viernes, octubre 12, 2007

LA VIDA SIGUE IGUAL, PERO...

LA VIDA SIGUE IGUAL, PERO...


Por Tania Díaz Castro *
La Habana
Cubanet
Infosearch:
José F. Sánchez
Analista
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Octubre 12, 2007

Mientras el mundo puede navegar con Internet a los sitios más cercanos o remotos, incluso, a través de Google entrar al cielo y descubrir estrellas y galaxias, en Cuba la vida sigue igual.

Al cubano, que es a quien más recio lleva el socialismo, no se le olvida que Raúl Castro habló de reformas en julio pasado, y sin asombro observa cómo el marabú sigue creciendo, y la leche no aparece ni pintada en la mesa.

Sin embargo, hay un lugar donde la vida ha cambiado tanto que puede sorprender a cualquiera, a juzgar por el panorama que se ve. Me refiero a Miramar, la zona preferida por la nomenclatura para intentar avanzar económicamente. Se trata de una extraña mezcla de capitalismo y castrosocialismo que no alcanzo a descifrar.

No importa que La Habana se caiga a pedazos, que el cubano siga inventando para comer y que la Isla se mantenga a flote milagrosamente, como un corcho de botella. A pocos kilómetros del centro de la ciudad, a partir de la Quinta Avenida y calle 3ra. en Miramar, puede verse lo hermoso, lo aparentemente perfecto, lo moderno y civilizado; paisaje que termina en la misma entrada de Jaimanitas, vieja y nostálgica playa, donde el mar languidece de resaca en resaca, junto a las casas desoladas, siempre a punto de caer.

( Miramar Trade Center )

Casi todas las corporaciones más importantes radican a lo largo de este extenso tramo de ciudad, un paisaje que se ha transformado en sólo quince años de "período especial". En él se encuentra la vivienda principal del Comandante en Jefe y su familia, aún desconocida por el pueblo; el Palacio de las Convenciones donde se celebran los eventos más importantes organizados por el gobierno, y las edificaciones para los negocios de la nomenclatura que antes fueran de cubanos que escaparon del comunismo.

A continuación del moderno parque de diversiones chino, aún sin nombre, donde antiguamente estaba el inolvidable Coney Island, proliferan posiblemente los mejores restaurantes del país, nuevas y elegantísimas viviendas para hombres de negocio, clubes de recreación prohibidos para el trabajador cubano, y el edificio del Trade Center, pero sin mucho ruido y ninguna torre.

Basta consultar las páginas amarillas del directorio telefónico para comprobar que la vida económica de Cuba no comienza en el viejo mercado de Cuatro Caminos, ni en el Paseo del Prado, y mucho menos en la Habana Vieja, sino en la Quinta Avenida de Miramar, donde tiene cabida otra aristocracia en pleno desarrollo, ajena por completo al cubano de a pie, y termina, la pobreza de los pobladores de Jaimanitas.


* Tania Díaz Castro, escritora, poeta, y activista de derechos humanos, reside en Ciudad de La Habana