martes, octubre 30, 2007

ANGELITA

Angelita


Belinda Salas Tápanes – ALAS

30 de octubre de 2007

La Habana – www.PayoLibre.com – Alrededor de la 9.00 de la mañana del 19 de diciembre de 2005, recibí la llamada que anunciaba la detención de María de los Ángeles Borrego Mir, vicepresidenta de la Asociación Hijos de la Virgen de Regla y miembro de la Federación de Mujeres Rurales (FLAMUR).

A partir de ese momento quedaron suspendidos en el aire los planes de bautizar a su pequeña nieta que cumplía año ese mismo día.

Al llegar a la unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), del municipio Regla donde vive, ya todo estaba dispuesto, fue conducida para el Departamento Técnico de Investigación (DTI) en Alamar.

Poco después era enjuiciada en el tribunal municipal por el supuesto delito de Peligrosidad Social y condenada a 4 años de privación de libertad; la pena más alta para estos casos.

Sin más delito que pensar y expresarse libremente, defender los derechos humanos y protestar pacíficamente, esta mujer humilde y campechana pasará 4 largos años de su vida en la Prisión de Mujeres de Occidente, más conocida como Manto Negro.

Angelita, como la llaman sus amigos, no representaba peligro alguno para la sociedad, no practicaba la violencia, no puso bombas ni atentó jamás contra la vida de un ser humano. Pacíficamente asistía los días 8 de cada mes a la Misa de Nuestra Señora de Regla para pedir en oración por la libertad de todos los presos políticos.

Esta incasable luchadora pacífica de 47 años de edad, ha asumido su condena con la frente en alto, indignada por la injusta sanción, pero manifiesta no sentir odio por sus represores.

El régimen totalitario que la mantiene encerrada con reclusas de alta peligrosidad, sólo ha conseguido multiplicar su ejemplo entre las mujeres que hoy día asumen un rol protagónico en la lucha por la libertad y la democratización de la patria.

María de los Ángeles fue golpeada en presencia de familiares y amigos el día de su detención. El último mensaje que percibimos los allí presentes, venía de una mujer llena de valor ante la difícil prueba de enfrentar el presidio. Los que guardamos en la memoria esa experiencia, sabemos que a Angelita no podrán doblegarla. Sabemos que es una auténtica opositora, pero sobre todas las cosas, sabemos que Angelita no tiene miedo.

Casi dos años han transcurrido desde aquella mañana de diciembre en que Angelita, con lágrimas en los ojos, se despidió de su nieta con la certeza de que no regresaría para su bautizo, segura de que no estaría para cortar junto a ella, el pastel de cumpleaños.

Al preguntarle a la pequeña Jessica por su abuela, un extraño brillo apareció en sus ojos. No entiende muchas cosas. Aún espera a Angelita para recibir el sacramento.

Agencia Libre Asociada (ALAS)