domingo, agosto 10, 2008

UNA TERCERA OPORTUNIDAD

Nota del blogguista


Marifeli escribe:
¨La fundación de la república y el triunfo de la revolución son los dos momentos insignes del siglo XX en Cuba. Tarde o temprano, los cubanos viviremos un tercer momento de júbilo nacional. Estemos alertas a las oportunidades políticas que se presenten y respondamos a ellas con una fina inteligencia emocional.

Marifeli se equivoca al llamar momento insigne del siglo XX en Cuba al triunfo de la Revolución y también al equipararlo al 20 de mayo de 1902. El 20 de mayo de 1902 ni desde el 14 de agosto de 1898, si mal no recuerdo, se estaba ensangrentando a Cuba con fusilamientos, golpizas, abusos, etc.. como pasó desde el mismo triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959, y aún desde antes en la misma Sierra Maestra.¨

Le aclaro a Marifeli que la alegría mayoritaria del pueblo cubano se debía no tanto a que se había puesto fin a una dictadura, como al hecho de que supuestamente, algo que negaron posteriormente los hechos, se había puesto fin a los asesinatos permitidos por la dictadura y al terrorismo sangriento e indiscriminado de los que se le enfrentaban violentamente a esa dictadura; dictadura que hoy palidece por lo terrible que ha sido la tiranía totalitaria de Fidel Castro, impuesta desde ese mismo ¨momento insigne ¨del triunfo revolucionario.
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http://www.elnuevoherald.com


Una tercera oportunidad

Por Marifeli Perez Stable

El próximo 1 de enero la revolución cubana cumple 50 años. Cabría sacar el saldo político. Prefiero, sin embargo, sacar otro: el de nuestros sentimientos. Aquel 1 de enero fue recibido por un júbilo nacional casi sin precedentes y digo casi porque --Enmienda Platt aparte-- la fundación de la república suscitó una alegría parecida.

A fines de los 90, en la Biblioteca de la Ciudad de Nueva York, me tropecé con la marcha cívica que Tomás Estrada Palma emprendió de Gibara a La Habana entre el 20 de abril y el 11 de mayo de 1902. Por doquiera que pasaba, don Tomás era recibido por ''el pueblo en masa compacta'' con ramos de flores en mano a la par que ondeaba banderas cubanas y coreaba ``vivas a la república y al presidente''.

La entrada a La Habana fue realmente apoteósica. A partir de las 4 de la madrugada los capitalinos se pusieron en movimiento. Izaron banderas, terminaron las decoraciones de sus casas, salieron hacia los muelles para asegurarse un puesto o montar una de las numerosas embarcaciones que saldrían a darle la bienvenida a don Tomás. Más de 70 mil personas se congregaron a la espera del Presidente.

Cuando el barco de vapor Julia entró en la bahía los habaneros entonaron el himno nacional. A las 9:40 de la mañana, Estrada Palma pisó tierra firme y la ciudadanía lo recibió con ``aclamaciones delirantes y aplausos prolongados''.

( uno de los fusilados en enero de 1959 ; nota del blogguista)

Aunque niña en 1959, recuerdo muy bien las imágenes y la alegría de aquel momento. Cuando escribí La revolución cubana: Orígenes, desarrollo y legado, las tuve muy presente. Los dos últimos años que pasé en Cuba dejaron en mí una huella indeleble:

• por haber compartido desde un reparto exclusivo de La Habana el orgullo nacional que la revolución propició;

• por haber salido al exilio a fines de 1960 al igual que cientos de miles de cubanos a quienes la revolución les negaba cabida;

• por haberme indignado con la segregación racial de entonces en EEUU y luego con la Guerra de Vietnam;

• por haber apoyado la revolución en los años 70 y 80; y

( Agunos de los fusilados en 1961: casi todos, por no decir todos, habían festejado el triunfo revolucionario de enero de 1959; nota del blogguista )

• por manifestar mi oposición al régimen cubano desde fines de los 80.

En 1902 y 1959, la inmensa mayoría de los cubanos depositó sus esperanzas en la nueva Cuba que nacía. Por el camino, sin embargo, muchos cubanos se sintieron defraudados.

Razones hay de sobra para las heridas, el dolor y la rabia acumulados después de 1959. Cuando la rabia de algunos se convierte en odio --es decir, cuando no logramos ponerla en su sitio para que no nos desgaste espiritualmente--, se torna un problema para todos. Así y todo, cada día somos más los cubanos --allá y aquí-- que sanamos nuestras heridas y hacemos las paces con nosotros mismos.

(Últimos fusilados, abril 2003; no habían derramado una gota de sangre en su intento de secuestro de una lancha para irse del país; nota del blogguista )

La fundación de la república y el triunfo de la revolución son los dos momentos insignes del siglo XX en Cuba. Tarde o temprano, los cubanos viviremos un tercer momento de júbilo nacional. Estemos alertas a las oportunidades políticas que se presenten y respondamos a ellas con una fina inteligencia emocional.

Si frente al odio y la oscuridad empuñamos la luz y la generosidad, quizás esta vez logremos una Cuba que sea realmente de todos. Para conseguirlo, se hace ineludible sanarnos espiritualmente y reconciliarnos con nosotros mismos. De ser así, por fin habríamos logrado llegar a donde debíamos. Ya no tendría lugar aquello que decía Máximo Gómez de nosotros: que los cubanos o no llegábamos o nos pasábamos.

http://marifeliperez-stable.com
Vicepdta. de Diálogo Interamericano
y profesora de FIU.

1 Comments:

At 8:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Esta tipa no es confiable ni de aqui a la esquina. Confiar en lo que diga tal persona acerca de Cuba es como confiar en Dracula para que dirija un Banco de Sangre. Es peor que absurdo que el Herald la quiera vender (sobre todo al exilio) como "experta" o "autoridad" en asuntos cubanos. En el mejor de los casos, es una broma de mal gusto, por no decir una burda burla.

 

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