domingo, julio 08, 2007

SERA EL MEJOR DECANO

Nota del Blogguista.


Pero el Profesor Emérito lo será Randy Alonso, el periodista que ¨entrevistó ¨ a Fidel Castro en su último video donde éste habló de Viet Nam, de Viet Nam y de Viet Nam. Tal es la dulonería de este periodista hacia el Coma Andante, que el pueblo cubano les llama ¨Randy ¨a los perritos de adornos que venden en las tiendas cubanas por divisas y que solamente lo que hacen es mover para arriba y para abajo la cabeza, como hace el pinareño Randy Alonso asintiendo todo lo que diga Fidel Castro, al que le debe su promoción después de salir ¨escachao ¨de la Unión de Jóvenes Comunistas provincial de Pinar del Río e irse para La Habana.
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SERÁ, EL MEJOR DECANO

Por Guillermo Fariñas Hernández – Cubanacán Press

8 de julio de 2007

Santa Clara, Cuba – www.PayoLibre.com – Los millones de aficionados al béisbol en Cuba lo conocen muy bien. Se caracteriza por una forma de narrar los juegos de pelota muy peculiar, ya que entre jugada y jugada inserta bocadillos de adulonería con algo de servilismo a la clase dirigente, y si es a la cúpula militar isleña, la adulonería de este comentarista radial, por la emisora provincial de Villa Clara “CMHW”, es impertinente.

Aunque ejerce como periodismo deportivo oficialista y su nombre es Normando Hernández (por favor, no confundirlo con el periodista independiente cubano, condenado a 20 años de prisión en el penal de máxima severidad de Camagüey “Kilo-8” , Normando Hernández González), su accionar adulador viene de lejos, cuando era un simple soldado de la unidad de lucha anti-guerrillera, nombrada “Frente Olivo”, con base en la región sureña angolana, a finales de la década de los 70 o principios de los 80, del pasado siglo.

Las tropas cazadoras de los alzados de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), seguidores del hoy difunto Doctor Jonás Savimbi, se tenían que caracterizar por una fuerte preparación física, para soportar las largas caminatas persecutorias tras los guerrilleros angoleños, y a Normando no le gustaba andar a pie, a pesar de ser de origen campesino. Su presencia en aquellos predios africanos, pese a su manifiesto temor a la muerte, era una oportuna vía de ascender en la escala social del castrismo, imperante dentro del caribeño archipiélago desde el 1959.

De un modo inteligente le supo sacar provecho a su profesión de maestro, puesto que su jefe inmediato era el coronel Remberto García Rosas, a quien llamaban admirativamente “El Guajiro de Sopimpa”, desde sus tiempos de acérrimo persecutor de guerrilleros contra el comunismo, que florecieron en los años 60 en la sierra del Escambray.

El alto oficial era muy ducho en cuestiones tácticas anti subversivas bélicas, pero le resultaba algo trabajoso, para no decir imposible, tomar un lápiz en su mano y escribir sin faltas ortográficas garrafales, y fue ahí donde entró a jugar su papel el señor Hernández, quien se convirtió de pronto en una mezcla de secretario personal, ayudante de campo, escribano, concertador de citas amorosas con las maestras internacionalistas isleñas, llevador de café al coronel en cuanto se le acabara la taza que ingería y, sobretodo, en su adulador más fiel dentro de sus cercanos colaboradores.

La cuestión era de vida o muerte para Normando, pues al lado del “Guajiro de Sopimpa” era protegido por una fuerte escolta de valientes guerreros; mientras comía y bebía cual si fuera un gran jefe, no tenía que verse corriendo tras los corajudos alzados, quienes podían meterle una bala en la cabeza.

Eso sí, donde hacía auténtico orgasmo el “Gran Normando”, era cuando iba montado sobre el despampanante auto color rojo marca Mercedes Benz que usaba el coronel en sus continuas y arriesgadas traslaciones, siempre seguido por un vehículo anfibio blindado con guardaespaldas armados hasta los dientes.

Aquel carro era la niña de sus ojos, el más preciado botín de guerra, del cual se enorgullecía públicamente, como todo buen militarote. Los guardias comentaban con sarcasmo: “El coronel ama mucho más a su Mercedes Benz que a su mujer en Cuba”.

Un día el oficial García Rosas se transportaba al frente de una caravana, procedente del puerto de Lobito, sitio donde se buscó técnica nueva, proveniente de la isla caribeña y muchas municiones. Los “Kwachas” de la UNITA atacaron a la larga fila de vehículos y preferentemente al automóvil rojo, por ser tan notorio en aquella selva.

Normando iba montado como siempre junto al Coronel Remberto, pero los nervios le fallaron ante la inminencia de la muerte, por lo que en vez de disparar defensivamente hacía los laterales, desde donde les hacían fuego los alzados, con su AKM-47 perforó el techo del costoso auto, convirtiéndolo de pronto en descapotable.

El “Guajiro de Sopimpa” se sintió muy ofendido, por el irreparable daño hecho a su amado automóvil debido a la evidente cobardía de Normando y lo expulsó de su lado. El hoy comentarista deportivo regresó a la tropa normal “anti-bandidos”, siempre quejándose de las agotadoras marchas pedestres y escondiéndose en Puesto Médico.

Ahora es docente de la carrera de Licenciatura en Periodismo, dentro de la Universidad Central de Las Villas, está cual profesor adjunto de las asignaturas de “Locución” y de la de “Periodismo y Narración Deportivas”, pero cuando se cree la “Licenciatura en Adulonería Social”, sin dudas, Normando será el mejor decano.