Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Raul Castro y Fidel Castro tienen sus estilos particulares de ejercer la dictadura.
Con Fidel Castro también se eliminaron prohibiciones que ¨en algún momento parecieron imprescindibles para sus mecanismos de control¨. Un ejemplo es que al menos desde el año 2000 ya se permitía el regreso de aquellos cubanos que fueron Salida Definitiva si tenían: más de 55 años y personas en Cuba que se hicieran cargo de ellas y de sus necesidades. ¿ se había convertido la tiranía en ¨buena persona¨cómo la canción de Alfredito Rodríguez?. No, el monto de las pensiones de retiro en moneda fuerte irían tarde o temprano a las manos del Estado Castrista. La prohibición para los cubanos de viajar y movernos libremente desde y hacia Cuba todavía está presente para aquellos cubanos que la dictadura coloque sus nombres y apellidos en la lista negra de las computadoras del DNI Castrista; dependencia del MININT que está ubicada cerca del antiguo Palacio Presidencial, el Hotel Sevilla, el Memorial Granma y el Consulado de España en La Habana. La emigración de cubanos es una de las principales fuentes de divisas para el totalitarismo de los Castro y cómplices; luego si hay suficientes dólares, euros, libras esterlinas, etc. para pagar no importa quien pague los altos precios de hospedaje, aunque hay ciertos lugares que todavía quedan vedados para los cubanos de la isla: Cayo Largo es uno de ellos; no se si abrán abierto ya la cayeria de Cayo Coco y Cayo Romano al norte de Camaguey.
La Ley migratoria del 2012, realmente y en esencia no eliminó para los cubanos el permiso para salir o entrar a Cuba; sólo lo cambio mediante la habilitación o no del pasaporte cubano, el cual es obligatorio aunque tengas pasaportes válidos de otros países. Mientras más cubanos salgan más divisas presentes y futuras entrarán a las cajas de caudales del régimen; antes se tenía al subsidio soviético. Las salidas ilegales en balsas han aumentado por varias razones; una de esas razones son los altos precios de los pasaportes cubanos (los de más altos precios en el mundo) respecto al salario promedio de los trabajadores.
Boris Gonález escribe: ¨Por cinco décadas, la confrontación con Estados Unidos pareció esencial
en el aparato de control político de Fidel Castro, de hecho lo fue, pero
he ahí que su hermano ha demostrado que también sin este elemento el
castrismo puede continuar.¨. El Castrismo de Raul Castro no ha eliminado en nada la confrontación con los EE.UU.; Raul sólo la utiliza menos en sus discursos.
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Tomado de
http://www.diariodecuba.com/
Las vacas y los fundamentos ideológicos del castrismo
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¿Qué ha eliminado (o dejado) Raúl Castro del sistema creado por su hermano?
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Por Boris González Arenas
La Habana
4 Feb 2015
Cuando uno compara los elementos del castrismo desmontados por Raúl Castro con aquellos que se mantienen, percibe su mayor o menor importancia en el sistema creado durante el ejercicio político de su hermano Fidel Castro.
Está por ver si lo que se está produciendo bajo el control de Raúl Castro, con un peligroso traspaso hacia los militares de las prerrogativas de jefe que su hermano había acumulado, es el desmonte del castrismo o tan solo una reorganización que lo haga más operativo para un grupo de poder menos concentrado y de origen castrense.
De lo que no cabe dudas, es que en los últimos años hemos asistido, con más glorias que pena, a la eliminación de prohibiciones que pesaban sobre nuestra vida cotidiana implementadas por Fidel Castro y que, si en algún momentos parecieron imprescindibles para sus mecanismos de control, su desaparición sin que cambie la esencia del sistema evidencian que no lo eran.
Ello reviste a tales prácticas de una crueldad añadida, la de no haber sido fruto de una necesidad sino de alguna complacencia macabra en su realización.
La Revolución cubana, por ejemplo, se opuso a la discriminación racial y la segregación resultante de su ejercicio. Fidel Castro, el principal de los líderes revolucionarios, manifestó esa oposición y militó en pos de superarla.
Pero al castrismo, a diferencia de la revolución y la opinión que sus líderes pudieran transmitir, la discriminación no le era en absoluto repudiable.
Cuando en la década del 60 quedó establecido un sistema que alternaba la capacidad adquisitiva del dólar para los extranjeros y un pequeño grupo de beneficiados, con la ilegalidad de la tenencia de la moneda norteamericana por el pueblo cubano, comenzó un sistema de exclusión que manifestaría su aviesa capacidad discriminatoria con el paso de los años, cuando los servicios dirigidos a la economía de dólares crecieron simultáneamente al deterioro de las posibilidades del capital basado en pesos cubanos.
Si bien la discriminación racial no desapareció y el castrismo la consagra al dificultar su visibilidad social, la distinción favorable a los extranjeros, entre sus espacios y bienes, y aquellos que corresponden a cubanos, es la principal novedad que en materia de discriminación introdujo Fidel Castro durante su ejercicio político.
Todavía en 1995, cuando se legalizó nuevamente la tenencia de dólares por los cubanos y se abrieron las puertas a numerosos servicios ofrecidos en esta moneda, los hoteles y todo un sistema de recreación acompañante, puesto en función del desarrollo turístico, permanecieron prohibidos para los nacionales.
El levantamiento de esta prohibición por Raúl Castro sin que el castrismo sufriera una conmoción sustancial evidencia que para el sistema la segregación descrita era accesoria.
La confrontación con EEUU
Otra práctica que parecía central en el ejercicio de control político de Fidel Castro era la prohibición para los cubanos de viajar y movernos libremente desde y hacia Cuba.
Por más de 50 años viajar al extranjero tenía dos tipos fundamentales, la salida por motivos de trabajo y la salida definitiva. Los niños no formaban parte de esa comitiva laboral y su partida solo podía ser para siempre. Los bienes de los que se iban de modo definitivo eran confiscados y en más de una ocasión quedaban atrás familiares sin hogar en tanto la vivienda de un hermano, padre o hijo, pasaba al imperio del Estado.
Para salir de su país, los cubanos y las cubanas necesitaban el Permiso de Salida, un documento que era asignado de manera aleatoria y en cuya entrega no dejaban de mediar las consideraciones ideológicas.
Aunque no normaliza completamente la situación descrita, la Ley migratoria del 2012, eliminó el Permiso de Salida y permite al cubano viajar sin límite de edad.
Para el castrismo, por tanto, no era esencial una práctica que para el ciudadano significó la separación familiar y la salida ilegal, en ocasiones en balsas que muchas veces no llegaban a su destino y conforman una de las mayores tragedias humanitarias sufridas por nuestro país.
El pasado 17 de diciembre, cuando conocimos del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre el Gobierno cubano y Estados Unidos, el tema de qué es fundamental para el castrismo tomó un giro inesperado.
Por cinco décadas, la confrontación con Estados Unidos pareció esencial en el aparato de control político de Fidel Castro, de hecho lo fue, pero he ahí que su hermano ha demostrado que también sin este elemento el castrismo puede continuar.
Con una coherencia pasmosa dentro de la escueta estructura ideológica del castrismo, el antagonismo con Estados Unidos definió siempre el límite que en la evaluación de cualquier episodio nacional o extranjero hacía Fidel Castro y por medio de él todo el país.
Los cubanos aplaudimos, instados por el discurso oficial y todos sus elementos de coerción, las invasiones soviéticas, lo mismo a Checoslovaquia que a Afganistán, el gobierno de Muamar el Gadafi, Sadam Husein y Mengistu Hayle Marian, los exterminios de Tiananmen y todavía meses atrás hacíamos silencio en favor de la agresión rusa de Ucrania, por no hablar del alijo de armas que sin ningún pudor trató de enviar el castrismo a Corea del Norte a través del canal de Panamá.
De pronto, las relaciones diplomáticas van camino de restablecerse y aunque aún es muy temprano para afirmar nada, al menos no coincidió ese acercamiento con el fin del castrismo ni aporte democratizador alguno.
Sin embargo, como decía al principio de este artículo, el gobierno de Raúl Castro lo que ha conseguido es despejar la noción del castrismo de aquellos elementos que no le eran esenciales. Lo que permanece o se ha acentuado bajo su mandato, muestra la mayor estima que al castrismo le han merecido.
Los obstáculos que quedan
La eliminación de la segregación que prohibía el acceso de los cubanos a los hoteles y los centros de recreación, no eliminó no obstante la que seguimos padeciendo en materia económica.
Nuestra Ley de Inversión Extranjera, aprobada en 2014 y que es la actualización de su similar de 1995, no es la ley que regula la inversión del extranjero en un ambiente de asistencia libre junto a su semejante cubano, sino que es la ley que dispone el único tipo de inversión independiente del estatal que existe en nuestro territorio.
La Ley Migratoria, con la que Raúl Castro puso fin a dolorosos obstáculos que mantuvo el castrismo por cinco décadas, no elimina la prohibición que tiene el exilio cubano para regresar a residir en su país.
Estos cubanos, despreciados y explotados ideológicamente por su hermano Fidel Castro, siguen discriminados por el régimen de su hermano. Situación que conserva en nuestras familias la distancia y el dolor.
Del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y el Gobierno de Cuba es aún muy temprano para hablar. Aunque la minimización del hecho y la exaltación del canje de prisioneros de que estuvo acompañado, evidencia que el régimen busca desmotivar la esperanza resultante de este acercamiento.
Sin embargo dentro del castrismo sigue habiendo instituciones que permanecen intactas, prácticas que no se atenúan, personajes que siguen vigentes más allá del recomendable alejamiento que su estulticia mental y decrepitud física sugieren.
Dentro de esas prácticas conservadas por Raúl Castro está la prohibición, establecida desde bien temprano por su hermano, de criar vacas, sacrificarlas y comerciar su carne.
El origen de la prohibición estuvo en el afán monopolista del castrismo y una rara debilidad que Fidel Castro tuvo por estos animales. La insistencia en estas prácticas prohibitivas cuando según Raúl Castro es urgente producir alimentos, hace pensar en alguna limitación atávica, propia de una tara infantil, más que de un producto del juicio y la razón.
Pero hay otras explicaciones para una política tan desatinada. La vaca es un animal relacionado de manera muy estrecha a la civilización. Su aprovechamiento es absoluto y por todo alimento lo que necesita es pasto. Huesos, cueros, carne, leche, todos han tenido su función en cada periodo de la historia humana sin exceptuar el presente.
La substracción de semejantes animales de nuestra capacidad productiva, se suma a la destrucción de nuestra industria azucarera, a la desmotivación de la iniciativa privada y a la proscripción del derecho a participar de la explotación de las riquezas de la nación actualizada recientemente para los capitales foráneos.
Para esta reflexión, la prohibición que pesa sobre la cría del ganado vacuno aparece como una coherente medida contra la capacidad de los cubanos de procurarnos nuestro sustento con nuestro trabajo y por su medio considerarnos dignos de la libertad que hoy se nos niega.
La observación del ejercicio político de Raúl Castro puede ayudarnos a percibir con mayor claridad los fundamentos del castrismo, y la persistencia de la sujeción del ciudadano cubano a través de su depauperación material y física, aparecen aún hoy como un objetivo crucial.
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