domingo, marzo 07, 2010

CUBA. Si de desinformación hablamos.


Si de desinformación hablamos.



Por Miguel Saludes.

La muerte del prisionero de conciencia Orlando Zapata, desenlace fatal de una huelga de hambre mantenida por más de dos meses, es motivo de atención internacional. El hecho provocó que la situación de Cuba ocupara en estas semanas un lugar destacado en las noticias.

Tuvo que ocurrir la pérdida irreparable de una vida humana para que se rompiera el silencio, o el desinterés marcado, que se aprecia en los medios cuando de la isla caribeña se trata. Las reacciones provocadas por el destino trágico de Zapata van desde el lamento sincero de muchos hasta la esperada campaña de descrédito montada por el gobierno cubano, secundada por sus alabarderos, dentro y fuera del país.

Aún estaba insepulto el cuerpo del preso, cuando un periodista que se autocalifica alternativo, repitió hasta el cansancio la divisa de que el fallecido no formaba parte de los 75 y tenía un amplio historial delictivo. En su afán de convencer, el comunicador mencionó ciertos documentos en su poder que probaban la última aseveración.

“Amplio prontuario delictivo antes del 2003 por delitos comunes. No se ha mencionado antes pero ahí están los informes.” Aunque la procedencia de los mismos no se aclaró, quedó en entre dicho la fuente que los proporcionó. Esta quedó revelada con la publicación en Granma de un escrito bajo la firma de Enrique Ubieta Gómez.

( Enrique Ubieta Gómez )

El escrito de Ubieta (Zapata ¿un muerto útil?) había aparecido el 24 de febrero en Cubadebate, el mismo día en que fuera hecho el comentario alternativo de Miami. Pero en esa primera versión no estaban incluidos los datos añadidos en el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba en la adaptación casi con el mismo título (¿Para quién la muerte es útil?)

Se habla de manipulaciones, desinformación y oportunismos para quitar el peso de responsabilidad del sistema carcelario cubano en esta muerte. Oportunistas no faltaron en las luchas por la independencia. Los hubo en las que se desarrollaron en la Cuba republicana. Se hicieron presentes en la etapa revolucionaria que concluyó con la instauración del actual sistema. Los que hablan de manipulación, destacando la capacidad de otros en hacer estandartes políticos coyunturales, olvidan la cátedra que posee el gobierno castrista en esa materia.

Granada constituye un clásico ejemplo de manipulación. El épico cuadro de cubanos inmolados en la bandera, adelantado por los voceros oficialistas estaba calculado fríamente. Solo que los involucrados directamente evitaron hacerlo realidad. Tortoló y su comitiva formaban parte de un sacrifico propiciatorio en aras de la gloria castrista.

En el caso de Zapata se pretende responsabilizar a quienes no le hicieron desistir en su porfía llevada al extremo. Pero desde que el luchador griego Alekos Panagulis sobreviviera a 60 días en huelga de hambre, se sabía que sobrepasar esa marca significaba la muerte absoluta. El esfuerzo de los médicos que trataron de evitar la del cubano pudo ser anulado por un proceso que había entrado en su etapa irreversible. La Iglesia Católica de Cuba declaró que la institución pidió infructuosamente llegar hasta el prisionero con el fin de asistirle y hacerle renunciar de su postura. ¿Cómo reclamar la falta de voces cuando no se permitió que ellas llegaran hasta el huelguista?

El segundo aspecto tomado por los periodistas alternativos y filósofos estalinistas para desacreditar al fallecido, es verdaderamente indigno, al buscar empañar su imagen con la visión de un vulgar delincuente.

Marginales hubo en las diferentes gestas de nuestra historia, incluyendo la de 1959, cuya actuación les valió ocupar el sitial de los héroes. Hombres que se superaron así mismos al adquirir conciencia de los valores que llevaban consigo. El período entre el 2002 al 2003, referido por estos “informes denigrantes”, coincide con la participación de Orlando Zapata en la disidencia, junto a Oscar Elías Bicet y como activista del Proyecto Varela. Las detenciones por alteración del orden, escándalo público y desacato, son figuras delictivas que aplican en Cuba contra las voces contestarias. ¿Acaso lo ignoran quienes tratan de enlodar la memoria del prisionero de conciencia?

( Orlando Zapata Tamayo )

Alegan que Zapata no es de los 75. Según la información presentada en Granma, el activista fue liberado el 9 de marzo, curiosamente una semana antes de la famosa redada. El 20 de ese mes, justo cuando había concluido la ola de detenciones, se produce su condena. El no formar parte de la cifra fatídica pudo deberse a que esta ya había sido completada. Siempre he pensado en la coincidencia del número divisible entre cinco.

Por el momento Zapata no entraba en el cálculo. Quedó como reserva. En los recintos carcelarios se encargarían de aplicarle una suma igual o superior a la asignada a las victimas de la orgía represiva de marzo, para la que no consideraron su nombre. Los distinguidos amigos del castrismo quieren que nos fijemos en el detalle de la triplicación de su condena, algo que atribuyen al carácter agresivo, indisciplina social y el desorden provocado por esta persona, que recibió un castigo que no se aplica ni siquiera a convictos condenados por asesinato, robo con fuerza y delitos mayores.

La lista de los presos del 2003 no fue hecha para condenar a Cuba, como afirma el escrito de Granma. Ella, como la muerte de Orlando Zapata y la situación de los presos políticos en la Isla, es entera responsabilidad del gobierno totalitario. En sus manos está el terminar con la problemática que provocó el triste desenlace.

No es la huelga de hambre un recurso al que se debe apelar. La enseñanza de Nelson Mandela es inobjetable cuando en su auto biografía expuso sus criterios en contra de su empleo. No obstante Fariñas y siete presos políticos han decidido acudir a ella, en busca de una salida que va más allá de mejorías para los presos políticos. Aquí no se trata de problemas de desinformación o maquillajes políticos. Se trata del fin de la opresión y la libertad que corresponde en justicia a la sociedad cubana.