubanos fuera de Cuba, estoy representando no sólo los intereses de los cubanoamericanos, sino también los intereses del Partido Demócrata.
Durante muchos años abordé la política como independiente, pero cuando uno mira la historia de Cuba se da cuenta de que tenemos una tradición muy progresista, si se nos compara con otros países de Latinoamérica. Cuba es un país donde los valores sociales tienen presencia, donde ha habido logros sociales no sólo en la República, sino después de 1959.
Esto no significa que apruebe el gobierno de Fidel Castro, pero hay que decir que los logros sociales son importantes para nuestra cultura. Algo que me parece va a caracterizar a Cuba por mucho tiempo, porque va en la mentalidad progresista del ciudadano.
Desafortunadamente, en el exilio la tendencia al conservadurismo viene dada, sobre todo, por el interés de la política exterior del Partido Republicano, unido a la reacción de la comunidad cubana ante el discurso de Fidel Castro. Esto es: si Castro se pinta como liberal (el liberal clasifica a la izquierda en el lenguaje político norteamericano), pues yo tengo que ser conservador.
Es el caso de mi abuelo, por ejemplo. Fue un unionista, un chofer de ómnibus, y terminó su vida siendo un conservador. Nada en su experiencia de vida tenía que ver con el conservadurismo, sólo reaccionó oponiéndose a la supuesta condición liberal de Castro y su gobierno.
¿Entonces puede afirmarse que el alineamiento mayoritario del exilio de Miami con las administraciones republicanas responde más a una alianza táctica que a familiaridades ideológicas?
Indudablemente. Si analizas los récords de votación de los cubanos republicanos, y les quitas dos o tres matices, te das cuenta que son moderados centristas dentro del Partido Republicano, posiblemente fuerzas a la izquierda dentro de esa formación.
La realidad es que los republicanos han manejado mejor que los demócratas la retórica del problema cubano. Y a falta de acción, la retórica funciona. El amante que te dice "te quiero" logra algunas cosas. El amante que te dice "te quiero" y se aparece con una caja de chocolates, logra un poquito más.
Sin embargo, cuando lo miras objetivamente, te das cuenta que los demócratas han sido mucho más generosos con la comunidad cubanoamericana. Crearon la Ley de Ajuste. Aprobaron, como miembros del Congreso, Radio y Televisión Martí. La famosa Ley Torricelli fue promulgada por un demócrata. Somos una inmigración privilegiada dentro del sistema norteamericano, y en gran medida esos privilegios nos fueron otorgados por los demócratas.
Los cubanos fueron mayoritariamente demócratas hasta los años ochenta, cuando se produce el fracaso de la gestión de Jimmy Carter. A partir de ahí se reescribe la historia, se comienza a manejar eso de la "gran traición de Bahía de Cochinos", etcétera.
¿No es cierto que la responsabilidad de la administración de John F. Kennedy en el desastre de Bahía de Cochinos trajo como resultado un voto de castigo histórico por parte del exilio cubano?
Esa es una mentira fabricada en los años ochenta. Una fantasía. La gente olvida mencionar que Bahía de Cochinos fue un plan mal creado y mal manejado por los republicanos, y luego puesto en práctica por los demócratas. La realidad es que cuando Kennedy vino a Miami a recibir a los presos, tras el fracaso del desembarco, todos los cubanos agradecieron su gestión.
Cuando examinas la gestión de los demócratas en los años sesenta y la comparas con la de Reagan o la de Bush en los años ochenta, te das cuenta que los demócratas sí estaban luchando, físicamente, para remover una dictadura.
En cualquier caso, la política norteamericana en relación con Cuba se ha vuelto retórica. La política norteamericana ha mostrado poco sentir hacia el sufrimiento de los cubanos, ofreciendo a cambio muchísima retórica.
Entonces, ¿cuál es su evaluación de la política de la actual administración en relación con Cuba y en qué sentido los demócratas pudieron haberlo hecho mejor? ¿Tal vez luchando físicamente?
Primero que nada, los cubanos tenemos que sentirnos responsables del destino de Cuba. Esperar que Estados Unidos interceda militarmente en Cuba es un error. Un error que incluso yo mismo manejé como posibilidad siendo más joven.
La realidad es que una solución militar no es una solución real. Además, no se trata de una acción que un cubano debería desear. Las soluciones rápidas son añoradas cuando hay sufrimiento de por medio, pero aun así esta clase de solución no es la correcta para la tragedia cubana.
El congresista republicano Jeff Flake se ha mostrado optimista sobre una posible reducción de las restricciones a los viajes desde Estados Unidos a Cuba este año. ¿Qué opina al respecto?
No comparto la filosofía de Flake en cuanto a la política exterior de este país, pero sí estoy de acuerdo con el hecho de que los cubanos deben poder viajar a Cuba. Posiblemente el error más grande que ha cometido Washington con respecto a Cuba lo constituyen las restricciones a los viajes impuestas por la administración de George W. Bush en 2004.
Los que podemos producir los cambios en Cuba somos los cubanoamericanos. No quiere decir que vayamos a ser los artífices de ese cambio, pero sí tendremos una influencia concreta. Es contradictorio limitar los contactos entre los cubanos de la Isla y los cubanos de Miami.
Pero más contradictorio aún es el hecho de que esta política de restricción de viajes imita las políticas de Fidel Castro, en el sentido de que divide a la familia cubana.
Usted se refería a que somos unos privilegiados dentro del sistema norteamericano. Precisamente, la Ley de Ajuste Cubano privilegia a muchos cubanos al dar por sentado que huyen de una dictadura. Pongamos que el mismo cubano que se acogió a la Ley de Ajuste, visita dos años después la Isla donde se supone es un perseguido. ¿Ve alguna contradicción entre estas dos actitudes?
Primero que nada, tu teoría es equivocada. El 95% de los cubanos que llegan a Estados Unidos no reciben asilo político. Por ejemplo, el llamado "Bombo" otorga visa de inmigrante, no de asilado político. Tu ejemplo pierde mucha validez en términos proporcionales, porque estamos hablando de una minoría.
En cualquier caso, todos los cubanos, sea cual sea la vía por la que arriban a este país, son víctimas de ese régimen. Llevarlo a un punto fino tiene más que ver con el argumento que alguien está manejando para quitarte a ti el derecho de viajar. Quienes visitan Cuba están corriendo un riesgo. El gobierno cubano ha arrestado ya a algunos de los que regresan. Indudablemente se trata de un régimen represivo. Pero entrar en argumentaciones de quién es y quién no es asilado, o de qué anula el proceso de asilo político, me parece absurdo.
Te digo más. Cualquier ley que interrumpa la relación familiar es una ley absurda en el contexto de la Constitución norteamericana y de los derechos que protege este país. Entiendo que un país tenga la posibilidad de controlar los viajes de sus ciudadanos a un país enemigo. Pero yo ahora mismo puedo montarme en un avión y volar a Siria, a Libia, a Corea del Norte…, ¿por qué no a Cuba?
Estoy dispuesto a aceptar cualquier argumento, por absurdo que sea, siempre que no obstaculice las relaciones personales. Sé que La Habana te va a robar, el régimen ha llegado al punto de rentarte a tu abuela. Por ejemplo, para mantener a un familiar mío de visita en Miami tengo que pagarle mensualmente a La Habana. Mientras Estados Unidos otorga su visa por seis meses, ellos sólo otorgan su permiso de salida por un mes. ¡Te están rentando tu familia! Pero no por ello vas a romper tus lazos con tus padres, con tus hermanos.
Los valores que tenemos que cultivar en una Cuba cada vez más cercana a la transición son, precisamente, los valores familiares. El humanismo de la familia. Somos la gran familia cubana.
Pongamos que usted es congresista o senador de Estados Unidos. ¿En qué dirección trabajaría para acelerar un cambio en Cuba?
Hay que incrementar el contacto directo entre cubanos. No creo en el turismo como factor de cambio. A ninguna señora en traje de baño en una playa le interesan los problemas de Cuba. Pero a los cubanos sí nos interesan.
¿Quién no ha oído hablar de los viejitos del restaurante Versailles, en la Calle Ocho? Pues sería mucho más efectivo pagarles el pasaje y que se fueran a hablar boberías al Parque Central de La Habana.
Un cubano va a Cuba —no importa si vive en Nueva Jersey, Madrid o Costa Rica— y, aunque no hable de política durante su estancia en la Isla, su físico, sus conceptos, su visión del mundo, tienen un tremendo impacto sobre las personas que se rozan con él. Sólo su capacidad de vivir fuera de Cuba ya tiene un gran impacto sobre los cubanos de la Isla. Un impacto mucho más profundo que el de los farsantes generales de la radio de la Calle Ocho, que se pasan el día entero vociferando contra el régimen sin hacer nada.
Me parece que a los cubanos no hay que explicarles que el comunismo ha fracasado. El 70% del pueblo de Cuba lo entiende. Lo que hay que darles es una alternativa. Por lo general los seres humanos le temen al cambio mientras no palpan una alternativa mejor.
Es lo mismo con el tema embargo. La gente se enzarza en ese debate. Pero el embargo es más una religión que una política. Es como un santo al que uno le reza, le pone un vaso de agua, le obsequia flores, pero a fin de cuentas no hay una demostración de que eso cambie tu vida. Quien cambia tu vida eres tú.
¿Es partidario de levantar el embargo?
No, no lo soy. No vale la pena. El embargo es más una filosofía que una realidad. No, déjalo ahí. Yo no me fajo con la filosofía, yo me fajo con la realidad. ¿Un embargo y Estados Unidos es el país que más le vende a Cuba? Eso no es un embargo. Pero para qué entrar en ese debate. Es la batalla de la retórica. Y no me interesa la retórica, me interesa lo práctico.
Los cubanos deben poder viajar a Cuba. Esto es lo práctico. Debemos poder cambiar las circunstancias del pueblo de Cuba, y una de las maneras de hacerlo es a través de los viajes, del contacto entre cubanos. Es sin restringir las remesas, para que tú puedas ayudar directamente a tu familia, a tus amigos. Para que se pueda apoyar a la disidencia frente al sistema represivo.
No voy a mencionar nombres, pero hay un disidente en Cuba que recientemente se ganó un premio de 2.500 dólares. Y no sé cómo hacerle llegar ese dinero. Es absurdo. Estamos limitando nuestra capacidad para promover el cambio. Es muy triste.
¿Qué pueden hacer los demócratas para ganar más influencia dentro de la comunidad cubana en Miami?
Trabajar seriamente, como no ha hecho la administración Bush, en el apoyo a la disidencia dentro de Cuba.
El 90% de la disidencia en Cuba, por ejemplo, favorece el levantamiento de las restricciones a los viajes. ¿Cómo alentar el desarrollo de una sociedad civil si ignoramos sus pedidos? ¿Quieres una sociedad civil en Cuba para decirle lo que tiene que hacer? ¿Vas a reemplazar el autoritarismo castrista por el dirigismo exiliado?
La única manera de darle vigencia a la disidencia interna es darle poder. No podemos imponernos. Nuestra voluntad debe ser la de favorecer todo lo que se oponga a Castro, a la dictadura.
¿Considera que ha habido un viaje hacia el centro de la FNCA en los últimos años, en la dirección de acercar posiciones a la disidencia interna?
De la FNCA se marchó un grupo de personas que yo consideraba amigas. Que aún considero amigas, a pesar de que están seriamente equivocadas en su percepción de la realidad cubana. Y las respeto, incluso cuando no sienten el mismo respeto por mí.
Cuando se fueron se llevaron el letrero de "Soy intransigente y orgulloso". Sólo en el exilio, o en sitios donde se ha perdido el concepto de lo que representan las palabras, uno utiliza términos de esta clase. Un intransigente es alguien de poca visión, que no entiende, incapaz de cambiar. Aquí hubo hasta una marcha a favor de la intransigencia. Es como en el famoso discurso de Unamuno, cuando alguien gritó "viva la muerte".
Pero esta palabra, "intransigente", ¿no resulta más positiva, o negativa, en función del fenómeno específico ante el que reacciona?
No. La palabra intransigencia es por naturaleza negativa. Sé que aquí le han cambiado el significado, como le han cambiado el significado a la palabra "diálogo". Dos posiciones pueden ser antagónicas, y sin embargo dialogar en función de encontrar un camino aceptable para ambas partes. Esto es esencial en el proceso democrático. No obstante, "diálogo" aquí es una mala palabra.
Está bien cuando hablamos entre cubanos. Puede aceptarse. Pero cuando se utiliza en un contexto más amplio es contraproducente. Gritan: "Soy un intransigente, ¿y qué?". El problema es que esto lo oye un americano, un chileno, un francés, un mexicano y necesariamente concluyen que están ante un loco. Nadie grita "viva la muerte".
No es la imagen que una sociedad madura, que quiere dar a conocer el sufrimiento del pueblo cubano, debe transmitir. El intransigente es Fidel Castro.
Pero quiero agregar algo. Las nuevas generaciones de cubanos tienen que involucrarse. Yo mismo, que nunca he pisado Cuba, estoy involucrado en la política cubana por el fracaso de la generación de los ochenta en adelante. El poder nunca se da: hay que tomarlo. Y esa generación tiene que tomar el poder.
En Cuba y en Miami las nuevas generaciones se sientan a comentar: "Ah, mira a estos viejos hablando otra vez del tema…". Y no se involucran. Es por eso que la mentira se perpetúa, aquí y en la Isla. Si te quedas callado y dejas que la gerontocracia que se fue de Cuba hace cuarenta o cincuenta años protagonice el debate, eres tan responsable de perpetuar la mentira como ella.
Gran parte de la responsabilidad de la actual situación la tienen esas nuevas generaciones de cubanos, que no se involucran.
Finalmente, ¿qué opina sobre la reciente excarcelación de Luis Posada Carriles?
Es absurdo hablar de si Fidel Castro se muere o no se muere. Por lo mismo que es absurdo hablar a favor o en contra de Posada Carriles. Cuando la nación cubana encuentre un camino serio hacia delante, vamos a tener que sentarnos todos alrededor de una mesa y determinar cuáles fueron los errores, cuáles fueron las realidades.
Si decidimos que lo más importante para Cuba es hacer justicia en lugar de hacer futuro, ni vamos a tener futuro ni vamos a tener justicia.
1 Comments:
Muy interesante la entrevista. Le felicito, y le invito a visitar el blog sobre Cuba: www.ohcuba.blogspot.com y dejar su opinión al respecto. Saludos.
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