lunes, febrero 09, 2015

Esteban Fernández: LA CUBA DE AYER. Documental La Cuba de Ayer


LA CUBA DE AYER


Por Esteban Fernández
 Febrero 8, 2015 
 
Critíquenla todos lo que quieran que aquí estoy yo para adorarla y defenderla. Entre un millón de cosas buenas aquí les van unos pequeños detalles: Lo que en Cuba podía aparentar ser una bambolla aquí resulta una necesidad. El carro, por ejemplo, era un lujo. Yo conocí a muchísimos hombres que vivieron felices y muy tranquilos durante toda una vida y jamás tocaron el timón de un automóvil.

Sin embargo, aquí es completamente imposible vivir sin (por lo menos) un carro. El automóvil es una necesidad perentoria. Se necesita carro para trabajar, para hacer los mandados, para poder convidar a una muchacha a pasear y hasta para ir a la esquina.

El teléfono es otro artefacto que jamás fue una necesidad en Cuba. Yo podía pararme en la puerta de mi casa y dar un grito y todo el pueblo lo escuchaba. Aquí el teléfono se descompone por dos días y nos parece que es una tragedia. Aquí hay que tener dos o tres teléfonos en la casa, una línea particular para los muchachos, y el celular para cuando estemos en la calle.

El televisor (y no un televisor sino dos o tres) es aquí una necesidad, sobre todo en momentos de soledad. Donde yo me crié no había soledad. Todos los familiares y amigos viviendo cerca, y un parque para reunirme con mil coterráneos a mi disposición.

Aquí, hasta estar en la “Internet” y recibir “E- Mails” es una necesidad. Ya usted si le dice a alguien: “No, yo no estoy en la Internet” es como decirle: “No, yo no estoy en nada”.

Y yo me pregunto: “¿No éramos felices, disfrutábamos de la vida, de las playas, de los parques, de las amistades, en la Cuba de antaño, y nos divertíamos sanamente, sin tan siquiera haber escuchado la palabra “Internet”?”

¿Cuál es el mejor invento del mundo? Y la gente responderá: “El televisor, el fax, la máquina contestadora de llamadas, el beeper, el celular etc.”. Pero la verdad es que yo vivía más feliz cuando creía que los mejores inventos eran la quimbumbia, los trompos, las canicas, los papalotes, el Parque de Güines, el río Cauto y la Playa Santa Fe.

Constantemente, en mi entorno, escucho quejas: “Yo no puedo vivir sin la computadora, sin las tarjetas de crédito, sin Facebook y sin Twitter”.

El otro día llamé a un amigo y me dijo: “Espérate, te llamo luego, porque ahora estoy loco buscando el control remoto del televisor”. Vaya, como si levantarse del sofá y encender, apagar y cambiar los canales del televisor fuera un crimen imperdonable.

Y yo opino, y quizás esté loco, que lo difícil, lo duro, no es la ausencia (por un ratito) de algún artefacto moderno, lo trágico es vivir eternamente sin el Cabaret Regalías, sin Jueves de Partagás, sin el Cauto, sin el Hanabanilla, sin Varadero, sin Guanabo, sin los Tomeguines del Pinar, sin la jutía y sin Rodolfo, Miguelón y Machito Villalobos. ¡Eso si es grande! Cualquier pérdida actual se empequeñece ante la realidad de no poder ver al Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao jugando en el estadium del Cerro.

¿Saben ustedes qué cosa es un millón de veces más triste que perder (por unos días, porque están rotos) el televisor, el carro, el teléfono, la computadora?: haber perdido PARA SIEMPRE a Leopoldo Fernández, a Alberto Garrido, a Aníbal de Mar, a Ñico Membiela, a Barbarito Diez, al Benny Moré, al argentino Pepe Biondi, a Mimí Cal, a Edmundo Amorós, a Roberto Ortiz, a Willy Miranda, a Olga Guillot, a Celia Cruz. Lo devastador no es no tener por unos días algunos artefactos modernos,  la única verdadera necesidad, y la única desgracia de los cubanos dignos es haber perdido LA PRÓSPERIDAD, LA ABUNDANCIA Y LA LIBERTAD DE CUBA.

Mucho más pesaroso que morirse sabiendo que no podemos llevarnos a la tumba los cachivaches eléctricos es morirse sin ver la Patria independiente y soberana. Y no es lo mismo dejar de herencia un capital que no poderles brindar una patria propia y un millón de palmas reales.a 

Cuba de Ayer-documental