domingo, agosto 22, 2010

EN CUBA: FORMALMENTE INFORMAL

FORMALMENTE INFORMAL




Por Juan González Febles
19/08/2010
Periodista independiente.
juanchogonzal@gmail.com

Lawton, La Habana, 19 de agosto de 2010, (PD) Amelia V. gana el sustento con la limpieza, tres veces a la semana, de una casa en Miramar. La casa pertenece a un extranjero y a su bella y joven esposa cubana. Gana 100cuc con este trabajo, pero tiene dos más de este mismo estilo, con una frecuencia menor. Me explica que sus otros dos clientes son nacionales. Gente con buenos recursos, dispuestos a librarse de las tareas domésticas o de esa esclavitud diaria representada por ‘lo pequeño’.

Aunque trabaja duro, no se queja. Gana 180cuc mensuales, cotizados a 24cup/1cuc y confiesa que aún así, siempre está apretada, pero consigue llegar al final del mes y al menos, comer. Esto es un alivio. Esta mujer de 55 años y mestiza, se siente aliviada porque puede al menos, comer.

Amelia que no tiene familiares en los Estados Unidos, ni relaciones de amistad o de cualquier otro tipo con ciudadanos de ese país, aún así, paga impuestos onerosos y leoninos en los alimentos y los artículos de aseo que adquiere en las tiendas recaudadoras de divisas.

La mercancía que compra está fuertemente gravada. Con el pretexto de combatir al imperio y salvar la revolución, el gobierno grava los alimentos y los artículos de aseo que oferta en estas tiendas, en condiciones de mercado cautivo, con un 100% o un 200% por encima del precio de costo original.

Orlando P., es chofer de un taxi estatal que brinda su servicio en moneda libremente convertible o cuc. Anda con un contenedor plástico en el maletero del vehículo, donde lleva gasolina, que adquiere en la bolsa negra. La que vende el estado tiene precios prohibitivos. Orlando no puede asumirlos y en su base de taxis, no recibe la necesaria, para ganar lo que necesita para alimentar a su familia. La gasolina que recibe el estado cubano de su aliado venezolano, a precios subsidiados o en condiciones de cuasi gratuidad, este estado la vende a precio de mercado leonino al pueblo, con la misma justificación de su querella con el imperio.

El rollizo y ciertamente bien alimentado ministro de Economía, Marino Murillo, aclaró a la prensa internacional que “no debe hablarse de reformas”, que lo correcto sería hacerlo de “actualización del modelo cubano”.

Quizás por esto, las opiniones de gente de pueblo que se recogen al azar, sobre los planteamientos del Sr. Presidente y general Raúl Castro, en relación con las concesiones que hará su gobierno a tenor del desempleo millonario y la patética situación económica que atraviesa el país, consistentes en permitir contrataciones de mano de obra a particulares y concesiones de licencia para trabajo por cuenta propia, están saturadas por una dosis equilibrada de desconfianza y escepticismo.

“Lo que te dan con la derecha, te lo quitan con la izquierda”, dice un parqueador en Habana Vieja. “Esta gente no da nada si no están argollados y muy precisados para hacerlo”, expresa con una mueca y una seña soez de su dedo del medio, un taxista que no quiere saber de periodistas independientes o Primaveras, mientras se aleja en su almendrón.

“Lo que harán será comerse por una pata a la Paladar, el taxi, o lo que sea con los impuestos. Ni sueñes que nos van a dejar vivir. Cuando se cansen o salgan del sofoco, meterán preso a todo el que les haya sacado licencia. Así hicieron hace años con los artesanos de la Catedral. ¿Cómo coño la gente olvidó aquello? A mí me tienen que coger en el monte, corriendo”. Dice un mecánico de audio, mientras se despide y me pide: “No me menciones que me embarcas. Tú lo sabes… Mira que el Viejo está ahí. ¡Que volvió, coño, pa hacerle la vida un yogurt a tol mundo!”

Convertir en formal, lo que informalmente se hace a diario para comer, o ventilar la miseria para que no ahogue, quizás sea lo que el rollizo ministro Murillo, quiso decir con eso que llama, “actualización del modelo cubano”. Pero no hay que preocuparse mucho. Para decirlo, tomo de mi colega Cino, que dice que el verdadero modelo cubano, no es el que desciende chorreando sangre y mierda desde el Palacio de la Revolución o el que transita por las autopistas de Miramar o Nuevo Vedado. Según mi colega, está más cerca en la distancia y el sentimiento, a una muy sucia, humilde, y estrecha calle de Santos Suárez. La calle es, Libertad.

juanchogonzal@gmail.com