jueves, enero 08, 2009

¿ES POSIBLE LA RECONCILIACIÓN?

¿ES POSIBLE LA RECONCILIACIÓN?


Por Angélica Mora
Nueva York
(Exclusivo para No Endosable)

La historia ha demostrado una y otra vez, que los pueblos divididos por guerras o conflictos étnicos o políticos -una vez que llega la paz y la calma- tratan de estañar las heridas no físicas a través de la reconciliación.

A veces los sentimientos de animosidad quedan sepultados pronto, junto con los caídos. Sin embargo, la mayoría de las veces se necesitan nuevas generaciones para tejer un nuevo hilo nacional de hermandad, que en el primer momento fue imposible de entrelazar.

Las naciones que componen Europa han tratado de olvidar las guerras pasadas. En Alemania, los museos creados en los otrora campos de concentración sufren de olvido.

En el de Dachau, por ejemplo, han tratado de “sanitizar” todos los horrores. El lugar fue construído el 10 de marzo de 1933 cerca de Munich, en Bavaria, en medio de la demencia de Hitler a los 40 dias en que éste llegó al poder. Se creó primero para albergar a “los enemigos del régimen”: sindicalistas y opositores políticos en general. Luego se le agregaron los homosexuales, los Testigos de Jehova y los gitanos. Luego los judíos.

Destaco a Dachau, porque fue el prototipo de más de 150 otros campos de concentración en Alemania, Austria y Polonia y donde se cometieron increibles abusos, experimentos, muertes y masacre en general, sin que el resto del mundo actuara con prontitud.

Los países por fin actuaron, sí, pero demasiado tarde para millones.

Cuando las tropas estadounidenses llegaron a Dachau el 29 de April de 1945, encontraron 30 carros de ferrocarril con cadáveres que no habían sido quemados o arrojados en zanjas abiertas a las que se les prendía fuego. Eran personas que habian quedado atrapadas, a propósito, dentro de sus encierros por los guardias que huían ante el avance de los aliados.

En América Latina muchos pueblos cuentan todavía sus cicatrices creadas en conflictos políticos donde intervinieron los militares.

Se nombraron juntas de gobierno que pusieron y derribaron presidentes como Argentina, nación que sufrió el flagelo de la llamada “Guerra Sucia” y que observó al grupo de Madres de la plaza de Mayo, pasearse pidiendo saber el destino de sus seres queridos.

En Chile se trató también de detener el avance de la izquierda y se depuso con un golpe de estado el 11 de septiembre de 1973 a Salvador Allende, presidente elegido a través de los votos.

Augusto Pinochet llegó al poder y hubo oficialmente 1.183 muertos. No los miles que pregonaron los medios de prensa “liberales”, que también crearon, en un principio, la historia que Allende había sido asesinado.

(En estos días la justicia chilena está llevando a cabo una rigurosa investigación y ha dicho que enjuiciará a personas que declararon falsamente a familiares como víctimas de la dictadura. La medida se debe a resultados de investigaciones realizadas para pagos de compensaciones y subsidios a desaparecidos durante esa época).

"La violación de los derechos humanos es una verguenza de la nacion que está marcada a fuego en la historia de nuestro pais", declaró la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

La mandataria fue torturada, junto con su madre, en los primeros días del régimen. Su padre, general de la Fuerza Aérea, Alberto Bachelet, fue torturado y muerto por oponerse al golpe.

Por mi parte, yo, como chilena, deploro toda muerte que ocurrió en mi país y todas las violaciones a los derechos humanos que se cometieron en la purga política. Pinochet murió en el 2006 sin ser juzgado. También lo deploro.

Sin embargo, reconozco que el mérito de Augusto Pinochet es haber detenido el comunismo en Chile.

También haber mejorado notablemente la economía del país y el gran mérito de haber entregado el poder al perder, por escaso margen, un plebiscito realizado en 1988, donde se le preguntaba al pueblo si quería que siguiera como Presidente.

Ganó el NO y Pinochet no insistió con nuevas consultas.

Rafael Kittsneiner, quien fue agregado de prensa de Pinochet, me contó que cuando se tuvieron los resultados de la consulta popular en la Moneda (la casa presidencial), algunos aconsejaron al mandatario que no se aceptaran debido al escaso margen en contra.

“Pinochet – dijo Kittsteiner- se levantó de la silla donde estaba sentado y golpeando la mesa donde se encontraban los resultados declaró: “ÉSTA ES LA VOLUNTAD DEL PUEBLO...Y HAY QUE CUMPLIRLA”.

Hoy, para que naciones como Cuba y Venezuela puedan olvidar, se requieren hombres que piensen también en la Patria primero y no en sus egos. Ahora bien. Para llegar al principio de reconciliación ¿podrán Raúl Castro y Hugo Chávez llevar a cabo plebiscitos limpios?
Esa es la gran pregunta del 2009.

angelicamorabeals@yahoo.com

1 Comments:

At 4:59 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me perdona, pero tal pregunta es completamente innecesaria, pues la respuesta es absolutamente obvia. No se pregunta lo que ya es harto conocido.

 

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