ODCA: FUERZA DEMOCRÁTICA PARA EL SIGLO XXI
Por/ Marcos Villasmil* y Yaxys D. Cires**
Cuando el Partido Demócrata Cristiano de Cuba decidió darle todo su apoyo a la candidatura de Manuel Espino Barrientos para la presidencia de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) tomó la decisión correcta. Los hechos lo acreditan.
La faena de Manuel Espino frente a ODCA ha tenido varias dimensiones: con sano espíritu conservador ha continuado con la tradición de defensa de los valores democráticos y de los derechos humanos que ODCA ha tenido siempre como estandarte de lucha. Sin duda ese ha sido uno de los mayores orgullos de la organización; sin embargo, también le ha infundido un nuevo dinamismo, un know how, que está haciendo historia en la región. Ello, a pesar del limitado ámbito de competencia de organizaciones internacionales como ésta, lo que siempre le ubica frente al dilema (lamentable en nuestra opinión) de hasta dónde se puede llegar sin lesionar la soberanía nacional de cada país. En América Latina, hay que decirlo, tampoco tenemos la tradición, tan arraigada en Europa, de los foros de intercambio, diálogo y debate permanente entre las internacionales políticas, que tanto ayudan para lograr los consensos necesarios a la hora de impulsar la democracia y luchar contra los peligros que se presentan. La ODCA actual ha reconocido esa carencia, y como nunca antes está impulsando puntos de encuentro más allá de la familia humanista cristiana.
Debe destacarse el apoyo al fortalecimiento de los partidos miembros de la organización, algunos de ellos actualmente atravesando procesos de reorganización después de haber sufrido profundas crisis; del mismo modo, el relanzamiento de la actividad regional e internacional de ODCA -la organización tiene magníficos vínculos con agrupaciones políticas europeas y voz ante los principales problemas que afectan a la región. También hoy posee una buena sede en la capital mexicana. En estos tiempos de nuevas tecnologías y modernas formas de comunicación es importante aparecer en la red; es un hecho que casi todas las semanas sale algo, ya sea un artículo de opinión o noticia, relacionado con ODCA.
Otro de los frentes que Espino ha priorizado ha sido la acción política: la realización de una conferencia internacional para elaborar una "Agenda Democrática para las Américas siglo XXI", en enero de este año en Miami, es un buen ejemplo a mencionar. En ese sentido agradecemos al presidente de ODCA por haber confiando la preparación y desarrollo de dicho evento al cubano Marcelino Miyares, presidente del PDC- Cuba y Vicepresidente de acción política de ODCA. Las responsabilidades encomendadas a Miyares evocan lo que ha sido una constante preocupación en los últimos años: la situación de Cuba. Muestra de ese interés por impulsar la democracia en Cuba por los caminos del diálogo y la apertura ha sido también el motivo por el que ODCA convocó recientemente a un foro internacional sobre la situación de la isla. Este evento celebrado en Costa Rica contó con la participación de varios expresidentes y personalidades del mundo de la política y de los medios de comunicación. También asistieron diversas organizaciones cubanas, entre ellas las cuatro integrantes de ODCA, que junto a otras invitadas, presentaron una Posición Común de los Grupos Cubanos asistentes. Este documento ayudó en la elaboración de la Declaración de Costa Rica que convoca a la solidaridad internacional hacia el pueblo cubano y pide la liberación inmediata de todos los presos políticos sin la imposición de contraprestaciones o condiciones de abandono del país.
La ODCA bajo la conducción de Manuel Espino ha sabido identificar los peligros que se ciernen sobre nuestras libertades: debe destacarse el seguimiento permanente de las luchas del pueblo venezolano contra el autoritarismo chavista. La ODCA no ha dejado sola a Venezuela; la presencia de misiones de observación, estrictamente apegadas al deseo de ayudar al diálogo entre los diversos sectores venezolanos, da buena cuenta de ello.
Pero la ODCA ha ido incluso más allá. Habiendo correctamente identificado la asunción de un nuevo eje autoritario La Habana-Caracas, presentó en la última Reunión de Líderes de la IDC, celebrada en Roma, en septiembre pasado, un documento elaborado por la Vicepresidencia de Acción Política titulado “Latinoamérica: entre la democracia y el autoritarismo”, que concluía proponiendo la realización del evento de Miami, ya mencionado arriba, “La Agenda Democrática para las Américas Siglo XXI”.
Manuel Espino y sus equipos (el de los directivos políticos y el de los eficaces ejecutivos como Erik Porres y Jeanette Moisés) tiene muchos retos por delante. Como todos sabemos la situación de la región es delicada, ya no solamente por el alto grado de vulnerabilidad de los regímenes democráticos, sino también por la existencia de situaciones que amenazan a la propia convivencia pacífica entre las naciones. En medio de esta realidad ODCA tiene que reafirmar su compromiso con la libertad y brindar todo su apoyo al diálogo entre los países, pero con base en un entendimiento que promueva la justicia y el rechazo al terrorismo.
Otro reto que tiene es lograr una articulación en torno a la estructura regional de una constelación de organizaciones sociales (de mujeres, indígenas, empresarios, intelectuales católicos, etc.) que ayuden en la modulación de eficaces respuestas a los problemas que se presentan en los diferentes ambientes sociales. Ello permitirá un nivel de conexión mayor entre ODCA y la realidad de nuestros pueblos.
También uno de los desafíos más importantes de ODCA es lograr extender su estructura a América del Norte. No podemos perder de vista, entre otras cosas, el alto número de emigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, así como la importancia de la política de este país en la región. En ello lo partidos políticos cubanos del exilio pueden prestar eficaz colaboración.
Finalmente creemos que un reto para la ODCA y en especial para varios de sus miembros es lograr una mayor coherencia en el actuar de los partidos de pensamiento humanista cristiano cuando están en el gobierno, principalmente en materia de la defensa de los derechos humanos a nivel internacional. Los cubanos y venezolanos hemos sido víctimas en varias ocasiones de ese doble rasero: el de los partidos y el de los gobiernos encabezados por esos mismos partidos.
Hace poco Manuel Espino comentaba que cada decisión de la organización implicaba un juicio moral pensando siempre en qué es lo mejor para la persona humana y para los pueblos. Solo nos queda pedir al Señor de la Historia que le dé su apoyo e impulso al equipo de ODCA en cada uno de sus discernimientos, para que sigan llevando la luz de los valores humanistas cristianos en el continente, en este siglo XXI que apenas está en su primera década.
*Analista político - miembro del equipo de la Vicepresidencia de Acción Política de la ODCA.
**Jurista con posgrados en Derecho Mercantil, Internacional y Relaciones Internacionales. Miembro del PDC de Cuba y actualmente becario de la Fundación FAES.
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