Congresista Federal de los EE.UU. Mario Díaz-Balart: El Presidente Barack H. Obama se rinde ante el Castrismo
Por Mario Díaz-Balart*
20/07/2015
Me opongo firmemente a las capitulaciones del presidente Obama ante los enemigos de la libertad, en particular a su contemporización con la dictadura de Castro. Durante décadas, tanto con gobiernos demócratas como republicanos, no ha dejado en ningún momento de ser política de los Estados Unidos negar la aceptación incondicional de la brutal dictadura de Castro, que ha mantenido su férreo control del poder mediante el terror y la represión.
En su discurso del 17 de diciembre de 2014, el presidente Obama declaró su apoyo a un "compromiso" con el régimen de Castro, proclamando que los últimos "50 años han demostrado que el aislamiento no ha funcionado. Es hora de un nuevo planteamiento". Inexplicablemente, el argumento de que levantar las sanciones promoverá la democracia parece reservarse exclusivamente a Cuba. Durante las décadas en que Portugal, España y Grecia languidecieron bajo dictaduras, la Comunidad Europea se negó a aceptarlos como miembros hasta que fueran democracias.
Ningún poder legislativo democrático, ni en los Estados Unidos ni en Europa, tomó en consideración aceptar en la comunidad de las democracias el régimen de Oliveira Salazar en Portugal o el régimen de Franco en España, ambos con una duración de casi 40 años, simplemente porque se las arreglaran para aguantar el tipo durante tanto tiempo. En cambio, la Comunidad Europea actuó solidariamente hasta los tiempos de decadencia de dichas dictaduras, acelerando las transiciones democráticas de esas naciones.
La legislación de los Estados Unidos ya establece que se pondrá fin a las sanciones contra el régimen de Castro, incluso sin que medie decisión del Congreso, una vez que se cumplan algunas condiciones básicas. En primer lugar, deben ser liberados todos los presos políticos, no sólo un puñado a su arbitrio, como ha sido el caso de "la lista de los 53" de Obama y Castro, a muchos de los cuales se les ha vuelto a detener desde entonces. En segundo lugar, deben legalizarse los partidos políticos, unos sindicatos independientes y una prensa independiente. Y, por último, deben programarse unas elecciones libres y limpias.
Cuando el presidente Obama pide el fin inmediato de las sanciones, ¿cuál de esas condiciones está diciendo que no se merece el pueblo cubano? ¿Cuál de ellas es una carga demasiado onerosa para que las cumpla un gobierno del siglo XXI?
Las transiciones democráticas en España, Portugal, Grecia, Sudáfrica, Chile y la República Dominicana se produjeron en gran parte debido a la presión externa. La contemporización, la financiación y el comercio a gran escala son el oxígeno que regímenes autoritarios como la China comunista necesitan para sobrevivir; pero tales medidas sólo conducen a más opresión, no a más democracia.
El presidente Obama ha garantizado el reconocimiento diplomático al régimen de Castro, ha incrementado el comercio, ha accedido a sus demandas de más viajes y ha puesto en libertad a espías convictos y a un asesino que han sido recibidos como héroes por el régimen. Ha obtenido poco a cambio, ya sea para el pueblo de Cuba o para el de los Estados Unidos. Desde su anuncio de diciembre, se han registrado más de 2.500 detenciones políticas en Cuba. Cada domingo, decenas de manifestantes, entre ellos las Damas de Blanco, son golpeadas y detenidas cuando van a misa.
El régimen de Castro continúa dando cobijo a terroristas de ETA y de las FARC, así como a prófugos de la justicia estadounidense, entre ellos, a Joanne Chesimard, que está entre "los terroristas más buscados" del FBI; al terrorista fabricante de bombas William Morales y al asesino Charles Hill. El régimen permite a Rusia mantener un barco espía en aguas cubanas para vigilar a los Estados Unidos. En febrero de este año, fue detenido por las autoridades colombianas un barco de bandera china que iba a introducir de contrabando armas en Cuba.
En julio de 2013, las autoridades panameñas interceptaron un envío clandestino de armas de Cuba a Corea del Norte; un comité de las Naciones Unidas calificó este envío ilegal como la mayor violación de las sanciones contra Corea del Norte hasta la fecha.Éste es a día de hoy el régimen de Castro. El presidente Obama dice que debemos abandonar nuestra mentalidad de Guerra Fría; sin embargo, es el régimen de Castro el que debe cambiar.
La apertura de una embajada de Cuba en Washington es una farsa porque, en lugar de representar al pueblo cubano, representará solamente un régimen en crisis que silencia el disenso a base de violencia, niega el acceso a Internet a más del 96% de los cubanos, tipifica como delito los actos más inofensivos y contribuye a sostener organizaciones terroristas en todo el mundo. Los auténticos líderes de Cuba, los presos políticos, los activistas de los derechos humanos y otros héroes, no van a tener voz allí. Es vergonzoso que el presidente Obama haya optado por aceptar una maléfica dictadura ilegítima a costa del pueblo al que oprime.
* Marío Díaz Balart es un político republicano y miembro de la Cámara de Representantes por Florida.
July 22, 2015
When Cuba opened its Washington D.C. embassy yesterday, the moment wasn’t just historic. It also felt really ironic. Historic, of course, because Cuba was raising its flag over the U.S. capital for the first time in 54 years. When the U.S. inaugurates its embassy in Havana on August 14, it will be the crowning moment in the restoration of diplomatic relations between the two Cold War enemies. But this might be a déja vu moment, too, because a big reason the U.S. and Cuba severed ties in 1961 was…embassies.
In 1960, Cuban leader Fidel Castro feared the U.S. mission in Havana was a nest of spies scheming to overthrow his communist revolution. “No [foreign] embassy rules our people!” he told the U.N. then. The U.S. was just as spooked about spies inside the Cuban embassy in Washington – especially their close ties to Russian spies. A half century later the U.S. and Cuba are finally mending fences. But what ultimately opened the door to normalizing relations? Trading spies.
SPY SWAP
As President Obama informed us on December 17 when he announced the normalization breakthrough, a U.S.-Cuban spy swap all but sealed the deal. It was a reminder that espionage is a central feature of U.S.-Cuba relations. “The United States has always been very concerned about Cuban intelligence and Cuban counterintelligence,” says Frank Mora, who heads the Latin American and Caribbean Center at Florida International University and is the former Assistant Secretary of Defense for the Western Hemisphere. “And for the Cubans, the number one intelligence concern is the United States.” By the same token, Mora adds, “The principal goal of the new policy is to address all that mistrust that’s built up over 50 years.”
So the question is: Will the new rapprochement finally build bilateral trust – or will opening embassies, as many security analysts fear, simply give the U.S. and Cuba more opportunities to spy on each other? “It just allows the intelligence services to take their espionage to another level,” says Fred Burton, vice president of intelligence at the Stratfor intelligence consulting firm in Austin, Texas, and a former special agent with the U.S. Diplomatic Security Service. “There’s just a new playground now that has been opened.” Up to now, the U.S. and Cuba have only had “interests sections” in each other’s countries – small, tightly restricted diplomatic missions. Full-fledged embassies will probably mean a big increase in diplomatic personnel – and a much broader range of diplomatic activity and travel.
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