FELIPE PÉREZ ROQUE: ´¨EMPLEADO DEL MES ¨
Felipe Pérez Roque: «empleado del mes»
Por Jorge Ferrer
24/10/2008 16:01
¿Ya leyeron el texto de la «Declaración sobre la reanudación de la cooperación entre la Comisión Europea y la República de Cuba»? ¿Y la entrevista a Felipe Pérez Roque sobre los acuerdos con México?
De ese Felipe Pérez Roque se ha dicho y se dice de todo. Que si bruto, que si perro, que si gorilesco…
Lo cierto, sin embargo, es que Pérez Roque puede blasonar de ser un funcionario con una carrera colmada de éxitos: ¡las gana todas! ¡Una tras otra! ¡No falla!
¿Que cómo lo consigue? Facilito.
Felipe Pérez Roque es un empresario que ostenta la exclusiva de un producto caro y apetecido por todos. «Cuba» es la marca, que es también, por cierto, el nombre de un país. Un bien suntuario, cuyo valor de uso es dudoso, pero con un elevado valor de cambio simbólico. El precio es altísimo y los clientes son apenas un puñado. La estrategia de venta de Felipe, entretanto, es todo lo agresiva que puede ser. Jamás ofrece descuentos. Todo lo contrario: sube el precio una y otra vez. A cada gesto desdeñoso de los clientes, una subida; a cada solicitud de rebaja, duplicación del precio.
Un negocio ruinoso, se diría. ¿Acaso no tiene accionistas la empresa de la que es Felipe el jefe de ventas? ¿No exigen esos resultados, dividendos? Socios la empresa tiene pocos, aunque de ella comen varios millones de familias. ¿Y no se quejan? ¿No piden que se replantee la política de ventas? Apenas lo hacen. Tal vez porque están siempre entretenidos en actuar en la campaña de publicidad del producto que transcurre permanentemente y se transmite urbi et orbi: son un ejército de extras.
Es en ese último detalle donde radica la clave del éxito de Felipe Pérez Roque: no tiene ninguna prisa por vender. Puede pasar años deambulando por los pasillos del Minrex y tarareando aquello de «fumando espero…» Él sabe que los compradores acabarán por pagar el precio. Él vende «Cuba», ese enigmático sueño.
Y, en efecto, en estas últimas semanas, España, la Unión Europea y México han comprado de lo que vende Felipe. ¡El precio por las nubes, porque a alguno se le ocurrió pedir rebajas! «Derechos humanos», dijo un comprador, y ahí mismo le duplicaron el precio… y compró.
Título de «empleado del mes» para Felipe, pues.
UPDATE:
Tan contento estaba en México el trabajador del mes, que le pidió a uno de los fotógrafos, Daniel Aguilar, de Reuters, cambiar los roles y hacerle él las fotos.
Daniel Aguilar cuenta la anécdota en detalle en Reuters Photographers Blog.
Sigue la secuencia de fotografías: la última es la que tomó el trabajador del mes, ay, desenfocada.
De contra:
Zapatero anda mendigando en Pekín que lo inviten a la cumbre del sábado en Washington. Quiere compartir reunión con Sarkozy, Merkel y Gordon Brown. Y con Bush, claro.
Su mejor argumento es la tan cacareada salud de la banca española, una salud, presunta, por la que ese mismo Zapatero no ha hecho nada jamás. Quien negó que hubiera una crisis con esa tozudez tan zapateril, una tozudez infantil, risible y siempre perniciosa, nada tiene que decir ni sobre la reforma de los mecanismos reguladores del mercado ni sobre nada. Si se afana ahora por apuntarse es porque el debate ha derivado hacia una crítica feroz del liberalismo y el muchacho quiere estar ahí para apalear al muerto. «El mundo va mal», dijo hoy Sarkozy allá en China y Zapatero aplaudió satisfecho.
Y puede que vuelva a aplaudirlo en Washington porque la capacidad de sumisión de estos tipos, cuando se trata de repartir su sonsera es inagotable. Véase la política española hacia Cuba, por ejemplo.
De España, a la Cumbre de marras, habría que llevar a la heroína, en Gijón, que está sirviendo el menú que sigue a un euro.
Sopa de marisco, arroz con costillas, bocartes con ensalada o pollo campero con patatas, flan, pan y vino. Precio: un euro.
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