viernes, mayo 22, 2015

El caso Elián González, el Embargo norteamericano y la normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba. Causas, traiciones y estrategias

El abogado Rafael Peñalver hace revelaciones y  ofrece  junto  a Delfín González,   tío abuelo de Elián, sus puntos de vista   sobre las nuevas relaciones entre Estados Unidos y  Cuba. Este bloguista de Baracutey Cubano las comparte 100%



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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Barack Hussein Obama con su hablar politiquero  sobre algunos puntos de la política hacia Cuba (al hablar de manera ambigua o imprecisa y en ocasiones de manera falsa) pudo manipular a una parte significativa de  los votantes cubanoamericano no obstante haber dado a conocer algunas ya inquietantes futuras iniciativas que los votantes y activistas cubanoamericanos tanto de un partido como de otro e independientes pasaron por alto. Los que no pasaron por alto  esas anunciadas  iniciativas fue la Inteligencia Castrista,  por lo que percibieron, con la  elección de Obama en el 2008,   que había llegado un muy buen momento para el Castrismo y su permanencia  en Cuba, ya que sus analistas también conocían del pasado de Barack Hussein; sólo había que esperar y darle tiempo y espacio para disfrutar del beneficio del inquilino de la Casa Blanca. Quizás lo anterior explique el trato deferente que ha tenido Obama desde el 2008 por parte de  la tiranía Castrista y sus medios  masivos de comunicación, algo que no ha pasado inadvertido para el pueblo cubano de la isla,   que percibieron que hablando bien de él,  podían hablar bien de los EE.UU. algo que ha estado  oculto en el pecho de gran parte de los cubanos y que, como consecuencia del Castrismo, ha hecho que reaparezca el anexionismo en algunos segmentos de la población cubana, algo que había desaparecido  después de las primeras décadas del siglo XX.

 Veamos ciertos pronunciamientos de Obama:

El  Senador  Barack H. Obama en La Pequeña Habana (Litle Havana)  en su campaña electoral del 2007.habló sobre la Política hacia Cuba cuando todavía no era Candidato por el Partido Demócrata. Siento no haber hallado este video con subtítulos en español, pero más adelante hay un artículo que  habla sobre lo que Obama dijo en esos tiempos.
Uploaded on Aug 28, 2007
Sen. Barack Obama, D-IL, spoke Aug. 25, 2007, in the Little Havana neighborhood of Miami and outlined his policy on Cuba. The rally where he spoke was to benefit the Democratic Party of Miami-Dade County.

Barack Obama: Cuba policy




Leamos lo que dijo en esos tiempos; fragmento tomado de http://www.realinstitutoelcano.org/

 ¿Cambiarán las elecciones la política de Washington respecto a Cuba? (ARI)
Daniel P. Erikson. ARI 125/2008 (traducido del inglés) - 04/11/2008s

Barack Obama explicó su punto de vista en más detalle principalmente durante una reunión organizada por la Fundación Nacional Cubano Norteamericana, que sigue considerándose como el bastión de los exiliados políticos cubanos. Aunque los puntos de vista políticos de este grupo se han moderado bastante durante el mandato de Bush, su influencia en el Partido Republicano se ha debilitado debido a las escisiones bizantinas entre las facciones rivales en Miami. Obama afirmó ante la Fundación, “sé qué es lo más fácil que puede hacer un político norteamericano. Cada cuatro años, vienen a Miami, hablan en tono duro, vuelven a Washington, y no cambia cambio en Cuba”. Dicho esto se comprometió de nuevo con la premisa de que el objetivo de la política de EEUU es democratizar Cuba. “Mi política respecto a Cuba estará guiada por una palabra: libertad (en español en su discurso). Y el camino hacia la libertad para todos los cubanos debe comenzar con la justicia para los presos políticos cubanos, los derechos de libertad de expresión, libertad de prensa y libertad de reunión, y debe llevar hacia elecciones libres y justas”. Tras esta convencional declaración, Obama hizo un llamamiento a mantener conversaciones directas con Cuba. “Después de ocho años de políticas desastrosas de George Bush, es hora de buscar la diplomacia directa, tanto con amigos como con enemigos, sin condiciones previas. Habrá una cuidadosa preparación. Estableceremos una agenda clara. Y, como presidente, estaría dispuesto a dirigir esa diplomacia en el tiempo y lugar que yo elija, pero solo en el momento en que tengamos la oportunidad de promover los intereses de Estados Unidos, y de promover la causa de la libertad para el pueblo cubano”. El llamamiento de Obama a emplear la diplomacia, junto a su interés declarado por eliminar las barreras a los viajes y los intercambios entre Cuba y EEUU, sugerían una probable ruptura con las directrices políticas de aislamiento defendidas por la Administración Bush. Pero Obama se guardaba una frase que le merecería el aplauso de su audiencia en Miami. “Mantendré el embargo”, aseguró, describiendo el mismo como una “palanca” con la que influir en el régimen cubano.
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 Pero ya  como Candidato a la Presidencia por el Partido Demócrata, en el sitio  del  muy importante Consejo de Relaciones Exteriores ( Council on Foreign Relations) se podía leer:
(tomado de http://www.cfr.org)

The Candidates on Cuba Policy
July 17, 2008

Democratic Ticket on Cuba Policy
Barack Obama
Democratic Party Nominee - President
President Obama has broken with the status quo on U.S. policy toward Cuba, calling for travel and remittance restrictions on Cuban-Americans to be lifted. "There are no better ambassadors for freedom than Cuban Americans,"Obama said in a May 2008 speech in Miami, explaining why he would "immediately allow unlimited family travel and remittances to the island."

In February 2008, Obama called Fidel Castro's resignation "the end of a dark era  in Cuba's history," and called for a democratic transition there. He urged the "prompt release of all political prisoners" in Cuba, and said the United States should prepare to "begin taking steps to normalize relations and to ease the embargo of the last five decades." Still, in May 2008 Obama said he would not lift the embargo until the Cuban government takes steps to "democratize the island."

In an August 2007 op-ed in the Miami Herald, Obama also said he will engage in bilateral talks with Cuba to send the message that the United States is willing to normalize relations with Cuba upon evidence of a democratic opening. Obama has also said under his administration, the United States would hold a "series of meetings with low-level diplomats, " (McClatchy) and that over time Obama himself would be "willing to meet and talk very directly about what we expect from the Cuban regime."

He has voted twice to cut off TV Marti funding (WashPost).

Click here for this candidate's position on other top foreign policy issues.
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 La Normalización

Por Carlos A. Montaner
18 de diciembre de 2014

Barack Obama ha comenzado la normalización de las relaciones con la dictadura cubana. Es lo que le pedía el cuerpo. En su discurso y en sus planteamientos ha ido mucho más allá de lo que se podía prever. Al fin y al cabo, como dijo en su alocución, él ni siquiera había nacido cuando el presidente John F. Kennedy decretó el embargo en 1961. Era un pleito que lo dejaba indiferente. Supongo que hasta lo aburría.

Para mí no hay duda de que se trata de un triunfo político total por parte de la dictadura cubana. En La Habana están eufóricos. Washington ha hecho una docena de concesiones unilaterales. Cuba, en cambio, se ha limitado a farfullar unas cuantas consignas.

Es verdad que Raúl Castro ha puesto en libertad a medio centenar de presos políticos y ha liberado a Alan Gross a cambio de tres espías. Pero sólo este año ha detenido a más de dos mil opositores y ha aporreado a cientos de ellos, y muy especialmente a las sufridas “Damas de Blanco”.

En realidad, Obama no había cambiado antes la política cubana por razones electorales. Ese es el factor esencial en la esfera pública. Manda su majestad la urna. Esperó al término de las elecciones parciales de su segundo mandato –las últimas en las que participaría su partido durante su presidencia– y a que el senado entrara en receso. Entonces actuó.

Una de las pocas ventajas de ser un lame duck es que no se paga un precio electoral. Por lo menos no lo paga el presidente en funciones, aunque a lo mejor tiene que abonarlo el candidato de su partido en los comicios posteriores.

Al Gore –por ejemplo—nunca le perdonó a Bill Clinton el tipo de solución que le dio al caso del niño balsero Elián González. Perdió Florida por 536 votos –los cubanos votaron mayoritaria y furiosamente en su contra– y en ese estado se liquidaron sus sueños de llegar a la presidencia.

Previamente al discurso de Obama y a su cambio de política, The New York Times había ablandado a la opinión pública con un bombardeo de siete editoriales consecutivos en los que solicitaba lo que inmediatamente se iba a conceder.

No era la influencia de la prensa sobre la Casa Blanca. Era al revés: era la influencia de la Casa Blanca sobre la prensa para lograr objetivos políticos. En esos editoriales estaba la hoja de ruta del cambio de la política norteamericana con relación a Cuba. Ahora se entiende la campaña del NYT. No era buen periodismo. Eran buenas relaciones públicas.

Los argumentos de Obama para revertir la estrategia política seguida por una decena de presidentes republicanos y demócratas previos fueron principalmente dos: primero, no ha dado resultados, y, segundo, Estados Unidos mantiene relaciones con países como China y Vietnam. Dos dictaduras nominalmente comunistas.

En cuanto a los resultados del embargo contra el régimen cubano, no es eso lo que sostiene el gobierno de los Castro. La Habana afirma que el embargo, originado por la confiscación sin compensación de las propiedades norteamericanas en la Isla, les ha costado miles de millones de dólares.

Por otra parte, lo cierto es que, desde que Kennedy puso en marcha el embargo, esa operación de castigo, si bien no sirvió para que Cuba compensara a los legítimos propietarios, ni para derrocar al régimen, fue útil para que ningún otro país latinoamericano se atreviera a confiscar sin pago empresas norteamericanas, mientras (alegan algunos estrategas) contribuyó a que la Isla se viera obligada a reducir sus fuerzas armadas a la mitad tras la debacle soviética en 1991.

Es irrebatible que Estados Unidos tiene relaciones plenas con China y Vietnam, de donde Obama, como mucha gente, deduce que debía tener buenos vínculos con Cuba, pero la premisa es muy discutible y está basada en una visión pragmática de las relaciones internacionales en la que no intervienen los juicios morales.

Si ése es el caso, ¿por qué no tener relaciones normales con Siria si las tienen con Arabia Saudita, que es otra tiranía islámica? ¿Por qué no tratar con indiferencia al Califato (ISIS) que ha surgido en un rincón de Siria y hoy hace metástasis por todo el Oriente medio? ¿Que Siria y el califato matan y atropellan? En China y en Vietnam también matan y atropellan. En rigor, desde la perspectiva estrictamente pragmática, ¿qué le importa a Estados Unidos que los talibanes sean una banda de asesinos si los muertos ocurren en una zona alejada del mundo?

Hay una regla de oro de la ética que Obama ha olvidado: donde quiera que se pueda sostener la coherencia entre la conducta y los principios, hay que hacerlo. Uno puede entender que es sensato tener relaciones normales con China, un gigante demográfico y nuclear, porque las consecuencias de defender los principios puede llevarnos a la catástrofe. Lo mismo sucede con Arabia saudita y su maldito petróleo, pero en Cuba es diferente.

En Cuba, Estados Unidos podía evitar la disonancia moral porque la Isla, violadora pertinaz de los derechos humanos, enemiga a muerte de Estados Unidos al extremo de pedirle a la URSS el exterminio nuclear preventivo del país vecino, que ya ha vertido el 20% de su población dentro del territorio norteamericano, no tiene la menor significación demográfica o económica y era posible casar coherentemente los valores y los comportamientos.

Durante todo el siglo XX, con razón, muchos latinoamericanos criticaron a Estados Unidos por tener buenas relaciones con dictadores como Stroessner, Pinochet, Batista, Trujillo o Somoza. Entonces se decía que era una total hipocresía de Washington invocar los valores de la libertad y la democracia mientras tenía relaciones estrechas con los opresores de sus pueblos.

Como consecuencia de ese reclamo, el 11 de septiembre del 2001, mientras ardían las Torres Gemelas, se firmó en Lima la Carta Democrática de la OEA, un documento impulsado por Estados Unidos en el que se perfilaban todos los rasgos que debían tener las naciones del continente para ser consideradas, realmente, democráticas.

De cierta manera, esos eran los rasgos de la normalidad democrática. Obama, que cita el documento, acaba de traicionar su esencia. Ha normalizado las relaciones con Cuba, pero al precio de volver a la nefasta política de la indiferencia moral en América Latina. Esa disonancia es una desgracia 

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