viernes, agosto 17, 2007

MIRAR AL FUTURO

Nota del blogguista

Chepe en este artículo habla con términos ¨borrosos ¨, o sea, no bien definidos que pueden interpretarse de diferente maneras y grados. Por ejemplo: cambios bruscos, inestabilidad social, etc.. Cambios bruscos en la economía pueden considerarse desde, por ejemplo, dolarizar nuevamente la economía, hasta liberar completamente las encadenadas fuerzas productivas del pueblo cubano;los ¨cambios bruscos¨ desde un punto de vista político puede ser desde permitir que un opositor político pueda llegar a delegado de la Asamblea Nacional del Poder Popular hasta permitir y favorecer la democratización total y profunda de la sociedad cubana. Con estos planteamientos Oscar Espinosa Chepe se ubica desde un punto de vista político en una situación bastante parecida a aquellos cubanos que deseaban un cambio paulatino de la dominación colonial española a la soberanía cubana a finales del siglo XIX.

Por otra parte, esas que él llama ¨contraproducentes políticas de aislamiento¨ se levantarían casi inmediatamente, a petición de los propios legisladores cuabanoamericanos , si se dan la liberación de los presos políticos, el pluripartidismo y el llamdo a elecciones legítimamente libres; Chepe habla explícitamente de unas e implícitamente de otras . Estas tres medidas implican solamente a los cubanos, entre los cuales incluyo a la dictadura, luego lo esencial y fundamental es que el régimen libere a su pueblo, tanto al de la Isla como al de la diáspora, y ya después vendrán las conversaciones con el exterior.

Cuba necesita libertad, independencia, democracia y soberanía YA !. Nada será peor ni tan largo que lo que ya hemos pasado en este casi medio siglo de castrismo.
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Mirar al futuro

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - Hoy, cuando en Cuba se habla de posibles transformaciones económicas (aún no especificadas) resulta imprescindible considerar también el indispensable debate interno, sin exclusiones, sobre la gravedad de la situación nacional y las medidas a aplicar para salir de la crisis.

Cuando alguien enferma, y es el caso de la sociedad cubana, es insoslayable emitir un diagnóstico real para diseñar las medidas efectivas a tomar. En el caso de Cuba deberá realizarse de forma respetuosa, responsable y civilizada, con la participación activa de las personas de buena voluntad, incluidos los compatriotas residentes en el extranjero. Los cambios que urgentemente necesita el país no pueden aplicarse impensadamente. La gravedad del paciente no admite nuevos errores.

A la vez, la nación cubana en modo alguno está preparada para cambios bruscos, que puedan desembocar en un proceso de inestabilidad social, del cual todos saldríamos perdedores. En esta etapa, las puertas del debate deben estar abiertas a todos los cubanos, sin exclusiones por motivos ideológicos o de otro tipo, que tanto daño han causado al espíritu nacional en el pasado. Es más que evidente que los odios prevalecientes durante tantos años, y viejos conceptos absolutamente desfasados, constituyen obstáculos que deberán ser superados.

Por otra parte, no existe contradicción entre el diálogo abierto a todos los cubanos y la negociación, sobre bases de respeto mutuo, con el exterior, fundamentalmente con Europa y Estados Unidos. El paulatino relajamiento de las tensiones con el vecino del norte ayudaría a eliminar, poco a poco, las absurdas políticas seguidas respecto a Cuba; adicionalmente, aportaría una contribución muy importante al fortalecimiento del diálogo interno, así como a la profundización y el desarrollo de las transformaciones estructurales necesarias.

Al mismo tiempo, el inicio del diálogo interno acrecentaría el crédito de Cuba a nivel internacional y haría más difícil mantener contraproducentes políticas de aislamiento, únicamente útiles para servir de coartadas y fortalecer las posiciones de los sectores más duros e intransigentes. Podría ayudar en tal sentido la inmediata liberación de los presos de conciencia y políticos pacíficos que luego de las palabras del General Raúl Castro el 26 de Julio pasado, más que nunca constituyen una aberración jurídica que debe repararse. A este proceso de entendimiento podría apoyar de forma sustantiva la suscripción de los documentos internacionales de derechos humanos, abrumadoramente suscritos por la mayoría de las naciones, entre ellas algunas que avanzan por la senda de las transformaciones económicas como China y Viet Nam.

Désele vía libre al entendimiento entre los cubanos, sin prejuicios ni odios. Debe mirarse hacia el futuro, como han hecho otros pueblos, que incluso pasaron por situaciones mucho más terribles, como Sudáfrica y España. La grandeza política no está en el resentimiento, sino en construir un país próspero y feliz para las nuevas generaciones. Existen condiciones para ello. Los cubanos somos merecedores de ese destino.

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