martes, febrero 10, 2015

Jorge Hernández Fonseca: La oposición cubana, desunida, vislumbra una nueva lucha.

La oposición cubana, desunida, vislumbra una nueva lucha.

Por Jorge Hernández Fonseca.
Febrero 8 de 2015

El repentino acercamiento entre Estados Unidos y la Cuba de Raúl Castro, además de causar estupefacción y sorpresa generalizada, ha devenido en poco tiempo en una pieza muy extraña en la política latinoamericana y mundial. Todos --no sólo Castro y EUA, sino la totalidad de los países del mundo --saben que EUA pretende la democratización de la isla, mientras Cuba por su parte impone condiciones inaceptables simulando no ser la interesada del acercamiento. EUA justifica que sólo hizo un intercambio de prisioneros (como declarara en entrevista el principal negociador de Obama durante 16 meses) mientras Castro habla de “desconfianza”.

EUA queriendo “por las buenas” convertir su adversario en aliado, y los castristas queriendo el dinero del “enemigo” –ambos, como buenos políticos-- actúan como si no hubiera vida inteligente fuera de las salas donde ahora negocian con palabras encubridoras sus reales objetivos. Paralelamente la oposición política cubana, en parte por este nuevo acontecimiento y muy probablemente aconsejada por sus aliados norteamericanos, ha echado a andar un proceso unitario cuyo primer escollo es precisamente la mayoritaria reticencia opositora a aceptar los inconsultos contactos secretos estadounidenses con la dictadura cubana.

Da pena una oposición política cubana yendo dividida ante una Comisión del Congreso estadounidense, manifestando así nuestra incapacidad endémica de “ponernos de acuerdo”. No es posible pedir a Estados Unidos cualquier cosa como parte de su política, que a su vez no sea consenso claro dentro de la oposición cubana. Ante la pregunta evidente sobre si EUA debe continuar su acercamiento a la dictadura cubana, no ha habido respuesta consensuada.

Los hermanos Castro, tratando de alargar la vida de su régimen, también actúan torpemente condicionando inexplicablemente y en una tribuna internacional, sus relaciones con EUA –lo que inevitablemente desmarca al castrismo de su tradicional papel de víctima del imperialismo-- pero es sin embargo adicionalmente fortalecido por las diferencias internas que devoran los esfuerzos opositores, concentrados en destacar méritos propios en detrimento del colectivo.

No es difícil imaginar que en este contexto impuesto por la tozudez y la dispersión opositora, Estados Unidos trace su política según exclusivos intereses propios e intente nuclear a una parte de la oposición para secundarlo en su camino de acercamiento a la dictadura actual, intentando influir “democráticamente’ ante los herederos del castrismo en los cambios venideros.

El pueblo cubano no ha tenido su merecido periodo de sosiego. Seguido de la lucha guerrillera contra Batista de los años 50, se escenificó la guerra civil de los años 60 e inicio de los 70 con un saldo de 10 mil fusilados y cientos de miles de jóvenes presos condenados a largas penas de prisión seguidas del destierro, posterior a lo cual sobrevino la “paz de los sepulcros”. Esta se alarga hasta hoy con la perspectiva de “otra” lucha: aquella que se dará contra los herederos del castrismo. Dios quiera que esa nueva etapa sea pacífica… y en el terreno político.